Los medios de
comunicación siguen en crisis y muy
revueltos, mientras la información es
cada vez más favorable al Gobierno. El problema es que siguen medio quebrados y el
Gobierno les tiene “cogidos” por tres vías. Una, el futuro de los 9 canales de TV privada que el Supremo obligó a cerrar hace 16 meses:
el Gobierno les prometió que se lo arreglaría, lo que les ha tenido “sumisos”,
aunque la patronal de TV privadas ha hecho un plante de protesta,
dimitiendo en bloque. Dos, las inspecciones
que les ha abierto Hacienda (más
de 77 millones). Y tres, las inspecciones
y multas a las TV privadas por publicidad excesiva y contenidos. Entre
tanto, Prisa (El País, la SER) agrava sus pérdidas, mientras entran como socios bancos y Telefónica,
que quiere comprar Canal+. Y cambian los
directores en El Mundo y El País. Una movida
que traduce en medios menos críticos. Lean
aquí lo que no nos cuentan.
enrique ortega |
La gran batalla de la
comunicación ahora es qué va a pasar con los 9 canales de la TDT que explotan las TV privadas y que el Supremo
obligó a cerrar en 2012. La historia se remonta a julio 2010 cuando el Gobierno Zapatero decide conceder esos
nuevos canales a las cuatro TV privadas autorizadas por Aznar en noviembre 2000. Un recurso de una productora consigue que
el Supremo decida, en noviembre 2012,
que esa concesión es ilegal, porque se hizo sin concurso, y
obliga a cerrarlos. El Gobierno Rajoy,
en marzo
de 2013, acata la sentencia pero autoriza
a que sigan funcionando hasta que se resuelva el tema del dividendo digital (dejar libres estos
canales para que las telecos los utilicen para ofrecer telefonía móvil 4G, algo que debería haberse hecho el 1 de enero
2014). Mientras, la vicepresidenta Sáez
de Santamaría promete a las privadas
que “les
solucionará el problema”, sugiriendo que sacarán a subasta nuevos canales. Y las TV privadas se lo
agradecen con una política informativa
más pro-gubernamental. Pero el 18 de
diciembre 2013, otro auto del Supremo confirma la primera sentencia y concreta el cierre de los 9 canales: 3 de Mediaset (Tele5), 2 de Atresmedia
(Antena 3), 2 de Net TV (Vocento-ABC) y 2 de Veo TV (Unedisa-El Mundo). Y
el 22 de febrero 2014, desestima
los últimos recursos de las TV privadas: hay que cerrar esos canales ya.
La patronal de las TV
privadas se
siente “engañada” por el Gobierno
(no les ha arreglado su problema, a pesar
de sus cantos a la “recuperación” económica) y decide, el 6 de marzo, una medida insólita: dimitir
en bloque la directiva de UTECA,
presidida por el editor Lara (Antena 3, la Sexta y La Razón). Argumentan que
tienen paralizadas inversiones y contenidos y que cerrar esos canales “atenta a la libertad de expresión”. Sobre todo
atenta a su audiencia y a su publicidad: menos canales, menos ingresos. Y con
la caída
de la publicidad en TV (-6,2% en 2013), no se pueden perder canales. Aunque las dos grandes TV privadas controlan el mercado, tras la decisión
de ZP de quitar la publicidad a TVE en 2010: Mediaset
(Tele5, Cuatro, más otros 6 canales) y Atresmedia
(Antena 3, la Sexta, más 5 canales) controlaron el 86,3% de toda la publicidad
en TV en 2013 (y el
95,56% de las TV privadas), según Infoadex.
Un duopolio
televisivo que no se da en
ningún otro país: en Francia, Alemania o Gran Bretaña, las dos primeras TV
controlan del 60 al 77% de la publicidad televisiva.
Los 9 canales de TDT
amenazados de cierre no son sólo importantes para Mediaset y Atresmedia.
Quizás son más decisivos para las otras dos TV privadas, que tienen cuatro
canales cada una: Veo TV (propiedad de Unedisa, grupo dueño de El Mundo, Expansión y Marca) y Net
TV (Grupo Vocento, editor de ABC
y muchos periódicos regionales). Veo TV
fracasó como empresa televisiva (tuvo que
cerrar VeoTV/El Mundo y Marca TV) y se ha dedicado a alquilar
sus cuatro canales (20 millones anuales de ingresos), ahora a AXN,
Discovery Max, La Tienda en Casa (El Corte Inglés) y 13
TV, el canal de la Conferencia Episcopal
que ha acumulado 25 millones de pérdidas entre 2011 y 2012 (y donde la
Iglesia ha metido ya 16 millones de euros en capital y 8 millones en
créditos). La otra, Net TV,
también tuvo que cerrar su televisión (la
10) y alquilar sus cuatro canales
a Disney Channel, Paramount Channel, Ehs y la Tienda en Casa, tras cortar la señal a Intereconomía
(“El gato al agua”), un socio de este canal que les ha dejado un agujero
de 4,7 millones de euros (su lugar podría ocuparlo el
Real Madrid, para emitir en abierto a través de Net TV.
Mientras las TV
privadas (más Vocento-ABC y Unedisa-el Mundo) están pendientes de que el Gobierno
cumpla
la ley y les cierre 9 canales, presionan
para conseguir alguna contrapartida. Se habla de un concurso para conceder nuevos canales en abierto, un
negocio por el que pujan (no siendo críticos con el Gobierno) todos los medios más la
Iglesia, que ha pedido
públicamente un canal propio. Entre tanto, Telefónica
quiere monopolizar el negocio de la TV de
pago (vía Movistar), con la próxima compra a Prisa (El País, la Ser) del
56% de Canal+,
donde también Mediaset tiene un 22% (como Telefónica).
Entre tanto, TVE
languidece, perdiendo audiencia
y millones, tras dos años de recortes de Rajoy (-50% de aportación del
Estado): en 2013 habrá perdido
80 millones de euros, tras los -112,98 perdidos en 2012 (y -50 en 2011). Para
2014 se esperan nuevas pérdidas, mientras busca algunos ingresos por patrocinios
(denunciados
por las TV privadas) y retrasa recortar
más su plantilla (6.500 personas) hasta 2015. Y las TV
autonómicas, están en franca retirada, tras el cierre de la TV valenciana y el drástico ERE de Telemadrid
(80% de la plantilla): han reducido
un 50% su presupuesto en 2013 (de 1.500 millones a 1.000).
Mientras las TV
privadas son un negocio
redondo (167 millones de beneficio operativo en 2013, un 60% más, de los que 27,5 millones se los han llevado consejeros y ejecutivos, un 29,68 % más que en 2012), la prensa sigue de capa caída: si en 2012, los grandes periódicos perdieron
52 millones (ocho veces más que en 2011), en 2013 habrá sido peor, porque el grupo líder, PRISA,
triplicó sus pérdidas: pasó de perder -255 millones (2012) a -648,7 (2013), por culpa sobre todo del agujero de Canal+. El País, diario líder, perdió -2 millones y la Ser otros -7,7 millones. El enorme peso de la deuda de Prisa (3.227 millones) le ha obligado a pactar con Santander, La Caixa y Telefónica
(la Santísima Trinidad del poder
económico) la entrada
en el accionariado, lo que ya se nota en la línea editorial (temas
económicos) y ha propiciado un giro al
centro de Prisa, con cambio del
director de El País.
También El Mundo ha cambiado
su director, jubilando a Pedro J, tras perder ventas y cerrar 2013 con
una pérdidas
de -59 millones, mucho menores a las de 2012 (-526 millones). En el Grupo
Vocento, también han rebajado pérdidas, a -15,13 millones en 2013, aunque necesitó en febrero un préstamo de los socios de 175 millones para resolver graves
problemas de tesorería. Ahora, ABC (que
alcanzó beneficio operativo, con ligeras pérdidas netas) busca superar
en ventas al Mundo (en diciembre estaba a 1.483 ejemplares de
diferencia, frente a 97.949 en 2007) y ser
el segundo periódico del país, lo que aumentaría sus ingresos
publicitarios. Eso hundiría la recuperación de El Mundo y le forzaría a
salvarse mediante una fusión
con La Razón (que también pierde, unos 2 millones), para ser el gran periódico de la derecha, controlado por Lara (que tiene La Razón, Antena 3 y La Sexta, más Onda
Cero).
En medio de estas movidas,
el Gobierno tiene otras dos vías de presionar a los medios.
Una, las inspecciones de Hacienda,
que ha sugerido en ocasiones el propio Montoro.
Según las cuentas enviadas a la CNMV, los
principales grupos de comunicación tienen levantadas
actas por Hacienda: Mediaset (9,02
millones de euros), Atresmedia (6,9
millones), Prisa (48 millones y 10
litigios hasta finales 2012) y Vocento
(5,06 millones). Y la otra, las sanciones
por contenidos impropios en determinados horarios y, sobre todo, por abusos en
la publicidad: aquí, el
líder en multas es Mediaset, que se
llevó el 82% de los 3,3 millones de multas impuestas en 2012. Ahora, esta
vigilancia ha pasado de Industria a Economía
(de Guindos) y la nueva Comisión
de la Competencia (CNMC) ya ha creado
incluso una subdirección para vigilar a las televisiones privadas (contenidos, publicidad y abusos fusionadas).
En contrapartida,
el Gobierno, ha querido tener “un detalle” con los medios, en la
reciente Ley de Propiedad
Intelectual: ha implantado una tasa Google por los contenidos que
incluye en su agregador, que les ha
llenado de alegría. Pero no
parece que vaya a suponerles muchos ingresos: ningún país de Europa,
incluso con leyes ad hoc, ha conseguido que Google pague una tasa a los
editores, sólo que les aporte cantidades puntuales, como ayudas y
publicidad.
Al final, el balance
de la crisis de los medios en España, por la caída de la publicidad (a la
mitad desde 2007) y de las ventas (un
-25%), es aterrador: han cerrado 284 medios y se han perdido
11.151 empleos entre 2008 y 2013, según la Asociación
de la Prensa (APM). Han caído
182 revistas, 31 diarios (3 en 2013), 29 TV, 9 radios (Punto Radio en
2013), 20 medios digitales, 11 publicaciones gratuitas y 2 agencias de
noticias. Y lo que ha quedado, tras
ERES sin fin y pérdida de calidad, está endeudado,
con pocos recursos y una política informativa centrada en los resultados, la
Bolsa y las buenas relaciones con el poder (económico y político). Así nos
va: cada vez nos informan menos y nos
informan peor, con una sospechosa unanimidad mediática para que nos creamos
la tísica recuperación económica.
Los medios
de comunicación siguen mal económicamente : sin independencia económica no hay
independencia informativa. Y no
acaban de afrontar
el reto de Internet. Al final, el
poder (económico y político) se aprovecha de esta debilidad, para
condicionar sus ayudas a cambio de
apoyar Gobiernos e ideologías. Los
medios al servicio de los
intereses del 1%. Y los
lectores, oyentes y telespectadores lo
notamos. Pero no hay casi alternativa.
Porque Internet parece libre, pero le faltan medios, rigor, calidad e
influencia. Así que estamos más desinformados que nunca. Y eso perjudica seriamente a nuestra democracia.
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