La venta de tabaco
lleva 4 años estabilizada en España,
entre 2013 y 2016, tras haber bajado casi a la mitad desde 2009, por las Leyes antitabaco de 2005 y 2010, cuyo
efecto se ha frenado. Y aunque este 2017 bajan algo las ventas, por la
subida de impuestos y precios en enero, los médicos alertan de que todavía el 31% de españoles fuman cada día,
más que la media europea. Y les preocupan sobre todo los jóvenes: España es el
país europeo con más adolescentes que fuman y donde empiezan antes, entre los 11 y 13 años. Por todo ello, médicos y
expertos piden un Plan nacional contra
el tabaquismo, con más recursos, Campañas
públicas (no se hacen desde 2007), ayudas
a los tratamientos farmacológicos y psicológicos, cajetillas sin marca y una
subida de impuestos, la
medida más efectiva. Y eso porque el tabaco
causa 55.000 muertos al año y provoca el
12% del gasto sanitario público. Guerra
abierta al tabaco.
enrique ortega
enrique ortega
Uno de cada cinco
habitantes de la Tierra (mayores de 15 años) fuma: son 1.100 millones de personas y muchos acabarán
enfermando y muriendo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que considera al tabaco como el primer factor de riesgo sanitario, por delante del sobrepeso y
el sedentarismo. De hecho, el tabaco es
responsable de 100 millones de muertes en el mundo durante el siglo XX, el doble de muertes que provocaron
las 2 Guerras Mundiales. Y si no se toman medidas drásticas, el tabaco provocará otros 450 millones de muertes
en el mundo sólo en la primera mitad de este siglo XXI (2000-2050), según datos
de la Sociedad Española de Oncología Médica
(SEOM). Además de provocar enfermedades y muertes, el tabaco tiene un alto coste económico,
tanto para las empresas (por
absentismo y pérdida de productividad) como para los sistemas sanitarios: su coste asciende a 1,4 billones de dólares anuales, el 2%
del PIB mundial, según un estudio de Tobacco Control.
En el mundo, el
tabaco provoca cada año 7 millones de
muertes, la mayoría a los propios fumadores (6,1 millones), pero también a
los que están al lado (890.000 muertes de “fumadores pasivos”), según la OMS,
que revela que el 80% de las muertes por tabaco se producen en paises pobres y
en desarrollo. Y 700.000 muertes por
tabaco se producen cada año en Europa,
55.000 muertes en España. Los médicos alertan que el tabaco es el primer factor de riesgo de cardiopatías
y provoca casi la mitad de las muertes cardiovasculares en varones de 30 a 44
años, así como el 30% de todos los cánceres (el 80% de los de pulmón) y muchas
enfermedades respiratorias e incluso en niños (que comparten el humo de sus
padres). Se estima que en España, el
tabaco provoca unos gastos sanitarios
de 8.000 millones de euros anuales
(el 12% del gasto sanitario público) y unos costes a las empresas de otros 8.000 millones, evaluando los costes
de las bajas y la menor productividad.
En España, las leyes
antitabaco de 2005 (con normas que restringían la venta, la publicidad y el
consumo) y de 2010 (limitando fumar
en lugares públicos) supusieron un gran freno al consumo de tabaco,
que bajó casi a la mitad: de 4.067
millones de cajetillas vendidas en 2009
a un mínimo de 2.375 millones de
cajetillas en 2013. Pero a partir de
ahí, el efecto disuasorio se frenó y el
consumo de tabaco se ha estabilizado en 2014 (2.339 millones de cajetillas vendidas), 2015 (2.325 millones) y 2016
(2.323 millones de cajetillas), según los datos del Comisionado para el Mercado de Tabacos. Y lo mismo ha pasado con el importe de las ventas: si en 2013 las
tabaqueras ingresaron 10.217 millones de euros en España, en 2015 y 2016 habían ingresado 10.312 millones, un 1% más. A
favor del estancamiento en el consumo
de tabaco han jugado unos precios
estables y la mejora de la economía.
Ahora, en 2017,
el consumo de tabaco ha bajado algo,
un 3% de enero a mayo (870 millones de cajetillas frente a 898 en 2016), según los datos
oficiales, porque el tabaco subió de
precio en enero, entre10 y 15 céntimos por cajetilla, al repercutir las tabaqueras la subida
de impuestos aprobada por el Gobierno en el Presupuesto 2017 (el tipo
específico subió un 2,5% y el 6,8% para el tabaco de liar). Una subida que pactaron las tabaqueras entre
ellas, según denuncia el expediente abierto por la Comisión de la Competencia (CNMC), que acusa a Philip
Morris, Altadis, Japan Tobacco Internacional y British American Tobacco (las 4
multinacionales que controlan el 96% del tabaco que se vende en España) de pactar precios y normas de mercado, lo
que puede acarrearlas elevadas multas a estas tabaqueras.
A pesar de esta mínima bajada de ventas en 2017 , los expertos destacan
que la
caída del consumo de tabaco lleva años estabilizada, sin avanzar. Y más porque los datos oficiales de
consumo no reflejan el tabaco de
contrabando que se fuma: el tabaco
ilegal supone el 7,7% del consumo legal
(nada menos que 180 millones de cajetillas), segúndatos de Altadis, aunque hay dos zonas donde supone un tercio del consumo: Andalucía (el 28% del tabaco que se
fuma es de contrabando) y Extremadura
(20%). Por eso, aunque Andalucía es una de las regiones españolas con más
fumadores, figura por debajo de la media
en la estadística oficial de consumo de tabaco, publicada por el Comisionado
para el Mercado de Tabacos: 64 cajetillas por habitante, frente a las 79 cajetillas de media en España o las
116 cajetillas de Navarra y las 114 de Baleares. Y lo mismo, el contrabando,
explica el bajo consumo oficial de tabaco de Extremadura (82 cajetillas por
persona) y Galicia (76).
Al final, los datos indican que España sigue teniendo un alto porcentaje de fumadores, a pesar de
las leyes antitabaco: un 31% de
españoles entre 15 y 64 años han fumado en el último mes, según el Informe 2016 sobre Alcohol, Tabaco y Drogas ilegales,
publicado por el Ministerio de Sanidad. Y el último Eurobarómetro indica que España es el 9º país europeo
que más fuma: un 28% de españoles (datos 2015), por encima de la media
europea (26% en la UE-28), por debajo de Grecia (38% fumadores), Bulgaria y Francia
(36%), Letonia (32%), Polonia (30%), república Checa o Lituania (29%), pero muy
por encima de paises que han reducido drásticamente el consumo de tabaco, como Suecia (7% de fumadores), Reino Unido(17%) o Dinamarca, Bélgica, Irlanda y Holanda (20% fumadores).
Con todo, lo que más preocupa a médicos y
expertos son los jóvenes: el 25,9% de los chicos y chicas españoles
entre 14 y 18 años ha fumado en el último mes, según la última encuesta ESTUDES (datos 2014). Y los pediatras han dado la alerta: España encabeza
la clasificación europea de adolescentes que fuman, el 33% de las chicas y
el 29% de los chicos de 14 a 18 años, según datos de la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia (SEMA). Y además, somos también el país europeo donde los
adolescentes comienzan antes a fumar, entre los 13 y 14 años, según la
Encuesta ESTUDES (y cada vez más, a los 11 y 12 años). Un hábito que causa serios problemas médicos a los adolescentes,
como asma, enfermedades respiratorias y vasculares, además de trastornos en la alimentación
y el sueño.
Rajoy, en cinco
años y medio de Gobierno, no ha tomado ninguna medida extra contra el
tabaquismo, salvo trasponer la Directiva europea del tabaco de mayo de 2014, aprobando el pasado 9
de junio una serie de normas, con 13
meses de retraso (somos, junto a Luxemburgo, el país de los 28 que más se ha retrasado en aplicar las normas antitabaco
europeas, que debían haberse adoptado en mayo de 2016). El cambio principal, que las tabaqueras llevan aplicando desde hace un año (para
evitar problemas con Bruselas) es que las
cajetillas tienen ahora alertas sanitarias (fotos y textos) más grandes, que ocupan el 65% del frontal
y el 50% de los laterales. También se
eliminan los tabacos con sabores y el mentolado, aunque se da de plazo a
las tabaqueras hasta 2020. Y se prohíben
las cajetillas de menos de 20 cigarrillos, exigiendo además un tamaño
mínimo a las bolsas del tabaco de liar. Y se restringe el cigarrillo electrónico, con más advertencias en el envase y una
reducción de líquidos.
Son pasos en la buena
dirección, aunque lleguen con retraso. Pero médicos y expertos creen que hay que ir más allá,
que España ha perdido iniciativa en la lucha contra el tabaco frente a otros
paises europeos más decididos, como Reino Unido o los paises nórdicos. Y
proponen dar un salto, como en 2005 y 2010, considerando el “tabaquismo como una enfermedad
crónica” y aprobando un Plan integral contra el tabaco, propuestas lanzadas en común por el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo
(CNPT), la Fundación Española del Corazón (FEC) y la Asociación Española contra
el Cáncer (AECC). Un Plan estatal, con apoyo político y más recursos, para promover medidas eficaces
contra el tabaquismo.
La primera medida sería financiar
los tratamientos farmacológicos y psicológicos contra el tabaquismo, que hoy no cubre la sanidad pública, salvo ayudas parciales a la financiación de
fármacos en Canarias y Cataluña. No tiene sentido que se financien los
medicamentos contra la diabetes o la tensión arterial y no los medicamentos con
vareciclina y otros sustitutos de la nicotina, que podrían ayudar a dejar de fumar y evitar muchas enfermedades y costes
sanitarios, lo mismo que determinados tratamientos psicológicos. De hecho, los
gobiernos autonómicos de Navarra,
Comunidad Valenciana y Madrid han anunciado que van a subvencionar los
tratamientos antitabaco. Pero los médicos creen que debería ser una
medida estatal, dentro de un Plan nacional contra el tabaquismo que también
refuerce
la atención a los fumadores en toda la sanidad pública, desde pediatras
y médicos de familia a la ampliación de las unidades de tabaquismo de los hospitales, con más medios y recursos.
Otra necesidad es impulsar Campañas de prevención contra el tabaquismo, sobre todo en los
jóvenes. No se entiende que la última campaña antitabaco se hiciera en 2007. Ni que la Dirección general
de Tráfico, por ejemplo, gaste 12 millones de euros en las Campañas de prevención
de accidentes y el Estado no gaste un
euro en Campañas contra el tabaco, que mata 50 veces más que el tráfico y la carretera.
Un tercer frente de actuación es subir los impuestos, la
medida más eficaz contra el tabaco según la OMS. En España, la fiscalidad
del tabaco (impuestos especiales más IVA) supone un 78,7% del precio final. O sea, que si una
cajetilla de Marlboro cuesta 4,95 euros hoy, 3,89 euros son impuestos. Un porcentaje mayor de impuestos del que
pagan los carburantes (51% del precio final) o el alcohol (42%). Pero aun
así, el tabaco en España está en la
media de impuestos en Europa. Paga más que en
Alemania (74,4%), Italia (76,7%), Holanda (77,5%) o Bélgica (77,5%), pero menos que en Finlandia (86% precio
final), Reino Unido (84%), Irlanda (84,1%), Grecia (83,9%) o Polonia
(81,2%). O sea, que hay margen para subir
impuestos en España. Y más cuando el precio del tabaco en España es un 16% más barato que la media europea, según
los últimos datos de Eurostat (2015): su índice de coste es 84, frente a 100 en la
UE-28, 118 en Suecia, 127 en Francia o el 218
de Reino Unido (casi el triple de precio que España). Sólo hay 14 paises de los 28 con el tabaco más barato que en España y
de ellos, 12 son paises del Este (los otros dos, Grecia y Chipre).
También se puede avanzar en el diseño de las cajetillas:
médicos y expertos creen que sería más disuasoria una cajetilla sin marca, un empaquetado
genérico sin logos ni información promocional. Australia ya introdujo estas cajetillas “blancas” en 2012 y luego
las han aprobado Reino Unido, Irlanda,
Francia y Hungría. La Comisión Europea deja que esto lo decida cada país,
pero el Gobierno Rajoy no quiere aprobar estas cajetillas, que defiende la OMS. Otras medidas propuestas son el control de la publicidad encubierta del tabaco (en la TV y el
cine), el mayor rigor con las terrazas
de bares y restaurantes y ampliar los espacios sin humo: a los estadios
de fútbol (como ha legislado el Gobierno vasco), a los alrededores de edificios públicos, hospitales y centros educativos,
e incluso al interior de coches y hogares
donde se fume y haya niños menores.
Ampliar más aún la “guerra contra el tabaco”.
Se fuma menos pero todavía se fuma demasiado y llevamos tres años de “impasse” en la batalla
contra el tabaco, que se cobra 150 muertos diarios y colapsa nuestra sanidad.
Hay que tomárselo más en serio, con medidas más duras y eficaces, la principal que el tabaco sea más caro: subir
un 5% la cajetilla (25 céntimos) evitaría 3.000 muertes en España los
próximos 20 años, según cálculos del CNPT. Habría que hacerlo, dentro de ese Plan integral contra el Tabaco
que debería aprobarse cuanto antes. Hay que acabar de una vez con un hábito que enferma, mata, arruina nuestra
sanidad y amenaza a los más jóvenes. Guerra al tabaco, una epidemia que debería terminar este siglo.
Muy documentado el trabajo, tanto desde el punto de vista de la repercusión económica como sanitaria. A las administraciones públicas y a los médicos no les interesa diferenciar entre cigarrillos y puros, y habría que hacerlos, pues en una y otra dimensión no tienen las mismas repercusiones.
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