Las pensiones han
sido moneda
de cambio para que Rajoy asegure
la Legislatura: a cambio de los 5 votos del PNV, acepta subir todas las pensiones un 1,6% este
año y en 2019, algo que consideraba “imposible”
hasta ahora. Y lo más importante: retrasa
hasta 2023 la reforma (recortes) que impuso en 2013, “para asegurar el futuro de las pensiones”. Dos “parches” que no
afrontan el problema de las pensiones, cuyo déficit se agravará si no se toman medidas. La fundamental: no
hacer más recortes sino conseguir más ingresos, entre 20.000 y 50.000
millones extras a 20 años, con ahorros, más
cotizaciones y más ingresos fiscales, sobre todo de los que menos pagan (grandes
empresas, bancos, multinacionales y los más ricos). España recauda 81.000 millones menos al año que Europa y así no hay quien financie las pensiones ni
lo demás. Urge dejarse de
“politiqueos” con las pensiones y afrontar una reforma de fondo. Porque si no, la
solución será peor después.
“Me veo una vez más obligado a pedirle a las fuerzas políticas que no hagan política de este asunto. Porque es muy fácil decir: suba las pensiones, ¿cuánto?, lo que quiera. Pero si luego no hay recursos para pagarlo, lo que estaremos es tomando el pelo a la gente”.
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Mariano Rajoy. Bruselas, 23 febrero 2018
enrique ortega |
“Me veo una vez más obligado a pedirle a las fuerzas políticas que no hagan política de este asunto. Porque es muy fácil decir: suba las pensiones, ¿cuánto?, lo que quiera. Pero si luego no hay recursos para pagarlo, lo que estaremos es tomando el pelo a la gente”.
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Mariano Rajoy. Bruselas, 23 febrero 2018
Así pensaba Rajoy
hasta hace poco: no se pueden subir más las pensiones. No salen las cuentas.
Pero de repente salen: cuando el PNV le ofrece apoyar sus Presupuestos, este año y el que viene, y salvarle
la Legislatura. Entonces sí hay dinero: 3.300 millones extras a gastar en las
pensiones este año (1.500 millones más de lo dicho) y el que viene (1.800 más),
para que todas las pensiones suban lo que el IPC, un 1,6% en 2018 y en 2019, a cobrar con efecto
retroactivo desde enero de este año (unos
10 euros extras al mes, de media).
Además, se mantiene la subida ya prevista del 3% para las pensiones mínimas
(600 millones de gasto extra) y la subida de la base reguladora (del 52 al 56%)
de las pensiones de viudedad (otro gasto de 400 millones). En total, 2.500 millones de gasto extra en pensiones en 2018 (y 2.800 en 2019) que
hace unos días eran “imposibles”.
Pero hay más. El acuerdo del PP con el PNV, para
que le apoye los Presupuestos 2018 con sus 5 diputados, tiene una
cláusula de más calado que este dinero extra para las pensiones: se
retrasa de enero de 2019 a enero de 2023 (4 años) la entrada en vigor del factor de sostenibilidad, una reforma que el Gobierno Rajoy aprobó en 2013
para tratar de frenar el importe de las futuras pensiones y recortarlas, hasta un 30% para 2050. En su momento, el Gobierno del PP “vendió” esta
reforma como un cambio necesario “para asegurar la sostenibilidad futura de las
pensiones”: como los españoles vivimos más años, se trataba de rebajar el
importe inicial de las nuevas pensiones, ya que las íbamos a cobrar más años.
Según algunos cálculos, eso supondría rebajar desde 2019 todas las nuevas pensiones un
porcentaje cada año, de tal manera que serían un 29,8% más bajas para 2050 (la
nueva máxima pasaría de 2.561 euros a 1.797 euros y lo mismo las demás.
Ahora, Rajoy tira por la borda su reforma y
las nuevas pensiones no se ajustarán hasta 2023. Rajoy ha apostado por salvar esta Legislatura y “el que
venga detrás que arree”…No es que los recortes del “factor de
sostenibilidad” fueran la solución al
grave problema de las pensiones (la clave está en aumentar los ingresos de sistema de
pensiones, no en recortar los gastos), pero el Gobierno Rajoy sí lo creía y lo
defendía… hasta que le ha tocado elegir
entre mantenerse en el Gobierno o sanear las cuentas de las pensiones. Y
con las elecciones de 2019 y 2020 por delante, no quiere perder el voto de casi 9
millones de pensionistas.
Pero es todo un parche para salir
adelante ahora, sin preocuparse del futuro. Y además, un parche pactado entre Rajoy y el presidente del PNV, al margen del Parlamento y de donde
tiene que pactarse la reforma de las pensiones, en la Comisión parlamentaria
del Pacto de Toledo (47 miembros). Y como todo parche, no afronta una reforma en
profundidad del sistema de pensiones, reforma pendiente desde que se renovó el Parlamento en 2016 (y antes). De momento,
Montoro sólo ha lanzado “globos sonda”, como que el gasto extra en pensiones
(los 1.500 millones nuevos pactados con el PNV, no los 2.500 millones más
presupuestado en 2018) van a salir de “un nuevo impuesto” que quiere poner a
las tecnológicas (Google, Apple o Amazon), algo difícil de aplicar en un solo
país y que la Comisión Europea estudia pero que está aún “muy verde” para que
permita ingresar más este año (y serían sólo 600 millones, frente a 2.500 millones de gasto extra).
El Gobierno Rajoy trata de “ganar tiempo” y no
afrontar una reforma a fondo de las pensiones, algo que tampoco agobia a “la
oposición”, mientras millones de españoles están muy preocupados por sus
pensiones. Veamos, antes que nada, cuál
es “el problema de las pensiones”
en España. Básicamente, que los ingresos
por cotizaciones crecen menos de lo que crece el gasto en pensiones. En
2017, las cotizaciones crecieron un
5% y recaudaron 109.000 millones. Y el gasto en pensiones, aunque se ha
moderado tras las “reformas” (recortes) de Zapatero (2011) y Rajoy (2013), ya
que creció un 3% en 2017, ascendió a 127.000 millones. Ahí tenemos el “agujero”: -18.000 millones de déficit en 2017,
similar al de 2016 (-18.500 millones). Y para 2018, los expertos creen que se
mantendrá en 17.000 millones de euros, lo que ya ha obligado al Gobierno a aprobar un crédito de 15.000 millones del Tesoro a la Seguridad Social,
para asegurar el pago de las pensiones este año, porque en “la
hucha” de las pensiones ya sólo quedan 8.000 millones (había 66.815 en
2011).
El problema de este “agujero” de la Seguridad Social es
que no es coyuntural, sino estructural. Porque los ingresos por cotizaciones no
crecen lo que hace falta, a pesar de que se han recuperado 2 millones de cotizantes
de los 3 millones perdidos con la crisis. Pero los nuevos trabajadores son precarios,
muchos tienen contratos temporales (25,7%) y a tiempo parcial (un tercio), y
por tanto sus sueldos son bajos (el sueldo medio bruto en España son 1.177
euros mensuales, según el INE) y cotizan poco. Y
mientras, la Seguridad Social recauda
poco (aunque haya medio millón más de cotizantes cada año), la factura de las pensiones crece mes a mes, porque hay más
españoles que se jubilan (somos el 2º país más envejecido del mundo, tras Japón) y además, los nuevos
jubilados han cotizado más (antes de la crisis) y su pensión es más alta (1.396
euros las nuevas en
marzo 2018). Y así, cada mes nos
gastamos 9.000 millones en pagar pensiones y sólo se ingresan 7.500.
Además, lo preocupante es que el problema se va a agravar con los años. Porque aunque pueda
mejorar algo más el empleo y llegarse a 20 millones de españoles trabajando, los jubilados crecerán mucho más: en
2050, un tercio de los españoles tendrán más de 65 años y el número de
pensiones pasará de los 9,5 millones actuales a 15 millones. Y además, los
pensionistas vivirán más años: 90 frente a los 83 años de hoy. Mientras este
envejecimiento aumentará la factura de las pensiones, bajará la población española y habrá menos
gente trabajando y cotizando: 900.000 activos menos en 2025. Así que si ahora no salen las cuentas, en las
próximas décadas aún menos.
Y eso sin contar que el
sistema no permite revalorizar apenas las pensiones actuales ni subir las
mínimas, que cobran demasiados pensionistas (1.067101 pensionistas cobran menos de 600 euros al mes). Porque con la reforma impuesta por Rajoy en
2013, las pensiones actuales se
revalorizaban (antes del pacto con el
PNV) un 0.25% anual (2 euros al
mes) hasta 2040, según el Banco de España, con lo que los pensionistas actuales perderán un 35% de poder adquisitivo. 0 sea,
que una pensión de 700 euros (son casi la mitad hoy) se quedaría en 455 euros reales en 2040. Si se quiere evitar
y revalorizarlas más, el déficit de la Seguridad Social subiría más. Así que hacen falta recursos para tapar el déficit
actual y para poder subir algo más las pensiones en los próximos años. Dos
grandes objetivos que obligan a ingresar
para las pensiones entre 50.000 y 80.000 millones más en un horizonte a 20 años. Como poco.
Aquí estamos, con un agujero estructural en las
cuentas de las pensiones y con 8,7
millones de pensionistas que pierden poder adquisitivo y temen por el futuro de
sus pensiones, mientras la oposición
tiene “ocurrencias” y el Gobierno Rajoy no hace nada, salvo aprobar un
crédito para tapar el agujero. ¿Qué se puede hacer? No hay
soluciones mágicas sino un abanico de medidas a tomar, a corto y medio plazo.
Por un lado, “quitar lastre” a las cuentas de la
Seguridad Social para que consiga algunos ahorros, como ya han propuesto expertos y sindicatos. Por un lado,
quitar las bonificaciones de cuotas a empresas y autónomos, las
llamadas “tarifas planas” (3.700 millones de pérdida de cotizaciones), que no
son útiles para crear empleo, o costearlas a cargo de los Presupuestos, no de
la SS. Por otra, quitar del Presupuesto de las pensiones el coste del Ministerio de Empleo
(4.000 millones), un anacronismo que debería pagar el Presupuesto del Estado,
como los demás Ministerios. En tercer
lugar, pagar el subsidio a más parados (el
50% no cobran nada), con lo que la SS ingresaría cotizaciones por ellos que
ahora pierde (otros 3.000 millones). Y por último, subir la cotización de los sueldos más altos
(hoy tienen un tope de 3.751 euros: lo que se gane de más no cotiza), haciendo
que los sueldos altos coticen por todo
lo que ganan, con lo que se podrían ingresar 7.500 millones más. Entre estas 4
medidas, posibles a corto plazo, son 18.200
millones más para las pensiones.
Aún harían falta entre 32.000 y 62.000 millones
más para estabilizar las cuentas a medio plazo y subir algo más las
pensiones actuales. Y si no se quieren
aprobar más recortes, sólo puede conseguirse con más ingresos, por dos vías: cotizaciones
e impuestos.
La primera vía, subir
las cotizaciones a empresas y trabajadores es viable porque en España se
pagan menos cotizaciones sociales que en Europa: los ingresos netos suponen el
12,2% del PIB (2016), frente al 13,3% en Europa y el 15,3% en la eurozona, muy
por debajo del peso de las cotizaciones sociales en Alemania (16,7% del PIB),
Francia (18,8%), Italia (13,2%) o Portugal (11,7%) y sólo por debajo de Reino
Unido (7,7%), según Eurostat . Eso significa que si en España se cotizara como en la eurozona, la Seguridad Social podría ingresar 35.000
millones más cada año. Pensemos en una subida paulatina y menor, para no
penalizar en exceso el empleo, por ejemplo 20.000
millones más de cotizaciones en 4 años. Posible. Sobre todo cuando se
fomenta fiscalmente que esos mismos trabajadores se paguen una pensión privada con los Planes.
Mejor que el dinero extra se lo paguen a la Seguridad
Social.
Y entonces queda recaudar entre 12.000 y 42.000 millones extras por la otra vía, los impuestos. Y se puede hacer, porque España recauda mucho menos ingresos
fiscales que el resto de Europa. Concretamente, en 2017, se recaudó un 37,9% del PIB en España mientras la
media UE-27 recaudó un 44,9% del
PIB, según Eurostat. A lo claro, esto significa que si recaudáramos como el resto de
Europa, Hacienda debería ingresar 81.456 millones más al año, lo que
daría para no tener déficit, pagar parte de las pensiones (25.000 millones) y
gastar en lo que hace falta, desde educación y sanidad a industria, tecnología
y digitalización. Pero, por desgracia, esto no se lo oímos a casi nadie, ni al
Gobierno ni a la “oposición”: es un mensaje “complejo” y poco populista. No da “titulares”.
Así que, buena parte del futuro de las pensiones pasa por
hacer una reforma fiscal que reduzca
el fraude y mejore la recaudación. ¿Cómo?
La Comisión Europea y la OCDE se lo han dicho al Gobierno Rajoy en varias ocasiones, sin éxito. Primero, deberían subir el IVA al 21% a productos y servicios que ahora pagan el 10% (como
hoteles, bares y restaurantes) y reducir el fraude en el IVA, dos
medidas con las que se recaudarían 16.000 millones más. Otra vía es subir el impuesto al gasóleo y la gasolina
(más bajos que en Europa), que reportarían otros 2.000 millones. Y subir los impuestos medio ambientales, como ha
pedido la OCDE, otros 2.000 millones más. En total, 18.000 millones más, que la mitad podría ir a las pensiones. Y
todavía quedaría, para mejorar la recaudación, que paguen más impuestos tres colectivos que pagan hoy poco
“legalmente”: grandes empresas y
bancos, multinacionales y los más ricos.. Si se modifica la legislación y se dota a Hacienda de más inspectores
(hay 1.928 contribuyentes por inspector frente a 860 en Francia o 729 en Alemania),
podríamos recaudar unos 30.000 millones
más a medio plazo y destinar la mitad a las pensiones.
No son “las cuentas de
la lechera”, sino un resumen de las propuestas de muchos expertos para asegurar el futuro de las pensiones. Se
puede conseguir, pero no con medidas “simplistas” y demagógicas (PSOE y
Podemos) ni “sentándose a esperar” que mejoren las cotizaciones (PP) y mucho
menos bajando los impuestos (Ciudadanos).
Hay que sentarse, echar cuentas y arañar
ahorros e ingresos de aquí y de allá, con realismo y sin politiqueos. Y sabiendo
que cuanto más se tarde en conseguir
nuevos ingresos, más fácil será que nos impongan recortes más duros. No
pidamos sólo subidas de las pensiones. Exijamos que pacten reformas de fondo ya para
asegurar el futuro de las pensiones. No pierdan más tiempo.
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