El Gobierno Rajoy
ha aprobado por decreto una segunda reforma de pensiones, desde
el 1 de abril, para recortar
4.000 millones hasta 2027 retrasando
dos años las prejubilaciones y bajándolas.
Una reforma que se suma a la de Zapatero,
en vigor este 1 de enero, que supone un
recorte
del 20 % en las pensiones para 2027. Y falta la tercera reforma
(más recortes), que se anuncia en 6 meses, presionada
por Bruselas. El problema de fondo es que hay menos gente trabajando y más
pensionistas, por lo que no salen las
cuentas. Los que más sufren ahora este nuevo recorte de las pensiones son los mayores de 55 años, a quien el Gobierno ha puesto además más trabas para cobrar el desempleo (426 €). Con ello, casi tres millones de españoles mayores de 55 años son ahora “ni-ni-ni”:
ni trabajan, ni cobran desempleo ni se
pueden jubilar. Y así, a esperar los
65 años.
enrique ortega |
La primera
reforma de las pensiones la hizo el Gobierno
Zapatero, en febrero de 2011,con una Ley pactada con sindicatos, patronal y la mayoría de partidos (PP se abstuvo e
IU votó en contra). Entró en vigor este 1
de enero, con tres
medidas básicas: subir la edad
de jubilación (un mes cada mes) hasta llegar a los 67 años en 2027, elevar el
periodo de cotización de 35 a 37 años para tener derecho al 100% de
pensión y ampliar el periodo de
referencia para calcular la pensión de 15 a 25 años. Resultado: un
recorte del 20% en la pensión para 2027.
Ahora, el Gobierno
Rajoy, presionado también por Bruselas, pone en marcha una segunda
reforma de las pensiones (esta vez por
decreto y en solitario), que entra en vigor el 1 de abril. Se trata de recortar
otros 4.000 millones de gasto de aquí a 2027, retrasando dos años las jubilaciones
anticipadas y dificultando la jubilación parcial. Así se
pretende retrasar la entrada en el
sistema de muchos pensionistas, ya que la
mitad de los que se jubilan cada año (280.000) son prejubilaciones (80%)
o jubilaciones parciales (20%).
El cambio afecta por
un lado a las prejubilaciones
forzosas, por despidos (EREs), que podían hacerse a los 61 años y
ahora suben (un mes cada mes) hasta llegar a la prejubilación a los 63 años en
2027. Un cambio que llega cuando la
mayoría de grandes empresas ya
han hecho ERES masivos (25.000 despidos entre Telefónica, Vodafone, Iberia,
Bankia y otras Cajas, Santander+Banesto y otros bancos…) con prejubilaciones a
los 61 años. Otra novedad: si ahora las
empresas tenían que pagar el paro y las cotizaciones de los despedidos hasta la
jubilación, ahora volverá
a pagarlo el Estado (si no despiden a más mayores de 50 años de la
proporción en plantilla), con lo que les saldrá aún más barato “aligerar
plantillas”.
La reforma
penaliza sobre todo las prejubilaciones
voluntarias, que podían
hacerse a los 63 años y se suben (un
mes cada mes) para no poder prejubilarse
hasta los 65 años en 2027. Además, se exigirán 35 años cotizados (ahora son
30) y sube el recorte de la pensión
por cada año antes que uno se jubile: quitan
del 6,5% al 8%, según los años cotizados. O sea, si alguien se jubila en
2027 a los 65 años, dos años antes de la edad legal
(entonces 67), tendrá que haber cotizado 35 años y perderá hasta un 16% de
pensión. También se sube dos años la jubilación
parcial (a los 65 años en 2027), que permitirá ahora trabajar la
mitad de jornada (antes hasta el 25%), con más cotización y más recorte de la
media pensión.
Como “guinda” de esta
reforma, se permite que los jubilados puedan seguir
trabajando y cobrando la mitad de la
pensión después de los 65 años (67 años en 2027), no a los que se
prejubilen, a cambio de una baja cotización (6% la empresa y 2% el jubilado). Está
bien, pero es “pura imagen” (para ingresar
más cotizaciones), ya que bastantes
problemas tienen los mayores para que no les despidan (para cambiarles por
un joven por la tercera parte de sueldo) o encontrar
un trabajo con más de 50 años como para encontrar un empleo jubilado.
Esta segunda reforma de las pensiones afecta a todos, porque retrasa
dos años las prejubilaciones y baja su
importe, pero sobre todo a los mayores
de 55 años, un colectivo de 5.222.392 personas, de los que la mitad son inactivos (2.270.192) o
están parados (530.700), con lo
que son firmes candidatos a prejubilarse. Y ahora se les obliga a esperar dos años más (hasta los 65 en 2027) y tener 5 años más cotizados para pagarles hasta un 16% menos de pensión si se jubilan antes de los 67 años.
Además, el Gobierno Rajoy
les ha hecho otro cambio: desde
el 1 de abril, los futuros parados mayores de
55 años (ahora hay 598.600 registrados)
no
podrán cobrar el desempleo hasta
la jubilación (426 euros al mes, que cobran ahora 347.000 parados +55 años) si tienen
ingresos su mujer o un hijo menor de 26 años (+ 967 € al mes) o ambos (+725 € al mes cada uno).Un
recorte que se suma a los dos
recortes que les hizo el Gobierno
en julio: subir este subsidio de 52 a 55 años (dejó fuera a 90.000) y
cotizar por estos parados el mínimo (antes el 120% del mínimo), recortando así su futura
pensión.
Con estas medidas,
el Gobierno transforma a los mayores
de 55 años en los “ni-ni-ni”: ni trabajo, ni desempleo (si tienen a un mileurista en casa), ni pensión (a esperar a los 65/67 años).
En total, casi tres millones de españoles
sin salida, que serían 6,2
millones de personas si bajamos
el listón a los 50 años, una edad
con la que las empresas ya no contratan.
Volviendo a las pensiones,
los
recortes no han acabado. El Gobierno
va a crear un grupo de expertos para
que preparen en 6 meses un catálogo de más reformas, como ha
pedido Bruselas en febrero. Todo apunta a que este año habrá nuevas
medidas. Por un lado, se suprimirá el revalorizar las pensiones
con el IPC, como ya ha hecho Rajoy este año. Por otro, se podrían revisar
los baremos de las futuras
pensiones: exigencia de más años
de cotización (ahora son 35) o más
años de cómputo para calcular la pensión (ahora 25 y podría llegarse a toda
la vida laboral). O adelantar cinco años la jubilación a los 67 años
(prevista para 2027).Y en el futuro, retrasarla
a los 68 o 69 años.
El problema de fondo
es que las pensiones
son una bomba de relojería,
porque no
salen las cuentas. Por un lado, crece la esperanza
de vida (de 81 años ahora a 86,5 en 2048), con lo que las
pensiones se van a duplicar (de las 9 millones actuales a 17 millones
en 2050) y con ellas el gasto
(del 10,1% del PIB al 13,7% en 2060), más que en el resto de Europa porque España es el país más envejecido. Y por otro,
no crecerán igual los
que trabajan y pagan las pensiones: hoy hay 3,4 personas en edad de
trabajar (16-64 años) por cada pensionista (y sólo
1,9 trabajando), mientras en 2060
sólo habrá 1,6 activos por pensionista (y quizás 1,2 trabajando).
En definitiva: o
aumentamos drásticamente el empleo o no habrá dinero para pagar las pensiones
en el futuro y habrá que ir de
recorte en recorte. La clave es reanimar
la economía, recuperar los 3,5
millones de empleos perdidos y más, con un crecimiento basado en la industria,
la tecnología
y la exportación.
Pero además, habrá que buscar nuevos
ingresos para las pensiones, vía impuestos y más cotizaciones, porque si no, los recortes serán drásticos. No podemos conformarnos con repartir la miseria entre los
pensionistas. Hay que aumentar el pastel,
para que, tras una larga vida trabajando y cotizando, nos quede una pensión digna. Es lo mínimo.
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