Otro año más, tenemos que declarar la Renta antes que acabe junio, aunque pagamos los impuestos mes a
mes, con la nómina o pensión. Este año, el
IRPF nos saldrá mejor porque
entra en vigor la rebaja de impuestos
que Rajoy lleva dos años vendiéndonos: unos 240 euros de rebaja media, que no compensa las subidas que hemos
pagado los 3 últimos años. Además, el pago dependerá mucho de dónde vivamos: hay
autonomías con más IRPF (Cataluña,
Andalucía, Valencia, Extremadura y Galicia) y otras donde se paga menos (Madrid, las dos Castillas y Cantabria).
Pero al final, las cuentas están claras: el
79% de la Renta lo pagamos quienes vivimos de una nómina o pensión, los más
controlados por Hacienda. Y el resto, grandes
empresas, multinacionales o ricos, pagan poco o evaden. Por eso, cada
uno pagamos 900 euros de más
y hay déficit público. Este
mes, además de declarar a Hacienda, hay que votar. Y de eso dependerán los impuestos
futuros. Recuérdelo el 26-J.
enrique ortega |
La Renta, el IRPF que ahora declaramos a Hacienda, es el principal impuesto que hay en España. Habrá recaudado en 2015
unos 71.500 millones de euros, el 39,2% de todos los ingresos fiscales,
aunque ha perdido peso, ya que en 2010 suponía el 45% de todos los impuestos. Eso significa que ahora tienen más peso los impuestos indirectos (IVA, gasolinas, luz, tabaco y alcohol, tasas), más injustos
porque los pagan igual los más ricos que los que menos tienen, mientras la
Renta es más justo y progresivo, porque se paga según lo que uno gana. Eso sí, la mayor parte del IRPF lo pagamos cada mes,
casi sin darnos cuenta, con las retenciones
que nos hacen en la nómina o pensión. De hecho, ahora en mayo o junio,
con la declaración, sólo pagamos 1 de
cada 10 euros del IRPF.
Por eso, a la hora de declarar el IRPF y hacer cuentas con
Hacienda, a la mayoría de españoles les sale negativa la declaración: no es ningún regalo, es porque, con el
juego de las deducciones y desgravaciones, sale que nos han retenido de más el año
pasado. Así, de las 19.708.000 declaraciones que Hacienda espera
esta primavera, 14.673.000 declaraciones
con derecho a devolución, concretamente 10.858 millones a devolver (un 2,4%
más que en 2015). Y sólo 1 de cada 5 declaraciones serán a pagar, 4.260.000 declaraciones positivas, que
pagarán a Hacienda 7.948 millones de euros (un 4,9% más que en 2015).
Este año habrá 423.000
declaraciones más con derecho a devolución que en 2015 porque se notará por
fin la bajada de impuestos que entró en vigor el 1 de enero de 2015 y que el
Gobierno Rajoy nos está “vendiendo” desde 2014. Bajan los tipos (a una franja del 19,50% al 46%, según cinco tramos de
ingresos) y suben las deducciones
personales y familiares, con lo que los contribuyentes pagan menos
impuestos por lo ganado en 2015. De media, la
rebaja es de unos 240 euros para los trabajadores y pensionistas que ganaron
menos de 40.000 euros, según la estimación de Hacienda. Sin embargo, los
técnicos de Hacienda (GESTHA) han denunciado que la rebaja sólo es de 16 euros al año para la mitad de los contribuyentes. Y que es muy pequeña para
los que ganan menos de 20.000 euros (35,4 euros anuales) y muy elevada para los
que ganan más de 60.000 euros (862 euros anuales).
Rebaja hay, pero
en la declaración de este año también hay cambios que penalizan a los
contribuyentes. Uno, que los
inquilinos con contratos posteriores al 1 de enero 2015 pierden la
deducción (10,5%) y los propietarios
se pueden deducir sólo el 60% del alquiler cobrado, no el 100% cuando los
inquilinos son jóvenes. Dos, se encarece fiscalmente la venta de viviendas, al eliminarse los coeficientes de
actualización que rebajaban las plusvalías. Tres, que los propietarios de segundas residencias con
valores catastrales revisados entre 1994 y 2005 pagarán más. Cuatro, que se ha
eliminado la exención de los primeros 1.500 euros anuales en dividendos. Quinto, que el máximo de
aportación por Plan de pensiones se
baja de 10.000 a 8.000 euros. Y sexto, se cambia la reducción general de rendimientos de trabajo de 2.652 euros
por un gasto deducible de 2.000 euros. Y además, como siempre desde 2008, Hacienda no descuenta el efecto de la inflación sobre lo que ganamos, lo que supone una penalización media de 33,24 euros por
contribuyente (entre 18 y 1.321 euros), según GESTHA.
Y esto son los tipos
y recargos sobre el papel, ya que
la realidad del IRPF depende de dónde hagamos la declaración, porque cada autonomía tiene sus tipos y sus
deducciones. Por un lado, el Estado fija un tipo estatal del IRPF
(del 9,50 al 22,5%) y luego hay un tipo autonómico, que teóricamente va
del 10% (mínimo) al 23,50%. Y así, sumando los dos tramos, sale un tipo
total a pagar del 19,50% (hasta 12.450 euros de ingresos) al
46% (para más de 60.000 euros de ingresos). Pues bien, cada autonomía fija sus propios tipos y
al final hay grandes diferencias. En el tipo mínimo total,
destacan el 19% de Madrid, Canarias,
Cantabria, Castilla la Mancha, Baleares y la Rioja, frente al 21,50% que se paga en Cataluña,
Andalucía, Galicia y Comunidad Valenciana (21,40%). Y en el tipo máximo total, los
más bajos son los de Madrid (43,5%),
Galicia, Baleares, Castilla y León y Aragón(el 44% las cuatro), mientras los
tipos más altos los cobran Cataluña, Andalucía y Asturias (48%), seguidas de Extremadura (47,5%), Canarias (46,5%), la Rioja y
Murcia (46%).
Al final, entre tanto galimatías de tipos, quedémonos con esta idea: las comunidades donde se paga más IRPF, se gane lo que se gane, son Cataluña, Andalucía, Comunidad Valenciana, Extremadura y Galicia. Y
donde menos, en Madrid, Castilla y León, Cantabria y Castilla la Mancha. La diferencia entre pagar la Renta en Cataluña,
la autonomía con más IRPF, y Madrid, la más barata, es de 173 euros para un trabajador con el salario más habitual (15.500
euros, según el INE) y de 225 euros
para un trabajador con el salario medio (22.698 euros). Y va subiendo a medida
de que se gane más: un contribuyente con 60.000 euros paga 453 euros más de
IRPF en Barcelona que en Madrid y uno con 100.000 euros paga 613 euros más. Y
un “millonario” (1.000.000 € ingresos) se ahorra en Madrid 39.063 euros en el
IRPF. Esto es especialmente preocupante porque un 53,44% de los contribuyentes más ricos (ingresan más de 600.000
euros) viven en Madrid, la autonomía donde menos Renta se paga.
Y eso contando sólo los tipos del IRPF. Pero también hay grandes diferencias por autonomías en las deducciones. Así, en Aragón y Baleares, las familias pueden
deducirse el seguro médico privado, en Cantabria los gastos por enfermedad, en
Baleares los libros de texto y en Cataluña los créditos para master o
doctorados, en la Rioja, Aragón o Extremadura la compra o rehabilitación de una
segunda residencia en el campo, en Galicia la compra de informática y algunas
instalaciones renovables (como en Murcia o Valencia) y en la mayoría, las
donaciones al patrimonio artístico regional… Otro galimatías con enormes diferencias entre autonomías.
No olvidemos que ahora no sólo hay que declarar el impuesto
de la Renta (IRPF), sino también el impuesto sobre el Patrimonio, los que tengan propiedades por más de 700.000
euros (500.000 en Cataluña), salvo en Madrid (que está exento). En total, hay unos 178.000 contribuyentes que declaran Patrimonio, el 38% en Cataluña. Todos ellos están obligados a declarar por Internet y pagarán unos 1.000 millones de euros,
una cantidad mínima pero que sirve a
Hacienda para controlar sus propiedades y cotejarlo con sus ingresos. Aquí
también, el pago del impuesto sobre
el Patrimonio varía mucho entre las autonomías: así, una persona con un patrimonio de 800.000 euros (no cuentan los 300.000 primeros euros de la
vivienda habitual) paga 1.164 euros
de Patrimonio en Aragón, 769 euros en
Cataluña,
entre 300 y 220 euros en Extremadura, Baleares, Andalucía, Galicia, Murcia y
Asturias, 200 euros en Canarias, Cantabria y las dos Castillas, 100 euros en la
Rioja y nada en Madrid.
Al final, aunque este
año paguemos menos a Hacienda, no podemos olvidar que hemos pagado más en las tres declaraciones
anteriores, debido a la fuerte subida de impuestos aprobada por Rajoy a finales de 2011, la mayor de la democracia. Así, sólo en el IRPF, el tipo medio ha bajado del
13 al 12,1 % en 2015, pero era del 11,9% en 2011. Y eso significa que aunque paguemos 3.664 millones de euros menos de IRPF
por nuestros ingresos en 2015, entre 2012, 2013 y 2014 ya pagamos 6.073 millones más en Renta, con lo que el balance es que hemos pagado 2.409
millones más de IRPF con Rajoy. Con datos oficiales de Hacienda. Y que pagamos más por la Renta ahora, con la rebaja de 2015, que en 2011. Eso sin
contar los demás impuestos estatales
(donde pagamos 15.169 millones más que en 2011) y los impuestos autonómicos (han creado 50 nuevos) y municipales,
disparados también estos años, la mayoría gobernados por el PP.
El problema está en que aunque
los impuestos han subido para la mayoría, al margen del “regalo” de 2015
que notamos en esta declaración, el Estado recauda poco y tenemos el
segundo mayor déficit público de Europa (5% del PIB), sólo menor que el de Grecia.
Y eso es porque España ingresa menos
por impuestos que el resto de Europa: Hacienda recauda el 38,2% del PIB (2015), frente al 45% de la UE-28 y el 46,6% del PIB que recaudan los 19 paises del euro. Y esto no es
algo que pase por la crisis: en 2002-2006, cuando las “vacas gordas” y el boom inmobiliario, España recaudaba el 38,9% del PIB y la
eurozona el 44,1%.
Eso significa que si
España recaudara impuestos como los demás paises del euro, en 2015 debería haber ingresado 85.000 millones de euros más.
O sea, no habría habido déficit
(50.000 millones) ni recortes e incluso nos
podrían haber bajado impuestos. ¿Por qué España recauda menos? Porque hay más fraude, ilegal y “legal”, sobre todo de grandes empresas (pagan sólo el 7,3% de sus beneficios), multinacionales
y los más ricos (SICAV),
que pagan menos impuestos con “ingeniería fiscal” y enormes desgravaciones (eso
“lo legal”, sin contar evasiones y paraísos fiscales). Baste un dato escandaloso,
que apenas ha trascendido: Hacienda devolvió al
Banco Santander 1.236 millones de euros por el impuesto de Sociedades en 2013 y
2014 (vea aquí los documentos de devolución), a pesar de ganar 10.186 millones de euros en esos dos años, debido a
deducciones por pérdidas en 100 empresas del grupo. Todo “legal”.
Cara a la próxima
Legislatura, es urgente aumentar la recaudación fiscal, para rebajar el déficit público (Bruselas exige recortes por 8.000 millones) y recuperar las pensiones y el Estado
del Bienestar (sanidad, educación, dependencia y servicios sociales). Pero no subiéndonos
los impuestos a los que ya pagamos, sino
luchando contra el fraude y haciendo pagar más a los que pagan poco “legalmente”.
Los expertos de Hacienda (GESTHA) creen que se podrían recaudar 42.000 millones más cada año con una lucha más decidida
ante el fraude fiscal (cada uno pagamos 900 euros de más por el fraude de
otros, según GESTHA, armonizando los impuestos de sucesiones
y patrimonio entre las autonomías, reduciendo deducciones y desgravaciones en
el impuesto de sociedades
(grandes empresas), controlando
mejor a las multinacionales
y a los más ricos (SICAV), subiendo impuestos a los carburantes y creando nuevos impuestos
medioambientales.
Se trata de que otros paguen más para que la mayoría
paguemos menos. Porque actualmente, el 79% del IRPF lo pagan los que viven de un sueldo o pensión, que son además
los que están más controlados por
Hacienda. Y si miramos todos los impuestos, el 90% de los ingresos fiscales
salen de las familias y sólo un 10% de las empresas, bancos y grandes fortunas,
según Intermón Oxfam. Este es el problema de fondo que sigue sin resolverse en
España (y en todo el mundo) y que debería llevar a una reforma fiscal de verdad
en la próxima Legislatura: que otros paguen más para que la mayoría paguemos
menos y baje el déficit. Que no nos engañe Rajoy con más promesas de “rebajas de impuestos”. Sólo podremos pagar menos si otros (empresas,
bancos, multinacionales y ricos) pagan más. Piénselo
al votar el 26-J.
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