La crisis nos ha
dejado un duro legado de precariedad, pobreza y desigualdad, pero
también más basura sin reciclar: si
en 2008 no se reciclaba el 60%, ahora ha subido al 70%. España es el 9º país
europeo que menos recicla, tras Grecia, Chipre, Malta y 5 países del Este.
Y la Comisión Europea nos ha denunciado dos veces ante el
Tribunal europeo de Justicia por nuestros vertederos
ilegales. Europa acaba de aprobar unos objetivos
más ambiciosos de reciclaje, pasando del 50% para 2020 (España no llega al 30%) al 65% en 2035 y exige a los países que incumplen con el reciclaje que
tomen medidas urgentes. Entre ellas, subir las tasas a las basuras (un
tercio más bajas en España) y fomentar
la recogida separada, que es sólo el 18% del total. Hay que tomárselo en serio, con más fondos
públicos y la colaboración de todos, porque también en cuestión de basuras “somos
poco europeos”. Crecer sí, pero que
no nos coma la basura.
enrique ortega |
El mundo no para de generar basura, más de 10.000 millones de toneladas al año, según la actualización de los últimos datos de la ONU. Y un 20% de esa basura son residuos urbanos, de los ciudadanos, que generan 228.000 toneladas de basura por hora. El gran problema es que un 70% de esa basura no se trata y acaba en gigantescos vertederos o en el mar, provocando una peligrosa contaminación y múltiples enfermedades. Así, un tetrabrik tarda 30 años en descomponerse, el plástico de 50 a 400 años, las pilas mil años y el vidrio 5.000 años. Cada vez preocupan más los plásticos, que ya ocupan en el Pacífico una superficie que triplica la de España, según Greenpeace. Y la “basura electrónica”: 44,7 millones de toneladas, según un estudio de UNU, de electrodomésticos, ordenadores, teléfonos y aparatos varios desechados al año y que en un 75% acaban en vertederos, la mayoría de África y Asia.
Si tomamos sólo la basura
que se genera en el consumo urbano
(la quinta parte del total), al margen de la basura generada por las
industrias, la construcción, la minería o la energía, los países que más basura generan son los más grandes y poblados: China
(300 millones Tm/año), EEUU (228), India (226), Brasil (62), Indonesia (59) y
Alemania (50,5 millones Tm), según datos de Waste Atlas. Pero si miramos la basura generada por habitante, resulta que los que generan más
residuos son los países más desarrollados: Canadá (777 kg/habitante al año), EEUU (734
kg/hab), Suiza (730), Dinamarca (758), Alemania (618), Irlanda (586), Austria
(566), Francia y Grecia (509), Italia (488), Finlandia y Reino Unido
(482kg/hab).
España genera menos
basura por habitante que la mayoría
de países europeos: 466,4 kilogramos
en 2015, según los últimos datos del INE, por debajo de la media europea (475 kilogramos/habitante al
año). Durante la crisis ha caído la generación de residuos (menos consumo, menos basura), pero en 2015 ha subido un 1,6% y se espera
que también haya subido en 2016 y 2017. Pero lo más preocupante es que el 55% de esta basura no se trata y
se deposita en vertederos, frente al 28% de basura que no se trata en la
UE. Y la causa principal es que la mayoría de la basura que generamos está mezclada y
sólo un 18% de los residuos están “separados”, lo que dificulta su
tratamiento.
En consecuencia, también
en esto de la basura “Spain is different”.
Si en toda Europa se recicla casi la mitad de la basura (un 45,8% en 2016), en España se recicla
menos de la tercera parte (el 29,7%),
según Eurostat. Y somos el 9º país de Europa que menos recicla,
sólo por detrás de Malta (7,1%), Rumanía (13,3%), Grecia (17%), Chipre (17,2%),
Croacia (21,2%) , Eslovaquia (23%), Letonia (25,2%) y Estonia (28,1%). Todos
ellos incumplen de lejos el objetivo de
Europa para 2020: reciclar el 50% de las basuras. Pero hay cinco países, curiosamente los más desarrollados y ricos, que ya en 2016 cumplían ese objetivo europeo de reciclaje:
Alemania (recicla el 66,1% de la basura), Austria (57,6%), Eslovenia (54,1%), Bélgica
(53,5%) y Holanda (53%). Y casi cumplen Suecia (48,9%) y Dinamarca (47,7%).
Lo peor de España
no es sólo que esté muy lejos de cumplir el objetivo europeo de reciclar la
mitad de las basuras. Es que, con la
crisis, hemos ido para atrás en el
reciclaje. Así, en 2008, España reciclaba el 39,7% de las basuras (más que
la UE-28, que reciclaba el 36,5%) y ahora es un 10% menos (29,7%), muy por
debajo de la UE (45,8%), según Eurostat. Esto se debe, a que los Ayuntamientos han contado estos años con
menos recursos para el reciclaje y a que los particulares nos hemos descuidado
más, aunque haya menos basura.
