lunes, 2 de junio de 2014

Ahora quieren reindustrializar España


El ministro Soria acaba de decir que “necesitamos reindustrializar España”. A buenas horas, después de dos años y medio de recortes del Gobierno en la política industrial y en las ayudas a la investigación (I+D+i), a la educación y formación, a la internacionalización de las empresas, tres elementos claves para apoyar la industria. Pero más vale tarde que nunca, aunque hay que pasar de las palabras a los hechos: pactar con empresas y sindicatos un Plan para reindustrializar España, que recorte los costes energéticos y financieros, apoye la formación, consiga empresas más grandes y más volcadas en la exportación y fomente la investigación, para crear productos “made in Spain” competitivos no sólo en precio (a costa de hundir los salarios) sino en innovación y calidad. Recuperar la industria, perdida con el boom del ladrillo y los servicios, es esencial para asegurar más empleo de calidad. Sin industria no hay futuro.
 
enrique ortega

Recuperar la industria es una asignatura pendiente en toda Europa, donde ha perdido fuelle en las dos últimas décadas frente a Norteamérica y Asia. En concreto, sólo tres países europeos están en el ranking de los diez países más industrializados (2012): Alemania (4º, tras China, EEUU y Japón), Italia (6º, tras Corea) y Francia (10º, tras Rusia, Brasil e India). El siguiente es Reino Unido (ya en el puesto 11º) y España está relegado al puesto 15º (estábamos en el 9º en 1980).El objetivo de la cesante Comisión Europea es poner en marcha un Plan para reindustrializar el continente y que la industria aporte el 20% del PIB en 2020 (16% en 2013). Pero la última Cumbre europea de marzo no aprobó este Plan, porque Ucrania trastocó la agenda, y ahora queda ver cómo se concreta y de dónde sale el dinero.

España está aún peor que la media europea, ya que la industria sólo aportó el 12,22% del PIB en 2013 (15,92% con la energía), según el INE. Con la crisis (2008-2012), han desaparecido 1 de cada 5 industrias (31,292 empresas industriales han caído, un 14% del total de empresas cerradas), se han perdido 1 de cada 4 empleos industriales (-895.500 ocupados) y ha caído casi una cuarta parte (-23%) la producción industrial. Pero la última gran recesión  ha sido sólo la puntilla a una crisis industrial que viene de mucho antes, que se gestó a partir de la reconversión industrial de los ochenta y el boom del ladrillo de los noventa. Así, la industria (con la energía) pasó de representar más de un tercio de la economía (38,87% del PIB en 1972) a la quinta parte en 1997 (20,3%) y caer a un mínimo del 14,36% en 2009, para recuperarse muy ligeramente hasta ese 15,92% de 2013.

El Gobierno Rajoy dice ahora que “necesitamos reindustrializar España”, pero lleva dos años y medio aprobando recortes que han hundido más a la industria, mientras aplicaba la máxima liberal de que “la mejor política industrial es la que no existe”. Por un lado, han recortado drásticamente el Presupuesto de la política industrial (-26,5% entre 2012 y 2014). Por otro, han aplicado la tijera en tres frentes que afectan mucho a la industria. El primero, los fondos públicos para investigación (I+D+i), que han bajado de 9.773 millones en 2009 a 6.146 en 2014 (-37,1%) y encima casi la mitad del Presupuesto no se ha gastado cada año. El segundo, los recortes en educación (-4.901 millones entre 2012 y 2014) y en formación a empleados y parados (1.815 millones en 2014,-25% sobre 2009). Y el tercero, el recorte a las ayudas para internacionalización de empresas (100 millones) y al ICEX (han reducido un tercio su Presupuesto).

A pesar de estos recortes, nunca es tarde si de verdad quieren ahora apoyar a la industria. Pero su objetivo es bastante modesto: subir el peso de la industria un 1,4% en tres años, para que aporte el 17,4% del PIB en 2016 (frente al 15,92% de 2013), aún muy lejos del 20% que busca Europa para 2020. En cualquier caso, es un principio y ahora falta lo más importante: pasar de las palabras a los hechos. De momento, el Gobierno ha empezado a discutir su Plan (elaborado por la consultora privada Boston Consulting Group) con los sindicatos y la patronal, pero no ha puesto dinero sobre la mesa, sólo propuestas genéricas contrarias a lo que ha hecho estos dos años y medio: potenciar el gasto en I+D+i, fomentar la formación y el emprendimiento, mejorar la financiación no bancaria, incentivar la apertura de nuevas empresas, estimular la internacionalización y las exportaciones fuera de Europa y  reducir los costes logísticos, energéticos y laborales de las empresas.

La patronal y los sindicatos ya tenían sus propuestas para reindustrializar España y en buena parte las medidas propuestas coinciden. La patronal hace especial hincapié en el exceso de burocracia y de impuestos, exigiendo un recorte de los precios de la energía y mayores ayudas para la internacionalización de las empresas, al igual que los sindicatos, que piden también más esfuerzos en formación, en investigación (I+D+i), en una financiación más accesible y más barata y en ayudas para la fusión de empresas.

Probablemente, las cinco medidas claves para reindustrializar España sean facilitar el crédito (escaso y a un interés que duplica el de la Europa del norte), recortar los costes energéticos (la luz industrial es en España un 20% más cara que en Alemania, un 30% más que en Francia y un 50% más que en USA), mejorar la formación y la educación (el 46% de los españoles tiene un nivel educativo básico),  incentivar la investigación y la innovación (las empresas españolas gastan en tecnología la mitad que las europeas) y fomentar la internacionalización de nuestras empresas (sólo 5.000 empresas españolas concentran el 86% de las exportaciones).

Además, España ha de resolver dos problemas propios que lastran nuestra industria. Uno, el pequeño tamaño de nuestras empresas: hay demasiadas pymes (95,7% empresas con menos de 9 empleados, frente al 92,1% en la UE) y pocas grandes empresas (sólo el 0,2% tienen más de 200 empleados). Sólo tenemos 3.305 empresas con más de 250 trabajadores (0,1%), cuando en Alemania hay 8.995 (0,5%). Y este raquitismo empresarial tiene consecuencias negativas, porque las grandes empresas son más productivas, más innovadoras, más propensas a exportar y crean un empleo más estable. Por eso, es urgente fomentar la fusión de empresas, sobre todo en la industria, con ayudas e incentivos fiscales.

El otro problema es la falta de capital español en la industria. Los bancos se retiraron en los años ochenta y en muchas empresas, los hijos y nietos de los fundadores las vendieron al capital extranjero. El resultado es que un número reducido de filiales extranjeras (1,7% del total de empresas) controlan un tercio del negocio industrial (37,2% de las ventas) y 1 de cada 5 españoles empleados en la industria trabaja para una multinacional. La mayoría son multinacionales europeas (67%, sobre todo de Alemania y Francia) y americanas (15%), concentradas en los sectores punteros: automóvil, industria química y farmacéutica, energía, equipos y maquinaria, caucho y plásticos. El problema es que las decisiones industriales se toman fuera de España y tenemos así más riesgo de deslocalización, de fugas a otros países. Habría que fomentar (sobre todo fiscalmente) que el capital español se dirigiera a la industria y no a la especulación inmobiliaria o bursátil a través de SICAV.

Al final, se trata de apostar de verdad por la industria, poniendo dinero encima de la mesa (sin obsesionarse por el déficit y los recortes) y creando un caldo de cultivo para que las empresas crezcan y vendan productos “made in Spain” con innovación y calidad, no compitiendo sólo en precio (gracias a salarios de miseria). Apostar por la industria porque crea más riqueza que el resto (68.000 € por empleado frente a 50.000 los servicios), un empleo más estable (83% son contratos fijos), exporta más (aporta el 88% de las exportaciones españolas)  y tiene un efecto arrastre sobre el resto de la economía. La industria es clave para salir de la crisis.

No podemos resignarnos a ser un país de turismo y servicios. Hay que apoyar de verdad a la industria, la tradicional  y los nuevos sectores: aeroespacial, agroalimentación, TIC y contenidos digitales, biotecnología, agua y medioambiente, energías renovables, nuevos materiales, material de transporte (AVE), industria de la saludBuscar nuestro hueco en el mundo, con productos “made in Spain” competitivos. Es la hora de la industria.

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