miércoles, 7 de octubre de 2020

Gasto público: nos falta de todo


España tendrá en 2021 el mayor gasto público de su historia, casi 200.000 millones, el techo de gasto aprobado por el Gobierno este martes. Es la estrategia para reconstruir el país tras la pandemia. Pero también para recomponer los servicios públicos, muy debilitados tras los recortes, como ha desvelado el coronavirus. Nos hace falta gastar en casi todo. Porque somos el país europeo grande que menos gasta en sanidad, educación, gastos sociales, pensiones, familia, vivienda  y cultura, en todo menos en paro, según Eurostat. Hoy y en los últimos 25 años. Hay que recomponer el Estado del Bienestar, porque incluso gastamos menos que ahora que en 2009. Y para pagarlo, habrá que ingresar más, porque España es también el país europeo que menos recauda, porque muchos pagan menos impuestos de lo que deben. Son datos, no ideología. Y por eso, aunque Europa nos deja tener más déficit, habrá que ingresar 18.000 millones más para pagar tanto gasto necesario. Seamos europeos en gastos e impuestos. Es el gran debate del Presupuesto 2021


 

La pandemia ha puesto a prueba nuestro Estado del Bienestar y los servicios públicos, en especial la sanidad, la educación, los gastos sociales y la atención a los mayores, que se han visto muy debilitados tras décadas de bajo gasto y los recortes sufridos entre 2010 y 2015. Mucha gente cree que en España hay un despilfarro de gasto público, pero es un falso mito: España es el país europeo grande que tiene menos gasto público, según las últimas estadísticas europeas (Eurostat 2019). Concretamente, el gasto público en España fue del 41,9% del PIB, frente al 46,7% de la UE-27. Eso significa que gastamos 59.775 millones menos, sólo en 2019, que la media europea. Y si nos comparamos con los grandes paises con los que competimos, también gastamos menos: Francia gasta el 55,6% de su PIB, Italia el 45,4% y Alemania el 45,4% (si gastáramos como alemanes pero con nuestro PIB, deberíamos gastar 43.586 euros más al año). Y también gastamos mucho menos que los “austeros” paises del norte que nos tachan de “despilfarradores”: 53,3% del PIB gasta Finlandia, 49,3% Suecia, 48,2% Austria y Holanda lo mismo que nosotros, el 41,9% del PIB…

Y además, gastamos menos en todo, según las últimas estadísticas europeas (Eurostat 2018). En sanidad: 6% del PIB España  frente al 7% la UE 27 (gastamos 12.453 millones menos cada año), el 8,1% Francia, el 7,2% Alemania (gastamos 14.949 millones menos en sanidad cada año que los alemanes, lo que quizás explique por qué hemos afrontado peor la pandemia), 6,8% Italia, 7,6% Holanda, 8,2% Austria, 7,5% Reino Unido, 6,3% Portugal y sólo un 5% Grecia. Y somos el 13º país UE que menos gasta en sanidad, tras Irlanda, Grecia, Chipre, Malta, Luxemburgo y 7 paises del Este, según Eurostat. También gastamos menos en educación: 4% del PIB en España frente al 4,6% en la UE-27 (gastamos 7.472 millones menos cada año), 5,1% del PIB en Francia, 4,2% en Alemania, 4% en Italia, 4,8% en Reino Unido, 5,1% en Holanda y 5,5% en Finlandia (el país con mejor educación de Europa). Y así somos el 5º país UE que menos gasta en educación, tras Bulgaria, Grecia, Irlanda y Rumania.

También gastamos menos en protección social: un 16,9% del PIB en España frente al 19,2% que gasta la UE-27 (gastamos 28.642 millones menos cada año), el 23,9% de Francia, 19,4% en Alemania, 20,8% Italia, 14,9% Reino Unido y hasta un 19,5% que gasta Suecia y el 24,1% del PIB que gasta Finlandia. De hecho, somos el 14ª país UE que menos gasta en protección social, tras Holanda, Reino Unido, Irlanda, Chipre, Malta y 8 paises del Este, según Eurostat. Si desglosamos este gasto social, vemos que España gasta menos en pensiones (9,4% del PIB frente al 10,4% de la UE 27: -12.453 millones cada año), en enfermedad e invalidez (2,4% del PIB frente al 2,7% la UE-27: -3.736 millones anuales), en familia y niños (0,8% del PIB frente a 1,7% la UE-27: -11.207 millones cada año). Y lo mismo en otros gastos no sociales, como el gasto en alojamientos y equipamientos (0,5% en España frente al 0,6% en la UE-27, el 1,1% en Francia o el 0,4% en Alemania) y en ocio, cultura y culto: 1,1% del PIB gasta España, igual que la UE-27, frente al 1,4% Francia o el 1,1% Alemania. Sólo gastamos más en paro (porque tenemos más del doble): 1,6% del PIB en España frente al 1,3% en la UE-27, aunque Francia gasta más (1,9% del PIB) con menos de la mitad de paro y Alemania casi lo mismo (1,1% del PIB), con la cuarta parte de desempleo. 

Como se ve, no somos un país “gastador”, ni ahora ni en los últimos 25 años: si buceamos en las estadísticas de Eurostat, vemos que España gastaba ya menos que Europa en 1995 (44,1% del PIB frente al 51,2% la UE-25), en 2000 (39,1% frente a 44,9% la UE-25) y en 2008, antes de la crisis (41,4% del PIB gastaba España, casi como el 41,4% de hoy, frente al 46,7% de la UE-27, idéntico al porcentaje que gastan hoy). Así que son 25 años con un gasto público comparativamente menor que Europa, lo que ha debilitado nuestros servicios públicos y el Estado del Bienestar. Y más con los recortes de 2010 a 2015.

De hecho, hay un dato espeluznante: España destina menos recursos al gasto social (sanidad, educación y gastos sociales) hoy que en 2009. Concretamente 1,12 millones menos (116.850 millones en 2019 frente a 116.851 millones en 2009), según el chequeo detallado que han hecho los Directores de Servicios Sociales. En 2019, gastamos -1.740,4 millones menos en Sanidad que diez años antes y -393,46 millones menos en educación, aunque gastamos +2.132 millones más en servicios sociales, básicamente porque en 2007 echó a andar la Ley de Dependencia y por las rentas mínimas autonómicas.

Este estudio explica qué nos ha pasado con la sanidad y la educación, tras décadas de bajo gasto y la puntilla de los recortes la pasada década: gastamos -57,45 euros menos en sanidad por habitante que hace 10 años (1.335,25 euros en 2019 frente a 1.392,7 en 2009) y -21,3 euros menos en educación por habitante (863,5 euros en 2019 frente a 884,8 en 2009), aunque ahora gastamos -41,9 euros más por habitante en servicios sociales. Y además, gastamos -163,4 euros menos por habitante en justicia, seguridad ciudadana, cultura y patrimonio. Sólo gastamos mucho más en pagar la deuda pública: de 149,4 euros por habitante en 2009 hemos pasado a pagar 684,6 euros, 4,5 veces más.

Y además de gastar menos en gastos sociales (-36.81 euros por habitante en 2019 que en 2009), el otro problema es que unas autonomías han recortado más y gastan menos que otras, así que los servicios públicos dependen de dónde vivamos. Basten tres datos, sacados del  informe de los Directores de Servicios Sociales. En sanidad, el País Vasco gasta (1.719,61 euros por habitante) un 47% más que Cataluña (1.166,79 euros por habitante) y un 40% más que Madrid (1.220 euros por habitante), las dos que menos gastan, con una media en España de 1.335,25 euros. En educación, el País Vasco gasta (1.274,63 euros por habitante) un 76% más que Madrid (723,84 euros por habitante) y un 68% más que Cataluña (756,84 euros por habitante), con una media española de 863,5 euros. Y en servicios sociales, Navarra gasta (694,37 euros por habitante) 4,5 veces más que Baleares (151,78 euros) y el triple que Canarias (217,41 euros), con una media española de 300 euros por persona (277 en Madrid y 276 en Cataluña).

Queda claro con todos estos datos que el gasto público en España es más bajo que en Europa e incluso menor que hace una década, lo que explica la debilidad de nuestro Estado del Bienestar, peor preparado que otros europeos para esta pandemia. Por eso, hay que apuntalarlo, aunque no tuviéramos el reto del coronavirus y sus secuelas. Pero además, hay que reconstruir el país, porque la pandemia causará este año la mayor recesión desde la Guerra Civil (una caída del PIB del -11,2% acaba de estimar el Gobierno) y eso provocará una grave crisis económica y social, que exige ayudar a empresas, trabajadores y familias, con mucho más gasto. Y además, invertir en cambiar el modelo económico, en medio ambiente, digitalización y sectores de futuro.

Para afrontar este enorme gasto, la Comisión Europea ha abandonado su corsé del gasto y del déficit que trajo los recortes impuestos desde 2010. Ahora no hablan de austeridad y, al igual que el FMI, la OCDE y el Banco Mundial, recetan lo contrario: gastar y gastar para salir del agujero de esta crisis. Y ya no impondrán a España ni a los demás paises UE el recortar drásticamente el déficit, ni en 2020 (que se disparará aquí al 11,3% del PIB, frente al 2,9% de 2019) ni en 2021 (que el Gobierno propone bajar al 7,7%). Con este “permiso” de Bruselas, el Gobierno Sánchez aprobó este martes el techo de gasto para 2021, que será el mayor gasto público que haga nunca España: 196.047 millones de euros, un 53,7% más de gasto público que en 2020 (127.609) y casi el doble del techo de gasto que aprobó Rajoy en 2012 (117.400 millones) para afrontar la crisis de 2008.

Este techo de gasto, esos casi 200.000 millones, no es todo el gasto público que se hará en 2021, ya que quedan fuera  de este techo de gasto que controla Bruselas (y que aprueba el Congreso, por exigencia constitucional) las transferencias a las autonomías y Ayuntamientos, el gasto en desempleo, los intereses de la deuda pública y el gasto financiado con fondos UE (según detalla este folleto de la AIReF). Pero es la mitad del gasto total y sobre el que pueden decidir los paises y Gobiernos. Ahora falta ver a qué se dedica este techo de gasto, algo que definirán los Presupuestos 2021. Pero sí sabemos que España tendrá que buscar cómo financiar la mayor parte de este gasto histórico, porque las ayudas europeas (140.000 millones en 6 años, 72.000 a fondo perdido) se van a retrasar al verano próximo y el Gobierno prevé que sólo 27.436 millones de este techo de gasto vengan de los fondos europeos en 2021.

En definitiva, que el techo de gasto del Estado con fondos propios será de 168.661 millones en 2021, de los que  13.486 millones será un dinero que gastarán las autonomías y otros 18.396 millones se trasvasarán a la Seguridad Social. Ahora, la clave es de dónde sacará el Gobierno esos 168.661 millones que ha de gastar con recursos propios. Una parte será déficit (el 5,2% de déficit tendrá el Estado, -61.645 millones de agujero en 2021), pero el resto (107.016 millones) habrá que sacarlo de los impuestos. Y comparado con el gasto y el déficit de 2019, eso supone que el Gobierno necesitará recaudar 18.000 millones más el año que viene, para cumplir con el gasto y el déficit prometidos.

Antes de ver cómo puede hacerlo, desmontemos un 2º falso mito, el de que pagamos más impuestos que otros paises. Los datos son muy evidentes, como en el gasto: España fue el país grande de Europa que menos recaudó en 2019, según las últimas estadísticas europeas (Eurostat 2019). Concretamente, España recaudó el 39,1% del PIB frente al 46,2% de media en la UE-27), lo que significa que ingresamos -88.418 millones menos (al año) que si recaudáramos como europeos. Recaudamos también bastante menos que Francia (52,6% de su PIB), Alemania (46,8% de su PIB), Italia (47,1%), Holanda (43,6%), Austria (49%), Bélgica (50,3%), Suecia (49,8) o Finlandia (52,2%). De hecho, somos el 9º país que menos recauda en Europa (comparativamente a su PIB), sólo por detrás de Irlanda, Reino Unido, Malta y 5 paises del Este. Y este no es un problema de ahora: recaudamos menos ingresos públicos que la mayoría de Europa desde 1995, según Eurostat.

Esto son datos, no ideología. Así que recaudar más no es algo de izquierdas, sino una necesidad para equipararnos con Europa. Y para pagar los muchos gastos que necesitamos. Con la grave recesión encima, no es un buen momento para subir impuestos, pero no queda más remedio que recaudar más. ¿Cómo? El gobernador del Banco de España, poco sospechoso de izquierdismo, propuso en el Congreso, el 23 de junio, subir 3 impuestos: el IVA (quitar tipos reducidos y superreducidos), los impuestos medioambientales (España recauda 3.500 millones menos de lo que podría, según Bruselas) y el impuesto de sociedades (“revisar los agujeros”, dijo textual: las exenciones no justificadas de muchas grandes empresas y multinacionales). La Comisión Europea lleva años pidiendo a España que rebaje las deducciones en IRPF e IVA y que recaude más con los carburantes, tabaco y alcoholes. Los expertos de FEDEA proponen establecer un recargo temporal sobre el IRPF (como hizo Rajoy en 2012, aunque el PP quiera olvidarlo…). Y los técnicos de Hacienda proponen una reforma fiscal a fondo.

Hay que esperar unas semanas, al proyecto de Presupuesto 2021 que presente el Gobierno, para ver qué impuestos se tocan: se estrenarán la tasa Google  y la tasa Tobin sobre operaciones en Bolsa, un posible recargo en el IRPF a los que ganan más de 130.000 euros (un 0,5% de contribuyentes), la posible supresión del IVA reducido y superreducido en algunos productos y la supresión de desgravaciones a los planes de pensiones privados (que benefician a los más ricos). Pero todo esto permitirá ingresar sólo unos 5.000 millones más. Hará falta retocar otros impuestos, como los carburantes y sociedades. Porque no podremos gastar más en todo lo que hace falta si no se ingresa algo más, a costa de los que puedan pagarlo (multinacionales, grandes empresas y los más ricos, no los trabajadores y las pymes, que ya pagan suficientes impuestos). Este será el gran debate de los Presupuestos 2021. Ojalá se haga sin demagogia, sin usar falsos mitos como que España gasta mucho y pagamos muchos impuestos. Sólo pensando en hacer unas cuentas claras: en qué necesitamos gastar  y cómo podemos pagarlo, con justicia y solidaridad. A ello.

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