Dos noticias económicas nefastas en menos de una
semana: ya tenemos más de 5,6 millones de
parados y estamos en recesión.
Algo que no puede sorprender al Gobierno Rajoy
ni a los fundamentalistas de Bruselas:
es el fruto de dos años de recortes,
de la dieta de austeridad que ha matado
la economía. Y queda por ver los
frutos de los ajustes de 2012, tanto del Estado como de autonomías
y Ayuntamientos: para otoño superaremos los 6 millones de parados. Y
encima, el déficit baja la mitad de lo
previsto, porque caen los ingresos.
Así que los mercados siguen
inquietos y nos bajan el rating. Una política suicida que también ha llevado a la recesión a media Europa.
Por eso, Francia y otros países piden cambiar el rumbo y Merkel acepta ahora hablar de crecimiento, pero con pocos euros y manteniendo el recorte imposible del déficit. Y Rajoy sigue en sus trece, prometiendo más recortes cada viernes. No
podemos seguir así.
Se veía venir: España tiene ya 5.639.500
parados, uno de cada cuatro
personas en edad de trabajar, el
triple que antes de la crisis. Con
Rajoy, han sido 374.300 empleos perdidos en el primer trimestre (4.113 al
día). El paro crece sobre todo entre los hombres
de 25 a 54 años y supera el 30% en tres autonomías, Andalucía (33,17%), Canarias
(32,28%) y Extremadura (32,05%),
mientras es bajo en País Vasco
(13,55%), Navarra (16%), Aragón y Cantabria (18%). Casi la mitad
de los parados (2.385.400) llevan ya más
de un año sin trabajo. Y lo peor: en uno de cada cuatro hogares (4.408.700)
no hay ningún activo y uno de cada diez hogares
(1.728.400) tiene a todos sus miembros
en paro. Y más de la mitad de los jóvenes (52%) están parados.
Unos datos espeluznantes
que no
van a mejorar el resto del año. Con ello, para otoño se podrían haber perdido los 630.000 empleos que estimaba el
Gobierno para 2012 y superar los 6 millones de parados. Ello forzará
además a un recorte de prestaciones, porque
el Gobierno dedica en el Presupuesto
1.637 millones menos al desempleo (28.503) aunque espera se destruyan el doble de empleos que en
2011. Ahora, ya hay 2,2 millones de parados
que no cobran nada y a finales de 2012 podrían ser 2,5 millones.
El otro mal dato,
que explica este paro histórico: España
ha entrado oficialmente en recesión (dos trimestres seguidos con la
economía cayendo): -0,3% en el primer trimestre, tras otro -0,3% en el cuarto de 2011. La economía cae, como hizo
entre el verano de 2008 y finales de 2009, porque cae el consumo y la inversión y no tiran suficiente las exportaciones.
Y sobre todo, es el fruto de dos
años de recortes, forzados por Bruselas en mayo de 2010. Ahora se
espera un agravamiento de la recesión (y
del paro) en lo que queda de año, ya que todavía no se han visto los efectos de los recortes del Presupuesto
2012 y los de autonomías
y Ayuntamientos, con una pérdida de
300.000 empleos públicos (interinos). Por eso, la economía se debilitará más a partir del verano,
con una caída
que rondará el 2% en 2012. Y seguirá cayendo en 2013, otro año de pérdida de empleo.
Y encima, la
austeridad y los recortes no dan sus frutos: el déficit
público ha bajado a la mitad de
lo necesario en el primer trimestre (1,85% PIB el Estado, que debe bajarlo
al 3,5% en 2012), porque cayeron
los ingresos tributarios un 2,5%, por la recesión. Si la economía no tira, el
Estado, las autonomías y los Ayuntamientos no recaudan y aunque metan la tijera no es suficiente para
rebajar su déficit como dice Bruselas. Por eso, ni el FMI
ni los expertos creen que España cumpla y rebaje su déficit total al 5,3% en
2012. Y por eso, nos han vuelto a bajar el rating (S&P) y España sigue en el punto de mira de los mercados.
Ajuste tras ajuste nos
lleva a no crecer y como no crecemos no recortamos el déficit y hay que
recortar más y eso nos lleva a menos ingresos y a más déficit. Es el círculo vicioso del fundamentalismo
de Merkel y Bruselas, iniciado por Zapatero
hace dos años y defendido a ultranza ahora por Rajoy.
Ya vemos donde nos ha llevado: al suicidio
económico, a un país sumido en la parálisis, desalentado, sin
perspectivas. Y nos queda lo peor: los efectos de los ajustes
de 2012 y los prometidos para 2013, si nadie lo remedia.
La esperanza es
que Europa está también muy mal, con doce países en recesión, gracias a la
dieta de los ajustes. El FMI
dice que sería preferible “haber hecho un ajuste más moderado”, algo
que defienden Obama
y China
desde hace meses. Ahora, la esperada victoria del socialista
Hollande en Francia trae una esperanza y se oyen palabras de cambio
en Europa, desde el BCE (“Europa
necesita un pacto por el crecimiento”, ha dicho Draghi) hasta el italiano Prodi
(“Italia debe trabajar con Francia y España
para relanzar Europa”). Se va a convocar una cena
informal de líderes europeos en mayo para hablar de crecimiento. Pero ojo: Merkel
insiste que el ajuste es innegociable,
que está en el Tratado, aunque ha maniobrado para encabezar un rimbombante Pacto por el Crecimiento que le cubra frente a Hollande y los críticos. Y Rajoy,
alumno aplicado, la defiende: “la
austeridad no es por Merkel sino por el euro”. Y promete más reformas (recortes) cada viernes.
Habrá que ver si hay cambio
de rumbo y si la apuesta por el
crecimiento son euros (Bruselas habla de poner sólo 11.700 millones y buscar otros hipotéticos 190.000 en los mercados) y no palabras,
como en la Cumbre
de marzo. A España le interesa sumarse al carro de Francia, Italia y la
Europa del sur. No se trata de
abandonar la austeridad, sino de recortar menos, en más años, y a la vez
invertir en crecer, gastando en infraestructuras,
I+D+i,
educación
y formación, fomento del empleo,
energía, ayudas a la inversión y desbloqueo del crédito.
Reanimar las economías y el consumo para
crear empleo. Probar otras políticas,
después de que los recortes nos han llevado a la recesión y a un paro histórico sin rebajar apenas el
déficit público.
No esperemos a los 6
millones de parados para reaccionar como país y como Europa. Nuestra gente
ya no aguanta más. Merecen que se pruebe
otro camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario