Con el año nuevo, vuelve
a subir la luz a 20 millones de usuarios, a la mayoría por triplicado. A
todos nos sube un 3%, por aumento de
costes y para que las eléctricas repercutan los nuevos impuestos que les ha
puesto el Gobierno. A la mayoría les sube además otro 3% para penalizar el consumo. Y a los usuarios que viven en nueve
autonomías con impuestos medioambientales a las
eléctricas, también se los repercuten en el recibo. En total, una subida del 8% para la mayoría, que
se suma al 13,95 % que subió la luz en 2012 (incluyendo el IVA). Con ello, el recibo ha subido un 73% desde 2008, más del triple que en el resto de Europa,
donde somos el tercer país con la luz
más cara. Y a pesar de eso, tenemos
29.000 millones de deuda con las eléctricas, que también pagamos con el
recibo. Mientras, el Gobierno es incapaz
de recortarles costes y estudia liberalizar el precio de la luz.
En el galimatías
que es el recibo de la luz, menos de la mitad de la factura (45%) es
el coste de producirla (24,8%),
transportarla (4,6%) y distribuirla (16,2%). Y la otra mitad larga (55%) son otros
costes, “peajes” que ha puesto el
Gobierno y que pagamos los usuarios con
el recibo: impuestos (20%), ayudas a las energías renovables (22%),
pago de la moratoria nuclear de 1983
(3%), pago de la deuda a las eléctricas
(6%), compensación a Endesa por el mayor
coste de producir luz en las islas, Ceuta y Melilla (3%) y un amplio resto donde compensamos a las
grandes empresas consumidoras, el transporte y el ahorro energético.
Esta es una subida
para todos los usuarios. La segunda subida
es un recargo
a los usuarios que consuman luz un 10%
por encima de la media. Pagarán un precio
extra sobre el kilovatio que depende de la potencia contratada, en siete
tramos entre 3 y 10 kilovatios. Así, por ejemplo, entre 4 y 5 kilovatios
(consumidor medio), el recargo se paga a partir de consumir 247 kilovatios:
0,00136 euros por kilovatio extra en el primer tramo (hasta 291 kilovatios),
0,00276 euros en el segundo tramo (292-336 kv), 0,00483 euros en el tercero
(337-381 kv), 0,0759 euros por kilovatio en el cuarto y 0,001104 euros en el
quinto (más de 427 kv).
El Gobierno, que aún no ha aprobado el recargo, dice
que lo hace para promover el ahorro energético, pero las asociaciones de consumidores
denuncian que es una subida
encubierta, que pagarán la mayoría de consumidores: una subida extra del 1% al 8%, que supone un aumento medio de otro 3% en el recibo.
Y critican que el criterio de consumo sea global y no per cápita, lo que penaliza a las familias con más miembros
frente a los que viven solos. Además, penaliza
especialmente la tarifa
nocturna (la de más ahorro), ya que el recargo por consumo se
aplica sobre consumos mucho más bajos, lo que les supondrá un aumento en el recibo
del 9,3 al 15,2 %. La Comisión Nacional de la Energía (CNE) ha pedido al Gobierno que retire este recargo, porque penaliza a 8 millones de usuarios y resulta difícil aplicarlo.
La tercera subida
se aplicará a los consumidores que vivan en las nueve
autonomías que han puesto impuestos “medio ambientales” a los residuos
y la producción, transporte o distribución de electricidad: Extremadura, Castilla y León, Castilla la
Mancha y Murcia (las que tienen más impuestos), más Canarias, Galicia, Asturias y, recientemente, Comunidad Valenciana y Cataluña. En total, 200 millones en
impuestos que acabaran pagando
los usuarios de estas autonomías en el recibo de la luz, gracias a un real
decreto que aprobó el Gobierno en julio pasado para atajar el déficit.
