Más de lo mismo.
Los Presupuestos 2013 siguen con los
recortes y la subida de impuestos: dos medidas que ahogan el consumo y las ventas, no hay inversión, no se crece y sube el
paro. Y este sacrificio apenas recorta el déficit público, porque cae la recaudación más que los gastos. Y los mercados siguen temiendo cobrar su deuda. Los Presupuestos
2013 son increíbles, suicidas e inútiles. Increíbles porque la recesión será más profunda en 2013 y harán
falta más ajustes para cumplir con el déficit
prometido a Bruselas. Suicidas, porque agravarán la recesión y el paro (doble que en Europa) cuando lo urgente es reanimar la economía y crecer. E inútiles, porque mantienen la desconfianza en España, una economía que no ve salida mientras la mayoría sufre con desaliento los recortes. Pero Rajoy se fuma un puro.
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Los Presupuestos 2013
parten de unas previsiones
increíbles: la economía va a caer
más del -0,5% previsto por el
Gobierno para el próximo año. Por dos razones. Primera, la subida de impuestos,
la moderación de salarios, los altos precios (el IPC está ya en
el 3,5%), el creciente paro (y
los esperados despidos públicos), más los recortes, van a retraer más el consumo,
la demanda y la inversión en 2013. Sin embargo, el Gobierno espera que la economía interna reste menos al crecimiento
que en 2012 (-2,9% frente a -4%). Y la otra, que la recesión en Europa
(donde van un 74% de nuestras exportaciones)
y el menor crecimiento mundial (como augura el FMI)
van a frenar el motor exterior, quizás con el problema adicional de un
petróleo y un euro altos. Pero el Gobierno cree que el tirón exterior será casi igual (+2,3% frente a +2,5% este año).
Con ello, el “optimismo”
del Gobierno apuesta porque la
economía caerá -0,5% en 2013 (-1,5% en 2012), algo que no
comparte casi nadie, salvo la Comisión
Europea (-0,3%): el FMI estimó
en julio una caída del -1,2% (va a
rebajarla en unos días), la OCDE
apuesta por -0,8%, los expertos privados esperan un -1,1% y la patronal
CEOE habla de una caída del -1,6%
en 2013 (la misma que augura para 2012). Si tienen razón, el Estado (y las
autonomías y Ayuntamientos) recaudarían
menos de lo previsto, habría menos
ingresos públicos. Y para recortar el déficit lo previsto, habría que hacer más recortes de los anunciados o subir más los impuestos. Es lo que está pasando en 2012: la recaudación está cayendo y en
agosto ya alcanzamos el déficit
previsto para todo el año. Por eso, en julio, el Gobierno subió el IVA
y metió más tijera. Y lo tendrá que repetir
el verano que viene.
De momento, el Presupuesto
2013 recorta el déficit del Estado en 13.400 millones, algo más de la
mitad (58%) recortando gastos y el resto subiendo impuestos, sobre
todo el IVA (+6.966 millones), el IRPF (+1.109), la prórroga del impuesto sobre patrimonio (700 millones),
haciendo pagar impuestos (20%, 824 millones) a los premios de la Lotería de más de 2.500 € (un 40%), y quitando deducciones a
la compra de viviendas nuevas (90
millones) y en sociedades (2.371
millones, aunque las empresas,
por la crisis, pagarán 2,9% menos de
impuestos.
De los recortes sólo
se salvan dos partidas: el pago de los intereses
de la deuda (a los bancos
alemanes, franceses y españoles, sobre todo), que se lleva 38.590 millones
(+9.742) y las pensiones,
que subirán un 1% (la inflación prevista, otro
dato increíble). Rajoy no ha querido
congelarlas, aunque retrasa
hasta después de las elecciones
vascas y gallegas la decisión de revalorizarlas
con la desviación de inflación de este año, como marca la Ley (lo que costaría
entre 4.000 y 5.000 millones). A cambio, ha tomado dos decisiones polémicas: echar
mano de la hucha
de las pensiones para 2013 (se cogerán 3.603 millones) y dar marcha atrás en su promesa de bajar las cotizaciones
(1.115 millones), una medida que podría reanimar las escasas contrataciones.
