jueves, 16 de noviembre de 2017

Cambio Climático: más CO2 y pocas soluciones


Mañana se clausura en Bonn la 23 Cumbre del Clima, sin avances para concretar los recortes de emisiones aprobados en la Cumbre de París de 2015. El CO2 sigue creciendo en la atmósfera y bate todos los récords históricos, mientras los expertos alertan de que el consumo energético crecerá un 30% hasta 2040 y que si no se toman medidas drásticas, la temperatura del Planeta subirá entre 3 y 4 grados, no el 1,5 grado deseable. El mundo está en una preocupante encrucijada, con Trump fuera de control y China, India y paises emergentes emitiendo cada vez más. Europa aprueba medidas para aumentar las renovables y los coches eléctricos, mientras España volverá a emitir más CO2 este año, por el auge del carbón y la sequía. Y no tendremos Ley del Cambio Climático hasta dentro de 1 año. Urge que paises, políticos y ciudadanos tomemos medidas para afrontar el mayor problema del siglo XXI. Se acaba el tiempo para salvar el Planeta y nuestras vidas.


enrique ortega


El 30 de octubre, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) dio una nueva alerta: la concentración de CO2 en la atmósfera alcanzó en 2016 las 403,3 partes por millón (ppm), un nuevo récord histórico, que casi duplica el CO2 de niveles preindustriales (antes de 1750). Y daban un dato escalofriante: la última vez que la tierra conoció una cantidad de CO2 comparable fue hace entre 3 y 5 millones de años, cuando la temperatura era entre 2 y 3 grados más alta y el nivel del mar era entre 10 y 20 metros más alto que hoy.

El nivel de CO2 en la atmósfera sigue subiendo a pesar de que las emisiones mundiales se han estancado en los últimos tres años, en 2014(+0,7%), 2015 (+0,06%) y 2016 (+0,2%). Pero han sido muchas décadas de emitir CO2 a mansalva y el gas se queda ahí durante milenios y más en los océanos. Además, lo preocupante es que las emisiones de CO2 van a volver a crecer en 2017, un 2%, hasta alcanzar 41,5 gigatoneladas, según dos estudios difundidos días antes de la Cumbre de Bonn. Y eso porque subirán las emisiones de China (+3,5%), India (+2%) y paises emergentes, aunque bajarán en EEUU y Europa.

Actualmente, los mayores emisores de CO2 son China (29,17% de todas las emisiones en 2016), Estados Unidos (14,01%), Unión Europea (9,60%), India (7,08%), Rusia (4,60%) y Japón (4%), repartiéndose el 21,54% restante entre el resto del mundo. Pero esta estadística es engañosa, por partida doble. Por un lado, China, India y los emergentes emiten mucho hoy porque están creciendo, pero Occidente lleva más de dos siglos emitiendo CO2. Y, sobre todo, hay que tener en cuenta la población, las emisiones por habitante. Y aquí, Occidente bate todos los récords, encabezando el ranking Canadá (18,62 Tm CO2/cápita en 2016), Australia (17,22), Arabia Saudí (16,1), Estados Unidos (15,56), Rusia (11,54), Japón (9,68), Europa (8), China (7,45) e India (1,92), según puede verse en este mapa. En Europa, las mayores emisiones de CO2 por habitante se dan en Alemania (9,47 Tm), Italia (6,30), Reino Unido (5,5), España (5,44 Tm/habitante), Francia (5,12) y Portugal (4,82 Tm).

El CO2 (emitido por los transportes, la industria, las eléctricas, las viviendas, la agricultura y ganadería y los residuos) es culpable del 80% de los gases de efecto invernadero, una especie de “paraguas” que rodea la Tierra y evita que el calor salga a la atmósfera exterior. El resto del problema se debe a las emisiones de metano (12% emisiones), óxido nitroso NO2 (5% emisiones) y gases fluorados (3%). Y lo que pasa es que las emisiones de metano no dejan de crecer desde hace una década, agravando así el aumento de CO2. El 39,2% del metano es de origen natural pero el 60,8% restante se debe a actividades humanas: un tercio  a la ganadería (los 2.500 millones de cabezas de ganado emiten metano), otro tercio a la producción y distribución de combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas), un 18%  a la gestión de basuras y aguas residuales y otro 9% por los arrozales. Al final, los paises pobres y en desarrollo de África, Asia y Latinoamérica producen el 64% del metano que va a la atmósfera y un 30% los paises ricos del norte.

