Somos líderes europeos en fútbol y
destacamos mundialmente en muchos deportes
pero estamos a la cola en Ciencia. Y eso tiene mucho que ver con que seamos
un país poco competitivo y con el doble
de paro que Europa. El problema es que los
recortes se han cebado en la Ciencia:
somos el país europeo que más ha
rebajado su gasto en I+D+i, un 35%, mientras los demás países gastaban más.
Y así, invertimos ahora en Ciencia, proporcionalmente,
lo mismo que en 2006: hemos
perdido una década y el tren europeo. Además, no sólo gastamos menos
sino que gastamos mal: un tercio del presupuesto no se utiliza y vuelve a
Hacienda. Y las empresas españolas
son las que menos gastan en innovación,
mientras se han perdido 12.000
investigadores. Una situación dramática que exige un Pacto por la Ciencia la
próxima década, para gastar más y mejor.
Sólo así España podrá competir mejor, crecer más y crear más empleo. Menos cemento y más conocimiento.
enrique ortega |
La economía española
se recupera
(lentamente), con más crecimiento y empleo, pero no la Ciencia. En el Presupuesto 2016,
el gasto del Estado en I+D+i crece sólo un ridículo 0,36%, tras unos mínimos
crecimientos en 2014 (+3,6%) y 2015 (+4,2%). Unos aumentos insuficientes (492
millones en 3 años) para compensar el
tremendo tijeretazo pegado a la
Ciencia entre 2009 y 2013: un recorte de -3.741
millones, 1 de cada tres euros disponibles. Menos de un tercio de ese recorte es culpa de Zapatero (- 1.084 millones entre 2010 y
2011) y más de los dos tercios restantes de Rajoy (- 2.657 millones entre 2012 y 2013).
El problema es que mientras España recortaba un tercio el gasto en Ciencia, los demás paises europeos lo aumentaban
durante la crisis, con lo que ahora estamos aun tecnológicamente más retrasados de Europa. Así, España es el país occidental que más ha recortado su Presupuesto estatal en Ciencia,
un -34,69% entre 2009 (9.673 millones de euros) y 2013 (5.932 millones), según datos de la OCDE incluidos en el informe COTEC. Un recorte mucho mayor que el hecho por Grecia (-3,12%), Portugal
(-7,22%), Italia (-13,64%), Francia (-15,39%) o Irlanda (-18,46%) y que contrasta con el aumento del gasto en Ciencia en toda Europa (+0,16% en la UE-28) y
sobre todo en Alemania (+18,41%), Suecia (+16,29%), Reino Unido (+1,83%),
Holanda (+1,51%) o Finlandia (1,41%), los países europeos punteros en investigación .
Pero no sólo ha recortado gasto en Ciencia el Estado. También las autonomías han reducido un 10% su gasto en Ciencia desde 2010, aumentándolo sólo Andalucía y Murcia, aunque las que
más gastan son País Vasco, Navarra, Madrid y Cataluña. Y las empresas privadas también han metido la tijera al gasto en I+D+i,
recortándolo otro 16%
desde 2008. Todos han utilizado la Ciencia para ajustar sus
cuentas, a costa de perderse proyectos de investigación y empleos: las
plantillas se han reducido en 21.789 personas (sólo hay datos hasta 2014), de
los que 12.000 son investigadores perdidos, que se han ido al paro o al extranjero.
Al final, el gasto total en Ciencia en España ha
pasado de 14.701 millones de euros en 2008 (el año de mayor gasto) a los 12.820 millones de 2014 (el último año
con datos oficiales, del INE),
una caída del 12,8%. Eso supone que España
dedicaba en 2014 un 1,23% de su
riqueza (PIB) a invertir en Ciencia, frente al 2,03% de la UE-28, según Eurostat. Y el dato nos coloca en el mapa
europeo de paises con una Ciencia “mediana”, muy alejados de los paises
punteros: Finlandia (gasta el 3,17% del PIB en Ciencia, el triple que España),
Suecia (3,16% PIB), Dinamarca (3,08%), Austria (2,99%), Suiza (2,96%), Alemania (2,84%) y Bélgica (2,46%),con
Reino Unido (1,72%) e Italia (1,29%) algo más lejos (1,72%). Y muy alejados de
Japón (invierte el 3,47% en Ciencia), Estados Unidos (2,81%) e incluso China
(2,08% PIB).
