Mañana 3 de abril, el Gobierno presenta los Presupuestos 2018, sin apoyos para aprobarlos. Un órdago de Rajoy al PNV y al PSOE, con un chantaje
claro: a ver si os atrevéis a no apoyar unos Presupuestos que dan “caramelos” a los jubilados, funcionarios,
autonomías y familias. Son, una vez más, “trucos”: las ayudas a pensionistas
suponen 10 euros de media al mes para 6,7 millones y los funcionarios, autonomías o familias apenas se llevan un
pellizco de lo mucho que les han recortado. Y todo el gasto
social, desde las pensiones a sanidad o educación, crece menos que la economía. Porque el Gobierno vuelve a recortar el déficit, hasta el 2,2% del PIB, más
que Francia o Italia, aunque tengamos el doble de paro. Es un Presupuesto electoralista,
con muchas “trampas”, que no
consolida la recuperación ni el empleo y no corrige la desigualdad y la
pobreza. Habría que recaudar 40.000
millones más (se puede) y gastar mucho más en
lo necesario, no repartir “caramelos” electoralistas que a nadie engañan.
enrique ortega |
El Gobierno Rajoy aprobó en diciembre la prórroga para 2018 de los Presupuestos 2017, como ya hizo en 2017, prorrogando los de 2016 antes de que aprobara, en junio de 2017, unos Presupuestos para medio 2017. Pero en enero, el ministro Montoro empezó a decir que el Gobierno quería aprobar unos Presupuestos para 2018, para dar imagen de estabilidad ante Europa y los mercados, dada la crisis de Cataluña. Y lanzó un doble chantaje al PSOE: los Presupuestos eran la garantía de una mayor subida para los funcionarios (como querían los sindicatos) y de mayores recursos para las autonomías (escasas de fondos y muchas gobernadas por el PSOE). Pero no consiguió apoyos. Y en esto, los pensionistas se lanzan a las calles y el Gobierno Rajoy ve una posibilidad de “matar dos pájaros de un tiro”: calmar a los pensionistas con algunas subidas y meter estas mejoras en los Presupuestos, para forzar a los demás partidos (sobre todo al PNV y al PSOE) a apoyarlos.
Y así, el Gobierno aprobó el viernes 27 de marzo unos Presupuestos en solitario,
apoyados sólo por Ciudadanos y sin el apoyo de los grupos canarios y el PNV, imprescindibles
para sacarlos adelante (como hizo en
2017). Es un órdago en toda regla, que juega con 4 cartas marcadas incluidas en estos Presupuestos 2018: ayudas extras
a los pensionistas, los funcionarios, las autonomías, las familias y los
jóvenes. “Son unos Presupuestos
que benefician a todo el mundo y los que no los apoyen tendrán que explicar por
qué lo hacen”, señaló el ministro Montoro tras el Consejo de Ministros.
El primer “caramelo” de estos Presupuestos 2018
son las ayudas a los pensionistas. Se trata de una subida extra, con efectos desde el
1 de enero, para 6.730.000 pensionistas (dos tercios del total), que varían
según su pensión: un 3% para las pensiones mínimas (2.400.000) y las no
contributivas (450.000), un 2% a las viudas (500.000), un 1,5% para las
pensiones de menos de 700 euros (1.500.000 pensionistas) y un 1% de aumento
para las pensiones de 700 a 860 euros (1 millón). En total, el “caramelo”
supone un gasto extra de 1.000 millones de
euros, lo que, repartido entre los 6,73 millones de pensionistas beneficiados
da… 148 euros por pensionista, o sea unos 10
euros más que van a cobrar en 14 pagas este año 2018… si se aprueban los
Presupuestos. Y para casi la mitad, la subida del 1,5% o menos se la comerá la
inflación prevista (1,5%). El tercio restante de pensionistas, casi 3 millones,
no reciben nada nuevo, sólo la mísera subida del 0,25% aprobada antes.
El segundo “caramelo”
de los Presupuestos se dirige a los 2,5 millones de funcionarios,
a los que ya no les subirán el sueldo un 1%, como en 2017, sino un 1,75% en
2018, tras un pacto con los sindicatos que contempla una subida del 6,9% al
8,79% entre 2018 y 2020. Pero al final, la mayoría de los funcionarios cobrarán
unos 50 euros más de media cada mes y
la inflación (1,5%) se llevará la mayor parte de la subida, tras haber perdido un 14% de poder adquisitivo desde 2010. Además, el Presupuesto incluye otra
extra para la Policía Nacional y los guardias civiles: en 3 años cobrarán lo mismo que los Mossos d´Escuadra, aunque este año sólo se paga una parte
(500 millones) y se deja el grueso (701 millones) para 2019 y 2020.
El tercer “caramelo”
son 4.230 millones más de aportación del Estado a las autonomías, no porque Montoro se sienta “espléndido” sino porque se prevé recaudar más y las
autonomías se llevan entonces más en su reparto de los impuestos. Un dinero que
llevan varios meses esperando, ante la falta de un Presupuesto, y con el que
el Gobierno presiona a las autonomías socialistas, muy necesitadas de estos
fondos, tras 6 años de recortes y sin que Rajoy haya aprobado un nuevo sistema de financiación autonómica, como prometió en 2016.
El cuarto “caramelo” son
rebajas fiscales varias y ayudas a la familia y a los jóvenes, un
“caramelo” que quiere apuntarse Ciudadanos y que cuesta unos 2.000 millones de euros en el Presupuesto 2018. Por un lado, se sube el
mínimo exento del IRPF de 12.000 a 14.000 euros, con lo que 3.500.000 españoles
no tendrán ya que declarar IRPF (1 millón de ellos, pensionistas). Además,
pagarán menos Renta los que ganan entre 12.000 y 18.000 euros. Por otro, se dan
deducciones fiscales a familias para guarderías (hasta 1.000 euros anuales) y
a familias con dependientes, ampliando los permisos de paternidad de 4 a 5
semanas. Y al margen del tema fiscal, el Presupuesto 2018 incluye el pago de 430 euros a
los jóvenes que trabajen y se formen, aunque esto lo pagan los Fondos
europeos, no Montoro. Y también se “vende” que estos Presupuestos aumentarán el
gasto en becas, Dependencia y Ciencia,
un “pequeño caramelo” tras los drásticos recortes hechos entre 2012 y 2016.
En principio, estos “caramelos” del Presupuesto
2018 “suenan bien”, deberían
gustar a todo el mundo, aunque sean insuficientes. El problema es que “esconden” la otra parte del Presupuesto,
el resto de los gastos, que suben muy poco o nada. Y eso porque este
Presupuesto 2018 es otro Presupuesto de
ajuste, el 7º de Rajoy, se venda
como se venda (“son los Presupuestos más
sociales de la historia del PP”, dicen en Génova). Y eso porque el gran objetivo es reducir otra vez el déficit público, del 3,07% en que cerró en 2017 al 2,2%
prometido a Bruselas en 2018. Eso significa, a lo claro, que la diferencia entre gastos e ingresos
públicos se reducirá otros 10.000 millones en 2018.
¿Cómo se puede a
la vez gastar más en “caramelos” y
otras partidas y a la vez rebajar el
déficit público, reducir el agujero de las cuentas públicas? Pues creciendo más , recaudando más y gastando poco. Por un lado, Rajoy
ha subido el crecimiento previsto en 2018 del 2,3 (octubre) al 2,7%, con
lo que espera ingresar 12.000 millones más en 2018 (algo "increíble", según los técnicos de Hacienda GESTHA). Y además, va a subir el gasto
en la mayoría de las partidas menos del crecimiento nominal de la economía,
menos del 4,2% (2,7% del PIB+1,5% inflación), para poder recortar el déficit.
Así, nos venderán subidas en casi todo, pero inferiores al 4,2%, con lo que en realidad esas partidas de gasto pierden peso. Un ejemplo, las pensiones: el gasto crece año tras año y en 2018, pero el peso del gasto en pensiones está cayendo: en 2013, España gastaba un 10,6% del PIB en pensiones y en 2017 gastamos un 9,9%. Menos, aunque sean más euros. Y lo mismo pasa en sanidad (baja gasto del 6% del PIB en 2017 al 5,8% en 2018), educación (baja del 3,9% al 3,8%) y gastos sociales (bajan del 16,5% del PIB en 2017 al 16,2% en 2018): llevan años creciendo el gasto menos que la economía, perdiendo peso y deteriorándose así el Estado del Bienestar en España. Otro ejemplo: en Dependencia, el Presupuesto 2018 sube sólo 46 millones (fueron +100 millones en 2017), casi los que se dejaron de gastar en 2017 (44 millones) porque las autonomías no pudieron poner su parte (ahora tendrán que poner 184 millones en seis meses y como no podrán, tampoco esos 46 millones extras se gastarán), según denuncian los Directores de Servicios Sociales.
Así, nos venderán subidas en casi todo, pero inferiores al 4,2%, con lo que en realidad esas partidas de gasto pierden peso. Un ejemplo, las pensiones: el gasto crece año tras año y en 2018, pero el peso del gasto en pensiones está cayendo: en 2013, España gastaba un 10,6% del PIB en pensiones y en 2017 gastamos un 9,9%. Menos, aunque sean más euros. Y lo mismo pasa en sanidad (baja gasto del 6% del PIB en 2017 al 5,8% en 2018), educación (baja del 3,9% al 3,8%) y gastos sociales (bajan del 16,5% del PIB en 2017 al 16,2% en 2018): llevan años creciendo el gasto menos que la economía, perdiendo peso y deteriorándose así el Estado del Bienestar en España. Otro ejemplo: en Dependencia, el Presupuesto 2018 sube sólo 46 millones (fueron +100 millones en 2017), casi los que se dejaron de gastar en 2017 (44 millones) porque las autonomías no pudieron poner su parte (ahora tendrán que poner 184 millones en seis meses y como no podrán, tampoco esos 46 millones extras se gastarán), según denuncian los Directores de Servicios Sociales.
Así que el Gobierno
Rajoy no sólo echa un órdago a
los demás partidos con el Presupuesto 2018 sino que hace de “trilero” con las cuentas:
sube unas partidas ostensiblemente, para frenar protestas con pequeñas mejoras en vísperas de las elecciones 2019, y aumenta poco otras, para poder seguir recortando el déficit público
por debajo del 3%, algo difícil y sin sentido. Difícil,
porque el Banco de España no se cree que el Gobierno rebaje el déficit este año al
2,2% (creen que será del 2,5%), como tampoco Bruselas (creen que será del 2,4%). Y eso porque Montoro
siempre exagera al hacer el Presupuesto y contempla más recaudación de la que
luego consigue, con lo que ningún año ha cumplido el déficit (salvo en 2017). Y además, es un esfuerzo sin
sentido porque, inicialmente, el tope del déficit para los países euro es del
3%. Y hay países como Francia e Italia
que han hecho un Presupuesto 2018 con una previsión de déficit del 2,6%. ¿Tiene sentido que España se sacrifique en tenerlo más bajo
cuando tenemos menos
renta, más pobreza y desigualdad y el doble de paro? No, salvo para que Rajoy presuma “de rigor” ante los
fundamentalistas del déficit de Bruselas.
