Despedir será
ahora más fácil y barato. Y habrá más ayudas para contratar a jóvenes y
parados. La reforma laboral de Rajoy
crea incertidumbre a 14,8 millones de
asalariados, a los que su empresa podrá despedir con 20 días si tiene
pérdidas o vende menos (la mayoría). Y da
esperanzas a 5,27 millones de parados, porque hay más ayudas para
contratarlos. Pero como estamos en recesión,
las empresas piensan más en despedir que
en contratar y esta reforma se lo facilita. El riesgo es que las empresas se
quiten personal antiguo y lo cambien por personal más joven y barato. Los padres por los hijos. De momento, los
que trabajan han perdido derechos. Falta por ver que sea para salvar empresas
y empleos. Porque, más que otra reforma laboral, lo urgente es un Plan de choque para reanimar la economía.
enrique ortega |
Es la tercera vez en los últimos treinta años que el paro supera en España el 20%, aunque nunca había superado los 5 millones (ahora hay más población activa). La primera fue en 1984-86, a raíz de la crisis de 1979-82. La segunda, con la crisis del 92, que produjo altas tasas de paro hasta 1997 (23,9% en 1994, más que ahora). Y la tercera, la crisis actual, con un 22,9% de paro en 2011. Es recurrente: cuando la economía crece poco, menos del 2%, el paro se dispara en España mucho más que en el resto de Europa. Y en todos estos años, los Gobiernos han buscado la receta en la reforma laboral: 58 reformas desde 1980. Sin éxito.
¿Por qué cuando hay
crisis, el paro se dispara más en España? Por un lado, nuestra estructura
económica es menos competitiva, con menos peso de la industria (17% del PIB y 14% del empleo,
frente a un 27% en Alemania) y un mayor peso del ladrillo y los servicios.
Nuestras empresas son más pequeñas, exportan
menos (sólo 39.000 de 3,2 millones) e incorporan menos tecnología
e innovación. No es casualidad que el País Vasco (con un 27% de industria, muy exportadora y con mucho
I+D+I) tenga sólo el 12 % de paro. Además, la mitad de los españoles tienen una
baja
formación (ESO o inferior) frente a un 22,1% en Europa. Y cuando vienen mal dadas, son los primeros que
despiden las empresas. Y luego hay factores laborales: la negociación colectiva es muy rígida
(en plena crisis subieron los salarios y no se repartió el empleo) y dos de
cada tres empresarios optaron por hacer frente a la crisis con despidos.
Lo que no se puede
decir es que España no tenga flexibilidad laboral: desde 2002 se han
producido 7 millones
de despidos, dos tercios despidos
exprés, sin causa, al amparo del decretazo que aprobó el Gobierno Aznar en 2002. Despedir
se podía, aunque era más caro que en Europa: 45 días por año (máximo 42
meses). Y por eso, la mayoría de los
despedidos han sido los contratados
temporales (12 días de indemnización), que eran un tercio de los contratos gracias a otra reforma, la del Gobierno González en 1984, que agobiado
por el paro abrió la mano a la contratación temporal, el 95% de los
contratos hechos en 2011.
Ahora, la reforma Rajoy tiene tres patas. Una, la más polémica, facilitar y abaratar el despido. Se
rebaja de 45 a 33 días la indemnización por despido improcedente y se facilita el despido por causas económicas: cualquier
empresa “con pérdidas actuales o previstas” o con caída de ventas durante 9
meses (la
mayoría) podrá presentar un expediente de despidos, sin tener que esperar
una autorización administrativa, como ahora. Y con una indemnización de 20 días por año (máximo 12 meses), cuando ahora la
mayoría de ERES pagaban 45 y más. Y esto vale también para empresas y organismos estatales, autonómicos y municipales, que
podrán hacer ahora estos “EREs de a 20”
al personal
no funcionario (850.000
contratados).
La segunda, se
permite al empresario rebajar
el sueldo de sus trabajadores por razones de competitividad o
productividad (caída de ventas 6 meses o
pérdidas, incluso su previsión) y cambiarles la jornada, el horario, los turnos
o las funciones, sin pactarlo con nadie si afecta a menos de un 10% de la plantilla (si es más,
habrá consultas y un mediador). Si el trabajador no acepta, se puede despedir
con 20 días por año (y un máximo de sólo 9 meses).
La tercera pata de la reforma, la más “vistosa”, es el nuevo
contrato indefinido para que las pymes contraten con ayudas a jóvenes, mujeres y parados de larga
duración, aunque tienen un periodo de prueba de 1 año (podría haber un
abuso de despedir y rotar
contratos). Además, se impulsa el contrato de formación y el de tiempo
parcial, una especie de minijobs:
trabajar menos horas por 480 euros. Y además, se quiere mejorar la formación
(clave) y la gestión del desempleo, con la entrada de las ETTs
privadas, que ya autorizó el Gobierno socialista hace un año pero que están
paradas porque las autonomías no les firman los convenios.
Al final, ahora el despido es más fácil y barato, lo que
agilizará los EREs
pendientes (12.000 despidos, entre ellos los de Spanair). Y hay muchas empresas y organismos públicos que
estaban a la espera de la reforma para ajustar más sus plantillas, por la
caída de ventas. El informe
del BBVA vaticina 2.000 nuevos
parados diarios en 2012, por la recesión. Ahora su salida será más fácil. Y
también que las empresas rebajen costes salariales, en un país
donde ya hay 8
millones de asalariados mileuristas, de los que 5,7 millones (un tercio de
los ocupados) ganan el salario mínimo (641,20 € al mes) o menos. Caerá
más el consumo.
Lo que es más dudoso
es que se creen empleos, a pesar de las nuevas ayudas, porque la economía
está en recesión y las empresas no piensan en crecer: sólo el 4% de las
empresas crearán empleo en 2012, según las Cámaras
de Comercio. Lo que puede pasar es que
se cambien empleos viejos, más caros, por nuevos, más baratos y precarios. Padres por hijos.
Para atajar el paro y
crear empleo, hace falta un
Plan de choque para reanimar la economía, con incentivos a la inversión
y a la actividad, bajando cotizaciones
sociales como ha anunciado Sarkozy (subiendo el IVA y algunos impuestos). Estamos
en recesión y la reforma laboral de
Rajoy, aunque guste mucho a Bruselas y a los mercados (pero Moody´s
ha vuelto a bajar la nota de España, por la recesión), va a agravar el paro y
frenar más el consumo este año, aunque pueda
servir para crear empleo cuando la
economía se recupere. Pero eso será en 2014 y entonces tendremos más
de 6 millones de parados. Eso sí, no
serán los de ahora: saldrán unos y entrarán otros. Cambiarán las plantillas.
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