lunes, 12 de enero de 2015

Más muertes que nacimientos: menos españoles


Este año 2015, habrá más muertes que nacimientos en España, algo que no pasaba desde la Guerra Civil. Y lo mismo sucederá en los próximos 50 años, según el INE. Con ello, se agravará la pérdida de población en España, iniciada en 2012 y causada sobre todo por la marcha de inmigrantes y la salida de jóvenes a buscar trabajo. Así, la población española bajará de los 46,4 millones actuales  a 40,8 millones en 2064. Y lo peor no será que seamos menos habitantes, sino que seremos mucho más viejos: dentro de 15 años, uno de cada cuatro españoles tendrá más de 65 años (hoy son el 18%). Y dentro de 50 años, ya serán más de un tercio de los españoles. Con este panorama, menos niños y más viejos, será más difícil  pagar los servicios públicos y las pensiones. Así que habría que “ponerse las pilas” ya y empezar a favorecer  de verdad la natalidad y la familia. Y no usarlo como "arma electoral".
 
enrique ortega

En 2015 se esperan más muertes que nacimientos, según las últimas previsiones de población del INE. Es algo que ya pasa en Alemania (desde 1975), Italia, Portugal, Grecia y algunos países del Este de Europa, pero que no sucedía en España desde la Guerra Civil. El récord de nacimientos se produjo en 1976, cuando nacieron en España 677.456 niños, 1.856 al día. Y después de tres décadas largas de crecimiento, en 2008 ya sólo nacieron 517.779 niños, 1.424 al día. Ahora, con la crisis, llevamos cinco años seguidos de caída de los nacimientos, hasta los 408.902 en 2014, 1.120 al día. Y seguirán bajando en los próximos 15 años, según el INE, hasta los 299.279 nacimientos en 2028, 819 al día, menos de la mitad que tras la muerte de Franco. Y todavía bajarán a 229.435 en 2063, 628 nacimientos diarios.

La cigüeña viene menos sobre todo por dos causas. Una, porque hay menos mujeres españoles en edad fértil (entre 15 y 49 años), por la crisis de natalidad de los años 80 y principios de los 90. Y la otra, porque las mujeres tienen menos hijos: 1,27 niños por mujer en 2014, la mitad que en 1976 (2,8 niños por mujer) y menos que las mujeres europeas (1,56 hijos de media en la UE, 1,8 en Reino Unido y 2 hijos en Suecia, Irlanda o Francia). Una tasa de natalidad que aún bajará a 1,24 hijos/mujer en 2029 y a 1,22 en 2064. Una tercera razón es que hay menos mujeres inmigrantes, que tienen más hijos (1,44 de media frente a 1,28 hijos las españolas en 2012). Además, hay otras causas vinculadas a la crisis: el temor al futuro es el mejor anticonceptivo. Y con tanto paro, salarios bajos, contratos precarios y recortes de ayudas (becas, servicios sociales, alquileres, bono social luz y agua, discapacitados…), son muchas las familias que se plantean traer más hijos al mundo (el 30% de los niños españoles crece ahora sin hermanos). Y más cuando la mujer no tiene nada fácil ser trabajadora y madre a la vez (el 23% deja de trabajar para cuidar a sus niños).

La mortalidad empezó a crecer en 1976 (299.007 defunciones) y marcó un récord en 2012 (401.122 muertes), para bajar en 2013 y 2014 (395.196 defunciones). Pero subirán en los próximos 15 años (411.392 defunciones en 2028) y, sobre todo, para dentro de 50 años, cuando mueran ya 559.858 españoles (2063), el doble que los nacimientos (229.435), según el INE. Eso se debe al envejecimiento de la población, a que hay más ancianos porque vivimos más años: si al final de la Guerra Civil, la esperanza de vida en España era de 50 años (en 1941), a la muerte de Franco era ya de 73,34 años (1.976), en 2013 eran 82,5 años, en 2039 viviremos hasta los 86,29 años de media y en 2063 hasta los 90,95 años, gracias a los avances de la medicina y a una vida más saludable. De hecho, España es el país con más esperanza de vida de Europa: 82,5 años frente a 82,4 de Italia o 82,1 de Francia.

Más muertes que nacimientos, ya desde 2015 y hasta 2063 (como mínimo), agravarán la caída de población en España, que se produce desde 2012 por otra razón: la salida de inmigrantes y de españoles al extranjero. El saldo migratorio (entradas-salidas) empezó a ser negativo en 2010, se agravó en 2012 (-142.552) y en 2013 (-256.849), para suavizarse en 2014 (-84.669) y 2015 (-66.386), aunque el INE cree que seguirán emigrando más de los que entren hasta el año 2021, el primero en que volverán a entrar más extranjeros de los que se van. Y así seguirá hasta 2063.

En conjunto, entre menos nacimientos, más muertes y salida neta de inmigrantes, España perderá población en las próximas décadas: perderemos un millón de habitantes (1.022.852) en los próximos 15 años (seremos 45,4 millones para 2029 frente a 46,4 el 1 de enero 2015) y más de 5,6 millones en los próximos 50 años (habrá 40,8 millones en España en 2064), según las proyecciones del INE. Pero no todas las regiones perderán población: la ganarán, en los próximos 15 años, Melilla (+12,9%), Ceuta (+8,4%), Baleares (+4,8%), Canarias (+2,9%), Madrid (+1,7%) y Murcia (+0,1%), estancándose Andalucía. Y las 12 autonomías restantes perderán población, sobre todo  Castilla y León (-9%), Asturias (-8,3%), Galicia (-7,6%), La Rioja (-5,4%), País Vasco (-5%) y Comunidad Valenciana (-4,8%).

España no sólo perderá población sino que la que tenga será mucho más vieja, porque nacerán muchos más niños y los mayores vivirán más años. Así, dentro de 15 años (2029), uno de cada cuatro españoles tendrá más de 65 años (11,3 millones, el 24,9% de la población), cuando ahora son el 18,2% (8,4 millones). Y  dentro de 50 años, habrá ya 15,8 millones de españoles mayores de 65 años (38,72% de la población). Y de ellos, más de la mitad  (8,84 millones) tendrán más de 80 años (el 21,6% de la población, cuatro veces lo que hoy). Un porcentaje de viejos mayor que en Europa, donde los +65 rondarán el 30%.

Un país con menos población y mucho más envejecida tiene un gran reto por delante, con dos graves consecuencias: habrá menos gente para trabajar (y pagar impuestos y pensiones) y más gente para gastar, para pedir servicios: educación, sanidad (más viejos y octogenarios, más costes), Dependencia (más residencias y asistencia) y servicios sociales, además de duplicarse el gasto en pensiones. Las cuentas son claras: si hoy hay 1,9 activos por cada inactivo (menores de 16 y mayores de 65 años), en 2029 habrá ya 1,6 y en 2064 habrá sólo 1  activo por cada inactivo.  Y será muy difícil sostener las pensiones y el Estado del bienestar.

Lo peor será dentro de 20 años, a partir de 2035, según los expertos. Es el plazo que España tiene para tratar de ajustar su demografía, fomentando desde ahora su natalidad. Para equilibrar las cuentas, señalan los demógrafos, haría falta tener 2,1 hijos por mujer, frente a los 1,27 de hoy. Eso exige que nazcan 280.000 niños más cada año, 767 nacimientos más cada día que ahora (1.120 diarios en 2014). Algo que no es fácil, pero que es necesario promover si España no quiere caer en la bancarrota social en 50 años.

Para que las familias tengan más hijos hay que promover desde ya un Plan de fomento de la natalidad, asentado en cuatro patas. Una, establecer más ayudas a las familias, desde guarderías y enseñanza a la sanidad, el transporte, la vivienda, la luz, el agua, el subsidio de paro o las ayudas a la Dependencia. Dos, establecer una fiscalidad de apoyo a la natalidad, incorporando propuestas como mejorar la pensión a los que tengan más hijos (Campaña “Más hijos, más pensión) o contabilizar como tiempo cotizado los años en que las madres cuidan a sus pequeños. Tres, avanzar en las políticas de conciliación laboral en las empresas, ampliando el permiso de paternidad (de 2 a 4 semanas como prometieron e incumplieron ZP y Rajoy), creando más guarderías y racionalizando horarios. Y cuatro, favoreciendo el trabajo de la mujer, con más paro y peores sueldos y empleos por su potencial maternidad.

Son medidas que hay que tomar cuanto antes, porque tardan años en dar fruto, con más nacimientos. Ya hemos visto los frutos del modelo de familia "triunfadora” con 1 hijo y los recortes hechos a la natalidad y a la familia: somos uno de los países con menos niños y más viejos de Europa y con un serio problema para asegurar el futuro de las pensiones y del Estado del Bienestar. Hace falta tomar conciencia de este reto histórico y volcarse en resolverlo con dinero, con conciencia colectiva y voluntad política. No usar la familia como un reclamo electoral para las dos votaciones de este 2015. Necesitamos un pacto demográfico para salvar el futuro.

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