El problema ya no es que estemos lejos del gasto en Ciencia de Europa y sobre todo de los países más avanzados
(y ricos). Es que la distancia con ellos (la “brecha tecnológica”) ha aumentado con la crisis, porque nosotros
recortábamos el gasto y ellos lo aumentaban. Así, el gasto en Ciencia en España
era el 1,39% del PIB en 2009 (el mejor año), sólo 0,49%
menos que el de Europa (1,88% del PIB gastaba la UE-28), mientras en 2014 la distancia casi se ha duplicado, hasta
el 0,80% (del 1,23% de España al 2,03% de la UE-28). Y esa distancia sigue aumentando, porque el Presupuesto en Ciencia apenas
ha crecido entre 2014 y 2016 en España, mientras sí lo ha seguido haciendo en
Europa, sobre todo en Alemania y paises del norte. Y además, el PIB español ha crecido en
2014 y 2015, con lo que el porcentaje que supone el gasto en Ciencia sobre el
PIB puede incluso bajar. Si quedara en el
1,20% en 2016, algo muy posible, eso supondría que España gastaría ahora en Ciencia, proporcionalmente, lo mismo que gastó en 2006 (1,20% del PIB). O sea, una década pérdida para la Ciencia.
El problema es que si
no se hace nada y Rajoy gana las elecciones y sigue con sus previsiones, España
va a perder otra década para la Ciencia. Y eso porque el Gobierno Rajoy
trabaja con una Estrategia Española de Ciencia, Tecnología e Innovación 2013-2020, enviada a
Bruselas en febrero de 2013, que prevé
congelar el gasto público en investigación y esperar a que mejore el gasto de
investigación de las empresas, para intentar que el gasto en investigación
pase del 1,23% de 2014 al 1,48% en 2016 (rondará el 1,20%) y al 2% del PIB en 2020. Dicho claramente: el reto que propone Rajoy es que España gaste en Ciencia en 2020 lo que ya estaba gastando Europa en
2014. Y se olvida de que para 2020, el objetivo de Europa será gastar ya un 3% del PIB. Así que si hoy estamos
ya retrasados, a finales de esta década lo estaremos aún más. Y será otra
década perdida para la Ciencia.
El problema no es sólo que haya poco dinero para la Ciencia.
Es que además, no se gasta lo que hay, con lo que la
inversión real en I+D+i es aún menor de la que señalan los Presupuestos. Y
no se gasta porque, entre 2011 y 2015, dos tercios del Presupuesto público para la Ciencia eran
créditos (el resto, subvenciones) y la
mitad de esos créditos no se utilizaron porque las Universidades y los centros de investigación estaban ya muy endeudados
y Hacienda no les dejaba endeudarse más. Así ha pasado que, entre subvenciones no gastadas y créditos no
pedidos, se han dejado de utilizar 12.152
millones de euros públicos entre 2010 y 2014, según datos de la COSCE, un tercio de todo lo presupuestado. Y ese dinero se ha perdido,
porque lo que no se gasta cada año vuelve a las arcas del Tesoro.
Pero no es el único problema. Un informe sobre la Ciencia en España, presentado por la Comisión Europea ya en
julio de 2014, hacía 10 recomendaciones que se resumen en tres: tenemos que gastar más (unos 1.000 millones más de
gasto público al año), aumentar las
plantillas de investigadores y gastar
mejor, reformando los centros públicos de investigación (fusiones),
modificando la carrera de investigador, coordinando mejor los esfuerzos de las
17 autonomías, Estado, Universidades y empresas, evaluando mejor los programas
de investigación y favoreciendo más la innovación de las empresas privadas.
Precisamente, las
empresas privadas suponen en España más de la mitad del gasto en investigación y el problema es que, con la
crisis, este gasto en I+D+i se ha desplomado: se ha reducido un 16% entre 2008 y 2014 (y no
crece después) y hay 5.000 empresas que
han dejado de investigar, un tercio de las 15.000 que lo hacían en 2008, según el informe COTEC.
