Las exportaciones, estancadas
Al leer que este Blog va de exportaciones, muchas
personas pensarán que no les interesa. Pero es un tema importante
para los españoles, por tres razones: son el 2º motor de nuestro crecimiento,
mantienen 4,6 millones de empleos y los paises más ricos son los que
más exportan. Por eso, si las exportaciones españolas (y europeas)
están “estancadas”, tenemos un problema. Sobre todo porque
España lleva décadas abierta al exterior y exportamos 17 veces más que en
1986, cuando ingresamos en Europa. Eso nos permite tener superávit comercial
con la UE , aunque tengamos déficit con el resto del mundo, por las
compras de energía. Y tanto en 2022 como en 2023, un tercio del crecimiento (y el empleo) de España fue gracias a las
exportaciones. Ahora, una Europa estancada y la amenaza de aranceles
en EEUU (más el proteccionismo y las guerras), amenazan nuestras
exportaciones y el crecimiento futuro. Urge aprobar un Plan de estímulo a
las exportaciones, porque nos jugamos el crecimiento, la competitividad y
el empleo. Enrique Ortega
Uno de los grandes cambios de la economía española en
las últimas décadas ha sido la apertura al exterior.
En 1986, España ingresa en la Comunidad Europea y a partir de ahí, las empresas
extranjeras entran en España y nuestras empresas empiezan a vender fuera.
Sobre todo, tras la crisis de 2008, cuando se desploma la demanda interna. Con
ello, España pasa de exportar 22.933
millones de euros en 1986 (el
10% del PIB) a 159.889 millones en 2009 (15% del PIB) y 389.208
millones en 2023 (25,6% del PIB). Un salto tremendo: las exportaciones se
han multiplicado casi por 17 en los últimos 37 años. Y España, que era
un país cerrado al exterior, es hoy el 6º país que
más exporta en Europa, sólo por detrás de Alemania (exportó 4 veces
más: 1.574.602 millones de euros en 2023), Paises Bajos (866.610
millones exportados con menos de la mitad de población que España), Italia
(625.949 millones), Francia (602.233 millones) y Bélgica (525.287
millones exportados).
Este “milagro exportador” de España ha sido constante
y continuado en las últimas décadas, con las exportaciones creciendo año
tras año, salvo en 2008 (por la crisis financiera) y en
2020 (por la pandemia), hasta alcanzar un máximo histórico en 2022 :
389.208 millones de euros. Y aunque las exportaciones “pincharon” ligeramente en
2023 (-1,4%, hasta 383.688 millones de euros), España es el país europeo
donde
más han crecido las exportaciones respecto a antes de la pandemia: +32,3% entre
2019 y 2023, frente al +27,9% en la UE-27, +30,4% en Italia, +20% en
Francia y +17,6% en Alemania. Y fuera de la UE, las exportaciones crecieron
también menos: +16,4% en Reino Unido, +22,9% en USA y +31,1% en Japón,
superándonos sólo China (sus exportaciones crecieron +39,7% entre
2019 y 2023). Con ello, España superó la pandemia mejorando
su cuota exportadora en Europa: de suponer
el 5,7% de las exportaciones europeas pasó al 5,9% en 2023.
Pero quizás lo más importante es que este “milagro”
exportador ha ayudado mucho al crecimiento de la economía en
los últimos años, sobre todo en las dos últimas crisis. Primero con
la crisis
de 2008: entre 2009 y 2013, la economía estuvo en
recesión, con bajadas del PIB, pero habríamos caído mucho más si las
exportaciones no hubieran crecido. Un
ejemplo, el año
2009, el peor de esa crisis financiera: el PIB cayó un -3,6%, pero habría caído mucho más
(y el empleo) si las exportaciones no hubieran aportado un +2,8% al crecimiento. Y las
exportaciones volvieron
a salvarnos en la pandemia: en 2020, las exportaciones cayeron menos que la economía (-2,2% frente
al -10,9% que cayó el PIB). Y en la recuperación posterior han sido claves, aportando
un tercio del crecimiento en 2022 (2,3%
del 6,2% que creció el PIB) y en 2023 (1%
del 2,7% que crecimos). Y en 2024, aportan
una quinta parte del crecimiento (0,7% del 3,4% anual hasta
septiembre).
Así que las exportaciones llevan
décadas creciendo, ganando cuota de mercado en Europa y ayudando a que
España crezca más que la mayoría de paises occidentales (3% creceremos este
año, según
Bruselas, y la cuarta parte lo aportarán las exportaciones). Por eso, preocupa
que se hayan estancado en 2024, cayendo un -0,3% hasta septiembre, según
los últimos datos publicados por Comercio (tras caer un -1,3% en todo 2023).
Y eso, a pesar de que las exportaciones llevan creciendo tres meses seguidos
(julio, agosto y septiembre, +4,6% el tercer trimestre) y también en el
2º trimestre (+4,5%) , pero todavía no se han recuperado del desplome
en el primer trimestre (-9%). Una caída que se explica por el estancamiento
económico de Europa y la recesión en Alemania (nuestro 2º cliente) y por el bajo
crecimiento y el aumento del proteccionismo comercial en el resto del mundo.
