En España se habla poco de las exportaciones, pero mucho del crecimiento y empleo depende de que
nuestras empresas vendan más fuera, lo que no es fácil. Por eso, debería
preocuparnos que las exportaciones hayan
caído en marzo y estén casi
estancadas este año, porque Europa y el mundo no tiran y el euro ha
subido, lo que encarece los productos
españoles. El objetivo es que las
exportaciones “aguanten” este año
y sólo resten un 0,4% al crecimiento español. Pero si el comercio mundial no
tira y sigue la crisis de los países emergentes, las exportaciones pueden “pinchar” y con ello peligrarían 50.000 empleos
de los 425.000 que se quieren crear en 2016. Así que otra prioridad del futuro
Gobierno debería ser un Plan de choque para reanimar las
exportaciones, para conseguir que vendan fuera más empresas, sobre todo en
Latinoamérica y Asia. Pero hay que competir con productos de más valor y calidad, no sólo tirando precios y salarios.
No podemos ser la China de Europa.
enrique ortega |
Las exportaciones
han sido la válvula de escape de muchas empresas en esta crisis: han tratado de vender
fuera de España para compensar la caída del consumo dentro. Y así, las exportaciones crecieron mucho en 2010 (+16,8%) y 2011(+15,2%), para subir menos con Rajoy,
entre 2012 (+5,1%) y 2015 (+4,3%). Con ello, España ha aumentado un 56,5% sus ventas en el exterior,
pasando de exportar mercancías por 159.889 millones de euros en 2009 a 250.241
millones en 2015, todo un récord
histórico, apoyado por dos factores clave, que han empujado las ventas
fuera: unos bajos precios (negativos) y unos bajos salarios. Y aunque también
aumentaron las importaciones, las compras
fuera, crecieron menos, con lo que el
déficit comercial se ha reducido a
-23.688 millones en 2015, la mitad que en 2010.
Las exportaciones españolas no sólo han batido récords durante la crisis
sino que crecieron en 2015 un 4,3%, más
que las de Francia (+4%), Italia (+3,7%) o Reino Unido (-1,7%), aunque menos
que las de la zona euro (+4,2%), toda Europa (+4,8% UE-28) o Alemania (+6,4%). Pero
aun así, las exportaciones aportan menos
al crecimiento en España que en otros paises. En 2015 suponían el 23,63% del
PIB, lo que nos colocaba como el 5º país de Europa con menos peso relativo de las
exportaciones, sólo por delante de Chipre (9,46%), Grecia (14,65%), Reino
Unido (16,15%) y Francia (20,88%) pero muy alejados de Alemania (39,60% PIB),
Irlanda (51,48%) o Portugal (27,8%) y, sobre todo, de países más pequeños donde las exportaciones suponen hasta cuatro veces
lo que en España: Bélgica (87,8% del PIB), República Checa (87,11%),
Eslovaquia (87,10%), Hungría (81,78%), Holanda (75,35%) o Eslovenia (74,77%).España es el país nº 18 en el ranking mundial de
exportadores, pero si tomamos el peso de las exportaciones sobre la
economía (ese 23,63% del PIB), estaríamos en
el puesto 98 de 189 países, según el ranking de la OMC.
En definitiva, las exportaciones
han batido un récord en España pero tienen un peso reducido en la economía, por debajo del que
tienen en la mayoría del mundo.
Y además, frente al triunfalismo del Gobierno Rajoy con el
récord exportador de España, hay que añadir otras “sombras” en el balance.
La fundamental, que el tirón exportador
está concentrado en pocas empresas: de
las 147.378 empresas españolas que exportaron en 2015, sólo 47.782 lo hacen de manera regular (al menos en los
últimos 4 años). Y sólo 100 empresas
concentran el 40% de todas las exportaciones, mientras dos tercios exportan
menos de 50.000 euros. En definitiva: la exportación está en manos de pocas grandes empresas, un 35% de ellas son multinacionales extranjeras.
Y se concentra también en pocos sectores: casi la mitad de
todas las exportaciones son automóviles (18,4%), alimentos (17,5%) y ropa y
calzado (10,3%). Y si se suman los bienes de equipo (maquinaria, material de
transporte y motores, un 19,5%) y los productos químicos (14,8%), tenemos ya un
80,5% de todas las exportaciones sólo en estos cinco sectores. También está concentrada en 5 regiones, que
exportan dos tercios del total: Cataluña (25,5%), Comunidad Valenciana (12,5%),
Madrid (10,8%), Andalucía (10,3%) y País Vasco (8,4%). Y nuestras exportaciones
se dirigen sobre todo a Europa, donde van el 73,3% de las
ventas (67,9% a la UE-28).
El Gobierno Rajoy también presume que España lleva 10 trimestres seguidos (dos años y
medio) con una mejora de la competitividad frente
a Europa y los paises OCDE, aunque no entra mucho en el porqué. Y es importante
y clarificador: si los productos españoles compiten mejor fuera es porque han caído los precios en los
últimos años (IPC negativo desde julio de 2014) y,
sobre todo, porque han caído los salarios, lo que ayuda a las
empresas españolas a exportar. De hecho, el pago por hora trabajada en España es
de 15,8 euros, frente a 21,8 euros en la zona euro, 20 euros en Italia, 24 en
Francia, 25 en Alemania y 35,6 euros en Dinamarca. Así que “el secreto” del récord
exportador es que nuestras empresas pagan a sus trabajadores un 28% menos que las de los paises euro,
un 36% menos que las alemanas y la mitad
que las empresas danesas. Y así consiguen exportar, tirando precios, mal pagando a los trabajadores, no
por la calidad de nuestros productos. Somos
la China de Europa.
Con todo, lo más
preocupante es que las exportaciones
han “pinchado” en marzo, cayendo un -3,3%, la mayor caída en ese mes desde 2008. Y están prácticamente estancadas este año: crecen sólo un +0,2% en el primer trimestre, frente al 4,4% en 2015 y muy por debajo de
los años buenos (+14,3% en 2010 y +24,7% en 2011). La causa del “pinchazo” es doble: por un lado, la economía
europea y mundial tiran menos, y por otro, la fortaleza del euro hasta mediados de mayo,
que ha encarecido los productos europeos y españoles. Y hay muchas
posibilidades de que las exportaciones
sigan débiles el resto del año, por
tres razones. La primera, porque la economía europea no acaba de despegar
y algunos clientes nuestros, como Francia, Italia, Reino Unido o Alemania, van
a crecer poco este año. La segunda, que la economía
internacional está estancada, por el menor
crecimiento de China y la crisis de algunos emergentes, como Rusia, Asia,
África y Latinoamérica (clave para España).
Y sobre todo, porque el euro está fuerte (aunque ha bajado
los últimos días) y eso
encarece las exportaciones españolas.
El euro débil
ayudó a las exportaciones españoles en 2014 y 2015, pero este año lleva subiendo desde enero y
eso dificulta nuestras ventas,
aunque haya bajado algo la semana pasada. La inyección de liquidez del BCE,
comprando deuda, ha atraído capitales a Europa mientras el dólar baja porque no
acaba de recuperarse la economía y el empleo en USA ni suben más los tipos de
interés. Con ello, el euro se ha revalorizado hasta mediados de mayo un 4,25%
frente al dólar pero más frente a otras monedas: un 6,3% frente a la libra, un 5,3% frente al yen japonés y un 4,7% frente al yuan chino. Y mucho más frente a monedas de paises emergentes
con problemas, como el rublo ruso, el
peso mexicano, el real brasileño, la lira turca, el dírham marroquí o el rand
sudafricano. Eso significa que una empresa
española, con el euro más fuerte, vende
ahora entre un 4 y un 8% más caro que a principios de año, que las divisas se comen el sacrificio salarial.
