Este curso, el Gobierno
Rajoy ha puesto patas arriba la Universidad: fuerte subida de tasas, recorte drástico de becas, menos profesores, anulación de oposiciones
y una contrarreforma por decreto-Ley que invalida la autonomía universitaria. Y todo con un
objetivo: ahorrar como sea, aunque España gasta menos en Universidades que
la media de Europa. Pero siguen sin afrontarse los problemas de la Universidad, en especial conseguir que formen a los estudiantes para trabajar y
no sean una fábrica de parados:
tenemos el doble de paro entre universitarios que Europa. Sobran Universidades y titulaciones y faltan prácticas y una
enseñanza más ligada a las empresas y al empleo. Y los recortes sólo agravan el
problema. Si hay que hacer reformas, no
se pueden imponer a estudiantes, profesores y rectores.
enrique ortega |
Revolución en la Universidad este nuevo curso, porque a los recortes
de años pasados se ha sumado el real
decreto Ley 14/2012 (20 de abril), que supone un golpe de Estado a la autonomía universitaria, lo que ha
provocado duras protestas de los rectores,
incluido un plante al ministro. Con
la excusa de reducir el déficit público, el Gobierno obliga a ajustar los presupuestos de las
Universidades (con un 66% de subida en las matrículas), aumenta las horas
lectivas de los profesores (se
triplica en algunos casos su carga docente), se congela el empleo (anulándose después, por orden de Hacienda,
las oposiciones
ya convocadas este año en 17 Universidades) y, sobre todo, se anuncia un futuro
Reglamento para reestructurar
desde el Gobierno el mapa universitario: se endurecerán los requisitos para crear y mantener Universidades y titulaciones.
Drásticos cambios
que han soliviantado a la Universidad,
afectada en los últimos tres años por recortes de un 10% en su Presupuesto. Este
curso, las 78 Universidades españolas
sufren otro drástico recorte de ingresos: las 28 privadas, por las
menores ayudas de empresas y las 50 públicas por el drástico recorte
de las autonomías (-10%), que financian el 70% de las Universidades
públicas. Con ello, el gasto en educación universitaria (20% del gasto
educativo) bajará de los 10.000 millones, con menos profesores y menos
medios en otro año récord de alumnos (unos 170.000). Y España seguirá con un gasto
universitario por debajo de la media
europea (1,07% del PIB frente al 1,14%), por debajo de Francia (1,24%)
y Alemania (1,21%), aunque mejor que Italia o Reino Unido (0,84%).
Con todo, lo más
polémico de este curso son las drásticas subidas de las tasas
universitarias, una media de 540
euros por matrícula (+66%), según el ministro Wert. Y no es tanto la subida
como que se cambia el sistema: si antes el Ministerio fijaba una subida
máxima anual (el IPC más 4 puntos), ahora busca vincular el precio de su matrícula al coste, con lo que se
liberalizan las matrículas y se incentiva que las Universidades compitan en
precios. El objetivo es, para el curso
2014-2015, que las tasas pasen de
pagar el 15% del coste de la matrícula al 25% para la primera matrícula,
del 30 al 40% para la segunda, del 60 al 75% para la tercera y del 90 al 100% para
la cuarta. Y para ello, subirán con fuerza estos
años (+10% anual).
El problema es doble.
Por un lado, se sube sin una base de
coste cierta, ya que las Universidades no tienen contabilidad analítica y
no conocen el coste real de cada titulación. De hecho, un estudio del Observatorio
del Sistema Universitario revela que en el curso 2008-2009, las matrículas ya pagaban un 19,88% del
coste, 1.038 euros de media, con lo que España
sería ya el quinto país europeo con las tasas más caras, frente a los 300 €
en Francia, los 580 en Bélgica, los 1.250 en Italia o Portugal y los 4.800 € en
Reino Unido.
Por otro lado, las tasas son ya muy diferentes entre las autonomías para
una misma carrera (hasta el triple) e incluso entre las distintas titulaciones en una misma Universidad
(cuestan más las carreras con prácticas,
como las sanitarias). Este curso, las
autonomías que más suben sus tasas son las
más caras: Cataluña (de 1.300
a 2.180 €, +66% de media), Madrid (de
1.038 a 1.608 €,+52%), Valencia (de
1.110 a 1.478, +69%) y Aragón. Y las
que menos suben (el IPC, un 2%) son las cinco que ya las tienen más bajas: Andalucía (795 €), Canarias, Galicia, País Vasco y la Rioja. Con estas diferencias, estudiar
1º de medicina, una de las carreras más caras, costará este año hasta el triple en unas Universidades que en otras:
desde los 840 euros en Granada o Tenerife
a 1.478 en Valencia, 1.662 en la Complutense de Madrid y 2.510 euros en la Autónoma de Barcelona o 2.550 en Girona.
El problema no es
sólo lo drástico de estas subidas en plena crisis
para las familias (por eso las rechazan los rectores
y el Consejo
Escolar del Estado), sino que se
acompañan de un recorte doble en las
becas. Por un lado, el Gobierno recortó
166 millones en todas las becas para 2012. Pero además, en junio, cambió
los requisitos para acceder a las becas universitarias, para ahorrar otros 190 millones: sube la nota que se exige en la selectividad
(del 5 al 5,5 en las becas de matrículas
y al 6 en las becas salario) y exige aprobar
más porcentaje de asignaturas, obligando a devolver la beca a los que no
aprueben la mitad. Con estos criterios, las Universidades
creen que un 15% de alumnos perderán su beca matrícula y un 40% su
beca salario. Y eso cuando los umbrales de ingresos que marcan el acceso a
becas están ya por debajo del salario mínimo, lo que reduce los potenciales
beneficiarios. Y mientras España dedica a
becas
la mitad de recursos que la OCDE (0,1% del PIB frente al 0,2%).
Todos estos recortes y cambios no afrontan el verdadero problema de la Universidad:
hay muchos universitarios (un 29%,
frente al 27% en Europa) pero no hay empleo para ellos. Cada año
se licencian 200.000, que acaban en el paro (1.162.300 parados
son universitarios, un 20% de los casi 6 millones de parados EPA y España
tiene un 12,3% de paro
entre universitarios, frente al 5,2% en Europa) o subempleados:
un 25% de los universitarios hacen un trabajo de menor cualificación frente a
un 12% en los países OCDE. Y eso después de que el país ha invertido durante 20 años en su
formación.
Este es el grave
problema que hay que afrontar, fomentando la Formación
profesional y poniendo orden
en la Universidad : menos campus
y menos titulaciones con pocos alumnos, más prácticas y más investigación,
y una enseñanza más ligada a las empresas,
cobrando más por ella a los que puedan
pagarlo pero con más ayudas a las familias con problemas. Pero todo esto no
puede hacerse por decreto, sino con
diálogo y pactos entre politicos, rectores, profesores y alumnos. No se puede imponer
el futuro.
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