En concreto, las exportaciones españolas a Europa han
caído un -0,8% hasta septiembre, cayendo más las dirigidas a la UE
(-1,1%) y sobre todo a Francia (-2,1%), nuestro primer cliente, a Alemania (-1%)
y a Bélgica (-21,9%), creciendo sin embargo nuestras exportaciones a Paises
Bajos (+1,4%) y a Portugal (+0,9%), también al Reino Unido (+5,5%). Pero la
caída de exportaciones es
mayor fuera de Europa: -2,1% cayeron nuestras ventas a
América (-1,2% a USA), -3,1% las exportaciones a Latinoamérica y
-4,9% a Oriente Medio. Eso sí, crecen las exportaciones a Asia
(+1,2%), aunque caen las ventas a China (-0,7) y mejoran las ventas a
Africa (+5%), por la reanudación del comercio con Argelia (+220%
exportaciones). Y por productos, siguen creciendo las exportaciones españolas
de alimentos (+7% hasta septiembre) y calzado (+6,8%), pero “han
pinchado” las exportaciones de automóviles (-0,6%), medicamentos
(-20,3%) y bienes de equipo (-0,6%).
Lo positivo es que las
importaciones, las compras españolas en el extranjero (que crean
riqueza y empleo fuera, no en España) también caen y más que las
exportaciones (-1% hasta septiembre, hasta 313.896 millones de euros), porque España
ha comprado mucho menos gas (-34,4%), carbón y electricidad
(-34,6%), por el auge de las energías renovables, aunque sigue comprando más
petróleo (+3,6%). Estas menores compras energéticas han conseguido que el
déficit comercial (importaciones- exportaciones) se reduzca
este año (-8,4%), hasta los -27.091 millones de euros, aunque el 82% de
ese déficit sea por las compras de energía.
España consigue “tapar” sin problemas este déficit
comercial, gracias a los ingresos por turismo y a otras exportaciones
de servicios (no de mercancías) que hacen las empresas españolas,
desde consultaría e ingeniería a servicios financieros, de transporte o
tecnológicos en el extranjero. Así, en 2023, las
exportaciones españolas de servicios batieron otro récord,
con 183.095 millones de euros de ingresos (y 90.072 millones de pagos),
menos de la mitad por ingresos turísticos (85.181 millones) y la mayoría (97.955
millones) por exportaciones de servicios prestados fuera de España (el 66,5% en
Europa y el 22,7% en América, donde exportamos muchos más servicios que
mercancías).
Con estos ingresos por turismo y servicios,
España consigue tener superávit
con el exterior desde 2013, algo inaudito en nuestra historia:
de 1961 a 2012, España tuvo déficit con el exterior 45 de estos 52
años, lo que limitó extraordinariamente la capacidad de maniobra
económica del franquismo y la democracia. Ahora, este
histórico superávit con el exterior (ingresamos
más divisas de las que pagamos) desde 2012 a 2023 (+36.600
millones de euros), que se repetirá en 2024 (+25.400
millones hasta junio), nos convierte en un país más solvente y más
independiente, con más inversión extranjera y más capacidad para
invertir sin endeudarse tanto en el exterior y poder reducir
nuestra deuda externa : debemos 791.115 millones en 2023 (52,8%
del PIB), frente a un billón de deuda en 2013 (96,2% del PIB). Más independencia
y más solvencia económica gracias a todas las exportaciones, desde
las mercancías al turismo y los servicios empresariales en el extranjero.
Como ha podido verse, las exportaciones son una
cuestión económica clave, no sólo para crecer y ser un país solvente
sino porque mantienen
4,6 millones de empleos en España. Por eso preocupa que se hayan
estancado y que aunque este año “se salven”, caigan más en 2025,
no ayudando o incluso restando crecimiento a la economía. Y eso porque Europa,
donde se dirigen el 74% de todas las exportaciones de mercancías (y dos tercios
de los servicios, así como la mayoría de turistas que nos visitan) apenas va
a crecer en 2025, según
la última previsión de la Comisión Europea: un +1,5% la UE-27 (tras
un +0,9% en 2024), un +0,7% Alemania (tras 2 años en recesión), un +0,8%
Francia (menos que el 1,1% de 2024) y +1% Italia (tras 0,7% este año). Y
encima, Trump amenaza con poner un arancel del 10%
a las exportaciones europeas (serían un 10% más caras), mientras China
y muchos paises toman medidas proteccionistas que dificultarán nuestras
exportaciones.
Las exportaciones españolas han aguantado bien hasta
la fecha, creciendo más que las del resto de Europa, ayudadas por una
inflación contenida (en España era del +1,7% anual en septiembre, frente al +2,1
en la UE-27 y el +1,8 en Alemania, aunque Francia tiene un +1,4% e Italia
el +0,7%) y, sobre todo, por unos salarios que son de los más bajos
de Europa: 18,2 euros por hora trabajada en 2023, un -24,2% menos
que en la UE-27 (24 euros) y bastante menos que en Dinamarca (42
euros/hora), Bélgica (36,3), Irlanda (33,3), Paises Bajos (33), Alemania
(31,6), Francia (28,7)o Italia (21,5), según
Eurostat. O sea, que nuestra fortaleza, que nos permite ganar
mercados, es intentar ser “la China de Europa” (bajos precios y
salarios). Pero nuestras exportaciones tienen varias
debilidades estructurales:
un exceso de concentración, en destino (Europa), en origen (sólo 6
autonomías exportan de verdad y pocas empresas, la mayoría muy grandes) y en
productos (mercancías de poco valor añadido).
El primer problema de fondo que tienen las
exportaciones españolas es que están demasiado
concentradas en Europa: allí van el 74% de las exportaciones, de
ellas el 62,2% a la UE-27. Y además, en los últimos años, esta tendencia
a exportar a Europa se ha agravado (en 2019 sólo exportábamos allí
el 71,5%), aunque ahora exportamos más a paises europeos que no están en la
UE. Lo más preocupante es que nuestras exportaciones a Asia suponen sólo
el 7,7% del total (y ha bajado, porque en 2019 iban el 9% de las
exportaciones), cuando esa zona concentra el 40% del comercio mundial. Y
otro tanto pasa con las exportaciones a EEUU (estancadas en el 4,7% del
total, ahora y antes de la pandemia) y a Latinoamérica (estancadas
también en el 5,2% del total), mientras ha caído el peso de nuestras
exportaciones a Oriente Medio (del 2,6 al 2,1%) y a Africa (del 6,5 al 5%).
Otro problema de fondo es el origen de estas
exportaciones. Están concentradas
en 6 autonomías y el resto apenas exportan: Cataluña (25,9% del
total), Madrid (12,7%), Andalucía (10,6%), Comunidad Valenciana
(9,9%), País Vasco y Galicia (8% cada una). Y eso ahora (74,9% de las
exportaciones proceden de ellas) y en 2019 (74,3%). Y lo mismo pasa con las
empresas: la exportación se concentra en 44.838 empresas (de casi 3
millones), que son las que venden fuera regularmente más de 50.000 euros
anuales. Y ojo, las 1.000 empresas españolas que más exportan hacen el
66,3% de todas las exportaciones.
Un tercer problema es lo
que exportamos. España se ha especializado en exportar alimentos
(el 18,7% de nuestras exportaciones: somos “la despensa de Europa”), automóviles
(el 13,8% de las exportaciones) y semimanufacturas (metales, hierro,
papel y cerámica, un 9,9% más). Y por ello, exportamos pocos productos de alta
tecnología, de alto valor añadido: un
6,8% del total, frente al 17,7% de las exportaciones europeas. Y hay otro
problema más: mucho de lo que exportamos obliga antes a incorporar productos
intermedios importados, lo que agrava
nuestro déficit comercial. A lo claro; que España, por sus bajos
salarios y su posición geográfica, es
un país ideal para producir, importando productos intermedios y exportando
luego los productos finales, dentro de las cadenas internacionales de
producción (un ejemplo es el automóvil). La consecuencia es que sólo una
parte de las exportaciones españolas, el 75%, generan realmente “valor
añadido doméstico”, frente al 77,4% de media en Europa y el 92% de las
exportaciones en EEUU, según
un estudio de la Fundación BBVA.
En definitiva, que aunque las exportaciones se hayan
disparado en las últimas décadas, queda mucho por mejorar para
que España tenga un sector exportador más potente, donde haya más
empresas de todas las regiones exportando productos de más valor por todo el
mundo. Un reto que es clave para conseguir una economía más competitiva,
más eficiente y que mejore el nivel de vida de los españoles. Porque basta ver los
países europeos donde las exportaciones
tienen más peso (en % del PIB)
para hacer la lista de los paises más ricos: Bélgica (exportaciones
aportan el 88% del PIB), Paises Bajos (81%), Austria (43,80%), Alemania (38%),
Suecia (34%), Irlanda (37,7%), Dinamarca (32%), Italia (29,43%) …, todos por
delante de España (aportaron 25,6% del PIB en 2023).
Ahora que las exportaciones se han estancado y se enfrentan
a un año 2025 comercialmente muy difícil, sería un buen momento
para que el Gobierno propusiera un
Plan de choque para reanimar las exportaciones, con medidas
en varios frentes, que llevan
años pidiendo los exportadores españoles: más oficinas comerciales y
asistencia por el mundo, más viajes y misiones comerciales en paises
emergentes, más ayudas a la internacionalización de las pymes, aumentar y
mejorar la financiación pública a la exportación, facilitar la integración de
empresas para ganar tamaño y vender fuera, mejorar la formación exportadora y aumentar
las ayudas e incentivos fiscales a las empresas exportadores, que generalmente facturan
e invierten más, tienen más tecnología e innovación y crean más empleo estable
que las empresas no exportadoras. Hay que “mimar” las exportaciones,
que nos salvan a todos.
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