Enrique Ortega |
La pandemia también ha reducido los muertos diarios, que bajan por 3ª semana consecutiva (5.007 el 21 de febrero, la tercera parte que hace un mes). Pero el balance es escalofriante: 2.466.263 muertos hasta hoy, la mayoría en América (1.171.294 fallecidos) y Europa (838.561 muertos), según la OMS. Por paises, destacan EEUU (498.897 muertos), Brasil (246.504), México (180.107), India (156.385), Reino Unido (120.810), Italia (95.718), Francia (83.5465), Rusia (81.926), Alemania (67.946) y España (67.101), según los datos de la Universidad Johns Hopkins. Somos el país nº 13 del mundo en muertos por población (142 por 100.000 habitantes), un ranking encabezado por Bélgica (190), Eslovenia (181), Reino Unido (179), República Checa (176), Italia (156), Portugal (152) y USA (158). Y también tenemos menos letalidad (2 muertos por cada 100 contagiados) que la mayoría de Europa: 3,4% en Italia, 2,9% en Reino Unido, 2,8% en Alemania o 2,4% en Francia, según Sanidad.
En las últimas 2 semanas han bajado los contagios en toda Europa, tras las restricciones impuestas en la mayoría de paises. España también ha bajado los contagios, desde el pico de la 3ª ola (899,93 contagiados/100.000 habitantes el 27 de enero) a 750,77 el 5 de febrero y los 294,72 contagiados del viernes 19. Pero seguimos siendo el 5º país europeo con la mayor tasa de contagios, muy por delante de Alemania (126 contagios/100.000 habitantes), Italia (278) e incluso Reino Unido (286) y también peor que Polonia (213), Austria (216), Bélgica (240), Irlanda (251) y Paises Bajos (283). Sólo tienen más contagios Chequia (1.043 contagios), Portugal (428), Suecia (402) y Francia (391), según Sanidad.
En España, la bajada en los contagios dura ya 25 días (empezó el jueves 28 de enero) pero es lenta (la incidencia acumulada en los últimos 14 días ha bajado de 899,9 a 294,72). Y sigue siendo muy desigual por autonomías. Todavía hay 11 regiones que superan los 250 contagios recientes por 100.000 habitantes, un nivel de “riesgo extremo”, según los baremos de Sanidad : Melilla (490), Madrid (427), Ceuta (415), Andalucía (344), País Vasco (340), Castilla y León (336), Aragón (326), Asturias (311), Comunidad Valenciana (295), Galicia (263), Cataluña (252). Otras 5 autonomías están en situación de “riesgo alto” (de 150 a 250, según Sanidad): Castilla la Mancha (240 contagios/100.000 habitantes), La Rioja (208), Navarra (190), Murcia (183) y Cantabria (182). Y sólo tenemos 3 regiones con un nivel de contagios “medio” (de 50 a 150 contagios/100.000 habitantes): Canarias (116), Baleares (136 y Extremadura (140), según los datos de Sanidad del viernes 19 de febrero.
Un 2º indicador importante es el porcentaje de positivos que se detectan con las pruebas PCR (689.780 la última semana) y los test de antígenos (489.466 semanales): la media en España ha bajado al 8%, pero hay varias regiones donde se revela un nivel de transmisión comunitaria todavía muy elevado, con riesgo “alto” (más del 10%): Comunidad Valenciana (15,63% positivos en las pruebas), Ceuta (12,90%), Aragón (12,66%), Melilla (12%), Andalucía (11,78%) y Castilla la Mancha (10%), según el último dato de Sanidad.
La bajada de contagios ha reducido también las hospitalizaciones en las últimas dos semanas (de 28.586 el viernes 5 a 16.314 el viernes 19), aunque bajan más despacio los últimos días. Pero los hospitales siguen saturados, con un 12,83% de camas ocupadas por enfermos COVID (del 10 al 15% supone un riesgo “alto”, según los baremos de Sanidad), siendo peor la situación (“riesgo extremo: más del 15% de ocupación) en Madrid (18,79%), Castilla y León (16,57%), Ceuta (16%) y Asturias (15,43%).
También ha mejorado la ocupación de camas UCI por enfermos de COVID: había 4.795 el viernes 5 de febrero y estaba en 3.739 el viernes 19, con una tasa de ocupación media del 34,77%, un nivel de riesgo “extremo” (+ del 25%) para los baremos de Sanidad. Y lo más preocupante es que hay 13 regiones con una tasa de ocupación de UCIs por enfermos COVID que supera es 25% (riesgo extremo”), con 4 autonomías superando el 40% de ocupación: Madrid (47,47%), Castilla y León (43,59), Cataluña (41,92%), y Ceuta (41,18%). Y las 6 regiones restantes tienen un nivel de riesgo “alto” en las UCIS (ocupación del 15 al 25% por enfermos COVID). Esta alta ocupación de las sigue provocando el retraso de operaciones en la mayoría de hospitales.
