Llenar el depósito en diciembre cuesta entre 8 (gasolina) y 9 euros (gasóleo) más que hace un año. Rápidamente se vinculan estos precios récord con la subida del petróleo, que ronda los 92 dólares por barril, el doble que hace dos años. Y es cierto, pero hay otras razones, como la subida de impuestos (los especiales en junio de 2009 y el IVA en julio de 2010), la subida de la cotización internacional de las gasolinas y el gasóleo, la depreciación del euro y, sobre todo, la falta de eficiencia de un sector petrolero y de gasolineras que hace que los carburantes sean más caros en España (sin contar impuestos) que en el resto de Europa. Un galimatías que no suele explicarse, pero que pagamos todos al repostar.
Los precios de los carburantes se fijan en España con una fórmula que no me resisto a copiar:
PVP(€/lt) = ( (Ci($/lt) / TC($/€)) + Margen(€/lt) + IE(€/lt) ) * (1 + IVA)
La fórmula, en cristiano, significa que los precios de los carburantes tienen tres componentes. Uno, los costes de las gasolinas y los gasóleos en el mercado internacional, la cotización en Génova (70%) y Rotterdam (30%), dividido por la cotización del dólar respecto al euro. Dos, el margen bruto de la petrolera (transporte, almacenamiento, distribución, gastos financieros y de gestión, más el margen del mayorista y el gasolinero). Y tres, los impuestos: los especiales,los autonómicos y el IVA, el único de ellos que se aplica sobre toda la fórmula.
Esto supone que en un litro de gasóleo (70% de las ventas), el 46,72% del precio son impuestos, el 40,78 % es el precio del producto en euros y 12,50% son los costes y el margen bruto de la petrolera que lo compra y vende. En el caso de las gasolinas, los impuestos pesan más (52,95% del precio) y menos los costes (35,50%) y el margen bruto (11,55%). Al final, el margen neto de los operadores está entre 1 y 1,5 céntimos de euro por litro, sobre un 1% del precio final, según la patronal del sector (AOP).
En consecuencia, los precios de los carburantes suben no sólo porque suba el crudo (indirectamente sí, claro), sino porque sube (y más) la cotización del gasóleo y la gasolina en Europa y por la cotización del dólar. En los últimos meses, las huelgas de las refinerías francesas, el frío polar en el norte de Europa y el aumento del consumo internacional de derivados ha encarecido las gasolinas y sobre todo los gasóleos, que han duplicado su precio en euros. Pero hay otras razones “typical spanish” que explican por qué los carburantes llevan tres años consecutivos siendo más caros, antes de impuestos, en España que en Europa.
En octubre, España era el cuarto país con la gasolina más cara antes de impuestos, 3,1 céntimos por litro más que la media. Y somos el séptimo país con el gasóleo de automoción más caro, sin contar los impuestos, con 2,2 céntimos por litro más que la media. Eso sólo tiene dos explicaciones: que nuestras petroleras son más ineficientes o que ganan más. Y son las dos cosas. Por un lado, la estructura de refino en España aún no produce suficiente porcentaje de productos medios (gasóleos). Y por otro, España, como Europa, sigue importando un tercio del gasóleo, aunque exporta gasolinas. Además, la estructura opaca de comercialización de carburantes no ayuda a abaratar precios.
España es el cuarto país de Europa con mayor concentración de gasolineras en pocas manos: el 64 % del mercado está en manos de Repsol, Cepsa y BP, aunque crecen las gasolineras de los híper e independientes. Ya en 2009, la Comisión de la Competencia les multó con 7,9 millones de euros por “acuerdos para fijar los precios de los carburantes”. Y la Comisión Nacional de la Energía, además de pedir más gasolineras en las autopistas, cree que publicar en una Web de Industria los precios ayuda al “alineamiento de precios”. Unos precios sin impuestos que varían sólo 1,47 céntimos por litro entre las autonomías más caras (Extremadura, Galicia y Madrid) y las más baratas (Navarra, Aragón y Cataluña).
Al final, no es el petróleo, sino la cotización internacional de los carburantes y del euro, los costes y márgenes de las petroleras y su comercialización poco transparente (además de Hacienda), los culpables de que los carburantes estén por las nubes. Y lo seguirán estando hasta primavera.Como el crudo, que va camino de los 100 dólares barril, agravando nuestra crisis, ya que somos uno de los cinco países europeos más “petroleodependiente”. Pero esta es otra historia.
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