lunes, 3 de febrero de 2014

Las dos caras de un turismo récord


España batió en 2013 el récord de turistas (más de 60 millones) y de ingresos. Y el turismo es el único sector que creció y creó empleo (autónomos). Pero estas buenas noticias esconden la crisis del turismo nacional, la otra mitad del negocio, que cayó en 2013, por tercer año consecutivo, provocando que más de la mitad de empresas redujeran ventas y beneficios. El turismo, nuestra primera industria, ofrece dos caras: las zonas y empresas que viven del turismo extranjero (Canarias, Baleares y costa mediterránea) han tenido un año récord, pero los que viven del turismo nacional (resto de España, Galicia y Cantábrico), siguen en crisis. Ahora, el sector pide medidas para renovar instalaciones y ofertas, aumentando la promoción fuera de Europa, para asentar una industria que lleva tres años beneficiándose de la crisis de Túnez, Turquía y Egipto. Hay que reforzar los cimientos del turismo para competir no sólo por precio, sol y playa. Cuidemos la vaca para ordeñar divisas y empleo.
 
enrique ortega

El turismo está liderando la incipiente recuperación de la economía, junto a las exportaciones (que pincharon a finales de 2013). Su actividad (PIB turístico) creció un 0,6%, tras haber caído un 2,5% en 2012, gracias sobre todo al buen verano y último trimestre de los turistas extranjeros. Con ello, el turismo ha sido el único de los grandes sectores que creó empleo en 2013, generando 22.394 nuevos afiliados a la Seguridad Social. Pero ¡ojo¡ : el empleo aumentó sólo porque crecieron los autónomos

El turismo ha salido de la crisis gracias a una de las dos mitades de su negocio, el turismo extranjero, que alcanzó un récord histórico en 2013: llegaron 60,66 millones de visitantes (3,2 millones más que en 2012), lo que consolida a España como tercera potencia turística mundial, detrás de Francia (83 millones) y EEUU (67 millones), superando a China (56,5 millones, tras habernos adelantado en 2010). Tres son las causas de este récord: la inestabilidad política en Turquía y Egipto (perdió 2,5 millones de turistas en 2013 y la mitad podrían haberse venido a España), el tirón de los mercados ruso (+18,9%) y nórdico (+8,9%) y la recuperación del consumo turístico en Reino Unido y Francia, nuestros dos principales mercados. Además, ha habido récord de ingresos: se han gastado 59.082 millones de euros, con un gasto diario por turista de 109 euros (+3,3%), siendo los norteamericanos y chinos (167 € al día), rusos (138 €) y nórdicos (123 €) los que más se gastaron en España. Eso sí, el 70% viene ya sin paquete turístico y sólo el 60% se aloja en hoteles.

La otra mitad del negocio, el turismo nacional, volvió a ir mal en 2013, por tercer año consecutivo: cayeron las pernoctaciones en establecimientos a niveles de 2004. Los españoles han viajado menos días (mucho a casas de amigos y apartamentos) y han gastado poco, por el paro y la crisis. Y eso a pesar de las múltiples ofertas y la guerra de precios. La consecuencia es que más de la mitad de las empresas turísticas españolas hayan cerrado 2013 con una caída de ventas y beneficios, a pesar del récord de extranjeros, según Exceltur.

En definitiva, que el turismo, la primera industria española, presenta dos caras bien diferentes. Por un lado, las regiones e industrias que se benefician del boom del turismo extranjero y que han hecho caja en 2013: Canarias (la más beneficiada  del desvío de turistas de Egipto), Baleares y la costa mediterránea (desde Cataluña, con Barcelona en cabeza, hasta la Costa del Sol, Cádiz y Huelva, pasando por la Comunidad Valenciana y Murcia) han estado a tope, beneficiando a los hoteles de costa, empresas de alquiler de coches y vuelos chárter. Y por otro, el turismo de interior, Madrid (las ventas cayeron un 84%), Galicia y la cornisa cantábrica (salvo San Sebastián) han vuelto a pinchar en 2013, empeorando las cuentas de las agencias y tour operadores españoles, empresas de ocio y hoteles urbanos.

