Esta semana vuelven a clase
8 millones de niños y jóvenes de colegios
e institutos, dos terceras partes públicos, que se enfrentan al curso más complicado de las últimas décadas:
más alumnos, menos profesores, menos
presupuesto, subidas de precios
y menos becas y ayudas para sus
familias. Es el tercer curso con
recortes en educación, pero este año son más duros por el fuerte ajuste en las autonomías, que han despedido
a unos 50.000 profesores y han suprimido servicios y escuelas rurales. Un suicido en un país que gasta menos en educación que la media
europea, a pesar de tener el doble de
fracaso escolar y de paro. Hay que hacer un gran pacto escolar,
entre centros, profesores y familias para hacer frente a esta emergencia
docente y evitar en lo posible que lo paguen nuestros hijos.
enrique ortega |
La vuelta al cole
será este año un varapalo para la mayoría de las familias, ya que a la crisis
se suma la subida del IVA, que encarece la
factura escolar más de un 3%. Volver
a estudiar sale a unos 640 euros por
niño, según la OCU:
matrícula y cuota mensual (entre 83 y
315 euros en los colegios concertados y privados baratos), extraescolares (de 25 a 50 €), comedor (99 € de media), transporte escolar (88 € mes), uniforme (216 euros), libros (215 € en primaria) y material escolar (124 €). Una factura
que se ha encarecido en torno al 5%,
ya que a la subida del gasóleo (transporte y pronto calefacción) y del IVA (3%, salvo en el material escolar, que ha subido del 4 al
21 %) hay que sumar subidas de
matrículas, comedor y servicios.
Un curso más caro y donde las familias tendrán menos ayudas
públicas. En libros,
Educación ha reducido sus ayudas
en 76 millones (-76%) y también las autonomías (Madrid un 28%), rebajando
además la ayuda máxima por alumno. De hecho, si hace dos años había 11
autonomías que tenían programas de libros gratuitos para algunos niños, este
curso sólo los mantienen Andalucía (6 a
16 años) y Canarias, además de
Navarra y el País Vasco. Y eso cuando los libros de texto suben este curso una media del 2,39%, según CEAPA,
quien estima que una de cada tres
familias tendrá problemas para comprarlos.
También se han reducido las ayudas al transporte escolar, reduciendo rutas. Y becas de comedor : si el año pasado hubo recortes en Valencia, Cataluña,
Baleares y Murcia, este año se les han sumado Madrid (-38%) y Galicia (-40%),
con una gran dispersión de los precios que cobran, que van de 2,50 euros en Canarias
a 6,20 de Cataluña, pasando por 4,80 de Madrid. La reducción de ayudas
de comedor ha llevado a plantear que los niños vayan al colegio con la tartera,
pero ya hay varias autonomías (Cataluña, Comunidad Valenciana, Madrid) que han
planteado cobrarles aun así la vigilancia (3€), aunque la decisión la tomarán los
centros.
También hay recortes
en las becas
de estudio: Educación redujo 166 millones las becas para este curso, por
primera vez en una década. Y todo ello cuando
la crisis se agrava para la mayoría de las familias, con casi 6 millones de
españoles en paro (la
mitad no cobra nada), 8 millones de asalariados mileuristas
(dos de cada tres) y la mayoría con empleos precarios y sueldos
congelados o bajando.
Al llegar al colegio o instituto, los niños y sus familias
van a notar más este año el efecto de
los recortes en educación: menos
profesores, peor pagados y con menos medios. El real Decreto de abril, supone dos
importantes cambios en la enseñanza pública y concertada: más alumnos por aula (de 27 a 30 en
primaria, de 33 a 36 en secundaria y hasta 43 en bachillerato) y más horas lectivas para los profesores
(25 en primaria y 20 en secundaria). Dos medidas que buscan ahorrar en
plantillas, que suponen el 80% del gasto educativo de las autonomías (que es un
24,3% de su gasto total). De hecho, este
curso habrá unos 50.000
profesores menos (interinos y contratados despedidos), según los
sindicatos, a pesar de que habrá unos 120.000
alumnos más, el aumento de los dos cursos anteriores.
Menos profesores y
peor pagados. No sólo tienen por segundo año el sueldo congelado (con rebajas en Cataluña y Castilla la Mancha),
sino que les han bajado
muchos complementos, con lo que en la realidad ganan menos y siguen
perdiendo poder adquisitivo (-13% desde 2010). Y además, por primera vez este
curso, se toca el sueldo de los colegios
concertados: el Gobierno ha fijado en julio nuevos módulos, con un recorte lineal del 4,5% en salarios y
complementos y una rebaja del 1,5% en gastos de personal administrativo y
mantenimiento. Con ello, el profesorado
de la concertada va a perder unos 950
euros en educación infantil o primaria y más de 1.100 euros en la ESO, complicando además las cuentas de
estos colegios.
También se recorta más este curso en gastos de mantenimiento e inversiones: se gastará menos en limpieza y calefacción, en material escolar o en informática (sólo
la mitad de los niños de 10 a 15 años acceden a Internet en la escuela). Se han cerrado escuelas rurales y están
parados los nuevos colegios, aunque haya unos 50.000 niños estudiando en barracones.
Y con menos recursos y menos profesores, la
enseñanza perderá forzosamente calidad:
menos tutorías, menos educación compensatoria (refuerzo para
extranjeros), menos cursos especiales de
secundaria (para chicos que “quieren y no pueden”), menos desdobles (matemáticas, lengua, inglés y
laboratorio). Menos atención a los
alumnos con problemas: el que vaya
bien, bien y el que no, rezagado o a la privada (si se lo puede pagar).
Entramos en el tercer
curso con recortes
en educación, los más graves hasta ahora: 560 millones en el Estado y 3.000
en las autonomías, que se suman a otros 2.500 millones recortados en 2010 y
2011. Con ello, España gasta aún menos
que la media europea, bajando del 5% del PIB en 2009 al 4,5% en 2012. Un suicidio para un país que tiene el
doble de fracaso
escolar que Europa, estudiantes con muy bajo nivel de comprensión lectora y destreza en
ciencias y matemáticas (informe
PISA) y, sobre todo, el doble de paro
global y juvenil, con la mitad de los
parados españoles sin haber acabado secundaria.
El curso, las subidas y los recortes están ahí y poco se
puede hacer a corto plazo, salvo las protestas
que se anuncian. Pero se impone un pacto escolar por abajo, entre
colegios, profesores y padres para tratar de paliar esta grave situación, con
esfuerzo, imaginación y solidaridad. No
podemos perder la batalla de la educación, donde nos jugamos no sólo el futuro de nuestros hijos sino la salida de la crisis. A ello.
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