lunes, 10 de febrero de 2025

China pincha la burbuja de la IA

El mundo de la tecnología y la Inteligencia Artificial (IA) sufrió un “shock” a finales de enero: una pequeña empresa china había desarrollado, con poca inversión, personal y tiempo, un modelo puntero de IA en código abierto, DeepSeek, que competía perfectamente con los gigantes USA, como ChatGPT o los de Google, Microsoft y Meta. En medio de la carrera por monopolizar la IA, China parece haberse adelantado a EEUU, donde Trump “apadrina” un proyecto millonario de IA norteamericana. Ahora, podría abrirse el camino para que Europa y pequeños paises entren en la carrera de la IA, que va a cambiar nuestras vidas. Europa ha sido pionera en un Reglamento para controlar la IA, pero va muy retrasada en inversiones, aunque ha puesto en marcha 7 macrocentros de IA, uno en Barcelona. Y el Gobierno Sánchez acaba de presentar ALIA, un modelo de IA en español, dentro de una estrategia para invertir 1.500 millones en avanzar en IA, en las empresas y servicios. No podemos perder este tren.


En los últimos años, asistimos en el mundo a una auténtica fiebre del oro” por la Inteligencia Artificial (IA). Inversores, Fondos y bancos se han lanzado a apoyar proyectos, mientras los gigantes de Internet (Google, Meta, Microsoft y Amazon) lanzan modelos de IA o invierten en gigantescos Centros de Datos (Data Centers) para investigar en la IA. Sólo en los últimos 5 años, la inversión del capital riesgo en Inteligencia Artificial ronda los 300.000 millones de dólares, según el Foro Económico Mundial. Y se estima que la inversión en IA ha superado los 70.000 millones de dólares en 2024, sobre todo en USA y China. La “fiebre por la AI” se justifica porque “nadie quiere quedarse fuera” y todos piensan que será una tecnología que cambie la economía y el mundo en unos años.

La aparición de ChatGPT, el 30 de noviembre de 2022, fue un hito en esta revolución de la IA: una empresa casi desconocida, OpenAI, fundada en 2015 por varios inversores tecnológicos (entre ellos Elon Musk y Microsoft, que ya no la controlan) lanzó un modelo de IA para internautas (ChatGPT) y consiguió un millón de usuarios en 5 días (ahora tiene 200 millones). Eso disparó las alarmas en los gigantes de Internet, que llevaban años invirtiendo en IA: Microsoft apostó por Copilot (febrero 2023), Meta (Facebook) afianzó LlaMA (febrero 2023) y Google renovó Bard y lanzó Gemini (diciembre 2023). Todos buscan lo mismo: desarrollar un modelo de IA que se popularizara y copara el mercado. Es la estrategia de “el ganador se lo lleva todo", la búsqueda de un “cuasi monopolio” en IA, como lo han conseguido Google (buscadores), Microsoft (sistemas operativos), Meta (redes sociales), Amazon (comercio online), Apple (dispositivos de alta gama) o Tesla (coches eléctricos).

En medio de esa “loca carrera” por conseguir el dominio del mercado de la IA (para después imponer sus condiciones, como Google, Apple o Amazon), OpenAI, la empresa norteamericana líder en IA, aprovechó la llegada de Trump al poder para lanzar el proyecto STARGATE, una inversión de 500.000 millones de dólares en 4 años para infraestructuras de IA, con el apoyo de Oracle (USA) y Softbank (Japón), más Nvidia (la empresa USA líder en fabricar los microchips que necesita la IA). Un proyecto millonario, presentado por Trump el martes 21 de enero (su 2º día en la Casa Blanca), tras haber firmado una “orden ejecutiva (otra) que anulaba las restricciones (sobre seguridad y control) que Biden había establecido para la IA . “Se inicia la edad de oro de la IA en Estados Unidos”, declaró eufórico.

Sólo unos días después, el lunes 27 de enero, estallaba una noticia que supuso una auténtica conmoción en el mundo tecnológico: una casi desconocida empresa china lanzaba una nueva oferta de IA, DeepSeek, igual o superior a ChatGPT y que puede descargarse gratis. Y además es una herramienta que se ofrece “en código abierto”, lo que abre la vía a que nuevos desarrolladores la utilicen y amplíen. Pero lo más llamativo era que la IA china se había desarrollado sólo en dos meses, con un reducido equipo de ingenieros y una pequeña inversión (6 millones de dólares frente a los más de 100 millones que costó el lanzamiento de ChatGPT en 2022). Y encima, DeepSeek se había lanzado a pesar de la prohibición a empresas chinas de comprar chips de EEUU, lo que hundió la cotización de Nvidia (su valor cayó en 589.000 millones de dólares en un solo día, algo nunca visto), la 2ª empresa con más valor del mundo (tras Apple), gracias a su “cuasi monopolio” en la fabricación de chips de alto rendimiento para la Inteligencia Artificial (IA).

Tras recuperarse de la conmoción inicial, OpenAI (ChatGPT) denunció que los chinos de DeepSeek lo habían conseguido “copiando, utilizando la información de sus años de entrenamiento de ordenadores, algo difícil de demostrar. Todo indica que DeepSeek hizo de la necesidad virtud y utilizó otras vías de investigación, recortando procesos, desarrollos, medios e inversiones. Y parece que el promotor de DeepSeek, Liang Wenfeng, un ingeniero chino de 39 años, utilizó sus conocimientos de IA para montar un fondo de inversión con el que ganó una pequeña fortuna para comprar chips de Nvidia antes del embargo y montar un pequeño equipo, con ingenieros universitarios chinos…

El caso es que el lanzamiento de DeepSeek ha provocado una auténtica revolución en el disparatado mundo de la Inteligencia Artificial (IA), abriendo nuevos caminos y señalando que la clave no está sólo en invertir sin límite, que no es cierto que “el que más gaste será el ganador”. Y ha bajado los humos a los gigantes USA de Internet y la IA, que tendrán que afrontar una “cura de humildad”: han invertido más que China y parece que van por delante en IA, pero no es definitivo. De hecho, el gigante chino Alibaba ha lanzado otro modelo de IA, Qwen 2,5 Max, que parece también muy competitivo. Pero sobre todo, el ejemplo de DeepSeek ha creado muchas esperanzas en Europa, muy atrasada en la carrera de la IA (apenas invirtió 10.000 millones en 2024), porque demuestra que se puede avanzar sin presupuestos millonarios, a golpe de innovación e investigación.

Europa lleva años fuera de esta carrera por la Inteligencia Artificial (IA), como ha estado también relegada en la revolución tecnológica y de Internet, donde los gigantes son multinacionales USA y alguna china. Sólo ha avanzado en regulación, aprobando en marzo de 2024 (Parlamento Europeo) el Reglamento de la IA, la primera norma en el mundo para regular los avances en la IA. Y poco más. En enero de 2024 puso en marcha un paquete de medidas para apoyar a las empresas innovadoras y a las pymes para la utilización de la IA. Y en febrero, se abrió en Bruselas la Oficina Europea de la IA.

Después, lo más destacado ha sido la aprobación del programa IA Factory, por el que la Comisión Europea y los paises destinarán 1.500 millones de euros a crear unos Centros europeos de desarrollo de la IA. En diciembre de 2024, la Comisión Europea eligió las 7 futuras “fábricas de la IA europea”, instaladas en Bolonia (Italia), Kajaani (Finlandia), Bisen (Luxemburgo), Linköping (Suecia), Stuttgart (Alemania), Atenas (Grecia) y Barcelona, donde se ha elegido el MareNostrum 5, el superordenador del Barcelona Supercomputing Center (BSC), que es el que tiene mayor capacidad de almacenamiento de datos en Europa y el tercero con mayor rendimiento del continente.

Los expertos creen que Europa debe ir más lejos y apostar al máximo por la IA, creando un “ecosistema” que promueva avances, apoyados en ayudas, en las Universidades y centros de investigación y atrayendo a empresas e ingenieros, que ahora sólo miran a EEUU. Precisamente, la Inteligencia Artificial es uno de los sectores elegidos en el Informe Draghi para impulsar la competitividad de Europa en las próximas décadas, lo que exigirá fuertes inversiones, pero sobre todo apostar por la innovación, la investigación y el talento.

España busca desde hace años no perder el tren de la Inteligencia Artificial. Ya en diciembre de 2020, el Gobierno Sánchez aprobó la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial (ENIA), con una inversión de 600 millones de euros. Y después, en 2012, la IA forma parte del Plan de Recuperación, con una inversión de 500 millones de Fondos europeos entre 2021 y 2023, que podría crear o mantener 15.986 empleos. Y en mayo de 2024, el Gobierno aprobó la Estrategia de Inteligencia Artificial 2024, para invertir 1.500 millones entre 2024 y 2025. Una parte de estos recursos han ido a mejorar el superordenador MareNostrum5 de Barcelona, a la financiación de desarrollos de IA (400 millones para empresas, dentro del programa Next Tech)  y para promover su utilización (350 millones para que la utilicen las pymes), a becas y formación de expertos en IA  y a la creación de la Oficina Española de IA, la primera abierta en Europa, en La Coruña, inaugurada en junio de 2024.