Dos Españas para el turismo, una eufórica y otra preocupada. Y dos Españas para aprovechar el mayor gasto de los extranjeros: de los 59.082 millones gastados en 2013, un 23,7% se quedaron en Cataluña, otro 19,8% en Canarias y un 18,1 % más en Baleares. Si sumamos los ingresos de Andalucía (14,2%) y la Comunidad Valenciana (8,8%), se ve que 5 regiones se llevaron el 93% de los ingresos turísticos y a las 12 autonomías restantes sólo les llegó el 7% de este “maná” del turismo extranjero. Y lo mismo en ventas y empleo.

Para 2014, el sector turístico espera seguir remontando el vuelo, aumentando su actividad (PIB turístico) el 1,8 %, lo que aportará dos décimas al crecimiento del país (un tercio, porque se espera crecer un +0,6%). Pero lo importante es que, por primera vez desde 2010, esperan que remonte también el turismo nacional, que ya fue mejor en Navidad (al volver la extra de los funcionarios). Para el turismo extranjero, se espera un nuevo récord, aunque va a depender de si se mantiene la incertidumbre en Egipto (quieren recuperar 3 millones de turistas este año) y de otros factores: la subida de tasas aeroportuarias, la crisis de Iberia y el sector aéreo (el 80% de los turistas extranjeros llegan por avión), de los impuestos (IVA y municipales) y costes (subida de la luz) y, sobre todo del euro, que podría fortalecerse con la crisis de las monedas de países emergentes, encareciendo el hacer turismo en España.

Lo que no ayudará al turismo son los recortes que ha vuelto a hacer el Gobierno para 2014, por cuarto año consecutivo: entre 2011 y 2014, el presupuesto para promoción turística se ha reducido a la mitad, pasando de 620 a 313 millones, sólo el 0,5 % de los ingresos por turismo. Además, se ha reducido el presupuesto de Turespaña (de 83 a 69,2 millones), que va a privatizarse a medias. Y se han reducido 100.000 plazas de la campaña de turismo del IMSERSO, que sostiene a muchos hoteles en invierno. Por otro lado, el Plan para apoyar al turismo del Gobierno Rajoy contempla una inversión ridícula: 1.800 millones entre 2012 y 2015, 438 millones al año para apoyar la primera industria española.

El sector dice que “hay que dar de comer a la vaca del turismo para que dé leche”. Y advierte que no hay que dormirse en los récords, sino consolidar la industria. Para ello, piden al Gobierno financiación y ayudas fiscales para renovar las instalaciones turísticas (muchas ya viejas) y para alargar la temporada a 9 meses (con supresión tasas vuelos fuera temporada, menos impuestos, fomento turismo jubilados y promoción turismo de salud). Algunos como Canarias (que ha perdido 1 millón de turistas españoles) piden incluso un Plan Renove para el turismo: ayudas para que los españoles hagan turismo, como las tienen para comprar coche.

La industria turística, además de renovarse, precisa ajustar su oferta (con recortes y fusiones), y mejorarla, con un turismo complementario al de sol y playa (turismo urbano, cultural, ecológico, deportivo, culinario, de salud…), para competir con países que ofrecen lo mismo a menor precio (Turquía y el Mediterráneo). Hay que gastar más (y mejor) en promoción fuera de Europa (origen del 91% de los turistas), sobre todo en Latinoamérica y Oriente Medio, China (sólo el 5% de los chinos que viajan vienen a España) e India, facilitando visados. Hay que mejorar la formación y el empleo, para que el trabajo precario (creciente estos años) no rebaje la calidad. Y hay que modernizar los canales de venta del turismo, con plataformas online, para no depender tanto de los tour operadores extranjeros: sólo 2 (los alemanes Tui y Thomas Cook) traen 1 de cada 5 turistas a España y entre los 15 grandes no hay ningún español (tras el fracaso de Globalia). El problema es que controlan el turismo extranjero que viene a España (y pueden desviarlo a otros destinos) y su gasto (el 70% del viaje se lo pagan a ellos antes de venir).

España es una gran potencia turística y puede serlo más en el futuro, algo clave para la recuperación. Pero hay que consolidar la industria y mejorar la oferta, no vivir del sol y playa y de los conflictos en otros países. Hay que gastar en turismo, dar de comer a la vaca, para recoger divisas y empleo. No dormirse en el triunfalismo de los récords.

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