La caída en el reciclaje ha agravado el problema de los vertederos,
donde acaba el 55% de toda la basura urbana, cuando el otro objetivo europeo es
que sólo llegue el 35% (para 2020).
Ya en octubre de 2008, la Comisión Europea emitió un primer dictamen sobre España alertando de que teníamos 300 vertederos ilegales. El Gobierno Zapatero se comprometió a “clausurar y restaurar estos vertederos
antes de 2011”, pero llegó la crisis y los recortes y no se hizo. En
septiembre de 2014, Bruselas emitió otro dictamen donde requería a España para que
actuara contra 63 vertederos
incontrolados, muchos sin funcionar, que eran una amenaza para la salud y
el medio ambiente. Finalmente, en 2015, la Comisión Europea constató que los
vertederos seguían ahí y llevó a España, junto a otros 10 países europeos, ante
el Tribunal Europeo de Justicia (TJUE), que en febrero de 2016 emitió su primera condena contra España
por 30 vertederos ilegales. Y el 15 de marzo de 2017, el Tribunal emitió una segunda condena contra España, por otros 61 vertederos ilegales (ver listado), situados en Castilla y León (26), Canarias (25), Castilla
la Mancha (5), Murcia (3), Baleares y Andalucía (1).
Ahora, la Comisión
Europea puede pedir al TJUE que imponga una multa a España por
no clausurar estos vertederos, como ya hizo con Italia (42 millones euros) y
Grecia (10 millones). El Gobierno Rajoy ha alegado la crisis y los recursos judiciales de los propietarios
para justificar que no se hayan clausurado, insistiendo en que llevan años
cerrados. El problema, alega Bruselas, es que estos vertederos ilegales son
“bombas
de efectos retardados”, porque
pueden provocar incidentes (como el
fuego en Seseña, Toledo) y porque sufren procesos de descomposición que pueden contaminar la atmósfera y las aguas subterráneas.
Por ello, exigen Planes de cierre y tratamiento a 30 años vista, que la mayoría
no tienen.
España tiene tantos
vertederos ilegales y otros muchos “legales” porque recicla mucho menos, por un problema de origen (la mayoría
de los residuos, el 82%,
no se separan y están mezclados) y porque no se invierte suficiente en el
tratamiento de residuos. Pero además, las
plantas de reciclaje de basura funcionan mal, según
el informe de la Comisión Europea. España ha invertido unos 5.000 millones
de euros (la mayoría, aportados por Europa) en construir enormes plantas procesadoras de
residuos, 118 en toda
España, que concentran en un solo punto los desechos de provincias enteras,
mientras en Europa se puesta por plantas más pequeñas. Y además, las macro-plantas españolas son
poco eficaces, según Bruselas, porque su tasa de recuperación es
bajísima: en las mejores, apenas llaga al 5%, con lo que el 95% restante acaba
en los vertederos, que proliferan por doquier.
Otro problema señalado por la Comisión es que España no
hace una correcta recogida selectiva de materia orgánica y por ello “contamina”
la mayoría de los materiales recogidos. Y así, no se puede reciclar correctamente
el cartón, el vidrio o los plásticos con grasa, con lo que después del alto
coste de intentar procesar esta basura, no se puede reciclar y vender, con lo
que acaba en los vertederos.
Y no es sólo la
basura “tradicional” la que se
recicla poco y mal. España gestiona
también mal la basura
electrónica (aparatos eléctricos y electrónicos), de la que generamos
20,1 kg por habitante, más que Europa (16,6 kg/hab) y más del doble que la
media mundial (6,1 kg/hab), según
la UNU y la UIT. Aquí, el porcentaje de reciclado es menor, el 25%
(frente al 35% de media en la UE) y el
75% restante se gestiona de forma inadecuada, según señala la Comisión
Europea: se tira a vertederos, se exporta ilegalmente a países de África y Asia
o se trata de forma irregular para extraer piezas y materiales. Y todo ello es
doblemente criticable si sabemos que se
nos cobra a los consumidores una tasa (de 5 a 30 euros), al comprar
un electrodoméstico o un ordenador, para su futuro reciclado. Se trata de un
fraude generalizado en España, porque los fabricantes sólo destinan un 20% de estos ingresos al
reciclaje, según estimaciones de Bruselas.
La Comisión Europea aprobó en 2008 una Directiva sobre
gestión de residuos, con el doble objetivo de que los países reciclaran
el 50% de su basura y sólo el 35% fuera a vertederos en 2020. Ahora, el 23 de
febrero de 2018, la
Comisión Europea ha aprobado unos objetivos
más ambiciosos para el futuro: subir el reciclaje al 55% en 2025 y al 65%
en 2035. Con lo que si España incumple de lejos hoy el objetivo de reciclar
el 50% (recordemos: se recicla el 29,7% de los residuos urbanos), tendrá
muy difícil cumplir los objetivos para 2025 y 2035. Y sobre todo algunas autonomías, más retrasadas en el reciclaje que el resto, como Canarias, Galicia y Madrid, que
reciclan menos del 20% de sus residuos urbanos.
La Comisión Europea
ya alertó en 2017 a España y
otros 7 países europeos para que “redoblaran sus esfuerzos en reciclaje”.
En su informe,
de 7 febrero 2017, Bruselas señalaba ya los problemas que tiene España:
insuficiente recogida selectiva de residuos, gestión insuficiente de los
bioresiduos, falta de incentivos para el
reciclado, insuficientes sistemas para que el productor de los envases afronte
su responsabilidad y falta de coordinación entre el Gobierno central, las
autonomías y los ayuntamientos, que son los que tienen la competencia en la
gestión de residuos, con escasos medios y poca financiación.
En este informe de 2017, la
Comisión Europea planteó a España algunas medidas a tomar, que el
Gobierno Rajoy no acaba de aplicar. La primera y fundamental, introducir un impuesto nacional sobre los vertidos
o armonizar los impuestos regionales. La idea es simple: se necesita dinero
para apoyar la recogida selectiva de basuras y el reciclado y ese dinero debe pagarlo quien genera la
basura: comercios, bares y restaurantes, negocios y particulares. Hoy por
hoy, las tasas de vertidos que se pagan
en España son la tercera parte que las
europeas: entre 30 y 40 euros/Tm frente a 90/120 euros en Europa, según
el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Y además, cada autonomía tiene impuestos diferentes sobre
los vertidos (sólo Cataluña cobra además un segundo impuesto, por incineración
de las basuras) e incluso hay 6 autonomías que no cobran los vertidos (Castilla
la Mancha, Baleares, Canarias, País Vasco, Navarra y Galicia).
Curiosamente, hasta noviembre de 2017 no hubo un acuerdo entre el Gobierno español y las
autonomías para “homogeneizar al alza” el impuesto sobre vertidos de basuras e
incineración de residuos (copiando el de Cataluña), pero aún no ha entrado en
vigor.
Otra recomendación de la Comisión Europea
a España, en 2017, fue mejorar la
recogida selectiva de basuras (introducir programas “puerta a puerta”), con planes específicos de “bioresiduos” (5º contenedor
con llave), residuos textiles y basura electrónica, exigiendo que todas las autonomías tengan
Planes de gestión de residuos (faltan algunos). Y una tercera son medidas para implicar a los fabricantes en la
reducción de envases y la producción de envases biodegradables, sobre todo en la alimentación y la hostelería. Además de frenar los plásticos, exigiendo el cobro de las bolsas de un solo uso
(el decreto fija cobrarlas desde el 1 de marzo, pero faltan trámites legales y no se sabe cuándo se va a aplicar de verdad).
El Gobierno Rajoy
no se toma el problema de los residuos
como una cuestión de Estado, como debería ser. En noviembre de 2015 aprobó
un Plan estatal marco de Gestión de Residuos (PEMAR) 2016-2022, por exigencias de
Bruselas y para intentar coordinar las
políticas de residuos de las autonomías. Y en febrero de 2018 acaba de
aprobar la Estrategia de Economía Circular 2018-2020, que podría entrar en vigor en mayo, pero a la que le
faltan recursos, como siempre (todo sea por recortar el déficit): de
los 837 millones presupuestados, sólo el 3,4% de los fondos (29 millones en 4 años) serán para gestión de residuos. Una
miseria, cuando los Ayuntamientos y las autonomías andan faltos de dinero para
todo y también para fomentar la recogida selectiva de basuras y el reciclaje.
Un país moderno
genera mucha basura pero tiene que buscar sistemas para reciclarla y que no contamine. Eso cuesta dinero y tienen
que pagarlo quien genera la basura, desde el fabricante al consumidor, que debe
concienciarse más para separar y generar menos basura. No podemos tener un país de
vertederos, como si fuéramos el Tercer Mundo. Somos “un punto negro” en Europa y deberíamos volcarnos en ser un país más limpio, consumiendo de
otra manera y reciclando más. Crecer sí, pero que no nos coma la basura.
Un tema muy necesario de poner orden y sobre todo educación pública y ciudadana para llevarlo a cabo. ¿Te has dado cuenta que es en Castilla y León donde menos y peor se recicla? ¿Por qué será?. Medios, medios , medios por parte de los entes públicos y educación, educación, educación para la ciudadanía.
ResponderEliminar