El mercado
inmobiliario está en ebullición, con inversores
(sobre todo extranjeros) lanzados a la compra de oficinas,
centros comerciales, hoteles e inmuebles, a la caza del “chollo” para forrarse cuando suban los precios. Algunos
hablan de otra “burbuja inmobiliaria”, como la que estalló en 2008. Pero no. De momento, los que compran son profesionales, Fondos e inversores, pero los particulares todavía vuelven muy despacio
al ladrillo: las ventas de
viviendas han crecido, pero son la
tercera parte que en 2006. Y se hacen cinco veces menos hipotecas. Eso sí, las
compras de inversores y extranjeros, para alquilar y especular, están tirando
de las ventas, ahora que los precios han
bajado más del 40%. Pero la mejoría se centra en Madrid, Barcelona y parte
de la costa, mientras hay 24 capitales
donde no hay ventas y siguen bajando los precios. Y muchos españoles no
pueden comprar, por falta de ingresos y crédito. Mejora el ladrillo, pero como
inversión para especular. Ojo a una
futura “burbuja”.
enrique ortega |
En el sector
inmobiliario hay dos mercados muy diferentes, aunque
relacionados: el de los profesionales
y el de los particulares. El que
está tirando de las compras es el de los especialistas,
inversores y Fondos de inversión, sobre todo extranjeros, que en 2013 llegaron a
España en busca de “chollos” (oficinas, inmuebles y promociones baratas), de la
mano de los llamados “Fondos buitres”,
norteamericanos y europeos, que invirtieron en España 3.800 millones en 2013,
el doble que en 2012. Ahora, muchos de estos Fondos se están yendo y dejan su
lugar a otros Fondos, más
institucionales y “menos especulativos”, que siguen alimentando el “boom”, con un rosario de compras mes a mes:
hasta septiembre de 2015, la inversión inmobiliaria ha sido de 10.800 millones de euros, más en sólo nueve
meses que en todo 2014 (10.200 millones), según datos de la consultora CBRE. Y se espera cerrar 2015 con una inversión en inmuebles de 14.000 millones de euros, un máximo histórico, superior a los años del boom (9.200 millones de inversión en 2007).
España y sus inmuebles se han puesto de moda para los inversores y Fondos internacionales,
que buscan sacar más rentabilidad a su dinero, ahora que los tipos y la deuda están
bajos y la Bolsa es muy volátil. Hay oficinas, locales y promociones cuyo precio ha caído un 40% con la crisis y
creen que comprarlos ahora, sobre
todo para alquiler, puede ser un negocio redondo si la economía se
recupera: habrá más demanda de oficinas, más asistencia a los centros
comerciales, más ventas y alquileres de pisos, en definitiva muchos beneficios.
“Se espera que España sea uno de los
mercados que mejor se comporte en Europa en los próximos 5 años”, dice a los inversores un reciente
informe de Deutsche Bank, que aconseja salir
de Londres
(donde está a punto de estallar una burbuja inmobiliaria, tras haberse
disparado los precios) y venir a España.
Y por eso, las grandes compras de oficinas (42%), centros comerciales (23%), hoteles (18%), fábricas, naves, locales y promociones de viviendas se han
multiplicado en 2014 y sobre todo en 2015. Los que más compran son inversores extranjeros, norteamericanos
(32%), franceses (25%), alemanes (20%), canadienses, latinoamericanos y chinos.
Y lo hacen a través de Fondos de
inversión (31%), de inmobiliarias (13%,
un negocio que ha cambiado radicalmente de protagonistas tras
haber desaparecido 5.200 inmobiliarias con la crisis) y, sobre todo, a través
de las SOCIMIS (Sociedades
cotizadas de inversión inmobiliaria), que están
canalizando el 40% de las grandes operaciones inmobiliarias. En España hay
cuatro SOCIMIS, creadas en 2014: Merlin
Properties (60% de las compras), Lar
España (15,5%), Axiare (14,5%) e Hispania (13%) sociedades controladas por los grandes Fondos y bancos
de inversión del mundo, aunque también entran pequeños inversores, porque cotizan en Bolsa. Compran oficinas, hoteles, centros comerciales y promociones
residenciales, tienen la ventaja de que no pagan impuestos (sociedades) a cambio de dar dividendo.
La última gran
operación inmobiliaria, en julio, fue la compra de Testa, la inmobiliaria de Sacyr (propietaria de una de “las
4 torres” de Madrid) por la SOCIMI Merlin Properties, por 1.794 millones de
euros, que se contabilizarán en 2016, cuando acabe la operación. En general,
son operaciones grandes (15 compras de
más de 100 millones, 21 de 50 a 100 y 60 de 20 a 50 millones), muy concentradas
en el centro de Madrid y Barcelona
(oficinas), en hoteles
(venta del Ritz de Madrid) y centros comerciales (Plenilunio, Airesur o Zielo), en supermercados
(locales de Caprabo, Día y Carrefour), oficinas bancarias y promociones residenciales (sobre todo de lujo y en la
costa). En muchos casos, hay más dinero para
comprar que ofertas, sobre todo porque cada
vez quedan menos “oportunidades”. Pero el “boom inmobiliario” va a seguir un par de años más, como ha pasado
antes en Londres y ahora en París o Berlín.
¿Estamos, pues, ante
el inicio de una nueva burbuja inmobiliaria? La mayoría de expertos creen que no, porque se han
disparado las compras de profesionales,
animadas por la inversión internacional, pero las compras de los particulares
crecen mucho más suaves. Es cierto que las ventas de pisos llevan creciendo ya
12 meses seguidos, con 367.476 viviendas vendidas entre agosto 2014 y
agosto 2015, un 13,9%. Y que se espera
vender 400.000 viviendas en 2015. Pero eso sería menos de la mitad de las vendidas en 2006, casi un millón. Además,
todavía queda mucho para absorber el enorme
stock de viviendas que hay en España: 1,6 millones de viviendas sin vender
(533.734 son viviendas nuevas).