Esto es especialmente grave porque además, las empresas españolas gastan mucho menos en investigación (un 52,6%
del gasto total en I+D+i) que las empresas
europeas (gastan el 63,2% del total), mientras gastan aquí
proporcionalmente más que en Europa el
Estado (18,9% del gasto frente al 12,6% en la UE-28) y sobre todo las Universidades
(28,3% frente al 23,2%). Veamos un ejemplo muy ilustrativo: en Alemania, un 67,9% del gasto en investigación lo hacen las empresas (y en
Francia o Reino Unido, el 64%), mientras en
España es sólo el 52,6% del total y
además ha caído drásticamente. Otro dato
del informe COTEC:
en la industria alemana hay 6,5 investigadores por cada 1.000 empleos
(y 8,7 en la francesa), mientras en la industria española hay 3,4 investigadores. Así nos va.
Ya no es sólo que España gaste poco en Ciencia, lo gaste mal
y además las empresas gasten poco y cada vez menos. Es que tenemos un problema educativo que
no ayuda nada, que tiene un
impacto muy negativo sobre la innovación, como señala el Informe COTEC 2016.
Por un lado, la educación de los jóvenes deja mucho que desear, como revelan
dos datos. Uno, que los jóvenes españoles de 15 años obtienen peores
puntuaciones que la media de Europa y la OCDE en matemáticas, lectura y
ciencia, según el último Informe PISA.
Y el otro, que España es líder en abandono escolar en Europa, en jóvenes que abandonan sus estudios: un
20% del total, casi el doble de la media europea (11%), según Eurostat. Y por otro, tenemos una población adulta poco formada: un 25,4%
de trabajadores españoles tienen baja cualificación, frente al 9,4% de media en
la OCDE. Como dice el Informe COTEC, este bajo nivel educativo y formativo no ayuda precisamente
al avance de la Ciencia y la innovación.
El último informe de la Comisión Europea sobre España, de febrero de 2016, llama la atención
sobre los problemas de la Ciencia,
señalando cuatro: la enorme distancia
con el resto de Europa en el gasto en
investigación (1,23% sobre PIB frente al 2,03%), sobre todo en las empresas
privadas (invierten en I+D+i un 0,6% del PIB, frente al 1,3% de las europeas),
la descoordinación entre el Estado y las
autonomías, la falta de coordinación
entre la investigación pública y la privada y, sobre todo, la necesidad de mejorar el rendimiento y la calidad de la
inversión en Ciencia (con auditorías). A cambio, una fortaleza de España
es que está consiguiendo ganar recursos europeos para investigación, siendo el cuarto país que más dinero ha
conseguido del programa Horizonte 2020,
tras Alemania, Reino Unido y Francia. Y Cataluña lidera los proyectos, al captar el 56,6% de estas ayudas europeas.
Todos los expertos piden un Pacto por la Ciencia
para la próxima década, sobre cuatro
pilares. El primero, asegurar más
dinero público, con el objetivo de aproximarse en una Legislatura al 2% del gasto (supone gastar 14.000
millones más en Ciencia en cuatro años). El segundo, estimular la inversión de las empresas en investigación, con
incentivos y ayudas fiscales (falta una ley de Mecenazgo), además de “forzar” a la banca a que financie la
innovación (COTEC denuncia que los créditos bancarios a las empresas para investigación cayeron
un 72% entre 2011 y 2014). El tercero y clave, coordinar a los que hacen investigación en España, para que Gobierno,
autonomías, Universidades
y empresas no vayan cada uno por su lado. Y el cuarto pilar, modernizar y flexibilizar la gestión de la Ciencia, luchando contra las trabas
administrativas y la burocracia, la falta de movilidad y la endogamia, la falta
de autonomía y el escaso control y evaluación final de la gestión. Y en
paralelo, una mejorar la enseñanza y formación de jóvenes y adultos, el “caldo de cultivo” de la Ciencia.
Todo el mundo habla de la importancia de la Ciencia, pero sigue relegada y se habla poco de ella en la campaña electoral. Y nos
jugamos mucho con la Ciencia:
tener una economía y unas empresas más competitivas, crecer más y crear más empleos. España no tiene por
qué estar en el vagón de cola de la Ciencia en Europa y en el mundo. Lo ha dicho el Rey Felipe VI en la presentación del informe COTEC sobre el
deplorable estado de la Ciencia: “Si
hemos logrado ser una potencia en deporte, lo podemos lograr también en
innovación”. Pues a ello, todos juntos como país, porque si no perderemos otra década. Y el futuro. Como nos dijo en el Congreso de los Diputados la Comisaria europea de política regional:
Menos cemento y más conocimiento.
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