El problema de las drogas se agrava en España, según refleja el aumento de incautaciones, sobre todo de plantas de cannabis (proliferan naves de cultivo enganchadas ilegalmente a la luz), de cocaína (mini submarino en Galicia) y de drogas sintéticas, junto al aumento de detenciones y la presencia de 500 mafias de la droga, produciendo, transportando y blanqueando beneficios. Y somos un punto clave de entrada de drogas a Europa, donde preocupa la fuerte entrada de cocaína, de cannabis muy concentrado y los laboratorios de drogas sintéticas. El negocio de las drogas crece porque aumenta el consumo, sobre todo de cannabis (España es el 4º país que más fuma), cocaína (somos líderes de consumo), pastillas y anfetaminas, más entre los jóvenes. Y se teme que la pandemia, con su secuela de paro y hastío, agrave el problema. Urge un Plan con más medios, personal, juzgados y campañas contra la droga, que en muchos casos “no está mal vista”, pero enferma y mata.
Enrique Ortega |
El negocio de las drogas ilegales es hoy la primera industria mundial y mueve entre 300.000 millones de dólares (según la ONU) y 400.000 millones (según la DEA de EEUU), más de 300.000 millones de euros al año, la cuarta parte del PIB español. Y Europa es el tercer mercado mundial de drogas, tras América y Asia, con un negocio que va en aumento y que mueve unos 35.000 millones de euros al año, según Interpol, de los que más de 6.000 millones de euros se mueven en España, la tercera puerta de entrada de las drogas a Europa, tras la ruta que viene de Asia (por los Balcanes y Turquía) y la que viene de América (a través de los grandes puertos del centro y sur de Europa).
A las autoridades europeas les preocupa
que detectan la entrada de envíos más
grandes de drogas, gracias a que las mafias
internacionales han conseguido infiltrarse en las grandes cadenas de suministro (contenedores y camiones), en
las rutas de navegación (buques) y en los grandes puertos europeos, según
revela el último informe
2020 del Observatorio Europeo de Drogas (EMCDDA). Y dentro de las drogas, les preocupa muy especialmente la creciente
penetración de la cocaína, cada vez con mayor pureza, con un
aumento histórico de las incautaciones (53 Tm en Bélgica, 48 Tm en España y 40
Tm en Holanda) y unas nefastas consecuencias en urgencias y muertes. Y también
el posible aumento del consumo de heroína,
donde se han duplicado las incautaciones y que se ha empezado a producir en
Europa. Otra preocupación es el creciente consumo de cannabis de alta potencia, donde la hierba y el hachís contienen ahora el doble de THC (el
principal componente psicoactivo del cannabis) que hace una década.
Junto a estas tres preocupaciones, las autoridades europeas alertan de que Europa se ha convertido en un importante productor de droga, multiplicándose los laboratorios y centros de producción (en Holanda, Bélgica y paises del Este) de todo tipo de drogas tradicionales (hasta heroína y opiáceos sintéticos) y sobre todo de drogas sintéticas, en especial MDMA (éxtasis) y anfetaminas, así como un creciente número de nuevas sustancias psicotrópicas (sale una nueva droga por semana), como revela el aumento de incautaciones de ketamina, GBH, LSD, óxido nitroso (gas hilarante) y las nuevas benzodiacepinas, nuevas drogas (muy peligrosas) ligadas al ocio de los europeos más jóvenes. Todo ello lleva a las autoridades europeas a alertar sobre sus efectos en la salud pública, no sólo por los 8.300 europeos muertos por sobredosis sino por un aumento generalizado de las adicciones, sin olvidar los problemas de delincuencia, violencia e inseguridad que generan las drogas.
En España, aunque el Gobierno no lo reconoce, el problema de las drogas se ha agravado en los últimos años, como revelan los datos europeos de incautaciones. Somos el país europeo con más incautaciones de cannabis, tanto en resina de hachís (dos tercios de todas las incautaciones en la UE) como en plantas (un tercio del total), siendo los terceros en incautaciones de hierba (flor seca), tras Turquía e Italia, según el informe 2020 del Observatorio Europeo de las Drogas (EMCDDA). Y somos el 2º país con más incautaciones de cocaína (en kilos), tras Bélgica, aunque el 1º en número de incautaciones. En heroína, somos el 2º país europeo en número de incautaciones (tras Turquía) y el 8º en kilos decomisados. En MDMA (éxtasis) somos el 2º país en número de incautaciones (tras Turquía) y el 5º en pastillas decomisadas. Y en anfetaminas, somos también el 2º país en número de incautaciones (tras Turquía) y el 6º en kilos decomisados.
El problema es que las incautaciones de algunas drogas se han disparado aún más en España en el último año que hay datos oficiales (2019), con un récord de 507,9 toneladas de droga incautadas, sobre todo de plantas de cannabis (+57%: 1,5 millones incautadas, 3,5 veces las incautadas en 2015), de marihuana (+10,5%, 32.567 kg, el triple que en 2015), de metanfetaminas (+6,7%), de anfetaminas en polvo (+25%) y de MDMA cristal (+7,93%), según los últimos datos del CITCO (Centro contra crimen organizado). Otros indicadores muy reveladores del auge de las drogas en España son las detenciones (24.171 en 2019, +11,5%) y las denuncias por consumo y tenencia (que han subido un 5%, hasta 401.914 denuncias en 2019: el 82% por cannabis y el 12% por cocaína).
Con todo, lo más preocupante son algunos cambios detectados en el mundo de las drogas en España y que refleja este detallado reportaje de El País. El primero, el espectacular aumento de los cultivos de marihuana, una nueva actividad que está proliferando en 13 de las 17 autonomías, con naves y viviendas enganchadas ilegalmente a la luz y produciendo plantas de cannabis. De hecho, Cataluña es el gran vivero de Europa de marihuana, con las instalaciones más innovadoras (para aumentar pureza y producción). El segundo, el auge en la entrada de cocaína, cuyo tráfico se ha desviado de Algeciras a Galicia, donde proliferan las llegadas de cargamentos de Colombia y Brasil, con transportes más sofisticados (como el mini submarino incautado en Pontevedra con 3.000 kilos de cocaína). Y se ha detectado también un repunte en el tráfico de hachís desde Marruecos. Sin olvidar el salto en la fabricación y distribución de drogas sintéticas: en enero se intervinieron en Barcelona 820.000 pastillas de éxtasis, la 2ª mayor incautación en Europa.
Otro cambio es la ampliación del negocio de la droga en España, que atrae cada vez a más mafias internacionales (y nacionales). Las autoridades estiman que España es el refugio y base de 504 organizaciones de narcotraficantes, mayoritariamente colombianos, británicos, rusos, suecos, lituanos, polacos, chinos, marroquíes y españoles, mafias que han desplazado su centro de la Costa del Sol y Algeciras (muy afectadas por la mayor presencia y operativa de las fuerzas anti-droga) hacia Almería, Murcia, Levante, Cataluña y Galicia, donde además de organizar la producción, transporte y distribución de la droga tratan de blanquear beneficios. Todo ello se ha traducido no sólo en más oferta de narcóticos sino en un aumento de los robos de drogas, ajustes de cuentas y asesinatos de narcotraficantes en España.
Todo este negocio de las drogas crece y atrae a más mafias porque crece el consumo de narcóticos, en Europa y en España. Se estima que casi 100 millones de europeos adultos, la cuarta parte del total, han probado alguna vez drogas ilegales. Y una proporción similar en España, donde somos líderes en el consumo de cocaína: lo han consumido alguna vez el 10,3% de españoles adultos (15-64 años), o sea 3,2 millones de españoles, frente al 5,4% de media en la UE-28, el 10,1% en Reino Unido, el 7,8% en Irlanda, el 6,9% en Italia, 6,5% en Paises Bajos, 6,4% en Dinamarca, 5,6% en Francia o 4,1% en Alemania, según los últimos datos (para 2018) del Observatorio Europeo de las Drogas (EMCDDA). Y somos el 4º país europeo donde más se consume cannabis: lo han fumado alguna vez el 35,2% de los españoles adultos (15-64 años), o sea 11,2 millones, frente a una media del 27,2% en la UE-28, el 44,8% en Francia, el 38,4% en Dinamarca, el 32,7% en Italia, el 29% en reino Unido, el 28,6% en Paises Bajos y el 28,2% en Alemania. Somos el 10º país europeo en el consumo de MDMA (éxtasis) (3,6% de adultos frente a 4,1% en la UE-28 y el 10,3% en Holanda o el 9,1% de Reino Unido) y el 8º en el consumo de anfetaminas (4% de adultos las han probado frente al 3,7% en la UE-28, el 8,6% en Reino Unido o el 5% en Paises Bajos).
La Encuesta EDADES del Ministerio de Sanidad revela además que el consumo de drogas de los españoles ha aumentado en la última década. El consumo de cannabis, la droga ilegal más consumida, ha pasado del 32,1% que la consumieron alguna vez en 2009 al 37,5% en 2019. Y lo peor: el 10,5% ha consumido cannabis en el último año y un 8% (3,2 millones de personas) en el último mes. La cocaína es la siguiente droga más consumida: por el 10,9% de españoles alguna vez y por un 2,5% (1 millón de personas) en el último año. Les sigue el consumo de éxtasis (1,4% lo han consumido alguna vez el último año), los hipnosedantes sin receta (el 1,3%, 521.000 españoles, los han consumido el último año), alucinógenos (el 1%), los analgésicos opioides sin receta (0,7% los han consumido el último año), metanfetaminas (0,4%), GBH (0,20%), inhalables (0,20%) y heroína (0,10%: 40.000 personas).
Lo más preocupante es que cada vez hay más adolescentes que toman drogas ilegales y empiezan cada vez con menos años. La Encuesta ESTUDES 2018-2019 revela las tres drogas ilegales más consumidas por los jóvenes (14-18 años): el cannabis (el 33% lo ha consumido alguna vez, el 27,5% en el último año y un 19,3% , 435.325 jóvenes, en el último mes, con una edad de inicio a los 14,9 años), los hipnosedantes y ansiolíticos sin receta (el 8,6% de los adolescentes los han consumido alguna vez, un 6,1% en el último año, 202.000 jóvenes, y el 2,9% en el último mes, con mayor consumo en las chicas) y la cocaína (el 2,0% la ha probado alguna vez, el 2,4%, 56.372 adolescentes, en el último año, y el 0,9% en el último mes, con un inicio a los 15,2 años). Y crece también el consumo entre adolescentes de éxtasis (1,9% lo han tomado en el último año, más que la cocaína), anfetaminas (el 1,1%) y los alucinógenos (los han probado el 1,4% el último año).
Lo llamativo es que no hay percepción de riesgo en el consumo de estas drogas, según ambas encuestas. Y que adultos y adolescentes reconocen que están fácilmente disponibles, sobre todo el cannabis, las pastillas y la cocaína. Además, los precios se han estabilizado y son bajos en el caso del cannabis y las pastillas, lo que facilita su distribución. Y socialmente, fumar un porro, tomarse una pastilla o esnifar coca en ambientes de ocio o en grupos de amigos “no está mal visto” ni se percibe como peligroso. A pesar de que en 2019 hubo 5.027 personas que acabaron en urgencias por drogas, el 52% por cocaína y el 49,2% por cannabis, mientras preocupa el auge de las drogas sintéticas.
Ahora, con la pandemia, las autoridades europeas han alertado de que las mafias de la droga han reconvertido su estrategia, reduciendo el transporte por vía aérea y pasajeros y aumentando las rutas marítimas y de camiones, a la vez que han trasvasado la venta final de las calles a la red oscura de Internet, a la venta online y a las entregas directas a domicilio, vía mensajeros y paquetería. De hecho, se han producido detenciones de repartidores de droga a domicilio en España, Reino Unido e Irlanda, según Interpol. Y ahora, lo que temen los expertos es que la pandemia, el confinamiento y la crisis provoquen un auge del consumo y también que el aumento del paro engrose las personas que trabajan para las mafias.
España tiene un serio problema de drogas, como revelan no sólo las incautaciones crecientes y la mayor detención de narcotraficantes sino los datos de consumo: el gasto en narcóticos saltó de 5.702 millones a 7.436 millones en 2018, según recoge la última estadística del INE. Gastamos ya en drogas 20 millones diarios, más que en alcohol. Y eso se puede ver en las calles y antes en bares y discotecas. Y lo aprecia la Guardia Civil en los controles de carretera: en los últimos tres meses de 2020, el 50% de los conductores han dado positivo en alcohol o drogas (muchos en las dos). Y el 45,5% de los fallecidos en accidente de tráfico en 2019 dieron positivo en alcohol o drogas al hacerles la autopsia.
Cuando pase la pandemia, urge poner en marcha un Plan de choque contra las drogas, actuando en varios frentes. Por un lado, gastando más, porque España es uno de los paises europeos que menos gasta en luchar contra las drogas, menos del 0.05% del PIB (583 millones al año), muy lejos del 0,2% que gasta Reino Unido (4.650 millones anuales) o del 0,06/0,19% del PIB que gastan Francia, Alemania, Italia y Holanda, según los datos del EMCDDA europeo. Eso permitiría reforzar las plantillas antidroga y sus medios, que se enfrentan a unas mafias cada vez más profesionalizadas. Y hace falta también endurecer las penas a los narcotraficantes (la mayoría de 1 a 4 años) y reforzar las Fiscalías y los Juzgados (saturados en Algeciras o Pontevedra). Y, sobre todo, hacer campañas públicas agresivas contra el consumo de drogas, básicamente entre adolescentes y jóvenes. Hay que generar un rechazo social contra todas las drogas y quitarles su careta de” inofensivas”. Son una “epidemia social”, que causa deterioro cognitivo, enfermedades y muertes. Y un auge de la delincuencia. Hay que ganar esta batalla contra las drogas.
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