Los españoles ahorramos
menos que nunca desde 2007. Y nos
hemos “comido” el ahorro que acumulamos en los primeros años de la crisis.
Las familias (un tercio con la mitad
de sus miembros en paro) viven al día y no pueden ahorrar, lo
que les dificulta pagar sus deudas, sobre todo las hipotecas: uno de cada tres hogares tiene pendiente
pagar su casa. Al final, la caída de
salarios, las pensiones congeladas, la subida de precios básicos e impuestos y
el empleo precario impiden que las
familias españolas ahorren y eso puede agravar
los desahucios y, sobre todo, impedir que se reanime el consumo,
la única vía para crecer y crear empleo. Con las familias asfixiadas, sin poder ahorrar y con problemas para llegar
a fin de mes, no hay recuperación
posible. Hay que abrir la mano
con los salarios más bajos, renegociar hipotecas y crear empleos dignos para
que las familias ahorren y consuman.
enrique ortega |
Antes de la crisis,
los españoles ahorraban
poco (un 11% de su renta),
porque la mayoría gastaba sin temor o
utilizaba su remanente para comprar piso o cambiar de casa. Pero cuando vieron las orejas al lobo, en 2008, empezaron a ahorrar contra reloj, para prepararse
ante lo peor: el ahorro subió sin parar,
hasta un récord del 17,8% de la renta en diciembre de 2009. A partir de
ahí, con 2 millones de empleos perdidos (y cayendo más) y los salarios a la
baja, los españoles se vieron obligados
a “tirar
de sus ahorros” para sobrevivir y pagar deudas. Y en septiembre
de 2013, el ahorro había caído ya al 10,5% de la renta, el nivel más bajo desde 2007, según el INE.
El ahorro de las
familias está por los suelos,
básicamente, porque han caído
drásticamente sus ingresos, por la dramática caída
del empleo (3.687.400 empleos perdidos desde septiembre de 2007) y la escasa subida (e incluso bajada) de salarios
y pensiones,
junto a los recortes de subvenciones y
ayudas públicas (becas, subsidios). Los hogares han tenido menos ingresos y han afrontado subidas
de precios e impuestos (IRPF e IVA), mientras pagaban sus hipotecas, con lo que se han comido parte de sus
ahorros. En 2013, la renta disponible de las familias volvió a caer, por los
menores ingresos (caída de salarios, congelación
de pensiones y recorte de subsidios), mientras subían los precios
de productos básicos (luz +3,5%, transporte público urbano +3,7%, interurbano
+2,6%, alimentos +1,2%, carburantes +1,7%, enseñanza y gastos médicos +1,9%),
las tasas (universitarias hasta el 50%) e impuestos
locales (IBI) y autonómicos, además de mantenerse la subida del IRPF. Total
que los españoles ingresan menos, consumen menos y ahorran menos.
España ahorra menos
que el resto de Europa porque
los españoles tienen también menos renta
disponible: 18.000 euros de media, un 33 % menos que austriacos o noruegos
(27.000 euros), un 25% menos que alemanes (26.000€) o franceses (24.000€) y un
10% menos que los italianos (19.700€). Pero además, tradicionalmente hemos
ahorrado menos que muchos países europeos (un 11% de la renta
disponible frente al 16% de Alemania, Francia o Suiza) porque los españoles dedicaban su remanente a comprar
casa: el 83% de los españoles son
propietarios, frente al 60% en la UE y el 44% en Alemania. Con todo, ahora,
con la crisis, también cae más el ahorro
en España (y en Irlanda y la Europa del sur) que en el resto de Europa. Y
eso, porque está
cayendo la renta disponible, mientras sube en Centroeuropa.
La caída del ahorro
ha sido diferente según las familias.
Donde más ha caído ha sido entre las
familias
con menos rentas, que también tenían menos colchón de ahorros (no
pueden cortar más sus gastos básicos y han de “tirar del ahorro”), entre las
familias sin hipoteca (las que están
pagando su piso, conservan lo más posible sus ahorros por si tienen que
utilizarlos para pagar al banco) y entre los jóvenes con trabajo temporal y poca formación,
según un estudio
del Banco de España. Ahora, 4 de cada 10 españoles no son capaces de
ahorrar nada, mientras sólo un 15% ahorra periódicamente, según un informe
de Kelisto.es.