La venta de viviendas
se ha recuperado, con algunos peros. El primero que quien
tira de la demanda son los inversores, sobre todo los extranjeros, que suponen el 12,8% de los compradores (20% británicos, 8% franceses, 7,6% alemanes, 6,5% belgas, 5,5% suecos, 5,3%
italianos y 4% rusos y chinos), con gran peso en la costa mediterránea y las
islas. Y por eso, un 40% de las casas se
compran al contado, sin hipoteca. Los bancos han empezado a dar más hipotecas pero sólo a algunos clientes
(con trabajo estable y un sueldo superior a 2.000 euros mensuales) y con menores importes, entre el 50 y el 75% del valor del piso. Es
verdad que llevamos 14 meses haciéndose más hipotecas, 21.863 en julio, pero son la
quinta parte de las que se firmaban en los años del boom (104.808 hipotecas
en julio 2007).
Las fuertes compras de los inversores profesionales
y las más moderadas de los
particulares sí han servido para subir los precios de los inmuebles (oficinas, centros comerciales, hoteles, locales
y promociones residenciales) y el suelo,
tras una
“purga” de 7 años donde los precios han caído un 40%. Concretamente, la
vivienda comenzó a subir en el segundo trimestre de 2014 (+0,8%), según el INE, y se
encareció un 1,8% en 2014, la primera subida desde 2008. Y lleva cinco trimestres seguidos subiendo, un 4% en el segundo
trimestre de 2015. Pero esta es la estadística de los precios en las
escrituras registradas en las notarías. Si atendemos a lo que dicen
los tasadores, que reflejan “los
precios del mercado”, el precio de la
vivienda sigue bajando en España: un -4,5%
en 2014 y un -0,8% en el tercer trimestre de 2015, según la sociedad de tasación TINSA. Y
según los datos de Fomento, los precios
han seguido cayendo hasta este tercer
trimestre, donde han subido un 1,1%.
¿Sube o baja el precio de la vivienda? La respuesta es que depende
dónde y qué pisos. Según TINSA, los precios de la vivienda suben
sobre todo en Barcelona (+13,2%, Málaga (5,3%), Madrid (+4,8%), Pamplona
(+4,4%), León (+4,2%), San Sebastián (+4%) y algunas zonas de la Costa del Sol,
sur de Alicante, Baleares y Canarias. Hay otras 18 capitales con pequeñas
subidas (menos del 2%), no consolidadas (Valencia, Pontevedra, Cádiz y Murcia, sobre
todo) y hay 26 capitales, justo la
mitad, donde los precios de los pisos
siguen cayendo, porque tienen mucho stock y poca demanda, en especial Guadalajara,
Tarragona, Zaragoza, Castellón, Toledo, Ciudad Real, Albacete, Lérida, Cáceres
y Palencia. Y en general, suben los
pisos que están en el centro de las grandes capitales y zonas de costa, sobre
todo los más caros (atractivos para invertir) y bajan los de la periferia y de pequeñas capitales.
La recuperación del
sector inmobiliario está en marcha, es indudable, pero va a ser lenta y a dos velocidades. Lenta porque
exigirá
varios años, debido a que las familias
necesitan recuperar su nivel de ingresos para pensar en comprar y eso
choca con unos empleos nuevos muy precarios, temporales y con bajos salarios (casi 1 de cada 4 trabajadores
españoles es “pobre”, gana menos del 60% del salario medio, según la OIT).Y también porque hay que esperar a que se recupere el crédito y a que los bancos concedan más
hipotecas, algo difícil mientras no saneen más sus balances. Y además, la
recuperación de la vivienda será desigual, según las ciudades y tipo de
viviendas. Todo apunta a que se
afianzará en Madrid, Barcelona,
Valencia, Sevilla y zonas de algunas grandes capitales más, junto a zonas de
costa, por dos razones: porque hay más demanda y porque hay menos stock de
viviendas sin vender. Pero en el resto de
España, la recuperación tardará más, porque hay menos empleo e ingresos y porque hay mucho stock de viviendas. Se calcula que 657.000 de las
viviendas en stock (un 40%) son “invendibles”,
porque están en zonas donde difícilmente se recuperará la demanda: Castellón, Almería, Toledo, Albacete,
Ciudad Real, Lérida y la Rioja. Aquí se
retrasará años la recuperación del ladrillo.
La clave de esta recuperación de la vivienda va a estar en el empleo, en que se creen más o menos
empleos y que sean menos precarios. “El
ladrillo no se recupera por falta de empleo de calidad” ha dicho hace unos días la asociación de tasadores (AEV), que recuerda que una
familia sólo piensa en comprar piso si tiene unos ingresos estables y financiación suficiente. En definitiva, que
mientras las rentas y el crédito no crezcan, no se recuperará de verdad la vivienda. Otra cosa es que, en paralelo, crezca la especulación inmobiliaria en
España, de la mano de inversores extranjeros que buscan el beneficio rápido
y que
nos podrían llevar a otra burbuja, si no se vigila, como ha pedido el FMI a nivel mundial. El Gobierno, en vez
de presumir del “atractivo de España”, debería vigilar este “boom” y evitar un crecimiento descontrolado, que
dispare también el precio de la vivienda para el que la necesita. Porque si no, cuando fluya el crédito y mejoren los sueldos, la “burbuja” crecerá y
nos estallará otra vez, sin que nos demos cuenta. Seguro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario