La llegada de inversiones extranjeras ha sido clave
para impulsar el fuerte crecimiento de España los últimos años: los
extranjeros han inyectado 71.300 millones en 2023 y 2024, más del
doble que en Francia, un 50% más que en Italia y casi lo mismo que en Alemania
(economía tres veces mayor). Este dinero extranjero es clave para modernizar
el país y mantener 1,88 millones de empleos. Y sigue llegando, de EEUU, Reino
Unido y el resto de Europa porque los inversores valoran que España crezca más
que otros, los Fondos europeos, su posición geográfica, las buenas
infraestructuras digitales y físicas y la mano de obra, formada y más barata. Incluso
España ha aprobado un Fondo público (FOCO) para co-invertir con inversores extranjeros
en sectores estratégicos. Pero ahora preocupa que el proteccionismo de Trump
y la marcha atrás en la globalización reduzca las inversiones
extranjeras en España, mientras apenas remonta la inversión española.
Por eso es clave seguir vendiendo “la marca España”, como eslabón
clave de “la marca Europa”.

Las inversiones extranjeras han sido claves en el “milagro
económico” español de los últimos años, cuando crecemos más que la de la mayoría
de paises, porque han aportado recursos para modernizar el país,
mejorado nuestra tecnología y competitividad y creado empleo estable.
España se ha convertido tras la pandemia en un destino atractivo para los
inversores extranjeros, que han apostado por participar en grandes y
medianas empresas, instalar nuevos proyectos y financiar muchos sectores, desde
los hoteles e inmobiliarias a las renovables, la sanidad o las residencias de
ancianos. Sólo en 2023 y hasta septiembre de 2024, según
Funcas, las inversiones extranjeras directas en España han sido de 71.300
millones de euros, más del doble de las recibidas por Francia, un 50% más
de las que han dio a Italia y casi las mismas que Alemania (una
economía tres veces mayor).
Ya en 2023, las inversiones extranjeras directas en
España superaron los 30.000 millones de euros (30.362 millones), por 2º año
consecutivo (32.207 millones recibidos en 2022), muy por encima de las
inversiones recibidas antes de la pandemia (24.197 millones en 2019) e incluso
en los años del boom económico anterior a la crisis financiera (29.718 millones
recibidos en 2018), según la serie histórica publicada por Comercio. Ese año
2023, el último con datos
completos, la mayor inversión extranjera vino de EEUU (7.588
millones de euros), seguida de Reino Unido (3.822 millones), Alemania
(3.448), Francia (2.707), Suecia (1.454), Australia (1.228), Canadá
(1.199) y México (1.058 millones). La mayor parte de esta inversión extranjera
directa se dirigió a Madrid (55,5%), Cataluña (15,64%), Comunidad
Valenciana (11%) y País Vasco (5,13%). Y a la industria manufacturera
(4.543 millones), el comercio (4.107), la industria extractiva (3.549),
energía (2.789), información y comunicaciones (2.717) e inmobiliarias (2.024
millones de inversión extranjera directa).
En 2024, la inversión extranjera directa siguió
llegando y los datos disponibles (enero-septiembre) reflejan una entrada
de 23.607 millones de euros (+11,8% que en 2023), lo que
permite esperar que vuelvan a superarse los 30.000 millones de inversiones
extranjeras en 2024 (31.500). El año pasado cambió algo el panorama,
porque las inversiones de Reino Unido (5.596 millones hasta septiembre) superaron
a las de EEUU (sólo 2.864 millones), mientras Francia (1.601 millones)
superaba a Noruega (1.588), Alemania (1.436), Paises Bajos (1.209) e Italia
(774 millones). Y en 2024, Madrid se llevó el 71,7% de las inversiones
extranjeras, yendo el 14,62% a Cataluña. Además, se centraron
más en la energía (3.665 millones) que en la industria (2.769 millones),
aumentando en la información y comunicaciones (2.513 millones) y actividades
profesionales y técnicas (1.508 millones).
Si vamos a la inversión extranjera directa acumulada,
España ha recibido ya 603.100 millones de euros, desde 1993 hasta
2024. Históricamente, el país que más ha invertido en España estas tres
décadas ha sido Estados Unidos (106.950 millones de euros, el 18% del
total), seguido de Francia (64.331), Reino Unido (57.652), Alemania (55.435) e
Italia (52,665 millones), completando la lista México (28.369 millones), Paises
Bajos (16.548), Suiza (15.396), Portugal (13.522), Japón (12.511) y China
(11.347 millones). Dos tercios de estas inversiones históricas se
han dirigido a Madrid (68,8%), seguida de Cataluña (13,7%), Asturias
(3,20%) y País Vasco (3.14%), concentrándose en la industria (24,4% del total), energía, electricidad y gas (15,3%), comercio
e inmobiliarias (10% cada sector).