Para este año 2014,
las previsiones son que el ahorro de las
familias siga cayendo, por debajo del 10% de la renta, dado que los ingresos
seguirán congelados o a la baja (salarios
caerán un 1%, las pensiones
suben un 0,25% y habrá muchos parados que pierdan el subsidio) y los precios
básicos siguen subiendo (luz, transporte, carburantes, alimentos, enseñanza
y sanidad), como los impuestos
y algunas cotizaciones
sociales, mientras el poco empleo
que se cree será temporal y precario,
con ingresos mileuristas (como para
ahorrar).
La caída del ahorro,
además de agravar el panorama de muchas familias (no pueden hacer frente a gastos
imprevistos, desde cambiar de coche a ayudar a un hijo), es una
bomba de relojería para la banca y la economía: dificulta que los españoles, muy endeudados (una de cada
tres familias está pagando su hipoteca) paguen
sus deudas. De hecho, la deuda
de las familias españolas aumentó en 260.000 millones de euros
en los años del boom (2005-2008) y aunque han devuelto 125.783 millones con la
crisis (a costa de comerse el ahorro),
aún les queda devolver más de la mitad de la
nueva deuda, 134.217 millones.
Una deuda difícil de
pagar, porque han caído drásticamente el empleo y los ingresos y los precios
de las casas (-40% desde 2007), que además no se pueden vender ni perdiendo (1 de cada 10 viviendas hipotecadas valen hoy menos que su préstamo), porque no hay compradores ni crédito.
El FMI ya advirtió en verano del grave
riesgo de esta enorme deuda privada (familias y empresas) sobre la banca, con un nivel de morosidad que
ya ha superado el 13% y que no se frena. Ello debería obligar al Gobierno a promover con la banca planes
de renegociación de la deuda, con aplazamientos y bajadas de tipos, con
ayudas especiales para las familias más vulnerables (1
de cada 20 familias no puede pagar), para evitar los desahucios. Y
hacer otra política económica: sólo con un crecimiento del empleo y los salarios, no con la austeridad a
ultranza, las familias podrán hacer frente a una deuda pendiente que todavía está en 798.039 millones de euros (70%
son hipotecas).
El pago
de esta deuda (desapalancamiento)
todavía podría llevar a las familias una década, según los expertos. Y
mientras, esta losa de la deuda de las
familias es el principal obstáculo para
que consuman. Y el consumo es el
principal motor del crecimiento (aporta el 57%
del PIB). En definitiva, si las
familias no recomponen sus ingresos, con más empleo y mejores salarios, no
podrán pagar sus deudas y a la vez consumir. Y si no compran, las empresas
no venden y no crean empleo. Con una economía
paralizada, creciendo
al 0,3%, y con unos salarios y pensiones perdiendo poder adquisitivo, no hay recuperación posible.
Al final, volvemos a
lo mismo. Cae el ahorro porque
las familias se están comiendo sus
reservas y porque no pueden ahorrar con sueldos y pensiones mileuristas.
Y así, ni pagan sus deudas (con lo
que más bancos pueden tener problemas, que nos
caerán encima) ni consumen, con lo
que no se crece ni se crea empleo para mejorar rentas. Un círculo
vicioso que sólo se puede romper acabando
con la austeridad, reanimando
la economía, subiendo los
salarios más bajos y bajado impuestos a los que menos ganan, para que
mejoren las rentas y las familias puedan
pagar sus deudas y consumir, reanimando las ventas, la inversión y el
empleo. Un camino que España debe emprender ya, con ayuda de Europa. En lugar
de eso, Bruselas
está forzando más ajustes para 2014, 2015 y 2016. Así, no habrá ni
ahorro ni consumo ni recuperación. Seguiremos
estancados. Con mucho paro y poco empleo precario.
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