jueves, 2 de diciembre de 2010

Los parados más débiles pagan el penúltimo ajuste

Al final, la presión de los mercados obligó ayer a Zapatero a mover ficha e improvisar un “miniplan” de medidas de segunda, que apenas son paños calientes para una crisis de calado. Entre ellas, sólo dos medidas tangibles: ingresar 14.000 millones vendiendo lo poco que queda de “las joyas de la Corona” (parte de AENA Aeropuertos y Loterías del Estado) y ahorrarse 770 millones quitando 426 euros al mes a casi medio millón de parados de larga duración que no tienen ningún ingreso. El Gobierno vendió que “el paquetín” de medidas había calmado a los mercados, pero la realidad era otra: mientras Zapatero hacía alarde de ajuste y reformas en el Congreso, el Banco Central Europeo (BCE) estaba haciendo compras masivas de deuda (de Grecia, Irlanda y Portugal)  y lanzaba el mensaje de que si hacía falta, hoy jueves lanzaría su artillería pesada y compraría deuda de España e Italia. Mano de santo: los inversores no quieren pillarse los dedos, baja la deuda y suben las Bolsas.
ENRIQUE ORTEGA
En el camino, los parados de larga duración se quedan, desde febrero, sin el último recurso de llevarse a casa 426 euros sólo durante 6 meses (para comer y poco más), una ayuda que lanzó el Gobierno socialista a bombo y platillo en agosto de 2009 y que ha beneficiado a unos 700.000 parados que ya no cobraban el desempleo y que tenían que cumplir varias condiciones: menores de 30 años, mayores de 45 o parados entre 30 y 45 años con cargas familiares. Ahora, la supresión de la ayuda afectará a unos 440.000 parados en 2011 y ahorrará al Presupuesto unos 770 millones en 2011 (costaba 420 millones al semestre).
Un ahorro que es el chocolate del loro en un Presupuesto 2011 que gastará 315.000 millones de euros y que choca con las ayudas millonarias a las eléctricas o a las autopistas (al final, las han metido en…¡ la Ley Postal¡). Pero sobre todo, es que llueve sobre mojado. El Gobierno socialista lleva desde enero recortando la cobertura de prestaciones a los parados: gasta ahora 350 millones de euros menos al mes y en octubre, uno de cada cuatro parados registrado no cobraba nada (75% cobertura).Y si tomamos la cifra de paro estimado (EPA), 1.700.000 desempleados no cobran nada, sobre todo parados mayores, jóvenes, mujeres y autónomos. Ahora, además, no tendrán ni la limosna de los 426 euros. Y encima, sólo un 30% encuentran trabajo con el INEM.
El problema de fondo es que los recortes no van a quedarse ahí. Los mercados y los dirigentes europeos defensores de la ortodoxia económica neoliberal (culpable de esta crisis), van a seguir presionando. Querrán más sangre, a costa del Estado del bienestar, de nuevos recortes que volverán a afectar a los parados, a los pensionistas, a los empleados públicos, a los contribuyentes y, antes o después, a la sanidad y a la educación. Sólo hay una manera de evitarlo: un gran pacto nacional para poner orden en las cuentas públicas, no sólo del Estado central, sino también de las autonomías y de los Ayuntamientos. Y no sólo por el lado de los gastos, también los ingresos (reponer el impuesto del Patrimonio, por ejemplo, daría para pagar 426 euros a un millón de parados durante 2 años) .Y pactar reformas para consolidar el Estado del bienestar, no para desmantelarlo.
El problema vuelve a ser que nadie piensa en pactar nada y mientras, los mercados y la crisis nos llevan de ajuste en ajuste, sin un reparto equitativo de los costes. Ahora, el mayor riesgo para 2011 es que España no crezca lo que el Gobierno espera, como ya le ha advertido la Comisión Europea: si crecemos un 0,7% en vez del 1,3% previsto, habrá que recortar otros 4.000 millones para cumplir con el déficit comprometido con Bruselas. Y eso son palabras mayores, ya que ese ahorro es casi el triple del conseguido con la congelación de las pensiones o con la bajada de sueldos de los funcionarios. En ese escenario, habría que hacer recortes muy dolorosos y muy generalizados. Y con ello, menos crecimiento y más paro. Un coste demasiado alto como para no pensar con urgencia en otros Pactos de la Moncloa.

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