A todo el mundo le preocupa el “pinchazo” de China,
pero pocos comentan que Latinoamérica ha caído en recesión, según confirmó la semana pasada el FMI. Hay tres países que decrecen, este año y en 2016: Brasil, Venezuela y Ecuador. Argentina está parada y en 2016 caerá en recesión. Y México y los países del Pacífico (Chile, Colombia y Perú) crecen poco, este año y el próximo. Este "pinchazo" de Latinoamérica, el continente que peor lo está pasando, afecta a España mucho más que el frenazo de China,
porque somos el segundo país con más
inversión allí y porque muchas de nuestras grandes empresas y bancos venden más en América Latina que en España.
Así que mucho empleo y crecimiento aquí
depende de que Latinoamérica se recupere, y más ahora que España crece menos. Y eso va a depender de lo que haga EEUU, del precio del petróleo y las materias primas y, sobre
todo, de las recetas que ellos apliquen para salir de la crisis. Si siguen con los recortes, como ya han hecho México y Brasil, la economía
latinoamericana podría tardar más en ponerse en marcha. Y eso retrasaría
también nuestra recuperación.
enrique ortega |
Latinoamérica
sufrió la mayor de las crisis durante más
de dos décadas, en los años 80 y 90.Pero a partir de 2003 inició una “década dorada”,
con un fuerte crecimiento que sorprendió al mundo, máxime porque coincidió con
el estallido de la crisis financiera en Estados Unidos. Latinoamérica sorteó
esta crisis y en 2010 crecía al 6,1%,
mientras USA, Europa y Japón salían débilmente de la recesión. El tirón
del continente latinoamericano duró hasta 2013 (crecimiento medio del
4% en esa “década prodigiosa”) pero empezó a enfriarse en 2014, con un crecimiento ya de sólo el 1,3%. Y este año 2015 ha empeorado la situación : Latinoamérica ya no crecerá un 0,5%, como preveía el FMI en julio, sino que caerá un -0,3 % en 2015. Y sólo crecerá un 0,8% en 2016.
La Cumbre del FMI, celebrada la semana pasada en Lima, agravó los peores pronósticos sobre Latinoamérica: es el continente con peores expectativas (caerá un -0,3% )en un mundo con una economía aún débil, que sólo crecerá un 3,1% en 2015 (el más bajo en los últimos 6 años). Y eso porque la mitad de Latinoamérica está en recesión, este año y el que viene. De hecho, América del Sur caerá un -1,5% este año y un -03% en 2016, según las previsiones del FMI. Y eso porque Brasil, la octava economía del mundo, decrecerá en 2015 (-3%) y en 2016 (-1%), al igual que Venezuela (en recesión en 2014,2015 y 2016) y Ecuador (-0,6% y 0,1%), mientras Argentina, estancada este año (+0,4%) retrasa su recesión a 2016 (-0,7%). El otro gigante de Mercosur,
México
crece poco (+2,3 y +2,8%), mientras los principales países de la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia y Perú), que habían sorprendido por su fuerte crecimiento en
la última década, tendrán crecimientos
más modestos, del 2,3 al 3%. Sólo América central, con poco peso económico, crece y crecerá en torno al 4%.
La recesión de medio continente y el frenazo del resto se deben sobre todo al desplome en el precio de las materias primas, acelerado por la caída del comercio mundial en el último año. El precio del petróleo,
clave para países como México, Venezuela, Brasil, Colombia o Ecuador, cayó un
46% sólo en 2014 y sigue sin recuperarse. La soja (clave para Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay) se depreció
un 22% y también cayeron los precios de muchos alimentos (un 17%) y de los minerales,
en especial el cobre (clave para
Chile y Perú, que han sufrido una caída del precio del 17%) y del mineral de hierro (clave para Brasil, al
que le han caído los precios un 17%). Esta caída de precios ha recortado los ingresos por exportaciones
y los ingresos públicos, depreciando las monedas. Y la fortaleza del dólar ha disparado la inflación, forzando al alza los tipos de interés (14% en Brasil), lo
que debilita el crecimiento. Y en este contexto, el
consumo y la confianza se han debilitado y también la inversión, con la fuga de capitales hacia Estados Unidos y el
dólar.
La puntilla a este preocupante panorama en Latinoamérica se
la dio China en agosto, al dar señales de
debilitamiento en su crecimiento y en sus compras al exterior. Y eso porque China es
clave para Latinoamérica, sobre todo para Brasil, Chile y Argentina, por
tres razones: por sus enormes compras, por su ingente inversión
en el continente (se ha multiplicado por diez en la última década) y porque son
el banquero de Latinoamérica,
prestando 20.220 millones de euros sólo en 2014, más que el Banco mundial y el
Interamericano de Desarrollo (BID) juntos. Así que el pinchazo de China agrava el estancamiento de Latinoamérica.
La situación más preocupante es la de Brasil,
la octava economía mundial, que lleva dos trimestres con la economía cayendo (-0,7% y -1,9%) y donde
las previsiones son aún más negativas:
el FMI cree que caerá este
año un -1,5% (para crecer un 0,7% en
2016) y la OCDE estima incluso que caiga más
este año (-2,8%) y también el
próximo (-0,7%). No están ayudando los graves problemas de corrupción y la
crisis política, agravados por la decisión de Standard&Poors de declarar a la deuda de Brasil como “bono basura”,
lo que dificulta y encarece su financiación y promueve la fuga de capitales. Mientras,
el Gobierno se ve obligado a hacer recortes y mantener tipos altos para frenar el creciente déficit y la
inflación. La recesión de Brasil afecta muy especialmente a Argentina,
su principal socio comercial, que ve
recortar sus exportaciones mientras se devalúa su moneda y crece su
déficit público, problemas agravados por la incertidumbre electoral ante los
comicios de octubre. Y Venezuela,
que lleva en recesión desde 2014, agrava su crisis (el FMI cree que el PIB
caerá el 7% este año), por el desplome del crudo y los precios disparados
(inflación superior al 100%).
México,
el otro gigante de Latinoamérica, no está en recesión pero crece poco, el 2,4% este año según el FMI (que en primavera
apostaba por un crecimiento del 3%). Sufre especialmente el desplome del crudo
(aporta un tercio de sus ingresos públicos) y el bajo crecimiento hasta ahora
de EEUU, donde van el 80% de sus exportaciones. Pero sobre todo, los recortes y subida de impuestos hechos
por el Gobierno (2015 y para 2016) han frenado el consumo y restan confianza en
el futuro, de los ciudadanos y los inversores. Y en los tres “tigres del sur”, Chile,
Perú
y Colombia,
no hay crisis pero el crecimiento se ha ralentizado.
Latinoamérica es
sólo el 10% de la economía mundial,
por lo que su estancamiento preocupa menos que el de China (17% del PIB mundial) o el de Europa (20% PIB mundial). Pero para
España, es mucho más preocupante la crisis de Latinoamérica que la de China. Primero, porque
España es el segundo mayor inversor extranjero en Latinoamérica (sólo por detrás de EEUU),
con 135.000 millones de euros (un tercio de la inversión española en el
exterior), concentrados en Brasil (43% del total), México (20%), Chile (10%),
Argentina (5,1%), Colombia (4,8%), Venezuela (4,2%) y Perú (3,4%). Y segundo,
porque muchas grandes empresas y bancos
españoles tienen una enorme presencia en el continente y ya hay 150 grandes empresas españolas que venden más en Latinoamérica que en España, entre ellas Telefónica, Banco
Santander, BBVA, Mapfre o Gas Natural Fenosa. Y para otras, como Repsol, Iberdrola,
Indra, Abertis o Día son mercados claves.