Con esta llegada de inversiones extranjeras, España
se coloca como el 11º país del mundo y el 3º de Europa (tras Alemania y
Francia) en la recepción de inversión extranjera directa desde 1990,
según
un informe de Funcas con datos de la UNTAD. Pero además, el peso del
capital extranjero acumulado en la economía española (56,7% del PIB entre 2014
y 2023) es incluso mayor del que tiene en Francia (32,3% del PIB), Alemania
(27,3% del PIB) o Italia (22,6%). Y en los dos últimos años, la llegada
de inversiones extranjeras a España (71.300 millones ) ha sido muy superior a
las inversiones recibidas por Francia (la mitad) o Italia (la cuarta parte),
igualando a las recibidas por Alemania, un país con el triple de PIB que
España. Además, estas inversiones extranjeras mantienen
en España 1.880.000 empleos (2023), un 9,1% de la población ocupada total y 707.000 empleos más de los que mantenían estas inversiones
extranjeras en 2014.
Las inversiones extranjeras llevan tres décadas llegando a
España de forma continuada, pero el
mayor salto se ha dado tras la pandemia, a partir de 2021, gracias
a varios
factores. Por un lado, España es un gran mercado (49 millones) y
la economía europea que más crece, además de forma estable
(con superávit exterior, poco déficit y una deuda pública con una baja prima de
riesgo (+0,64% frente a Alemania), inferior a la de Francia (0,70%),
Italia (+1,08%) o Reino Unido (+1,85%). Por
otro, es el primer país receptor de los Fondos europeos de recuperación,
que están aumentando las inversiones en sectores estratégicos y promoviendo la
digitalización y descarbonización de la economía (2º país europeo líder en
renovables). Además, España tiene una potente infraestructura de
comunicaciones (cables submarinos) y digital (la fibra óptica española supera a
la de Francia, Alemania, Italia y reino Unido juntas), con modernas infraestructuras
de carreteras, aeropuertos y puertos, junto a una envidiable posición
geográfica entre América, Europa, África y Asia. Y encima, tiene una mano de
obra formada y con bajos salarios. Y un Gobierno que apuesta por
la inversión extranjera.
Algunos inversores se preocuparon cuando el Gobierno Sánchez
aprobó, en plena pandemia (17 de marzo 2020) un Real Decreto de
medidas urgentes que, en su Disposición final 4ª, “sometía a
autorización gubernamental la compra por inversores extranjeros
(extracomunitarios) del 10% o más del capital de empresas de sectores estratégicos”:
sanidad, energía, transporte, agua, materias primas, alimentación, datos,
aeronáutica, Defensa, finanzas, tecnológicas, inteligencia artificial,
robótica, semiconductores, ciberseguridad o nanotecnología. El temor
era que el desplome de las Bolsas (por la pandemia) abaratara tanto el valor de
las empresas españolas que las hiciera muy vulnerables a OPAS hostiles de
inversores no europeos. Lo que hizo el Gobierno Sánchez fue simplemente trasponer
una Comunicación similar “de protección· hecha
por la Comisión Europea el 13 de marzo.
Este “blindaje anti-OPAS” (ampliado
2 años más en enero, hasta finales de 2026) ha evitado “sustos de
compras hostiles durante estos años, obligando a autorizaciones de operaciones
como la entrada del fondo soberano saudí STC (que ha
comprado el 9,97% de Telefónica). Pero no ha evitado la llegada de
inversiones extranjeras a España, que han
crecido después, en 2021,2022, 2023 y 2024. De hecho, el
Gobierno Sánchez ha multiplicado los contactos con inversores y multinacionales
extranjeras para que se instalen en España, en sectores claves para el
futuro, como las baterías, los chips, las renovables, empresas
digitales, Centros de Datos o inteligencia artificial,
con Planes concretos de ayudas e inversiones dentro del Plan de recuperación y
los Fondos UE.
Además, en abril de 2024, el Consejo de Ministros aprobó
un Fondo público de co-inversión, FOCO, para impulsar la atracción
de inversiones extranjeras en empresas españolas. Este Fondo público está
dotado de 2.000 millones de euros hasta 2026, financiados por los Fondos UE del
Plan de Recuperación y gestionados por COFIDES, un organismo público
dependiente del Ministerio de Economía. La
idea es que este Fondo aporte la mitad del capital en nuevos proyectos de inversores
extranjeros en España (incluyendo posibles
socios españoles) siempre que ellos pongan la otra mitad de la financiación y
sean proyectos vinculados a la transición energética, transformación digital, movilidad sostenible, biotecnología o agricultura sostenible. Es una
forma de atraer a nuevos inversores extranjeros (startups),
aportando la mitad de la financiación inicial.
El mayor inversor extranjero en España es el
Fondo norteamericano Black Rock, el mayor fondo del mundo, cuyas inversiones
en España alcanzan los 33.000 millones de euros, con participaciones de algo
más del 5% en BBVA y Santander (donde es el primer accionista), CaixaBank,
Iberdrola, Repsol, Enagás, ACS, Redeia o Telefónica, siendo accionista también
del Sabadell, Acciona o Aena. Le siguen el Fondo de inversión Vanguard Group
(USA), que tiene invertidos otros 23.000 millones de euros en 35 importantes empresas
españolas, Capital Group (otro Fondo USA), con 22.000 millones invertidos
en las principales empresas y bancos, el fondo soberano noruego Norges,
con 12.500 millones y presente en el capital de 55 empresas españolas, y
Fidelity (Fondo USA), con 10.000 invertidos en las principales empresas del IBEX.
Además, los Fondos e inversores extranjeros han aumentado su
presencia en el sector inmobiliario español, entrando en inmobiliarias y
Fondos de inversión inmobiliaria (SOCIMI), desde la compra de edificios y
oficinas a hoteles, Centros comerciales o polígonos industriales y locales. De
hecho, la inversión inmobiliaria en España batió todos los récords en 2024
(14.000 millones de euros, +20% que en 2023, según
CBRE) y el 45% de esas inversiones procedieron de capital extranjero
(13% USA,6% británico, 3,5% latinoamericano). Su mayor interés se centra en la
compra de viviendas y edificios (30%), hoteles (23%), locales y Centros
Comerciales (20,7%) , oficinas ( 11,4%)
e inmuebles industriales y logísticos (10%). Y parece que esta “fiebre inmobiliaria” extranjera por
España va a seguir, porque los expertos creen que es el
4º país con más potencial de beneficios, tras Reino Unido, Alemania
y Polonia.
Lo importante es que se mantengan las inversiones
extranjeras directas, porque son las más estables (en
empresas españolas o en filiales de multinacionales, como las del automóvil,
farmacéuticas, químicas, energéticas o tecnológicas) y menos
especulativas, las que crean más y mejores empleos. El
riesgo ahora es que las políticas disruptivas de Trump
retraigan la inversión USA en España (y en Europa) y, como consecuencia del
auge del proteccionismo, se dé marcha atrás en la globalización,
frenando la internacionalización de las inversiones. De momento, los inversores
extranjeros siguen confiando en España y cara a 2025, apuestan por seguir
invirtiendo. Así, el 89% de las empresas de capital extranjero esperan aumentar
o mantener sus inversiones este año, según
el Barómetro del Clima de Negocio en España, elaborado por el ICEX y el
IESE, con las opiniones de 700 empresas con capital extranjero instaladas en
España. Un 36% esperan aumentar sus inversiones, un 33% prevén aumentar sus
exportaciones y un 41% contemplan aumentar plantillas.
En cualquier caso, resulta clave que las inversiones
extranjeras sigan llegando con fuerza, sobre todo si las inversiones de
españoles siguen débiles, como reflejan los datos: la inversión
privada nacional sigue un 5% por debajo de 2019 y no se recuperará de
la pandemia hasta 2027, según
el Banco de España. Para conseguir mantener el flujo de inversiones
extranjeras, hay que implicar a estos inversores foráneos en las cuantiosas inversiones
previstas en el Plan de Recuperación, que hay que comprometer antes de
agosto de 2026. Y en paralelo, hay que atender
algunas quejas de los
inversores extranjeros en España, que piden menos burocracia,
menos retrasos en los juzgados mercantiles, una menor disparidad en las
normativas autonómicas, un menor coste de la energía y una mayor apuesta por la
tecnología y la formación del capital humano.
Pero además, Europa se tiene que “poner las pilas”
y poner en marcha un Plan de
industrialización y modernización que atraiga la inversión europea (cada
año, 300.000
millones del ahorro de los europeos se “escapan” a invertir en EEUU) y
la inversión extranjera, que ahora se dirige más a América y Asia. Urge que
Europa sea “un continente atractivo” para los inversores foráneos, lo
que exige poner en marcha proyectos punteros y competitivos. Y eso nos
ayudaría mucho, porque España podría ser uno de los grandes puntos
de “desembarco” de las inversiones mundiales en Europa. Las necesitamos.
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