La semana pasada, el euro bajó algo y hoy lunes está en 1,1206 euros por dólar , con lo que aún se revaloriza un 3,2% este año, lo
que encarece
y dificulta nuestras exportaciones fuera de países euro.
Que vayan bien las
exportaciones es crucial para España, porque si crecen menos, la economía y el empleo también crecerán menos.
Este año 2016, la previsión del
Gobierno es que la economía crezca un 2,7% (menos
del 3,2% de 2015) y que se consiga
todo gracias a la mejora del consumo y la inversión dentro de España, mientras el
sector exterior (exportaciones e importaciones) reste un -0,4% de crecimiento (en 2015, restó -0,5% al crecimiento).
Pero si las exportaciones no crecen lo
esperado y las importaciones crecen más (porque sube el petróleo, algo que
ya está pasado), el sector exterior podría restar más al crecimiento total
(-0,7% en vez de -0,4%) y creceríamos
menos, un 2,4% en vez del 2,7%. Eso
supondría 50.000 empleos menos en 2016. Ahí se ve lo importante que es que las exportaciones vayan bien y “no pinchen” este año.
Al margen de lo que haga el euro, que no está en nuestras
manos, España puede y debe tomar medidas para reanimar las exportaciones,
para asegurar un mayor crecimiento y
empleo. Y hay margen para que crezcan más, porque exportamos la mitad que Italia (con una economía similar) y porcentualmente la cuarta parte que
Bélgica, Holanda, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia o Hungría, economías
mucho menores. El primer reto ha de ser atraer
a la exportación a más empresas (sólo exportan
habitualmente unas 48.000), de más
sectores y regiones. Y para ello, el
futuro Gobierno debería poner en marcha un Plan de choque para la exportación, con varias medidas: facilitar la financiación a las empresas (faltan
créditos y avales para exportar), aumentar las ayudas a la internacionalización
(fiscales, asesoramiento y formación, más oficinas en el exterior), fomentar
las fusiones de empresas (cuanto más
grandes son, más exportan), la tecnología, la innovación y la industrialización. Y dotar de más recursos al ICEX, cuyo presupuesto se ha reducido a la tercera parte.
Además, hay otros dos
retos de fondo: diversificar lo que se exporta y dónde se vende. Porque la mayoría de lo que exporta España son
productos de tecnología baja (alimentos,
ropa y calzado) y media (plásticos,
metales y automóviles) y sólo un 10% de lo exportado tiene un alto
contenido tecnológico, a pesar de que estos productos suponen casi la
cuarta parte de la demanda mundial. O sea, exportamos productos de menos valor que otros paises y competimos en precio
(gracias al desplome de salarios) y no en
tecnología y calidad. El otro reto
es exportar más fuera de Europa,
donde van el 73,3% de todas nuestras ventas (67,9% a la UE-28 y el 53,1% a la zona
euro). Hay que fomentar la exportación en zonas con gran potencial, como Latinoamérica (sólo 5,1% de las
exportaciones españolas), Oriente Medio
(3,3% exportaciones), Asia (5,7% sin
Oriente Medio) y África (6,2%).
La exportación
puede parecer una cuestión sin interés para el gran público, pero es la
base de un crecimiento y un empleo estables: los países ricos son los que exportan la mitad de lo que producen.
Y para eso, España tiene que cambiar el modelo económico, buscar
un crecimiento asentado en la industria,
la innovación, la tecnología y empresas de mayor tamaño volcadas al exterior,
en producir productos y servicios de alto valor añadido y calidad. Es el ejemplo del vino: producimos más litros que nadie pero ingresamos la tercera parte que Francia, porque
vendemos mucho vino barato y a granel, de poco valor. Es una tarea a medio
plazo: construir una economía y unas empresas
que produzcan mejor, con más calidad y valor, no que compitan sólo con precio,
como la China de Europa. Si no nos
ponemos las pilas con la exportación, otros venderán por nosotros en Europa
y en el mundo. Y serán ellos los que creen más empleo a costa de nuestro paro.
Ahí está el quid de las exportaciones.
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