En la Cumbre de París de 2015,195 paises firmaron un Acuerdo para recortar las emisiones sólo de CO2, no las de metano y demás gases de efecto invernadero. El objetivo es recortar las emisiones de CO2 entre el 20% y el 30% para 2030, para que la temperatura de la Tierra suba a finales de siglo entre 1,5 y 2ºC, no los 3º o 4ºC que subiría si no se hiciera nada. Y en paralelo, la promesa de crear un Fondo verde de 100.000 millones de dólares anuales para ayudar a los paises más pobres a reconvertir su energía y paliar los daños del Cambio Climático. El Acuerdo de París era limitado (porque los recortes son voluntarios, no vinculantes para los paises) e insuficiente: científicos del IPCC (organismo de la ONU) señalaron después que, con los recortes prometidos en París, la temperatura subiría de 2,9 a 3,4 grados a finales de siglo, no los 1,5º-2ºC deseados.  Pero aun así, era un importante punto de partida, la primera vez que todo el mundo se ponía de acuerdo en reducir emisiones (a partir de 2020), ya que el actual Protocolo de Kioto (en vigor de 2005 a 2020) solo fue aprobado (en 1997) por Europa y 10 pequeños paises, no por EEUUU, China, Rusia, India o Japón, los mayores emisores.

Han pasado dos años de la firma del Acuerdo de París y apenas se ha avanzado contra las emisiones de CO2, mientras el Cambio Climático se hace omnipresente: mayores temperaturas (2016 y 2017 serán los años más calurosos del siglo), sequías, huracanes, inundaciones, malas cosechas y hambrunas… Y además, Donald Trump retiró en junio de 2017 a EEUU del Acuerdo de París, con lo que queda en el aire el importante recorte de emisiones prometido por Obama: entre el 26% y el 28% para 2015 (sobre 2005). En esta Cumbre de Bonn había que avanzar en las medidas para recortar las emisiones y decidir quien aporta los 100.000 millones del Fondo verde, pero apenas se ha concretado nada y todos los Planes quedan para la próxima Cumbre del Clima de finales de 2018, en Katowice (Polonia), el país más “sucio” de Europa.

Lo preocupante de no concretar medidas para recortar las emisiones es que mientras, el mundo sigue consumiendo energía y emitiendo CO2 de forma imparable ahora que se crece más. Y la Agencia Internacional de la Energía acaba de alertar que el consumo de energía se va a disparar en el mundo: crecerá un +30% de aquí a 2040, debido al fuerte crecimiento esperado (+3,4% anual del PIB) y al aumento de población (de 7.400 a 9.000 millones), pero sobre todo al fuerte crecimiento del consumo energético en China (casi duplicará su consumo energético para 2040), India (lo triplicará con creces), resto de Asia y Oriente Próximo (lo duplicarán) y África (triplicará su consumo de energía), mientras crecerá poco en Europa y USA. O sea que el mundo en desarrollo crecerá a costa de disparar su consumo energético (petróleo y gas, pero también carbón) y emitir lo que antes han emitido los paises ricos. Y con este horizonte, no hay manera de luchar contra el Cambio Climático.

Así que la lucha contra el Cambio Climático no está tanto en Occidente (que también: somos los que más emitimos por habitante) sino en conseguir que el mundo en desarrollo crezca de otra manera, con combustibles más limpios, para lo que van a necesitar la tecnología y las ayudas de Occidente. Y no será fácil, porque no van a poner en peligro su crecimiento por la ecología. Pero ahí nos jugamos todos el futuro, en Asia, Latinoamérica y África.