El problema de fondo
de estos Presupuesto 2018 no son los “caramelos” que incluye para forzar a
apoyarlos. La clave es que no son los Presupuestos
que necesita España. Básicamente, porque hacen falta unas cuentas públicas que consoliden la recuperación y el empleo, que permitan crecer más en un año en que no tendremos “ayuda externa”
como en el pasado, porque están subiendo el petróleo, el dólar y los tipos, que
juegan en nuestra contra. Lo que la economía necesita no son más recortes
ni gastos “maquillados”, sino un impulso
desde los Presupuestos, con más gasto en lo que nos hace falta: un Plan de choque contra el paro (5.000 millones), un Plan de
empleo para los jóvenes (3.000
millones), una mayor financiación de las pensiones
(25.000 millones, para tapar los 17.000 millones de déficit y permitir unas
subidas dignas), una recuperación de la
sanidad, la educación y la Dependencia (con 10.000 millones más de gasto
mínimo), un Plan contra la pobreza
(2.000 millones) un empuje a la Ciencia
y a la industrialización (2.000
millones) y un programa de inversiones públicas (3.000 millones) que modernice infraestructuras y potencie la
inversión privada. En total, unos 50.000 millones extras, no los pequeños “caramelos”
que nos venden ahora.
Y estos gastos se
pueden afrontar, en dos años, si los
Presupuestos afrontaran su principal reto: recaudar
más. El gran problema de España, como insisten los expertos, la
Comisión Europea, la OCDE y el FMI, es que tiene muchos menos ingresos públicos que el resto de Europa: en 2018, según datos de Bruselas, recaudaremos un
38% del PIB mientras la media de la UE-27 recaudará el 44,6%. Eso se traduce en que España recaudará este año 72.000 millones de euros menos que la media europea.
Una cifra que permitiría gastar mucho más. Y recaudamos menos, según la Comisión Europea, porque recaudamos menos
por IVA (demasiadas excepciones al 21%), por carburantes (Montoro se niega a subir impuestos al gasóleo, por
le pide Bruselas), por impuestos medioambientales, por IRPF (demasiadas deducciones) y por sociedades (demasiadas exenciones).
No se trata de subir los impuestos a la mayoría que ya
pagamos (asalariados, pensionistas y familias pagan el 83% de los impuestos) sino de reducir
el fraude fiscal y subir los impuestos a los que pagan poco (“legalmente”):
grandes empresas, bancos, multinacionales y los más ricos. Pero de esto no
quieren oír hablar el PP y Ciudadanos,
que se pelean por ver “quien baja más los impuestos”. Y lo que hace falta es subir
la recaudación, acercarla a niveles europeos, no bajarla. Porque sólo
recaudando más se puede gastar más y hace mucha falta hacerlo para que la
recuperación llegue de verdad a la mayoría. Y para que las mejoras a los pensionistas, funcionarios, jóvenes y familias sean de verdad y no "cosméticas", con reformas de fondo que no se afrontan, como la de las pensiones o la reforma fiscal.
Ya tenemos Presupuestos 2018 y a finales de abril, cuando se voten las enmiendas a la totalidad, se
verá si salen adelante (con “caramelos” de verdad para vascos y canarios:
cupo, inversiones AVE, recortes tarifa eléctrica industrias, régimen especial
canario, inversiones y ayudas al transporte) o si se devuelven al Gobierno, que podría
entonces aprobar las mejoras a pensionistas, funcionarios, autonomías y
familias con varios Decretos-leyes, como ha hecho otras veces. Pero se habrá
perdido una oportunidad de oro para
debatir y aprobar unos Presupuestos que de verdad ayuden a la economía y no busquen votos. Unas cuentas
públicas que consigan más ingresos
públicos y los gasten en lo que hace falta. Unos Presupuestos que consoliden la recuperación y apuesten por un país menos desigual y más
justo.
A la visión que tienes de la economía del país no tengo que añadir ni una coma, solo confirmar que las zanahorias de Montoro (tus caramelos) y los presupuestos del gobierno del PP de 2018 solo son electoralistas para captar los votos de los tontos desinformados pero muy útiles de cara a las nuevas elecciones en 2019. Nada tienen que ver con ayudar a salir adelante a las familias y trabajadores y sí mucho en seguir llenando la "andorga" de los buitres carroñeros que les sustentan en el poder. Así este país no va a ninguna parte, aunque eso da igual, pues somos una sociedad ciega, sorda e inculta. ¡Qué más les da lo que pase mientras ellos van bien subidos en la burra!. Bien por tus sabias opiniones Javier.
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