Al que le toquen las
tres subidas, la luz les subirá un 8%
en el primer recibo de 2013.Un aumento que se suma a la fuerte subida
de la luz en 2012: un 10,95% entre julio y octubre, más otro 3% de subida
del IVA en septiembre. Y si añaden las subidas anteriores, el recibo de la luz ha subido ya un 73% desde 2008, más del triple
de la subida de la luz en la Unión Europea (+22%). Con ello, los
españoles pagamos la luz más cara de Europa, tras Chipre y Malta, según
Eurostat:
16 céntimos por kilovatio a principios de 2012, frente a 12 céntimos de media
en la UE. Y las empresas pagan una tarifa
industrial (35% del consumo total) que es la sexta más cara de Europa (tras Italia, República Checa,
Eslovaquia, Chipre y Malta).
A pesar de esto, los españoles debemos a las eléctricas 29.000
millones de euros, un caso
único en el mundo, según la consultora
PWC. Es una deuda acumulada desde 2002, justificada
porque nos han subido las tarifas menos de lo que les subían los costes
reconocidos por la Ley eléctrica de 1.997 (Gobierno Aznar). Una
hipoteca que tenemos los consumidores y que pagamos a 15 años: la deuda
se convirtió en títulos, “papelitos” que compran los inversores y cuyos
intereses y amortizaciones pagamos en el recibo de la luz, unos 3 euros al mes hasta 2025.
Para 2013, el Gobierno se había comprometido a que no creciera esta deuda eléctrica,
igualando los pagos a los costes (que las eléctricas suben un 11%, hasta los
20.695 millones). Pero al final, ha tirado la toalla y el déficit seguirá creciendo, aunque tratará de enjugar la mayor parte con los nuevos impuestos (3.000 millones), que
acabaremos pagando en el recibo, con ingresos por la subasta de CO2 (450
millones), con impuestos autonómicos (200 millones, que también pagaremos) y con 2.270
millones de “ingresos
extraordinarios”, que no detalla, pero que coinciden con el pago del
principal y los intereses de la deuda eléctrica en 2013 (y que pagamos con el
recibo de la luz). El Gobierno asume su fracaso en impedir que siga creciendo la bola de la deuda y en lugar de frenar
los costes eléctricos, deja que suban y que los paguemos los usuarios.
Además, prepara para
2013 una nueva reforma, que contempla liberalizar
la tarifa de la luz, o bien a todos los usuarios (20 millones que
tienen contratados entre 3 y 10 kilovatios) o bien a una parte (entre 5 y 10
kilovatios). Con ello quieren quitarse el problema de tener que fijar la
tarifa de la luz cada trimestre, lo que consideran “un resquicio del franquismo”, dejando que el
precio de la luz lo fije libremente el mercado (como el agua, el
teléfono, los carburantes y tantas cosas, donde ya sabemos qué ha supuesto la
liberalización).
Lo que no afrontan es
reformar
a fondo el mercado eléctrico español, para quitarle unos costes
“heredados del franquismo” (esos sí). Sobrecostes
de hidroeléctricas y nucleares ya amortizadas, subvenciones encubiertas al transporte, a la distribución y a las grandes empresas consumidoras (200 millones), compensaciones dudosas y extracostes
del gas y energías renovables que han alimentado una gran burbuja eléctrica que
pagamos todos: sobra
electricidad (hay 100.000 Mw instalados cuando consumimos 40.000 Mw).
No puede ser que paguemos la luz más cara que el resto de europeos, que suba año tras año y encima estemos endeudados con los que la producen, que siguen repartiendo beneficios. Hay que rebajar el coste de la luz y pagar por lo que realmente vale. Pero ya. Porque pagamos ahora cada mes lo que antes (2007) en dos meses. Miren sus recibos.
No puede ser que paguemos la luz más cara que el resto de europeos, que suba año tras año y encima estemos endeudados con los que la producen, que siguen repartiendo beneficios. Hay que rebajar el coste de la luz y pagar por lo que realmente vale. Pero ya. Porque pagamos ahora cada mes lo que antes (2007) en dos meses. Miren sus recibos.
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