Las pensiones han
cerrado 2016 con un “agujero” de 18.500 millones, 38
veces el que encontró Rajoy al llegar a la Moncloa. Y los expertos auguran un déficit similar hasta 2022. Urge reformar
las pensiones para que sean sostenibles, con medidas que el Congreso
estudia para proponerlas en mayo. Y aparecen “recetas” por todas
partes, desde retrasar la jubilación
a los 70 años hasta otras más descaradas, como la de la patronal de fondos, que
propone destinar un 4% del salario a
Planes privados. No habría que darle más vueltas: lo que necesitan las
pensiones es más dinero, entre 50.000 y 80.000 millones más, porque caen las cotizaciones y España gasta
menos en pensiones que Europa. Y para eso no
hay “recetas milagro”: hay que subir
cotizaciones y recaudar más impuestos de los que pagan poco. Y fomentar la natalidad y el empleo, para
que haya más españoles cotizando en 2050, cuando se dupliquen los pensionistas.
Más ingresos para las pensiones, no recortes ni “milagros”.
enrique ortega |
El Gobierno ha comunicado que la Seguridad Social cerró el ejercicio 2016 con un déficit de 18.500 millones (1,7% del PIB), un
“agujero” que es 38 veces el que encontró
Rajoy al llegar a la Moncloa a finales de 2011 (-487,30 millones). Y no ha
sido porque se hayan disparado los gastos,
ya que el número de pensionistas
(8.598.985) y de pensiones (9.459.746) crece sólo un 1,20% (menos que en el
pasado) y el gasto en pensiones (118.941 millones) aumenta un 3,1%, más por el aumento de pensionistas que
porque cobren más: de hecho, los nuevos pensionistas se jubilaron en
2016 con 10 euros menos de pensión media
(1.332,37 euros) que los de 2015, debido a los recortes introducidos por las
“reformas” de pensiones aprobadas por Zapatero (2011) y Rajoy (2013). Así que
si el déficit de las pensiones crece (+1.800 millones en 2016) se debe sobre todo
a la caída de ingresos: la Seguridad
Social recaudó 13.717 millones menos de lo presupuestado en 2016. Algo que ha pasado durante
toda la crisis: los ingresos de la SS han sido 48.841 millones inferiores a lo
previsto desde 2008.
Caen los ingresos
previstos de la Seguridad Social a
pesar de que el empleo crece, de que
se hayan creado 1.372.900 nuevos empleos
entre 2014 y 2016, según la EPA. Y eso porque los nuevos empleos, a raíz de la reforma laboral de 2012, son muy precarios (el 92% temporales y el 36% por horas), con sueldos más
bajos, que cotizan menos. Pero además, hay otros dos motivos para que crezcan
menos los ingresos de la Seguridad Social, por dos decisiones del Gobierno Rajoy.
Una, perdonar cotizaciones a empresas y autónomos (las famosas “tarifas planas”), una medida que se ha revelado poco
eficaz para crear empleo pero que resulta muy costosa para la SS: estas
bonificaciones han supuesto ingresar 3.439 millones menos por cotizaciones entre 2012 y 2015 (1.456 millones por
la tarifa plana a autónomos). La otra, por
los recortes en el desempleo: ahora hay 609.899 parados menos cobrando el subsidio contributivo que en 2011, parados que no
cobran paro pero que tampoco cotizan.
Así que fallan sobre
todo los ingresos y eso explica el agujero creciente de la Seguridad
Social, cuyas cuentas no dan para pagar las pensiones, lo que ha obligado al Gobierno
Rajoy a echar mano de “la hucha” de las pensiones, creada en 2006 y alimentada por los superávits
que tuvo la SS hasta 2011, cuando llegó a tener 66.816 millones “ahorrados”. Ya en 2012, el Gobierno Rajoy “tiró de
la hucha” para pagar las extras de verano y Navidad y ahora sólo quedan 15.915 millones, para la extra de este verano (8.700 millones) pero no llega para la de Navidad. Y los expertos auguran que el déficit de las pensiones rondará
los 20.000 millones este 2017 y se mantendrá en los
-15.000 millones hasta 2022.
Así que las pensiones
tienen un serio problema a corto plazo,
que exige tomar medidas urgentes. Desde noviembre, la Comisión parlamentaria del Pacto de Toledo
está escuchando opiniones y propuestas de expertos, para proponer al Gobierno
una reforma en mayo (se retrasará a junio). Y aprovechando la ocasión, se multiplican las “recetas” para salvar las pensiones, muchas de ellas “interesadas”.
Quizás la más famosa sea la que
propone retrasar la edad de jubilación a
los 70 años, encabezada por José María Aznar (al que los
españoles le pagamos ya una pensión vitalicia como ex-presidente de 60.000 euros anuales, más
coche, escolta y 2 asistentes) y propuesta antes por el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, que reformó la ley para mantenerse en su puesto hasta los 73 años (tiene 71) y que no tendrá problemas para jubilarse (su sueldo es de 183.969 euros anuales).
El retraso en la edad
de jubilación es una propuesta engañosa
y rechazable por varias razones. Primera, porque la reforma de Zapatero ya amplió la edad de jubilación a los 67 años (sube unos meses cada año
hasta alcanzarse en 2027), una de las más elevadas de la OCDE, salvo los 68 años de Irlanda, Reino Unido y
la República Checa. Segundo, porque impediría el empleo de los jóvenes, donde la tasa de paro
ronda el 48%. Y sobre todo, porque de nada sirve aumentar la edad de jubilación
para que los mayores trabajen y coticen si los mayores no tienen empleo. En
España, el 56,5% de los mayores de 55 años son inactivos (ni trabajan ni buscan
trabajo), frente a sólo un 30% en Alemania o Japón. Y hay 1.037.600 españoles mayores de 50
años en paro,
que no encuentran trabajo, muchos sin cobrar el paro y teniendo que esperar más
de una década para jubilarse.Su drama no es trabajar más años sino trabajar a secas. Y como no
encuentran nada, intentan jubilarse
antes (no después), aun perdiendo un 8% de pensión por año anticipado. La
prueba es que el 44,3% de los jubilados en 2016 lo fueron anticipadamente. Y
que la edad media de jubilación es de 64,1 años (diciembre 2016), ni 65 ni 67 años.
Así que no parece que los españoles mayores de 55 años quieran trabajar más años, sino jubilarse cuanto antes porque no se les dan oportunidades. Y si
se ampliara la jubilación a los 70 años, muchos tendrían que quedarse tres o
cinco años más en paro, cobrando un subsidio asistencial de 426 euros. Así que la
medida costaría más en lugar de recaudar. Por todo ello, dos ministros
del Gobierno, el de Economía y la de Empleo, ya han dicho que no se ampliará la edad de jubilación en España.
Otra cosa es permitir que el que se jubile pueda compatibilizar trabajo y pensión, aunque de forma voluntaria.
Otra “receta” para salvar las pensiones, ésta mucho más
“descarada”, es la que ha hecho la patronal de los fondos y planes de pensiones
INVERCO: que se aporten el 4% de los sueldos de los trabajadores (2% las empresas y
2% los empleados) para un Fondo con el que crear un Plan de pensiones privado complementario a las pensiones públicas. Sería una manera
de asegurar un negocio “cautivo” de
200.000 millones de euros, donde bancos y aseguradores controlaran este
dinero y se llevaran las correspondientes comisiones.
El Círculo de Empresarios tampoco se ha cortado al proponer que se suban las cotizaciones a la Seguridad Social ... de los trabajadores, porque son más bajas que las de las empresas (un
4,70% frente al 23,60% en contingencias comunes. Hablan de “equipararlas”, sin
precisar si eso supone multiplicarlas por cinco (y sin hablar, por supuesto, de
equiparar también sueldos y beneficios empresariales…). Claro que también hay
expertos, como Manuel Lagares, que han propuesto lo contrario: bajar todas las cotizaciones sociales al 10% y cubrir la pérdida de
recaudación subiendo el IVA al 24% para casi todos los productos. Y también hay
empresarios y expertos que proponen calcular
la pensión sobre toda la vida laboral del trabajador y no sobre los últimos 25
años, como ahora. Eso penalizaría mucho las pensiones futuras, sobre todo de
los jóvenes, que tienen sueldos iniciales muy bajos y precarios.
Al final, entre tantas “recetas milagro”, casi todas
“interesadas”, lo que parece claro es que la
Seguridad Social tiene un problema de ingresos y que la clave es cómo
puede recaudar más. Los sindicatos proponen subir las cotizaciones de los sueldos más
altos, que hoy tienen un tope: 3.751 euros de base máxima y lo que se
gane de más no cotiza. Si se quitase este tope y los sueldos altos cotizaran
por lo que ganan, la SS podría ingresar 7.500 millones más al año. También se
ingresarían 3.700 millones más quitando las vigentes bonificaciones de
cotizaciones a empresas y autónomos. Y otros 3.000 millones se ingresarían si
hubiera más parados cobrando el paro y cotizando. Y se ahorrarían 4.000
millones si las pensiones no tuvieran que pagar el Presupuesto del Ministerio de Empleo
(un anacronismo sin sentido) y lo pagase el Presupuesto del Estado, como el de
los demás Ministerios.
En total, serían 18.200
millones de más ingresos y menos gasto, que cubrirían el déficit, junto a
una posible emisión de deuda para pagar la
extra de Navidad y “reponer la hucha”.
Pero sería un “parche” insuficiente. Por dos razones. Una, porque con el
déficit actual y la reforma de pensiones que aprobó Rajoy en 2013, no hay dinero para revalorizar las pensiones actuales por encima del 0,25% que han subido estos años. De hecho,
el propio Banco de España cree que la mala situación financiera de las
pensiones obligará a subir las pensiones solo ese 0,25% anual al menos hasta 2040. Y como se espera que la inflación suba una media del 2%, eso
significa que los pensionistas actuales
perderán hasta un 35% de su pensión, porque se la comerá la inflación.
O sea que si un pensionista gana hoy 700 euros (son la mitad), en 2044 será como si ganara 455 euros. Insostenible. Pero es que
si se revalorizan todas las pensiones con el IPC, el déficit de la SS subiría a 70.000 millones, según FEDEA.
La otra razón de que
haga falta una reforma de fondo y más ingresos es demográfica.
Para 2050, España será el país más envejecido de Europa y un
tercio de los españoles tendrán más de 65 años, con lo que las pensiones pasarán de los 9,5 millones de
este año a 15 millones de pensiones para 2050. Y los pensionistas vivirán entonces
más años (90 años de esperanza de vida en 2066, frente a 82,8 hoy). Mientras
las pensiones casi se duplicarán, bajará la población española y habrá
900.000 activos menos para 2025. En definitiva, más viejos viviendo más
años y menos jóvenes para trabajar y pagar las pensiones.
Para hacer frente a estos dos grandes retos, la revalorización de las pensiones actuales y el
pago de las pensiones futuras, hace falta una reforma de fondo, que asegure más ingresos a las pensiones, entre 50.000 y 80.000 millones más de aquí
a 20 años. Y hay que hacerlo por dos razones. Primero, porque España gasta menos en pensiones que el
resto de Europa: un 10,6% del PIB en 2016, inferior al 11,6% de la UE-28 y por debajo de ocho paises
europeos: Italia (15,8% del PIB), Grecia (14,5%), Francia (13,8%), Austria (13,2%),
Portugal (13%), Eslovenia (11,4%), Polonia (10,8%) y Alemania (10,6%), según
la OCDE. Y segundo, porque se puede:
España ingresa menos que la mayoría de
Europa por cotizaciones e impuestos.
Una vía clara de conseguir más ingresos es subir las cotizaciones sociales, aunque
tenga el inconveniente de penalizar el empleo. Pero hay margen: los ingresos
por cotizaciones netas suponen en España
el 12,3% del PIB, frente al 13,2% en
Europa y el 15,3% en la eurozona, muy
por debajo de las cotizaciones en Alemania (16,5% del PIB), Francia (18,9%),
Italia (13,3%) o Portugal (11,6%) y sólo por debajo de Reino Unido (7,8%), según
Eurostat. Eso significa que si España recaudara por cotizaciones como la
eurozona, podría ingresar 34.000 millones
más. Y otro tanto pasa con los
impuestos: la recaudación en España supone sólo el 38,2% del PIB (2015), frente al 46,6% del PIB que recaudan los países del euro y el 44,9% del PIB
que ingresa la UE-28, según Bruselas.
Y recaudamos mucho menos que Alemania (44,9%), Italia (48,2%) y Francia (53,4%
de su PIB). Eso significa que si
recaudáramos como la eurozona, España ingresaría 84.000 millones más
al año en impuestos.
Con ambas medidas, subir
cotizaciones (de empresas y trabajadores) y recaudar más impuestos
(no subiéndolos a los que ya pagamos sino combatiendo el fraude y haciendo
pagar más a los que pagan poco: grandes empresas , multinacionales,
y los más ricos), España podría ingresar entre 80.000 y 120.000 millones más en una década. Y destinar buena parte
de esos mayores ingresos (entre 50.000 y
80.000 millones) a asegurar el futuro de las pensiones, sin descartar buscar
algún nuevo recargo o impuesto específico.
O se busca ese dinero extra, de estas u otras maneras (sin “milagros”) o no salen las cuentas. Y además, en paralelo, hay que fomentar la natalidad (debían nacer 719 niños más cada día, además de los 1.143 que nacen), modernizar la economía y crear más empleo
estable, para conseguir los trabajadores necesarios para pagar las
pensiones a mediados de siglo. Casi nada.
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