Con todo, las pensiones tienen un problema
de fondo y el Gobierno anuncia
medidas antes de fin de año, como penalizar la jubilación anticipada y
revisar el futuro del sistema.
En el resto del gasto,
la tijera se mete a fondo, sobre todo
en Sanidad (-22,6%), en la inversión en infraestructuras
(-15%), tanto en ferrocarriles (- 26%) como en aeropuertos (-16%) y carreteras (-6%), en Turismo
e Industria (-21,3% el Ministerio), en subvenciones a la Ciencia (-341 millones), en Agricultura
(-13,2 %, destacando los recortes del -20% en obras hidráulicas - ¡luego hay inundaciones¡- y el -43% en medio ambiente),en Cultura
(- 16%, sumando ya un -70%
de recorte en cuatro años) y Deporte,
en Educación (-17%) y becas (-47,8 millones)
,
en Dependencia
(-200 millones en un sector clave para los ancianos y para crear empleo), en transferencias a los Ayuntamientos para servicios sociales (-40%) , en ayudas a la Cooperación al Desarrollo (-23%) y en ayudas a los parados (-6,3%) Y en funcionarios,
sus salarios se congelan por tercer año,
bajan complementos y no se cubren jubilaciones : se recortan unos 10.000 funcionarios (serán de 480.000) pero se mantiene el número de altos cargos.
Y faltan los recortes
de las autonomías (que deben reducir su déficit otros 8.000 millones en
2013) y los Ayuntamientos (otros 300
millones). En conjunto, menos gasto, más
impuestos y eso llevará a menos consumo, menos ventas, menos inversión y más
paro. El Gobierno estima que volverá a perderse empleo
en 2013, un -0,2% (unas 35.000 personas más), pero cree que el paro bajará
algo (del 24,6% al 24,3%), porque habrá
más “desanimados” (ya no buscan trabajo). Pero muchos expertos creen que subirá
el paro y la patronal CEOE
estima que alcanzaremos el
26,5% en 2013, superando así los 6
millones de parados.
Más recortes, más recesión,
más paro, el resultado de unos
Presupuestos suicidas para el país de
Europa con más paro y menos crecimiento. Eso lo ven los mercados (Standard&Poors
ha bajado su previsión para España del -0,6% al -1,4% para 2013) y por eso vuelve la tensión en la deuda. Y más
con Rajoy
diciendo que supedita el rescate a la evolución de la prima de riesgo: es como enseñarle la sangre a los lobos.
La realidad es que estos Presupuestos
acrecientan el temor de los mercados a que España profundice su recesión y les sea más difícil cobrar. Y por eso,
acelerarán la necesidad del rescate, que Rajoy retrasará (otra vez) por razones electorales, enturbiando aún
más la confianza en España. Y con ello, podría verse obligado a ofrecer a Bruselas contrapartidas más duras, a aprobar más ajustes antes de fin de año. Y más al reconocer el Gobierno que no cumplirá el déficit pactado con Bruselas este año (será del 7,4% en vez del 6,3%), al tener que incluir las ayudas a la banca (16.600 millones), la mayoría pérdidas que pagaremos todos los contribuyentes. A ver qué dicen.
Al final, llevamos
dos años y medio de recortes, casi
1.000 días, y seguimos en recesión,
perdiendo empleo, viviendo peor y sin vislumbrar una salida. Y con los
mercados más inquietos, sin haber
generado confianza como país. Es el balance del fundamentalismo
de los recortes, en Bruselas y en España, que ha llevado también a media Europa a la recesión. Y el Gobierno
persevera por ese camino, en lugar de buscar
otra vía, como defiende ya hasta el
FMI: ajustar por un lado pero
reanimar la economía por otro, para salir
del agujero. Así no salimos de la crisis, como dice el Gobierno: nos
hundimos más. Su ideología les ciega.