Y al final están las
muertes, que se han reducido
aunque siguen muy altas: se ha pasado
de 3.067 muertos (la semana del 29 de enero al 5 de febrero) a 3.361 muertos la siguiente (5 al 12 de
febrero) y a 2.354 la última semana
(12 al 19 de febrero), una media de 336
muertes diarias (+397 el viernes). El mayor aumento de muertes se ha dado
en Andalucía (+537 muertos la última semana), Comunidad Valenciana (+459),
Castilla la Mancha (+431), Madrid (+283), Cataluña (+258), Castilla
y León (+128), Castilla la Mancha (+127), País Vasco (+93), Aragón (+94), Galicia
(+91) y Murcia (+88). Tras un año de
contagios, España acumula 67.101 muertes por COVID 19, la mitad de ellas causadas en residencias de ancianos (31.500
muertes). Lo más llamativo es que casi
un tercio de todas las muertes son recientes:
21.590 personas han fallecido desde
principios de diciembre.
Tras este balance
detallado de contagios, positivos,
hospitalizados y camas UCI, los 4 indicadores que vigila Sanidad, el Ministerio resume así (ver
mapas) la situación de la pandemia hoy: hay 13 regiones en situación de “riesgo extremo”, en alerta
4 (Madrid, Castilla la Mancha, Castilla y León, Andalucía, Comunidad
Valenciana, Cataluña, Aragón, País Vasco, la Rioja, Galicia, Asturias, Ceuta y
Melilla), 5 autonomías en alerta 3 (Baleares. Murcia, Extremadura, Navarra y
Cantabria) y sólo 1 región en alerta 2 (Canarias). Visto a nivel provincial, hay
39 provincias en alerta 4 (la
máxima), 9 provincias en alerta 3
(Pontevedra, Orense, Baleares, Cáceres, Badajoz, Navarra, Cantabria, Cuenca y
Zaragoza) y sólo 2 provincias en alerta
2 (Tenerife y las Palmas). Dicho de otra manera, hay 40 millones de españoles en
alerta 4 (la máxima) por la pandemia.
A la vista de este balance, que baja los contagios pero sigue con un nivel muy elevado de hospitalizaciones, enfermos en UCIs y muertes, algunas autonomías han aprovechado para “bajar la guardia” y suavizar restricciones a la movilidad, la hostelería y el comercio. Empezaron hace dos semanas Cataluña, Extremadura y Castilla la Mancha y han seguido la semana pasada Galicia, la Rioja, Aragón, Navarra, Castilla y León (un juez les ha obligado a pasar el toque de queda de las 20 a las 22 horas) y, sobre todo Madrid, que aumentó el jueves los horarios de bares y comercios hasta las 11 horas, como el toque de queda. Y muchos han levantado los confinamientos perimetrales (ver restricciones por autonomías).
La OMS ha “advertido” a España por esta “nueva desescalada”, mientras el Centro Europeo de Control y Prevención de enfermedades (ECDC) ha pedido “mantener y reforzar las restricciones”. Y muchos paises europeos, como Francia, Alemania o Reino Unido, siguen con fuertes restricciones a la hostelería, comercios y eventos, con toques de queda más rigurosos que España, a pesar de tener menos contagios. Con este “abrir la mano” aquí, hay muchos franceses y alemanes que viajan a Madrid, para sentarse en una terraza, comer o tomar copas hasta las 11 de la noche, porque en su país los bares están cerrados desde finales de octubre (Francia) o primeros de noviembre (Alemania). Y la presidenta de Madrid (la región peninsular con más contagios) sigue apostando más por la hostelería y el comercio que por la salud (“la salud no es solo no contagiarse” es su penúltima perla), cuando un reciente informe de su Consejería de salud revela que la mayoría de los brotes se han detectado en el “ámbito social” (bares, restaurantes y reuniones sociales).
Relajar ahora las medidas restrictivas supone un enorme riesgo de que se frene la caída de contagios y entremos a una 4ª ola, acelerada por la Semana Santa (a principios de abril). Esto ya nos pasó con la desescalada de junio y luego con la desescalada previa a la Navidad. Pero ahora partimos de una situación peor, porque en la 2ª ola bajamos los contagios de 529 a 188, un nivel de contagios mucho más bajo del que tenemos ahora (295 contagios/100.000 habitantes el pasado viernes). Si antes no conseguimos bajar los contagios de 100 (el objetivo debe ser bajarlos de 25), ahora lo tenemos más difícil.