Por ello, debería preocuparnos que Latinoamérica se estanque, porque de ese continente depende mucho empleo y crecimiento en España. De momento, la crisis está
afectando a las grandes empresas y bancos españoles a través de la depreciación de las monedas:
el real brasileño (ha caído un 25% respecto al euro), el peso argentino o mexicano
valen menos y por ello, nuestras empresas y bancos ingresan menos en euros o en dólares. Y además, como un 6% de nuestras exportaciones van a Latinoamérica (2015), afectará
a muchas empresas españolas que ahora los latinoamericanos compren menos, sobre todo los
países a los que más vendemos: México (1,8% exportaciones españoles), Brasil (1,1%)
y Argentina (0,6%).
En definitiva, que cada vez que oigamos hablar de
Latinoamérica y su crisis, pensemos que nos toca muy de cerca, por lo que hay que estar muy pendiente de su
futuro. Todo apunta a que no saldrán del bache hasta 2017 y eso va
a depender de varios factores externos e internos. Fuera
será clave lo que haga Estados Unidos (si crece más, ayudará a la recuperación
de México y Centro América) y la subida de tipos que se anuncia para diciembre en USA: podría afectar
negativamente a Latinoamérica, al depreciar más sus monedas y agravar la
fuga de capitales. Los precios del
petróleo y las materias primas no van a mejorar en el corto plazo, según el FMI, con lo que por aquí no habrá ayuda. Y será decisivo lo que haga China, clave para la
recuperación del continente.
A nivel interno,
Latinoamérica está ahora más saneada que en los años 80 y 90, con lo que esta crisis no debería ser tan dura ni larga como la de entonces.
Por un lado, la mayoría de su deuda está en moneda local (69%), no en dólares, con lo que una revalorización
del dólar como la que se espera en 2016 no debería costarles muchos más
intereses (aunque sin duda elevará los
tipos en el continente). Además, todos los países han acumulado muchas reservas de divisas y están económicamente más saneados, tras el fuerte
crecimiento de la pasada década y haber sacado de la pobreza a 60 millones de latinoamericanos. Pero el desplome de
los precios de las materias primas les ha hecho enormes agujeros en sus finanzas públicas,
que ahora tienen que tapar. Y eso puede obligarles a recortes y subidas de impuestos, como los que ya han hecho México
y Brasil,
que hundirán más sus economías, como ha pasado en España y en la Europa del sur
con la austeridad.
Latinoamérica tiene
que ajustar sus cuentas y sus economías, al haber caído sus ventas y sus
ingresos, pero ha de hacerlo de forma
gradual si no quiere acelerar la recesión, como ya se ve en Brasil y en México. El FMI les ha recomendado
aumentar las inversiones públicas en infraestructuras y en educación, para
compensar el frenazo de los recortes y hacer más competitivas sus economías.
Además, ahora la democracia se ha impuesto en
Latinoamérica y si el ajuste no se hace
con tino, los conflictos sociales agravarán aún más la crisis.
Que Latinoamérica acierte en las recetas para salir de la crisis es clave para España y para la recuperación
de nuestras empresas, nuestra economía y el
empleo aquí. Sobre todo ahora que España crece algo menos (0,8 décimas en el tercer trimestre, dos décimas menos que en primavera) y Europa no despega (ha vuelto la inflación negativa, síntoma de una economía débil). Hay que aguantar
el tirón y seguir allí, con las inversiones de nuestros bancos y empresas.Y tratando
exportar más (ahora vendemos
a toda Latinoamérica menos que a Portugal). Y eso, por dos razones. Una, porque Latinoamérica es la región del mundo con más potencial a medio plazo:
tienen energía, agua, alimentos, grandes superficies cultivables, materias
primas y una población joven con gran potencial consumidor. Y otra, porque España tiene una ventaja comparativa (idioma, cultura, presencia inversora y empresarial) para
aprovechar mejor que nadie este potencial cuando Latinoamérica salga del bache,
quizás en 2017. Van a necesitar de todo y España puede ser su principal socio
si apostamos por seguir allí y salir de la crisis con ellos. Así que hay que estar muy pendientes del
continente y seguir haciendo las Américas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario