Casi dos personas
mueren cada día en España en accidentes de trabajo: 301 muertes
en el primer semestre, 16 más que el año pasado. Y llevamos ya dos
años y medio creciendo los accidentes laborales, que cayeron a la mitad
con la crisis. También crecen las enfermedades profesionales
derivadas del trabajo. Patronal y Gobierno dicen que se debe a que hay
más actividad y más gente trabajando, pero los sindicatos denuncian que
la culpa de esta mayor siniestralidad laboral es doble: las empresas
gastan menos en prevención y hay más precariedad en el empleo (hay
más rotación en los trabajos, con gente menos experta en contratos por días o
semanas). Y que si se cumpliera la Ley
de prevención de riesgos laborales, se evitarían un tercio de los accidentes.
Por eso piden dedicar más campañas y medios a la prevención, más control de la inspección de
Trabajo y un Plan de choque contra los
accidentes laborales. No es de recibo que en pleno siglo XXI, trabajar mate.
enrique ortega |
Un hombre de 41 años murió antesdeayer en una empresa de Sant Fruitós de Bages (Barcelona), al caerle encima unas bobinas de cable eléctrico que pesaban más de 300 kilos. Es el penúltimo trabajador fallecido en
un accidente laboral en España, donde el primer
semestre hubo 276.069 accidentes laborales y murieron 301 personas, 16 muertos más que el año pasado, según el Ministerio de Empleo. Con ello, sigue la tendencia
de los dos años anteriores, en
los que también aumentaron los accidentes
y las muertes en el trabajo, tras haber caído a la mitad con la crisis. El
récord se alcanzó en 2007, con 1.022.067 accidentes laborales y 1.136 muertes. En los años
posteriores, la cifra de accidentes cayó a la mitad, sobre todo porque 3,8
millones de personas perdieron su empleo. Pero en 2014 cambia la tendencia
(suben los accidentes a 491.099 y los muertos a 580) y volvió a aumentar la siniestralidad en 2015, con 529.000 accidentes y 629 trabajadores muertos, la mitad que en accidentes de tráfico (1.126 muertos en 2015). Y este año 2016 aún vamos peor.
El 86% de los accidentes laborales se producen en el centro
de trabajo (238.526 accidentes, con 226 muertes, en la primera mitad de
2016), pero otro 14% se producen yendo a trabajar,”in Itinere” (37.543 accidentes, con 75
muertes), dos tercios de ellos por accidentes de tráfico, que son los que más
han aumentado este año. La mitad de las muertes por accidente laboral se
producen en los servicios (312 de las 629 de 2015), porque es donde
trabajan tres de cada cuatro españoles, seguidos de la industria (157muertos),
la construcción (87) y el campo (73), pero la actividad más peligrosa sigue siendo la construcción (con el doble
de accidentes que la media), seguida del campo y la industria. Hay 8 autonomías
que superan la media de accidentes, encabezadas por Baleares, Castilla la
Mancha, Asturias, Canarias y Andalucía, aunque en 2016 ha sido Navarra donde más han crecido los accidentes laborales.
Un dato destacable es el aumento de accidentes y muertes entre las mujeres, sobre todo en accidentes camino del trabajo. Los expertos
lo achacan a que las mujeres tienen más contratos precarios y a tiempo parcial,
a la vez que se ocupan más de los hijos y las tareas del hogar, lo que multiplica sus desplazamientos y sus riesgos
de tener un accidente yendo o viniendo de trabajar. También es mayor la
siniestralidad laboral entre los jóvenes (los menores de 25 años tienen un 20% más de accidentes
laborales), debido a su menor experiencia y a las peores condiciones de
trabajo: tienen más contratos temporales y reciben menos formación para
prevenir riesgos laborales. De hecho, las estadísticas revelan que un 38% de los accidentes con baja laboral se
producen en trabajadores con menos de 1 año de antigüedad.
El trabajo no sólo provoca accidentes y muertes sino también
enfermedades profesionales, que no
siempre se diagnostican como tales. En 2015 se diagnosticaron 24.627
enfermedades profesionales, un 47% con baja laboral, según el Ministerio de Empleo, lo que convierte a España, junto a Francia,
en el
país de Europa con más enfermedades profesionales. Y en la primera
mitad de 2016 ya se han diagnosticado 11.657, casi mil más que el año pasado.
