enrique ortega |
Los Gobiernos
no han sabido qué hacer con la ciencia y
la innovación desde que en 1998 arrancó el primer Plan nacional de I+D+i.
Primero estuvo en el Ministerio de
Educación y Ciencia (con Rajoy de ministro entre 1999 y 2000), después pasó
a ser de Ciencia y Tecnología (2000),
más tarde volvió a ser de Educación e
Investigación (2004), con ZP, que
le dio de nuevo autonomía en 2008, llamándolo
de Ciencia e Innovación. Ahora ha
pasado al Ministerio de Economía y
Competitividad, como una Secretaríade Estado de I+D+i,
lo que desagrada a la comunidad científica, que teme que se primen los criterios económicos sobre los científicos, la
innovación sobre la investigación.
Al margen de la pérdida del Ministerio, la peor noticia ha sido el recorte
de 600 millones en el Presupuesto para 2012 (8.000 millones), a la espera
de si hay un nuevo recorte en el
Presupuesto definitivo de marzo. Con ello, habrá muchos organismos
públicos de investigación (como el CSIC o el CIEMAT) que no podrán
realizar proyectos y tendrán que despedir a investigadores, reduciéndose subvenciones
y créditos a empresas para que innoven. Una opción política que contrasta con otra
decisión del Gobierno Rajoy: recuperar
las subvenciones a la compra de vivienda y mantener el IVA superreducido,
dos medidas que costarán unos 6.000 millones de euros, casi el presupuesto en I+D+i.
Luego se opta por apoyar al ladrillo más
que por modernizar la economía.
Con todo, el mayor
problema es que Rajoy sigue la senda de Zapatero y ya llevamos tres años de recortes en I+D+i (un 30% entre 2010, 2011 y 2012), tras una congelación del gasto en 2009, después de 16 años de apuesta continuada
por la investigación (desde 1992). Con ello, España
se ha estancado, dedicando sólo un 1,36% de su PIB a investigación,
mientras Europa está en el 2,01% y los países punteros han aumentado estos años
su esfuerzo en investigación, tanto Alemania (2,82%) como Francia (2,25%) o Reino
Unido (1,87%). Y seguimos en
el furgón de cola de la UE: el 6º país que menos apuesta por la I+D+i.
El problema no es sólo que el gasto público en investigación
se recorte sino que la crisis ha
reducido también el gasto en I+D
de las empresas, que sólo financian
el 43% de la investigación española, cuando Bruselas planteó en la Agenda
de Lisboa 2010 que deberían suponer dos tercios y en los países punteros,
como Alemania, las empresas privadas
realizan hasta el 70% del gasto en I+D.
En España, la investigación depende
demasiado del sector público y por eso ahora, con los recortes, la caída es
mayor.
De hecho, 5.369 empresas han dejado de innovar en 2010, según el INE, la mitad por el recorte de las subvenciones del Estado y las autonomías y la otra mitad por la crisis y la falta de crédito. Con ello, el porcentaje de empresas innovadoras en España (43,5%) es inferior a la media europea (51,5%) y a países como Alemania (70% empresas). Y las tres autonomías con mayor porcentaje de empresas innovadoras (La Rioja, Navarra y País Vasco) son precisamente las que tienen menos tasa de paro. No es casualidad.
Los recortes y la
crisis son un grave hándicap para la
investigación y la innovación, pero faltan
más proyectos que dinero: 1 de
cada 4 euros del Presupuesto del Ministerio de Ciencia e Innovación en 2010
no se gastó, porque empresas y
autonomías pidieron sólo el 60% de los créditos públicos disponibles. Y de cada 100 empresas, 34 desaprovechan las
ayudas a la investigación, según un estudio de Alma Consulting. Tampoco
funcionan los incentivos fiscales a la
I+D. Todo porque la crisis hace que las empresas
no se metan en proyectos de investigación o innovación ni en créditos que han
de devolver.
Ahora, la clave es aprovechar la nueva Ley de la Ciencia, una de las pocas aprobadas con consenso entre PP y PSOE, y relanzar la investigación y la innovación, con recortes y sin Ministerio. Hay tres tareas urgentes. La primera, poner en marcha la Agencia Estatal de Investigación, un organismo independiente (con presidente elegido por 5 años) que debe estar protegido de los vaivenes políticos. La segunda, aprobar un nuevo Plan Nacional de I+D+i 2012-2015, que marque objetivos y prioridades y que consiga aunar los esfuerzos públicos y privados en investigación e innovación. Y la tercera, agarrarse como una lapa a Europa, para aprovechar los crecientes fondos europeos (80.000 millones) y los proyectos comunitarios del futuro programa Horizon 2020, que quiere apostar por relanzar la investigación en Europa, retrasada frente a Estados Unidos y Japón.
La investigación e
innovación no es sólo cuestión de dinero, aunque hace falta más (hay una campaña de firmas para recabar más fondos). Hay que inocular la I+D+i en la educación, fomentarla en las empresas (sobre todo en las pymes), simplificar las ayudas, unificar
esfuerzos, potenciar las compras públicas,
implicar más a las empresas y a la Universidad, obsesionarse con no
perder el tren tecnológico de Europa… Y sobre todo, marcar una estrategia a medio plazo,
porque la I+D+i necesita tiempo y estabilidad. Pero hay que apostar por la
innovación para salir de la crisis. Como dice Juan
Lerma, “hay que hacer más economía
con ciencia en vez de economizar con la ciencia”. Amén.
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