Mientras, Europa sigue a la vanguardia política de la lucha contra el Cambio Climático y tanto Merkel como Macron han acordado en Bonn celebrar una Cumbre extraordinaria en diciembre, en París, con 100 Jefes de Estado mundiales, para reforzar la lucha contra el cambio Climático ahora que no se puede contar con EEUU . Entre tanto, la Comisión Europea teme que 7 paises europeos no puedan cumplir sus recortes de emisiones para 2020 (Alemania, Austria, Finlandia, Bélgica, Luxemburgo, Irlanda y Malta) y ha optado por "dar una vuelta de tuerca"  y elevar los objetivos medioambientales de la UErecortarán sus emisiones un 40% para 2030 (sobre las de 1990) y elevarán al 35/40% la aportación de las energías renovables. Además, el 8 de noviembre han aprobado límites más estrictos a las emisiones de los coches, con importantes ayudas a los coches eléctricos. Y quieren  cambiar el sistema que penaliza las emisiones de CO2 de eléctricas e industrias (45% de las emisiones totales en la UE), porque actualmente el precio en el mercado del CO2 está muy barato (7 euros por Tm, cuando debía estar en 30 euros) y a las empresas les compensa pagarlo en vez de invertir en sistemas para contaminar menos.

Entre tanto, España va a su aire, también en esto de las emisiones y las medidas contra el Cambio Climático. En 2016 se redujeron las emisiones de CO2 un 3,5%, tras subir en 2014 (+0,5%) y 2015 (+3,5%). Pero este año 2017, las emisiones de CO2 volverán a subir en España, dado que la sequía ha provocado un aumento del consumo de carbón y un menor peso de la electricidad  producida con fuentes renovables (33,7% frente al 38,9% en 2016 y el 40,5% en 2013 y 2014). Pero lo peor es nuestra “historia”. España es uno de los 5 únicos paises de Europa (junto a Chipre Irlanda, Austria y Portugal) que ha aumentado sus emisiones de CO2 entre 1990 y 2015 (+16,6%) mientras los 23 restantes y la propia UE las reducían (-23,7%), según los datos de la Agencia europea de Medio Ambiente. Así que ahora, cumplir con los Acuerdos de París y recortar las emisiones nos va a costar mucho más que al resto. Porque nos tocará en el reparto reducir las emisiones un 26% sobre 1990: significará reducir ese 26% más el 16,6 de aumento…

¿Quién tiene que reducir las emisiones de CO2 en España? Pues los que contaminan: el 27% de las emisiones las causan los transportes (25% la carretera), el 23% las industrias, el 18% las eléctricas, el 12% las viviendas y edificios, el 11” el campo (70% la ganadería), el 4% las refinerías y otro 4% la gestión de residuos, según el balance 2016 enviado a Bruselas por el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente. Así que ahí urge actuar. De momento, el Gobierno ha estado recibiendo aportaciones de expertos hasta finales de octubre (más de 300) y ahora tiene que preparar un proyecto de ley de cambio Climático, que dice va a aprobar en el primer trimestre de 2018. Y luego, tendrá que pactarla en el Congreso, con lo que se espera que la Ley española de Cambio Climático no esté lista hasta finales de 2018.

La primera medida que han propuesto a España la Agencia Internacional de la Energía y la OCDE es que el Gobierno recorte las ayudas públicas a los combustibles fósiles, que suponen 1.100 millones de euros al año, según el IDIMA: 470 millones a las centrales térmicas de carbón y gas, 339 millones de exenciones fiscales al transporte y 400 millones a la agricultura (devolución impuesto hidrocarburos). Es una locura financiar con dinero público el consumo de energías que envenenan la atmósfera. Otra medida clave es acabar con el carbón en la generación de electricidad (hoy aporta el 17% de la luz), ya que 9 de las 10 instalaciones que más contaminan en España son centrales térmicas de carbón. Y aquí se da el contrasentido de que Iberdrola quiere cerrar dos centrales de carbón y el ministro de Energía se opone, “por temor a que falte suministro” (la realidad es que la oferta eléctrica duplica la demanda). La clave es apoyar las energías renovables y reducir las centrales de gas (emiten CO2) y las nucleares (potencialmente peligrosas y generan unos residuos costosísimos).

Los transportes, la mayor fuente de CO2, exigen un amplio paquete de medidas. Desde recortar el peso de la carretera (83% de las mercancías frente al 45% en Europa) a fomentar el ferrocarril y el coche eléctrico: en España se venden 4.750 coches eléctricos al año (el 0,4% de las ventas de 2016) y haría falta tener 300.000 coches eléctricos en 2020 (el 5% de las ventas) para cumplir con los Acuerdos de París, según Deloitte. Y eso no se va a conseguir con ayudas ridículas, como los 35 millones recién aprobados por el Plan Movalt (la Comisión Europea acaba de aprobar 1.000 millones para promover el coche eléctrico).

Otro sector clave es la industria (23% emisiones), donde urge una política del palo (endurecer el coste de la Tm de CO2 emitida) y la zanahoria (ayudas públicas y créditos para reconvertir las instalaciones). Y lo mismo en el campo, a la vez que los consumidores nos concienciamos de que comemos demasiada carne, culpable de muchas emisiones: debemos saber que producir 1 kilo de cordero supone emitir 10.629 gramos de CO2, 7.275 gramos de CO2 para 1 kilo de vaca, 2.592 gramos de CO2 para 1 kilo de cerdo, 1.409 gramos 1 kilo de pollo o sólo 299 gramos de CO2 para producir un kilo de tomates o 140 gramos para 1 kilo de naranjas. Y otro tanto en nuestras casas y edificios, al poner la calefacción o ahorrar energía: habría que rehabilitar energéticamente 12 millones de viviendas (la mitad del parque español) de aquí a 2050 para cumplir con la Directiva energética de la UE.

Al final, recortar emisiones de CO2 (y metano) pasa por tratar de ahorrar energía y consumir energías más limpias, huyendo en lo posible del petróleo, el carbón y el gas. Y todo ello exige inversiones, cuesta dinero. Exige una inversión entre 330.000 y 385.000 millones de euros de aquí a 2050, según un estudio de la consultora Deloitte, la mayoría (65%) en el sector eléctrico. Eso supone gastar unos 10.000 millones al año contra el Cambio Climático. Una buena parte de ese dinero podría venir de los impuestos verdes, ya que España está a la cola de Europa en impuestos medioambientales: ingresamos el 1,8% del PIB frente al 2,5% de media en la UE-28. Con estos impuestos a industrias y particulares que contaminan podrían ingresarse 7.800 millones más al año. Y podríamos empezar subiendo los impuestos a los carburantes, porque en España la gasolina paga un 27% menos de impuestos (18  céntimos menos/litro) y el gasóleo un 25,6% menos (14 céntimos menos/litro) que la media europea. Eso sí, otra parte del esfuerzo inversor lo tendríamos que hacer los consumidores, que tendríamos que pagar precios más altos para tener una economía más limpia.

Pero es lo que hay: o se toman medidas y se gasta dinero en reconvertir la economía para que deje de consumir a todo trapo energías contaminantes o cada vez habrá más emisiones, subirá la temperatura del Planeta (ya llevamos +1,1ºC sobre la era preindustrial) y el Cambio Climático nos pasará factura, en olas de calor, sequías, huracanes, inundaciones, malas cosechas  y subidas del nivel del mar peligrosas para los millones que viven en las costas. Un Cambio Climático que, según los expertos, afectará más a España que al resto de Europa. No podemos arriesgarnos a todo eso. Pero el tiempo para tomar medidas se acaba, como acaban de advertir 15.000 científicos en una carta pública. Paises, políticos y ciudadanos tenemos que afrontar en serio el problema, el más grave de este siglo. Nos jugamos el Planeta y nuestras vidas, pero sobre todo las de nuestros nietos y sus descendientes.

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