Internet es el
camino que utilizan cada día 676.000
españoles para apostar. El juego online ha crecido imparable en los
cinco años y medio que lleva legalizado: se jugaron 13.316 millones en 2017, 1,5
millones de euros cada hora, más del doble que hace cuatro años. Y “engancha”
cada vez más a los jóvenes, mientras algunos médicos alertan en Galicia que
es “como la heroína en los años 80”.
Y en los barrios, se multiplican las Salas de juego, “los nuevos billares”.
Por si el juego online no copara ya un 30% del juego en España, el Gobierno
Rajoy acaba de dar dos empujones a las
empresas (la mayoría multinacionales): autorizar partidas virtuales de póquer con jugadores de Francia, Portugal e Italia y abrir el registro a más operadores. Además, va a aprobar un decreto poco restrictivo la publicidad del juego online, que ya inunda tele, radios y Webs. Ojo, porque
el juego aporta impuestos y empleo, pero crea
ludópatas, cada vez más jóvenes. Juego sí, pero con moderación.
enrique ortega |
El juego está implantado en la costumbre de los españoles, antes la lotería, las quinielas y el bingo y ahora, cada vez más, el juego online, las apuestas a través de Internet. Ocho de cada diez españoles, el 81,9% ha jugado alguna vez, según el estudio sobre el juego 2016 elaborado por la Universidad Carlos III y Codere. En total se jugaron 37.742 millones de euros en 2016, de los que tres cuartas partes fueron juegos “presenciales” (8.344 millones en máquinas tragaperras, 4.844 en Loterías, 3983 en la Primitiva, 2.378 en Salas de Juego, 1.907 en la Primitiva y 1844 millones en Casinos) y el resto, un 28,8%, fueron juegos online, donde se gastaron 10.885 millones de euros en 2016. Y el juego online es el único que crece año tras año, mientras los juegos tradicionales bajan en la última década, con la crisis.
El juego online se legalizó en España hace cinco
años y medio, el 5 de junio de 2012,
aprovechando la Eurocopa. Y a partir de ahí, ha crecido de forma imparable:
si en 2008, siendo “alegal”, movía en
España unos 575 millones de euros, en la segunda mitad de 2012 ya facturó 2.726
millones, cinco veces más. En 2013 saltó a 5.600 millones y en
2014 había crecido a 6.564 millones. Pero el gran salto lo ha dado en los
tres últimos años: de 8.562 millones en
2015 (+30%) a 10.885 en 2016
(+27%) y 13.316 millones en 2017 (+22,3%),
superando desde hace 13 meses consecutivos los 1.000 millones jugados cada mes,
según las estadísticas oficiales de la Dirección General del Juego (DGOJ). Una cifra de juego por
Internet que supone 36,5 millones de
euros jugados al día y 1,5 millones jugados cada hora.
El juego online favorito son las apuestas deportivas (en directo, convencionales y cruzadas),
sobre todo en fútbol pero también en los demás deportes, que movieron 5.330 millones
en 2017 (el 40% de lo jugado online). Le siguen la ruleta (en vivo y convencional), con 2.916 millones jugados, las
máquinas tragaperras (2.347
millones), el póquer online (torneo y cash), con 1.580 millones jugados, y el Black Jack (910 millones), seguidos de
lejos por el bingo online (90,1
millones), las apuestas hípicas (90
millones) y los concursos (7,3
millones), según las estadísticas de la Dirección General del Juego.
En España hay 2,5
millones de personas que se han dado de alta en alguna plataforma de juego
online desde 2012, aunque a finales de 2017 sólo había 676.322 jugadores activos, que gastan una media de 9.500 euros al
año y que, en conjunto, pierden una media de 293 euros por jugador, según las estadísticas de la DGOJ. Tres de cada cuatro
jugadores online pierden y siguen aumentando las quejas de algunos jugadores, que han denunciado a algunas empresas a los Tribunales por recalcular y cambiar las
cuotas acordadas. El perfil del
jugador online es hombre (83,3%),
joven (el 86,8% tiene menos de 45 años), con un cierto nivel de estudios y con
un estatus económico medio-alto, según los estudios de la DGOJ.
Con este nivel de juego online, España se consolida como el
cuarto país europeo donde más se juega por Internet, tras Reino Unido
(líder a distancia, con 10 veces más de juego online que en España), Italia y
Francia. Se estima que en Europa hay más de 10 millones de jugadores online, que se gastan
unos 65.000 millones anuales, un mercado europeo controlado por la multinacionales del juego británicas, muchas de ellas instaladas en Gibraltar, isla de Man y
otros paraísos fiscales (Ladbrokes, William Hill 888 Holdings, Bwin, Betfair,
Pokerstars…). Precisamente, estas multinacionales
también controlan el juego online en
España: Bet365, William Hill, Bwin y Betfair se reparten el 65% del mercado (según el estudio Fintonic 2015) y junto con otras 8
empresas más, como Pokerstars, 888Sports y las españolas Loterías y Sportium
(grupo Cirsa), copan el 90% del juego online, un sector cuya patronal (JDigital) informa poco de sus cuentas y las
cuotas de mercado.
El tirón del juego online, en Europa y
en España, está motivado por dos causas.
Una, el enorme auge de los móviles
inteligentes (smartphones), de los que hay más contratos que españoles
adultos, con un generalizado acceso a
Internet (el 85% de los internautas acceden a la Red por el móvil). Baste
decir que España es el 5º país del mundo con más utilización de los móviles,
tras Brasil, China, USA e Italia, según Statista : 246 minutos al día navegando por Internet, según la AIMC. Y el otro motivo es que las
empresas del juego se han gastado mucho
dinero en promoción y publicidad, inundando sobre todo las webs, televisiones
y radios, al hilo de los partidos de fútbol
y eventos deportivos. Baste decir que en 2017 se gastaron en promoción 219 millones de euros, casi el doble que en 2013 (113,6 millones).
La mitad se lo gastan en publicidad
(102, 3 millones en 2017, frente a 68 millones en 2013), pero el mayor
salto se ha dado en bonos para
atraer a nuevos clientes (84,7 millones de gasto en 2017), afiliados (22,4 millones) y patrocinio
(8,7 millones), según los datos oficiales de la Dirección General del Juego.
Los crecientes gastos de las empresas en promoción (23,4 millones en diciembre) son “la gasolina” que alimenta el juego online.
Por eso, algunas asociaciones de afectados por la ludopatía (adicción al
juego) llevan años pidiendo una regulación más estricta de la publicidad, porque una parte se
realiza en horario infantil y utilizando deportistas famosos
(Ronaldo, Nadal, Neymar, Piqué, Usain Bolt…) como “gancho” para los jóvenes. Y nadie se queja, porque esta publicidad
mantiene parte de los ingresos de muchas empresas
de comunicación (sobre todo radios, televisiones y webs), que “miran para
otro lado”. Y el juego online es también una fuente de ingresos para Hacienda, aunque la recaudación por juego (en general) ha caído: de 101 millones
ingresados por impuestos en 2012 a 52 en 2015 y 71 en 2016, según el último informe publicado de Recaudación Tributaria (Hacienda).
Quizás por todo esto, el Decreto para regular la publicidad online, preparado por el Gobierno
Rajoy en abril 2015, ha estado en el cajón más
de 2 años sin aprobarse. Y en noviembre de 2017, el Ejecutivo ha aprobado otro Decreto, que se espera esté
aprobado esta primavera. En principio, supone un avance porque prohíbe la publicidad del juego online en horario infantil (entre 8 y 9 mañana
y 5 y 8 tarde, pero no después). Pero la Asociación
FEJAR, que atiende a los ludópatas, ya ha denunciado que el nuevo Decreto
supone una “marcha atrás” sobre el anterior y que no va a reducir la excesiva
publicidad del juego online. El Consejo
Audiovisual de Andalucía también rechaza el Decreto e insiste en que se prohíba la publicidad del juego online en un
horario infantil más amplio (6 a 22 horas), donde aparecen ahora el 68% de los
anuncios de juego en radio y el 27% de los de TV. Y pide que se prohíban los
anuncios a personajes famosos y que se diferencie la información de los
anuncios del juego en las retransmisiones deportivas, lo que no se hace ahora
en la radio y el Decreto permite. Y ambos plantean, como otras instituciones,
que la publicidad del juego tenga el
mismo trato y restricciones que la
publicidad del tabaco o del alcohol.
Mientras llega el Decreto sobre publicidad, las empresas
del juego online acaban de conseguir
que el Gobierno Rajoy apruebe dos medidas que impulsarán aún más el juego por Internet.
La primera, aprobada el 12 de diciembre, “abrir
la ventanilla” para conceder nuevas licencias a operadores de
juego online, lo que permitirá que 10
nuevas empresas se sumen a las 52 ya autorizadas para operar en España,
según la previsión de la patronal JDigital, que espera una nueva inversión
extranjera de 20 millones de euros en 2018, empezando por la llegada de Winamax, el principal operador francés
de póquer online. El otro empujón viene de una Resolución, publicada en el BOE
del 15 de enero, por la que el Gobierno autoriza
partidas de póquer online entre jugadores de España, Francia , Italia y Portugal, hasta ahora prohibidas. Con ello, se espera
que haya más jugadores y más torneos internacionales y que el póquer online
facture un 30% más para 2019, según el sector, que todavía pide más al Gobierno: ampliar el
póquer online a jugadores del Reino Unido y otros países y revisar la fiscalidad
de los jugadores profesionales, instalados ahora en otros países para pagar
menos impuestos.
Con estas “ayudas”, el juego
online podría duplicar sus ingresos para 2020, lo que
preocupa a muchos expertos, sobre todo a médicos, psicólogos y personal que
atiende a los ludópatas. El juego online es especialmente peligroso porque se juega de forma anónima, sin salir de casa, las
24 horas del día, y al tener bonos regalo y pagar con tarjeta de crédito, el
jugador no es tan consciente de que está “enganchado” hasta que ya es “adicto”.
Actualmente, el último informe oficial sobre los riesgos del juego (de todo el
juego, no sólo el juego online) lo publicó la DGOJ en 2016 y sus datos son preocupantes: entre un 3,5% y un 6,3% de la población
mayor de 18 años tiene “algún riesgo con el juego”: son entre 1.318.724 y 2.373.704 personas,
según el Padrón del INE. Y de ellos, el estudio considera que son “jugadores
patológicos” (enfermos) entre el 0,3 y el 0,9% de la población adulta: entre 113.000
y 339.000 españoles. Pongamos que son 200.000 ludópatas. Una cifra muy
preocupante.
Pero lo más preocupante es el auge del juego online entre
los jóvenes, tanto porque son los
que están “más enganchados” al móvil y a Internet como porque muchos carecen de
ingresos y no ven claro el futuro, con lo que se sienten muy “tentados” por el
juego, incluso los menores de edad (que falsifican sus datos y utilizan la
tarjeta de padres o familiares). De hecho, una encuesta hecha por la Asociación gallega AGALURE entre alumnos de 4º de la ESO (15-16 años) reconocía que el
40% había participado en juegos online. Y los datos oficiales del Estudio Clínico 2017, encargado por
la DGOJ, son muy reveladores: de los 512 pacientes ludópatas en tratamiento
analizados, un 36% se había iniciado
en el juego antes de los 18 años. Y son varios los hospitales españoles que
han alertado de que los ludópatas que llegan son cada vez más jóvenes. Tal es así que Alejandro Rodríguez,
responsable del Instituto Terapéutico gallego, ha denunciado que el juego online “está
creando verdaderos dramas y arruinando familias como ocurrió con la heroína en
los años 80”…
Otro motivo de preocupación es el auge de los salones de juego,
que han proliferado como setas en muchos barrios modestos de grandes ciudades y en algunos Centros comerciales: hay 2.550 salones en España (la
mayoría en Andalucía y Madrid), un 140% más que en 2014, y por ellos pasan ya
más de 2 millones de personas, la mayoría jóvenes, a los que se trata de atraer
con bonos, bebida gratis y posibilidad de fumar, según denuncias periodísticas. Son un
lugar donde se puede jugar en máquinas y tragaperras, pero sobre todo a juegos online, básicamente en
grupo, “con los colegas”. Se han convertido en “los billares de barrio del siglo XXI”. Otra gran puerta de entrada al juego, por si no fuera suficiente con el
móvil.
Muchas asociaciones de ludópatas, médicos y expertos piden un mayor control, para evitar que el
problema de la ludopatía sea más grave en unos años. Incluso dos diputados del PSOE de Málaga han pedido al Gobierno, en enero de 2018, que apruebe un paquete de medidas para
“evitar la adicción al juego online”. Pero no parece que Rajoy esté
preocupado, mientras la DGOJ y las empresas desvían la atención hacia
compromisos de “juego responsable”. Está bien que haya compromisos para
controlar a los jugadores en riesgo, pero se
trata de un negocio y no serán las
empresas las que frenen la adicción. Urge poner en marcha un Plan para
controlar la publicidad y el auge del juego online (incluyendo los Salones de
juego), sobre todo entre los jóvenes, con un
teléfono público de ayuda a la ludopatía. Y urge forzar a las empresas para
establecer mecanismos informáticos eficaces
en las webs que detecten y expulsen a los ludópatas. En paralelo, debería
crearse una tasa especial al juego online
para crear un Fondo de ayuda contra la ludopatía (con un simple 0,5% sobre
lo jugado se recaudarían 65 millones anuales), destinado a ayudar a los
ludópatas, en Asociaciones y hospitales públicos (ahora sólo hay dos en España, el Ramón y Cajal y Bellvitge, con unidades
especializadas).
En definitiva, con el auge de Internet, es imposible “poner puertas”
al juego online. Pero sí se puede controlar
más y encauzar su rápido crecimiento, para que no se lleve por delante a una
parte de nuestra juventud, restringiendo la publicidad, estableciendo
filtros informáticos y exigiendo a las empresas que colaboren financieramente a
tratar a los ludópatas y ayudar a sus familias. No hablen sólo de “Juego responsable”. Es hora de “Jugar
con moderación”.
El juego en España se está convirtiendo en la heroína y cocaína de los años 80 que va a pervertir sobre todo a la juventud haciéndolos ludópatas de por vida y culpables son los mismos que introdujeron aquellas drogas solo que ahora más sofisticados pues el nivel que dan al juego es el de entidades financieras legalizadas por los mismos gobiernos que las sustentan y aplauden por ser fuente de lavado de dinero de la droga, dinero negro y de negocios sucios y no transparentes al fisco con lo que compran voluntades y crean corrupción a todos los niveles. En definitiva más golfería y corrupción de menores de la que ya hay para alimentar ejércitos de descerebrados inútiles, pero muy útiles a sus mezquinos intereses. Yo prohibiría su publicidad al igual que la del tabaco y el alcohol, y por supuesto establecería una brigada especializada en el juego para recaudar diez veces más de impuestos ya que al final será el Estado el que tenga que curar y cuidar de tanto enfermo e inútil como van a crear.
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