Empiezo con una buena noticia económica (y mira que hay pocas): las grandes empresas españolas, las 130 que cotizan en Bolsa, han aumentado sus ventas hasta septiembre un 12 % y sus beneficios un 22%, cuando hasta junio ganaban sólo un 5% más. Todo apunta a que las grandes empresas han hecho ya su ajuste, tras dos años reduciendo deuda, vendiendo lo que han podido, recortando costes (y plantillas) y pagando casi los mismos salarios.
Hasta aquí bien, porque el ajuste de las empresas es la primera condición para salir de la crisis. Pero estamos hablando de las grandes empresas, que han tenido una válvula de escape para salir del túnel: exportar, vender fuera más que dentro en muchos casos. Y ese no es el caso de los millones de empresas restantes, medianas y pequeñas, ya que sólo 40.000 empresas exportan habitualmente en España. A la mayoría, aunque también están más saneadas que hace dos años (las que no han cerrado por el camino), les falta algo fundamental para salir adelante y crear empleo: vender.
Y aquí, la última noticia es muy mala: el consumo ha caído en el tercer trimestre, por primera vez en un año. No es extraño, ya que los españoles con trabajo se han encontrado con una subida del IVA en julio y con que sus sueldos o han bajado (un 5 % para 4 millones de funcionarios) o han subido menos que la inflación (1,3 % este año, frente a un IPC del 2,3%), con lo que han perdido poder adquisitivo. Además, se han quitado las ayudas a la compra de coches y el sector público ha recortado también sus gastos por el ajuste fiscal.
Y aquí, la última noticia es muy mala: el consumo ha caído en el tercer trimestre, por primera vez en un año. No es extraño, ya que los españoles con trabajo se han encontrado con una subida del IVA en julio y con que sus sueldos o han bajado (un 5 % para 4 millones de funcionarios) o han subido menos que la inflación (1,3 % este año, frente a un IPC del 2,3%), con lo que han perdido poder adquisitivo. Además, se han quitado las ayudas a la compra de coches y el sector público ha recortado también sus gastos por el ajuste fiscal.
Con el miedo al paro, los salarios bajos (el 58% de los ocupados gana 1.000 euros al mes o menos) y que apenas van a subir (o que bajan), las pensiones congeladas y 4,600.000 personas desempleadas, no parece que el consumo se vaya a reanimar en lo que queda de año. Ya se anticipan las terceras Navidades en crisis, con un 11% menos de ventas. Y tampoco se ve una recuperación del consumo en 2011. Las ventas fuera de España tampoco ayudarán mucho, porque Europa y Estados Unidos están creciendo menos de lo esperado.
Sin consumo, ni de las familias ni del sector público (con los Ayuntamientos y autonomías en números rojos), resulta difícil que las empresas, aunque estén más saneadas, vendan e inviertan. Y menos con el dinero caro y escaso, aún más en 2011, porque el BCE está cerrando el grifo a los bancos y persiste la crisis de la deuda y la falta de credibilidad económica de España. Por eso, la OCDE nos acaba de dar la peor noticia del año : España apenas crecerá en 2011 (0,9 %) y habrá que esperar a 2012 para crecer algo más (1,8%) y crear empleo, quizás para el verano, aunque no creen que empecemos a bajar el paro de forma significativa hasta finales de 2012. O sea que tenemos año y medio más de crisis, por lo menos.
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