Las huelgas de Iberia
(que perdió casi 1 millón al día en 2012) son un síntoma de la grave crisis por la que atraviesa el sector
aéreo. En todo el mundo, pero más
en Europa y sobre todo en España. Aquí, a los problemas de caída de
pasajeros, subida del carburante,
exceso de aviones y dura competencia de los vuelos low cost se suma un
problema propio : las tasas aeroportuarias han subido más de un 50% y eso encarece
tremendamente los billetes y hunde más a unas compañías aéreas que han perdido 10 millones de viajeros en 2012. Por eso, las aerolíneas
han demandado al Gobierno ante Bruselas.
Mientras, todas las compañías españolas están inmersas en una dura reconversión, con
despidos y recortes de sueldos, costes y vuelos, para sobrevivir, porque pierden más de
400 millones al año. Es clave que salgan
adelante, porque 8 de cada 10 turistas llegan
a España por el aire. Nos jugamos mucho.
enrique ortega |
La crisis ha
puesto plomo en las alas al sector
aéreo en todo el mundo, salvo Asia: caída de pasajeros, subida del carburante
(+65% desde 2008), exceso de deuda y
aviones (también ha habido “burbuja
aérea”), demasiado personal con
altos sueldos y un exceso de compañías,
que no han aguantado la mayor
competencia de Internet (comparadores de precios) y las compañías de bajo coste (low
cost). Y han tenido que hacer un aterrizaje
forzoso, con duros ajustes,
recortes de rutas y fusiones, para intentar remontar
el vuelo.
En Estados Unidos,
han suspendido pagos 40 compañías desde el 11-S, una de ellas American Airlines (2011), que acaba de fusionarse
con US Airways para crear la primera aerolínea
del mundo. Con ésta y otras fusiones,
cuatro compañías se reparten ahora el 80% del mercado norteamericano, que lleva
ya dos años con beneficios.
Mientras, en Europa, el sector aéreo
perdió 880 millones de euros en 2012,
con dos de los tres grandes grupos aéreos
en
pérdidas: -957 millones (enero-septiembre 2012) el grupo Air France (Air France-KLM) y -39 millones IAG (British Airways e Iberia),
mientras ganaba 488 millones el grupo
Lufthansa (con Swissair, Austrian Airlines y Brussels Airlines). En
Europa, la crisis aérea es más grave
porque las compañías sufren dos
problemas propios: el elevado
coste de operar en los aeropuertos
europeos y la ineficacia en la gestión
del tráfico aéreo: las compañías tienen que volar en zigzag, por lo
nudos de control (hay 67 zonas), al no
existir (tampoco) un cielo
único europeo (previsto
para 2020). Y eso duplica el coste medio
por vuelo respecto a EEUU.
En España, la situación es aún peor, porque a los
problemas anteriores, las compañías aéreas han de sumar la reciente subida
del IVA (que encareció los billetes un 3%) y, sobre todo, la fuerte subida
de las tasas aeroportuarias: +5% en 2011, +10,2% de media en julio de
2012 (y mucho más, entre el 12,9% -Palma o Málaga- y el 53,6% -Barajas- en los
7 grandes aeropuertos que tienen las tres cuartas partes del tráfico aéreo) y
+6,3% en 2013. Las compañías han presentado una denuncia a la Comisión Europea,
argumentando que les toca pagar a ellos (y a nosotros, en el billete) las
fuertes inversiones (17.211 millones) de
AENA en la “burbuja aeroportuaria” (47
aeropuertos, 19 sin apenas tráfico), una deuda
de 14.000 millones que ahora se quiere enjugar con las tasas. AENA dice que aun así, las tasas aeroportuarias
son un 34% más
bajas en España, pero el sector (y la industria
turística) dicen que no hay que
comparar Barajas, Palma o Málaga con Londres o Frankfort sino con Atenas,
Estambul, Croacia o Túnez, aeropuertos con menos tasas y que nos quitan
vuelos y turistas.