Las enfermedades profesionales se dan sobre todo en la industria y la minería,
también en la construcción, destacando Navarra, País Vasco, la Rioja y Aragón.
UGT
denuncia que un 20% de las
enfermedades profesionales no se contabilizan como tales, (serían 2.320 más al año), porque no se reconocen
así por las empresas, los médicos o las Mutuas. Y eso porque es una manera de que Mutuas y empresas se
ahorren dinero, pasando la factura de estas enfermedades a la sanidad pública.
Y dan dos ejemplos. Uno, el cáncer laboral: mientras algunas
estimaciones hablan de 9.000 nuevos diagnósticos anuales atribuibles a
exposiciones laborales, las Mutuas sólo comunicaron 23 casos en 2015 (19 por
exposición al amianto). Y lo mismo pasa con el aumento de enfermedades psíquicas y depresiones, muchas de ellas
derivadas de situaciones laborales muy críticas.
¿Por qué aumentan los accidentes laborales y las enfermedades profesionales?
Según los empresarios y el Gobierno, porque hay más actividad económica y un
millón más de españoles trabajando que hace dos años y medio. Es cierto. Pero hay más razones de peso. Para los
sindicatos, dos son claves. Una, el aumento de la precariedad, a partir de la reforma laboral aprobada por el Gobierno Rajoy en febrero de
2012: han aumentado los contratos temporales (92% de los que se hacen) y a
tiempo parcial (35%), por lo que hay más rotación en el empleo, gente trabajando
poco tiempo, sin formación en riesgos laborales y sometidos a tensos ritmos de
trabajo, con plantillas muy recortadas. De hecho, el 36,7% de los accidentes con baja se concentran en trabajadores con
contrato temporal (que son el 24% de todos los trabajadores). La otra causa
es que las empresas, con la crisis, invierten menos en prevención. Y otras han
externalizado el servicio, lo que dificulta el control sindical.
Para los sindicatos, la
causa principal de que haya más muertes en el trabajo es porque no se cumple la Ley de prevención de riesgos laborales, de noviembre de 1995, en su opinión “una buena Ley”.
Y lo argumentan en que el 31% de los
accidentes de 2015 se produjeron en empleos donde no se había llevado a cabo la
obligatoria evaluación de riesgos laborales para los trabajadores que los
ocupan, según un estudio de UGT. Eso significa, añaden, que 1 de cada 3 accidentes laborales en los centros de trabajo (no “in Itinere”) se podrían haber evitado: serían 140.232 accidentes y 148 muertes
evitables, sólo en 2015.
Urge un Plan de choque contra los accidentes
laborales y las muertes en el trabajo, que invierta más en prevención, con formación en las empresas y
campañas públicas de concienciación social. Y dotar de más medios y personal especializado (expertos en prevención) a la Inspección de Trabajo, para multiplicar los controles en las
empresas. Ahora, en muchos casos, la empresa donde se produce un accidente trata
de calificarlo de “leve”, para evitar la intervención de la inspección de
Trabajo, porque cuando el accidente es grave interviene de oficio la inspección
de Trabajo y sanciona a la empresa si es culpable. Y en muchos casos, el trabajador no denuncia, por miedo a represalias
o al despido. Otro problema a resolver es el
atasco de los Tribunales a la hora de fijar las indemnizaciones: tardan de
media 5 años y medio en dictar una sentencia, según la última Memoria judicial.
Otro problema a resolver es el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades profesionales, que
exigiría un menor papel de las Mutuas y un mayor protagonismo de la sanidad pública, a la que habría que trasvasar
recursos que ahora tienen las Mutuas, para crear unidades básicas
de salud laboral en las áreas de atención primaria, formando a especialistas
(no existe la especialidad de medicina del trabajo en la Sanidad pública).
Al final, UGT y CCOO enviaron al Congreso de los Diputados en
abril una propuesta para que se cree una Comisión parlamentaria para analizar la salud laboral en España y tomar las
medidas necesarias para reducir la siniestralidad laboral, esos 1.500 accidentes y casi 2 muertos diarios,
que tienen un gran coste humano, sanitario y económico para España. Es
otra tarea urgente para el futuro Gobierno, en colaboración con sindicatos y
empresarios. Porque no es admisible que en
pleno siglo XXI, el trabajo mate. Y más, cuando un
tercio de estas muertes podrían evitarse, con dinero y formación. La vida no tiene precio.
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