Los dirigentes
europeos han perdido esta semana otra ocasión (y van 18 en poco más de dos años) de resolver la grave crisis que asola Europa y pone en peligro al
resto del mundo. Se han conformado con una “cena
informal” para abordar tres
problemas de envergadura: la sangría de Grecia y su posible abandono del euro, los ataques de los mercados
a España y la recesión cierta en 12 países de la UE. Ninguna decisión concreta y vuelta
a casa sin los deberes hechos, con la prima de riesgo en máximos históricos y España
a los pies de los mercados (más con el agujero extra de Bankia). Y con Merkel y los fundamentalistas de Bruselas
sin
aceptar que el BCE ayude, comprando deuda de España e Italia e
inyectando liquidez a los bancos en apuros. Estamos
en el punto de mira y solos.
enrique ortega |
Los fundamentalistas
de Bruselas y los dirigentes europeos, en su mayoría conservadores, llevan ya dos
años y medio mareando la perdiz
frente a una crisis cada vez más seria, que se manifiesta en dos problemas graves. Uno, que las
políticas de recortes a ultranza han llevado a la recesión
a 12 de los 27 países europeos: España, Portugal, Grecia, Irlanda, Italia, Gran
Bretaña, Holanda, Dinamarca, República Checa, Eslovenia, Rumania y Chipre
llevan ya medio año decreciendo, con 25 millones de parados en Europa. Dos, que
la recesión ha abierto una crisis
política y social, que ha llevado a cambios
de gobierno en 14 países, un auge de la ultraderecha y un rosario de
protestas sociales contra del actual proyecto de ajuste europeo.
Y junto a estos problemas de fondo, dos alertas a corto. Una,
la posible salida de
Grecia del euro, porque sus ciudadanos no ven futuro en los recortes que impone Bruselas. Y la otra, que
no cesan los ataques
contra España, la cuarta economía del euro, a pesar del rosario de
reformas y recortes, lo que, junto a Grecia, oscurece el futuro de la UE. Y el agujero de Bankia, que precisa 19.000 millones en ayudas, agita más los tambores de intervención europea, que el Gobierno rechaza: pedir ayudas sólo para la banca tendría el mismo coste que una intervención general del país como la de Grecia, Irlanda o Portugal.
Pero Merkel y los fundamentalistas de Bruselas siguen
ciegos y sólo hablan de recortes y de reformas, del déficit. La victoria de Hollande
parecía abrir la puerta a un cierto giro,
introduciendo medidas para reanimar la economía europea y hacer frente a los
mercados. Pero se ha visto que quien
manda es Alemania
(y los socialdemócratas
alemanes, como Merkel, no quieren cambios que les cuesten dinero).
Aceptan gastar algo más en inversiones
europeas (la miseria de 260
millones para movilizar 4.000 en inversiones púbicas en la Europa del sur),
pero poco más. Nada de flexibilizar los
recortes, de dejar el 3% de déficit para 2014 ó 2015, para no asfixiar las economías más
débiles. Y nada de eurobonos,
para que la Europa del sur pague menos por su deuda (y más Alemania). Nein.
Rajoy, con el agua al cuello por los mercados, fue claro en la cena
de Bruselas: está bien hablar de
futuro, de reactivación, de eurobonos, pero lo que me urge es sobrevivir hoy. Que me ayuden frente a
los mercados: el BCE
tiene que comprar deuda española, para bajarla (está en máximos históricos, por encima del 6,2%) y además
inyectar
liquidez a los bancos (como hizo en diciembre y febrero), para que
sobrevivan: con la crisis
financiera sin resolver, nadie quiere prestarlos y así se colapsa
nuestra economía.
Pero nadie le hizo
caso. Y Rajoy se vino sólo
y frustrado: he hecho todos los deberes (46.700 millones de recortes
para 2012, reforma
laboral, dos reformas
financieras, dejar entrar a todo el mundo a investigar
la banca y múltiples reformas
ortodoxas)…para nada. Los
mercados siguen atacando y financiar
la deuda nos cuesta 25.000 millones más que el año pasado (casi lo que
pagamos en pensiones) mientras Alemania se financia casi gratis. Soy un buen alumno, cumplo con el
fundamentalismo de Merkel y nadie me ayuda.
Y tiene razón. Pero
Merkel
y los fundamentalistas de Bruselas piensan que la letra con sangre entra, que si
ayudan con el BCE o con el Fondo de rescate para los bancos, España se
relajará en sus ajustes. Y no
quieren bajar la presión (hasta un minuto antes de la catástrofe, como
hicieron con Grecia, Portugal e Irlanda, y entonces será demasiado tarde).
El problema de fondo
es otro. Si los mercados nos atacan
es (además de porque han ganado 25.000 millones haciéndolo) porque no
confían en España. Y no porque el Gobierno
no sea ortodoxo y amante de los ajustes y
reformas, sino porque hay un dato que les preocupa: España es el único país de la UE-27 que decrecerá este año (-1,8%) y el que viene (-0,3%), según las previsiones
de Bruselas (Grecia crecerá 0% en 2013, Portugal +0,3% e Irlanda +1,9%). Ahí
está el quid de la cuestión: si no crecemos, el Estado no recauda y será
difícil reducir el déficit y pagar la deuda. Pagarles. Por eso no quieren
financiarnos y si lo hacen, cada vez más caro.
De ahí que, aunque a
corto plazo nos ayudara que el BCE haga de “primo de Zumosol” ante los mercados, con la compra de deuda e inyectando liquidez a nuestros bancos, eso no deja de ser aspirina para bajar la
fiebre: el cáncer es la recesión.
España tiene que crecer cuanto antes,
para resolver dos problemas a la vez:
dar una salida a los casi 6 millones de parados
y aumentar ingresos públicos para
tranquilizar a los mercados. Pero no puede crecer sola, necesita un
empujón europeo y a la vez
suavizar sus recortes. Todo pasa por Bruselas.
Hasta aquí la teoría.
Pero la realidad es que Bruselas sigue mareando la perdiz, sin prisas, esperando
la Cumbre del 28 y 29 de junio, mientras
España está sola a los pies de los
mercados, en medio del fregado de
nuestra crisis
financiera. Y los ataques
arreciarán después del 17 de junio, tras las elecciones en Grecia: somos la
siguiente pieza a abatir, con mucho que ganar en juego. Como siempre,
Merkel y Bruselas esperarán a que estemos al borde del precipicio para actuar,
tarde y mal. Esta vez lo veo negro.
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