lunes, 24 de marzo de 2025

Buscando minerales y "tierras raras" en España

No sólo Ucrania tiene “tierras raras” y minerales estratégicos. España es, desde los romanos, uno de los paises con más diversidad minera y tenemos yacimientos de litio, wolframio, cobre, cobalto, bismuto, estroncio y “tierras raras”, claves para la descarbonización y digitalización de la economía. Por eso, el Gobierno acaba de aprobar un Plan para detectar los yacimientos y promover su explotación, siguiendo la Estrategia europea, que aprobó en 2024 un Reglamento para fomentar el autoabastecimiento de minerales estratégicos y reducir la dependencia de China y paises emergentes. La minería vuelve a estar “de moda”, con proyectos en Extremadura, Andalucía, Galicia y Castilla y León, para buscar y explotar minerales estratégicos. Una estrategia que choca con dos problemas: los inversores son por ahora multinacionales no europeas y hay protestas de ecologistas y pueblos afectados, por los residuos y el daño al medio ambiente. Pero hay que resolverlos y avanzar en proyectos mineros sostenibles, porque necesitamos ser más autosuficientes, en España y en Europa.

                Proyecto mina de litio en Valdeflores (Cáceres) de New Energies (filial de Infinity Lithium)

Todos los paises del mundo están a la búsqueda de minerales estratégicos y “tierras raras”, que son la base de las nuevas tecnologías en energías renovables, digitalización e Inteligencia artificial, aeronáutica y Defensa. Estos materiales tienen unas excepcionales propiedades magnéticas, luminiscentes y electroquímicas y por eso son imprescindibles para construir móviles y aparatos electrónicos, chips, baterías de coches y paneles solares o aerogeneradores, y en la industria aeronáutica o espacial, Defensa, agroalimentación y salud: antimonio, baryte, bauxita, berilio, bismuto, borato, cobalto, carbón de coque, escandio, estroncio,  fluorita, fosforo, galio, germanio, hafnio, litio, indio, magnesio, grafito natural, caucho natural, niobio, platino, roca fosfatada, silicio, tántalo, titanio, tierras raras (ligeras y pesadas), tungsteno y vanadio (ver aquí lista, utilización y paises productores).

El problema grave para Europa es que necesita estos minerales estratégicos pero no tiene  apenas yacimientos ni plantas de tratamiento, por lo que depende del suministro de terceros paises, en especial China y paises emergentes (algunos muy inestables y con minas controladas por China). De hecho, China suministra el 98% de las “tierras raras”, el 97% del magnesio (motores y aviones) o el 80% del galio (paneles solares), Turquía el 98% del borato (aerogeneradores), Sudáfrica el 92% del iridio (semiconductores y motores), el 84% del rodio (catalizadores y química) y el 93% del rutenio (chips), el Congo produce el 63 % del cobalto (baterías), Chile, Argentina y Bolivia tienen el mayor yacimiento del mundo de litio (panelas solares, baterías y smartphones), Indonesia produce el 30% del estaño (pantallas, ordenadores y circuitos) y Mongolia controla el terbio e iterbio (almacenamiento de datos)… 

Ante esta dependencia exterior de minerales estratégicos y “tierras raras”, Europa ha querido aprender la lección de la COVID-19 en 2020 (que dejó clara la enorme dependencia sanitaria y farmacéutica de China) y de la crisis energética desatada por la invasión de Ucrania, en febrero de 2022 (que obligó a buscar alternativas al gas ruso). Así, ya en septiembre de 2020, la Comisión Europea  envió una Comunicación al Parlamento Europeo donde advertía de la existencia de 30 materias primas fundamentales para el funcionamiento de la economía y donde China es el principal suministrador para Europa de 20 de ellas, junto a otros paises de África, Latinoamérica y Asia, muchos de ellos “autocracias”.

En mayo de 2021, otra Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo trató de evaluar  la dependencia de Europa de las materias primas, señalando que de los 5.200 productos que importa la UE hay 137 que son “sensibles”, por su importancia económica y la dependencia exterior. Y señaló 6 áreas estratégicas sobre las que había que actuar, para evitar la vulnerabilidad que ya se vio con la pandemia: principios activos farmacéuticos, baterías, semiconductores (“chips”), hidrógeno, tecnologías en la nube y materias primas críticas (la lista anterior de 30 minerales básicos).

Avanzando en esta alerta, la Comisión Europea aprobó, el 16 de marzo de 2023, una Ley europea de materias primas fundamentales, que finalmente se traduce en el Reglamento 2024/1252, aprobado por el Parlamento europeo y la Comisión el 11 de abril de 2024. Este Reglamento es “la hoja” de ruta europea para “garantizar el acceso de la UE a un suministro seguro, diversificado, asequible y sostenible de materias primas fundamentales”, que son indispensables para la descarbonización de la economía, la industria digital, el sector aeroespacial y la Defensa. El Reglamento fija como objetivo conseguir una mayor autonomía estratégica de Europa en 2030, buscando que el 10% de la extracción de estos minerales estratégicos se haga en Europa, también el 40% de la transformación y el 15% del reciclado, para que no más del 65% del consumo de cada mineral estratégico proceda de un solo  país de fuera de la Unión Europea.

Para conseguir esta menor dependencia (del 95-100% actual el 65%), la Comisión europea plantea a los paises que desarrollen programas nacionales de diversificación y mayor autonomía de suministros, invirtiendo en investigación y exploración, en yacimientos propios y en desaladoras (de la salmuera se puede obtener magnesio, litio y tierras raras), además de apostar por el reciclaje, una estrategia básica (si Europa no tiene minerales estratégicos o tierras raras, sí puede reciclar el litio, cobalto o los minerales que usa, para reutilizarlos: es lo que se trata de hacer con los aerogeneradores o las baterías, cuando acaba su vida útil). En paralelo, la Comisión Europea buscará acuerdos con terceros paises para asegurar las cadenas de suministros de las materias primas estratégicas, invirtiendo 300.000 millones de euros en el proyecto Global Gateway, para asegurar la presencia europea en infraestructuras y  cadenas de suministro de energía, medicamentos, materias primas y digitalización.

En este Reglamento europeo de 2024 se incluyó la lista de 23 minerales “estratégicos” para Europa: 17 minerales (bauxita, bismuto, boro, cobalto, cobre, galio, germanio, litio, magnesio, manganeso, grafito, níquel, platino, silicio, titanio y wolframio) y 7 tierras raras (neodimio, praseodimio, terbio, disprosio, gadolinio, samario y cerio). Además, se incluyó una 2ª lista de 32 materias primas “estratégicas”, donde se unen a los 13 de los minerales anteriores otros 19 minerales más (antimonio, arsénico, barita, berilio, bismuto, carbón coque, cobre, feldespato, fluorita, hafnio, níquel, niobio, fosforita, fósforo, escandio, estroncio, tántalo y vanadio) y 2 grupos de “tierras raras (pesadas y ligeras). 

Ahora, la tarea de la Comisión Europe es buscar por el mundo paises “amigos y seguros” (sic) donde asegurarnos el suministro de estos minerales estratégicos y, en paralelo, movilizar a los 27 paises de la UE a que busquen estos minerales y tierras raras en su suelo. Para empezar, la Comisión Europea anunciará este martes 25 de marzo los primeros proyectos europeos de extracción y tratamiento de minerales estratégicos que contarán con ayudas europeas, seleccionados entre los 173 presentados, varios de ellos proyectos españoles.

España se acaba de sumar a esta tarea europea, al aprobar el Gobierno, el pasado 11 de marzo, el Plan de Acción de Materias Primas Minerales 2025-2029, un programa estatal para explorar y explotar yacimientos de minerales y tierras raras en España. Por un lado, se destinan 400 millones de euros a actuar en las 1.000 balsas y escombreras de minas que existen en España, en un intento doble: restaurar minas cerradas, con residuos que dañan el medio ambiente, y buscar en esas escombreras (de minerales “clásicos”) si hay indicios de los minerales estratégicos que ahora necesitamos. Y, en paralelo, se pondrá en marcha un Plan nacional de exploración minera 2025-29, para realizar estudios que identifiquen zonas donde puede haber minerales estratégicos, una tarea que en parte está hecha, gracias a las bases de datos hechas durante décadas por el Instituto Geológico y Minero.

Los expertos son bastante optimistas, porque España es uno de los paises con más diversidad minera de Europa, ya desde la dominación romana, con importantes yacimientos de múltiples minerales (pizarra, mármoles, granito, estroncio, sepiolita, fluorita y yeso, cobre, magnesio, sales potásicas…). El problema es que, hasta ahora, la minería en España se ha centrado en el carbón y en producir materiales para la construcción. Y en la última década, con la crisis del carbón (era más barato importarlo y demasiado contaminante) y la construcción, la mitad de las minas han cerrado, lo que ha llevado a la minería a ser una industria marginal, aunque tenemos 2.600 explotaciones y mantienen 30.000 empleos. 

Ahora se trata de detectar dónde hay minerales estratégicos y apoyar proyectos mineros para extraerlos y tratarlos. De entrada, parece que los materiales estratégicos que ahora nos interesan son relativamente abundantes en la mitad oeste de España, en las provincias que bordean la frontera con Portugal, desde Galicia a Andalucía, pasando por Castilla y León y Extremadura, donde hay detectados yacimientos (ver mapa) de litio, cobre, cobalto, coltán, fluorita, bismuto, estroncio, magnetita, níquel, tantalio, uranio, wolframio y algunas “tierras raras”. El Plan aprobado por el Gobierno dispondrá de recursos y financiación no sólo para promover la investigación y sondeos sino también para promover la explotación de yacimientos (antiguos y nuevos), con la colaboración público-privada (proyectos mixtos). Y en paralelo, para instalar plantas de tratamiento de residuos de materiales que contengan minerales estratégicos y tierras raras (reciclaje de móviles, baterías, aerogeneradores…).

La estrategia de buscar y producir en España minerales estratégicos y “tierras raras” es buena, pero choca con dos problemas. El primero, que los proyectos en marcha están impulsados por multinacionales extranjeras, la mayoría de fuera de la UE-27 (de EEUU, Canadá, Reino Unido, Australia o China), mientras apenas hay interés entre inversores españoles. Así, en Extremadura hay hasta 150 permisos de exploración (litio y antimonio) , con la presencia de multinacionales como W Resources (británica) o Infinity Lithium (australiana), mientras hay también bastantes proyectos en Andalucía (antimonio, cobre y zinc), con presencia de la canadiense Emérita Resources (Aznarcollar y Huelva) y la británica Atalaya Mining, en Castilla y León (con la reapertura de la mina de wolframio de Salamanca por la española Saloro) o en Galicia (minas de estaño y wolframio más la reapertura de una antigua mina de tántalo en Orense, por la multinacional canadiense Strategic Minerals).

El segundo problema es que muchos de estos proyectos en marcha han chocado con las autorizaciones de las autonomías implicadas, por problemas medioambientales, o han provocado protestas de organizaciones ecologistas y de vecinos de los pueblos afectados, que denuncian daños al medio ambiento y riesgo de residuos. De hecho, uno de los graves problemas que tienen muchos minerales estratégicos y “tierras raras” es que exigen ser tratados (para separarlos) con productos químicos y mucha agua, como detalla el libro “Esclavos del algoritmo”, de Laura G. de Rivera. Por ejemplo, producir una tonelada de litio requiere 2 millones de litros de agua y productos químicos muy tóxicos. Y extraer 1 Tm de “tierras raras” genera 2.000 TM de residuos y 12.000 m3 de gases ricos en acido sulfúrico, dióxido de azufre, acido fluorhídrico y residuos radiactivos…

El Reglamento europeo obliga a los paises a vigilar muy de cerca los residuos de los futuros yacimientos de minerales estratégicos que se promuevan en la UE. Y de hecho, hay tecnología para tratar estos residuos con menos riesgos, como las “bacterias” que filtran metales, según demuestra un estudio de la Universidad de Harvard. Pero es una tecnología más cara, que no se usa apenas ni en China ni en los paises emergentes. Parece evidente que Europa y España deben ser rigurosos con el tratamiento de residuos en  las minas y también en el reciclaje de materiales. Pero hay que buscar una vía para conseguir proyectos sostenibles medioambientalmente, porque no podemos seguir dependiendo casi al 100% de compras exteriores, que además ya están destrozando los ecosistemas (Congo, Chile o China).

En resumen, que si queremos seguir adelante con los móviles, los ordenadores, las energías verdes, las nuevas tecnologías y la Inteligencia Artificial, tenemos que preocuparnos de buscar en Europa los minerales estratégicos y “tierras raras” que los alimentan, so pena de que en unos años tengamos otro “susto”, como con la COVID o el gas ruso. Estas materias primas son el petróleo del futuro y estamos a tiempo de buscarlas y extraerlas en Europa y en España, donde parece que tenemos bastantes, aunque hay que asegurar que no destrozan ni contaminan los pueblos donde se detecten. Hace falta un Plan,  financiación y medios e implicar a inversores españoles, con coordinación entre el Gobierno y las autonomías. Y con mucha transparencia. Hay que apostar por una “nueva minería”, que apoye la digitalización y descarbonización de nuestra economía.

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