En medio de las noticias sobre la huelga del 14-N, los
desahucios y las elecciones catalanas, ha pasado desapercibido que 13
autonomías (todas salvo Asturias, Galicia, País Vasco y Cataluña) han presentado ya
sus Presupuestos para 2013. Y con
ellos, habrá otro recorte de 9.500 millones, que se suma a los 23.000 millones
recortados entre 2011 y 2012 (dos veces).
El ajuste se hará en gastos de personal
(con la pérdida de hasta 50.000 empleos
públicos), en menos subvenciones
a familias, empresas y Ayuntamientos, en no
hacer inversiones y en nuevos ajustes
en educación, sanidad, gastos sociales y Dependencia. Estos recortes afectarán más a los ciudadanos que los del Estado central, porque
vuelven a recortar el Estado del
Bienestar y agudizan la recesión y el paro. Y además, son inútiles: las
autonomías no consiguen tapar sus agujeros y se prorroga su Fondo de rescate para 2013.
enrique ortega |
Recortes sobre
recortes. Las autonomías
empezaron a reducir sus Presupuestos en
2011 (-5%) y luego en 2012
(-8%), este año dos veces (con el Presupuesto y en abril, con el requeterecorte
de 10.000 millones en sanidad y educación impuesto por el Gobierno. En total,
23.000 millones, a los que se sumarán otros 9.500 millones en los Presupuestos 2013 (-6%). Los mayores
recortes los harán Madrid (-1.424 millones, -7,7%), Andalucía (-1.314,
-4,1%), Comunidad Valenciana (-1.048, -9%) y Castilla la Mancha (-860 millones,
-10,2%), aunque se esperan otros importantes en Cataluña (-1.500 millones) y País
Vasco (-1.000 millones).
Los principales recortes
llegarán por tres vías. La primera,
metiendo la tijera en los gastos de personal (40% Presupuestos):
supresión complementos, aumento horas, no reposición jubilaciones, no
oposiciones y despidos en empresas públicas (se podrían perder 50.000
empleos públicos autonómicos, al
amparo de la reforma laboral, empezando por los 5.000 que ya ha
anunciado la Comunidad
Valenciana). La segunda, reduciendo las
transferencias a familias (menos ayudas), transportes (subirán metro y
autobuses), empresas y Ayuntamientos (más asfixiados en 2013). Y la tercera, recortando drásticamente las inversiones:
no se harán obras, aunque lo suframos en incendios
forestales, inundaciones,
barracones
escolares o falta de servicios en hospitales y residencias de ancianos.
Además, se vuelven a recortar (del 5 al 9%) los presupuestos
de sanidad, educación, ayudas a servicios sociales y a la Dependencia
(se reduce de 481 a 199 euros la prestación mensual a los cuidadores familiares, que han de pagar además toda su Seguridad Social) . Y se avanza en privatizar
la gestión de la sanidad (hospitales y centros de salud) en ocho
autonomías gobernadas por el PP: Madrid, Comunidad Valenciana, Castilla la
Mancha, Galicia, Extremadura, Baleares, Castilla y León y La Rioja.
Por el lado de los ingresos,
las autonomías no son tan decididas, aunque nos
subirán impuestos y tasas. Todas, salvo Madrid, aplicarán
en 2013 el impuesto
sobre el patrimonio (con el que recaudaron 581 millones en 2011), tras
recular en su negativa a aplicarlo Baleares y Comunidad Valenciana. Además,
subirán el impuesto de sucesiones,
que recupera Castilla y León. Y también los impuestos
de transmisiones
y el de actos jurídicos documentados (por los que ingresan 6.500 millones). Y rebajarán las deducciones autonómicas en el IRPF. Baleares
estrenará dos nuevos
impuestos “ecológicos”, sobre los envases no retornables (copiado también por Canarias para 2013) y las grandes
superficies, además de un impuesto
turístico (a los coches de alquiler), como Cataluña (por estancias en
hoteles). Y todas suben tasas
(se notan menos), desde el agua a las
tasas
universitarias (+66%): Cospedal, en Castilla
la Mancha, ha creado 320
tasas.
La mayoría de las autonomías han incluido una partida de
ingresos que parece el cuento de la lechera: venta
de inmuebles (742 millones en Madrid) y empresas públicas. Y Madrid
se apunta al euro por
receta de Cataluña (¿inconstitucional?), para
ingresar 83 millones: es revelador
que el Gobierno conservador madrileño quiera hacer pagar 72 € a los
pensionistas y rechace cobrar el impuesto sobre el patrimonio a los que tienen
más de 700.000 € (ingresaría 310 millones anuales).
Como los ingresos no
llegan (la recesión hunde también su recaudación), las autonomías optan por
una tercera vía: retrasar pagos. A 31 de diciembre de 2011 se pudo el contador a
cero, con el primer rescate del
Gobierno para que pagaran
facturas atrasadas (pagaron 17.718 millones). Pero a finales de septiembre ya
habían acumulado nuevas facturas por
10.000
millones, la mitad de autónomos y
la otra mitad de laboratorios (2.300)
y suministradores sanitarios (2.750
millones). Y ahí no se incluyen las deudas a las farmacias
(sólo Valencia debe 450 millones), a colegios
y hospitales concertados, a residencias
y entidades
sociales.
Parte de estas deudas deben cubrirse con el segundo
rescate del Gobierno, el Fondo de liquidez de 18.000 millones
que empezó a llegarles en octubre. Lo han solicitado 9 autonomías: Cataluña (5.433 millones), Comunidad Valenciana
(3.500), Andalucía (4.906), Castilla la Mancha (848), Murcia (641), Canarias (757),
Asturias (261,7), Baleares (355) y Cantabria (137), cuyas peticiones suman el
93,5% del Fondo. Pero el ministro Montoro
se lo está dando
con cuentagotas (del 37 al 70%), como hace Merkel con Grecia: quiere
asegurarse que hacen los recortes
comprometidos antes de soltarles todo el dinero.
El problema de fondo es que el sistema de financiación de
las autonomías hace agua por todas partes. Y por eso, necesitarán otro rescate en 2013, con una prórroga
del Fondo de liquidez, como ha prometido el Gobierno. Al margen de despilfarros (que los
hay), la cuestión clave es que las
cuentas de las autonomías no salen: un 80% del gasto es difícil de
recortar (sanidad, educación y servicios sociales) y les cae la recaudación y
no les llega con los ingresos que les transfiere el Estado central. O se les quitan competencias (difícil a
estas alturas) o se les da más recursos,
reduciendo los del Presupuesto estatal.
Hay que sentarse, repartir competencias, evitar duplicidades y buscar ingresos
suficientes. Pero esa reforma se ha
dejado sine die, “para cuando salgamos de la crisis”.
En consecuencia, con las exigencias
de Bruselas, las autonomías están
abocadas a los recortes y a los impagos,
en perjuicio de los ciudadanos, ya que ellas son las que prestan el 93% de la
sanidad, educación y servicios sociales, que no dejan de deteriorarse. Basten dos datos: las listas
de espera para operarse han pasado de 32 a 72 días en año y medio. Y
hay 3,3 millones de españoles
necesitados que acuden a Cáritas y a la Cruz Roja porque no les atienden
en los servicios sociales públicos. Además, estos recortes agravan
más la recesión y el paro y, encima, no sirven para recortar suficiente el déficit, como acaba de decirnos Bruselas.
En definitiva, nos esperan en 2013 más recortes
autonómicos y más subidas de impuestos que agravarán la crisis y perjudicarán
la vida de la mayoría de españoles. Hay que buscar
otro camino, suavizar los
recortes de las autonomías y buscarles
vías de financiación que no hundan del todo el Estado del Bienestar. Ahora,
no cuando salgamos de la crisis: sería tarde.
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