Y encima tenemos otros 2 factores en contra, además del riesgo de “salvar la Semana Santa”. El primero, el aumento de contagios con la cepa británica, que apareció en septiembre y se ha detectado ya en 73 países, entre ellos España, donde supone ya el 20% de contagios (y más de un 25% en Baleares, Andalucía y Madrid, donde alcanza un 50% en el pueblo de Collado-Villalba, según la consejería de Sanidad). Y Sanidad ya ha advertido que será la variante “dominante” en España a finales de febrero o principios de marzo, lo que preocupa especialmente porque la cepa británica es más contagiosa (+70%) y más letal (+30%). Aún es peor la cepa sudafricana (detectada en Vigo y Cataluña) y se teme por la cepa brasileña (1 caso ya en Madrid), por lo que se han prohibido los vuelos desde Sudáfrica y Brasil.
Pero hay otro problema adicional: España y las autonomías carecen de medios suficientes para secuenciar el virus y detectar sus posibles variantes : lo hacen sólo en un 1% de casos, frente al 10% que lo hace Reino Unido y que pide la UE, con lo que no sabemos el alcance real de las variantes británica, sudafricana o brasileña (y lo conocemos con retraso).
El segundo factor de riesgo para frenar los contagios y evitar una 4º ola es el retraso en las vacunaciones, por la intermitencia en la llegada de vacunas y la falta de una estrategia clara y medios en la mayoría de autonomías. Hasta el 18 de febrero, sólo se habían administrado 2.936.011 dosis, inmunizando con las dos a 1.171.026 personas, según Sanidad. Así que falta inmunizar a 31 millones (para alcanzar el 70% objetivo) y para conseguirlo antes del 21 de septiembre, había que administrar 62 millones de dosis en 7 meses, lo que supone 300.000 pinchazos diarios todos los días de la semana, algo poco menos que imposible visto que llevamos una media de 55.000 vacunaciones diarias.
Cuanto más crezca la cepa británica o sudafricana (que podría ser resistente a algunas vacunas) y cuanto más se retrase la vacunación de los mayores (9 millones de mayores de 65 años, la mayoría todavía sin vacunar, salvo en las residencias), más difícil será bajar la cifra de contagios por debajo de 100. Y más si las autoridades autonómicas abren la mano en la movilidad y en la apertura de bares, restaurantes, comercios y ocio, forzados por las presiones de estos sectores, que llevan un año con un desplome de la facturación. Por eso, no debemos caer en otra desescalada, aunque estemos muy cansados de esta pandemia y de las restricciones. Habría que mantener las restricciones, aunque a cambio haya que compensar a los negocios con más ayudas.
El Gobierno ha prometido nuevas ayudas a las empresas más afectadas por la pandemia, aunque las retrasa hasta marzo porque quieren asegurar que el dinero público vaya a empresas viables. Habría que pensar si tiene sentido sostener 300.000 bares, si hay que meter dinero público en mantener que un barrio de Madrid tenga más bares que toda Noruega. O si sería mejor dejar que cierren muchos, “pinchar la burbuja” de los bares, restaurantes y comercios (que han crecido ante la falta de trabajo en otros sectores) y destinar el dinero público a empresas productivas con futuro. Es un debate del que nadie quiere hablar (sería muy “impopular”), pero que está detrás del retraso en las ayudas estatales a la hostelería y el comercio. El Gobierno trasvasó a las autonomías 33.000 millones de dinero público en 2020 (ver el reparto y destino) y anticipó en enero otros 8.000 millones de Fondos europeos (REACT-EU), que podrían servir para conceder unas ayudas públicas de urgencia a la hostelería y el comercio (para evitar cierres y despidos), aunque sólo las han dado en cuantía importante la Comunidad Valenciana, Canarias, Castilla la Mancha, Extremadura, Baleares y Galicia, poco las demás autonomías y nada Madrid (ver cuadro).
Volvemos a estar donde estábamos a principios de diciembre, cuando habían bajado drásticamente los contagios de la 2ª ola. Y en lugar de aprender de lo sucedido en verano, volvimos a apostar por una desescalada sin control, con la Navidad por medio. Y nos estalló la tercera ola, más virulenta, que nos ha costado 21.590 muertos. Ahora, en vez de aprender de los errores, los gobiernos autonómicos vuelven a la carrera de quién “abre más la mano”, presionados por unos negocios exhaustos y unos ciudadanos hartos. En unas semanas, volverán a subir los contagios o seguirán demasiado altos, con una lenta bajada que seguirá colapsando hospitales y dejando muertos. Y la mayoría tratará de hacer su vida, evitando contagiarse y morir, intentando incluso “salvar la Semana Santa”. Pero hay otro camino: no abrir la mano, seguir con las restricciones hasta septiembre, aguantar el tirón y salvar vidas (336 diarias) y empleos. Porque mientras la pandemia no remita, la economía no se recuperará. No se creará empleo y se perderán muchas vidas. Quédate en casa.
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