Y para colmo, la bajada de tarifas
del AVE acaba de dar la puntilla
a Vueling
e Iberia.
Al final, el resultado es que los billetes
suben y con la recesión, se
vuela menos, sobre todo en España: en 2012, mientras en Europa aumentaban los pasajeros un
2,9%, aquí se perdieron
más de 10 millones de pasajeros (-5%), sobre todo en vuelos interiores (los pasajeros cayeron un 12,5%, a un nivel
que no se veía desde
hace 10 años). Y en enero de
2013, las compañías han perdido
un millón de viajeros más. Con ello, las aerolíneas españolas pierden
más de 400 millones de euros (más de 300 Iberia). Y se espera que sigan con pérdidas en 2013 y 2014, en
medio de duras reconversiones, acuciadas por la tremenda competencia de las compañías
low cost : ya suponen un 36%
de todos los vuelos y en 2012 trajeron el 58%
de los pasajeros extranjeros, sobre todo británicos y alemanes. De hecho, Ryanair
ya transporta 28,91 millones de viajeros (1
de cada 5 que pasan por los aeropuertos españoles), más que Iberia y
Vueling juntas.
En este contexto, Iberia
ha presentado un Plan
de reestructuración para sobrevivir,
como han hecho Air France (5.120
despidos) o Lufthansa (3.500 despidos),
tras cerrar en 2012 la compañía
búlgara Malév.
Pretende despedir a un 19% de la plantilla (3.807
despidos), recortar los sueldos del 25 al 35%, vender aviones y sustituirlos por otros de dos
motores (A330) que consumen menos, reducir
sus vuelos un 15% y centrarse en media y larga distancia, dejando los
vuelos nacionales y muchos europeos a su filial
low cost, Iberia Express. Todo
con el objetivo de abandonar cuatro años de pérdidas
(-952 millones entre 2009 y 2012, casi 1 millón de euros al día en 2012) y ser rentable en 2015.
En el resto del
sector aéreo español, donde en enero de 2012 desapareció
Spanair (con una deuda de 508 millones, tras inyectarle en vano 150 millones
de dinero público la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona), todo son ajustes. Air
Nostrum (familia Serratosa), franquiciada de Iberia para vuelos
regionales, perdió 40 millones en 2012 y, tras ajustes de líneas y plantilla el
año pasado, se plantea ahora recortar salarios del 25 al 50%. Air
Europa (grupo Globalia), que perdió otros 38 millones, va a recortar un
15% los sueldos de pilotos y personal, para hacer frente a una caída del 15% en
su facturación. Incluso Ryanair, la líder, ha reducido vuelos, al
recortarles muchas subvenciones autonómicas (Cataluña y Canarias), mientras Easyjet
ha reducido vuelos y abandonado su base de Madrid, por la subida de tasas.
Sólo Vueling
(46% de Iberia) se salva de la quema, aprovechando
el cierre de Spanair: ha casi triplicado sus beneficios en 2012 (28,3 millones) y potenciará sus vuelos en España y centro-norte
de Europa.
Un duro proceso de
reconversión
aérea, donde España se juega la
supervivencia de sus compañías aéreas, en especial Iberia. Un sector clave, no sólo para la economía sino sobre todo
para el turismo, porque un 80%
de turistas llegan a España por
avión. España es ya el cuarto país del mundo en tráfico aéreo (tras EEUU, China y
Reino Unido). Podemos aprovechar nuestra estratégica posición
geográfica, con aeropuertos claves para
las conexiones entre América, Europa, Asia y África. Pero para eso, debemos contar con unas aerolíneas saneadas y unos aeropuertos
atractivos. Ello obliga al Gobierno a trazar un Plan estratégico de apoyo al sector, con colaboración sindical, rebajando
tasas y costes a las compañías, al menos mientras mejora la coyuntura y
vuelven los pasajeros. No pueden ponerles más plomo
en las alas. Hay que ayudarles a despegar.
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