Además, estos fondos públicos han permitido crear ALIA, el primer modelo de IA en español, presentado por Pedro Sánchez el 10 de enero pasado. Dado que los modelos disponibles de IA para internautas y empresas (ChatGPT, Gemini, Copilot, LlaMA o DeepSeek) se han “entrenado” con textos e información mayoritariamente en inglés, lo que pretende ALIA es ofrecer un modelo que se ha entrenado básicamente con contenidos en español (aunque también está disponible en catalán, valenciano, vasco y gallego). Una herramienta que tiene un nivel tecnológico (hasta 175.000 millones de parámetros) equiparable a la primera versión de  ChatGPT y que tiene dos ventajas: es gratuita y de código abierto, lo que significa que las empresas (y expertos) pueden tomarla como punto de partida para desarrollar sus propios modelos de IA, con la ventaja de utilizar expresiones propias del español.

Ahora falta que todos estos proyectos y estas inversiones (españolas y europeas) vayan creando un ecosistema de desarrollo de la IA, desde la Universidad y los investigadores a empresas propias que desarrollen modelos innovación y modelos de IA. Y en paralelo, las empresas han de ir incorporando la Inteligencia Artificial en su día a día, porque hasta ahora la usan poco: sólo el 13,48% de las empresas europeas utilizaron la IA en 2024, según Eurostat. España es el país nº 13 en el ranking, con un 11,31% de empresas que usan la IA, muy por detrás de Dinamarca (27,58%), Bélgica (27,71%), Finlandia (24,37%), Paises Bajos (23,06%), Alemania (19,75%) o Irlanda (14,90%), pero por encima de Francia (9,91% empresas usan la IA), Italia (8,20%) o Portugal (8,63%). La mayoría de empresas españolas usan la IA para convertir el lenguaje hablado en formato legible y para el análisis del lenguaje escrito, sobre todo para atención al cliente y toma de decisiones, según Red.es.

En la sociedad y entre las empresas, hay bastante recelo ante el uso de la IA, tanto por cuestiones de seguridad como por temor a perder empleos (los estudios revelan que se perderán muchos, en sectores automatizables, pero se crearán muchos otros). Para valorar el potencial real de la IA, el Gobierno encargó a un grupo de expertos un informe, HispanIA 2040, que aborda las oportunidades y retos de la IA en España. El Informe, presentado el 20 de enero, concluye que la Inteligencia Artificial nos ofrece, ya ahora, “la oportunidad de ser más productivos y realizar algunas tareas con más rapidez y calidad”. Y detalla las ventajas que aporta al comercio, la consultoría y el transporte (mejora atención al cliente y aporta ganancias de eficiencia del 13%), a la Sanidad (ahorra el tiempo para atender a 5 pacientes más en Atención Primaria y reduce 22 días las listas de espera de especialistas), en Educación (libera a los profesores el tiempo de 1 día de enseñanza y mejora enseñanza de Matemáticas como si se impartiera medio año más) y a la Administración Pública (agiliza los procesos judiciales, la concesión de ayudas, la gestión medioambiental, el tráfico, la seguridad y defensa, la gestión del agua y el medio ambiente y hasta de las emergencias).

Los expertos que han elaborado HispanIA 2040 insisten en que el mayor desafío es que la IA llegue a la mayoría de empresas y trabajadores, porque si no perderíamos empleo y competitividad, agravando la desigualdad. Y para lograrlo, proponen invertir en IA en áreas estratégicas (biotecnología y ciberseguridad), crear un sistema de datos integrados que circulen por todo el país (empresas, instituciones y autonomías), impulsando modelos propios y cuidando el medio ambiente (los Centros de Datos consumen mucha energía y agua) y la ciberseguridad. Y defienden que la IA se despliegue “con criterios éticos, preservando la privacidad, la propiedad intelectual y la protección de datos. Y “con transparencia en los algoritmos”, para que no incurra en sesgos e injusticias.

Al final, el informe HispanIA 2040 deja claro que “las oportunidades que ofrece la IA son múltiples y si las aprovechamos de manera responsable deberían compensar con creces los posibles efectos negativos”. Y que la IA debe “ayudarnos a conseguir una sociedad más próspera, más justa y con más calidad de vida”. Así que, a pesar de los miedos que tenemos todos a que las máquinas desarrollen tareas humanas, estos expertos españoles creen que hay más ventajas que inconvenientes. Y que España, como Europa, debe volcarse al máximo en esta revolución tecnológica, la más importante desde la electricidad e Internet. No podemos perder este tren.

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