Este año 2015,
habrá más muertes que nacimientos en España, algo que no pasaba desde
la Guerra Civil. Y lo mismo sucederá en los
próximos 50 años, según el INE. Con ello, se agravará la pérdida de
población en España, iniciada en 2012 y causada sobre todo por la marcha de inmigrantes y la salida de jóvenes
a buscar trabajo. Así, la población
española bajará de los 46,4 millones
actuales a 40,8
millones en 2064. Y lo peor no
será que seamos menos habitantes, sino que seremos
mucho más viejos: dentro de 15 años, uno
de cada cuatro españoles tendrá más de
65 años (hoy son el 18%). Y dentro de 50 años, ya serán más de un tercio de los españoles. Con
este panorama, menos niños y más viejos,
será más difícil
pagar los servicios públicos y las pensiones. Así que habría que “ponerse las pilas” ya y empezar a favorecer de verdad la natalidad y la familia. Y no usarlo como "arma electoral".
enrique ortega |
En 2015 se
esperan más muertes que nacimientos,
según las últimas previsiones de población del INE.
Es algo que ya pasa en Alemania (desde 1975), Italia, Portugal, Grecia y
algunos países del Este de Europa, pero que no
sucedía en España desde la Guerra Civil. El récord de nacimientos se produjo en
1976, cuando nacieron en España 677.456 niños, 1.856 al día. Y después de tres décadas largas de crecimiento, en
2008 ya sólo nacieron 517.779 niños, 1.424 al día. Ahora, con la crisis,
llevamos cinco años seguidos de caída de
los nacimientos, hasta los 408.902 en 2014, 1.120 al día. Y seguirán
bajando en los próximos 15 años, según
el INE, hasta los 299.279 nacimientos en 2028, 819 al día, menos de la
mitad que tras la muerte de Franco. Y todavía bajarán a 229.435 en 2063, 628 nacimientos diarios.
La
cigüeña viene menos sobre todo por dos causas. Una, porque hay menos
mujeres españoles en edad fértil
(entre 15 y 49 años), por la crisis de natalidad de los años 80 y
principios de los 90. Y la otra, porque las
mujeres tienen menos hijos:
1,27 niños por mujer en 2014, la mitad que en 1976 (2,8 niños por mujer) y
menos que las mujeres europeas (1,56 hijos de media
en la UE, 1,8 en Reino Unido y 2 hijos en Suecia, Irlanda o Francia). Una tasa
de natalidad que aún bajará a
1,24 hijos/mujer en 2029 y a 1,22 en 2064. Una tercera razón es que hay menos mujeres inmigrantes, que tienen
más hijos (1,44 de media frente a 1,28 hijos las españolas en 2012). Además,
hay otras causas vinculadas a la
crisis: el temor al futuro es el
mejor anticonceptivo. Y con tanto paro,
salarios
bajos, contratos
precarios y recortes
de ayudas (becas, servicios sociales, alquileres, bono social luz y agua,
discapacitados…), son muchas las familias
que se plantean traer más hijos al
mundo (el 30% de los niños
españoles crece
ahora sin hermanos). Y más cuando la mujer
no tiene nada fácil ser
trabajadora y madre a la vez (el 23% deja de trabajar para cuidar a sus
niños).
La mortalidad empezó
a crecer en 1976 (299.007
defunciones) y marcó un récord en 2012
(401.122 muertes), para bajar en 2013 y 2014 (395.196 defunciones). Pero subirán en los próximos 15 años (411.392
defunciones en 2028) y, sobre todo, para dentro de 50 años, cuando mueran ya 559.858 españoles (2063), el doble que los nacimientos (229.435),
según el INE. Eso se debe al envejecimiento de la población,
a que hay más ancianos porque vivimos más años: si al final de la Guerra Civil,
la esperanza de vida
en España era de 50 años (en 1941), a la muerte de Franco era ya de 73,34 años
(1.976), en 2013 eran 82,5 años, en
2039 viviremos hasta los 86,29 años de media y en 2063 hasta los 90,95 años, gracias a los avances de la medicina
y a una vida más saludable. De hecho, España
es el país con más
esperanza de vida de Europa: 82,5
años frente a 82,4 de Italia o 82,1 de Francia.
Más muertes que
nacimientos, ya desde 2015 y hasta 2063 (como mínimo), agravarán la caída de población en España,
que se produce desde 2012 por otra
razón: la salida de inmigrantes y de
españoles al extranjero. El saldo
migratorio (entradas-salidas) empezó a ser negativo en 2010, se
agravó en 2012 (-142.552) y en 2013 (-256.849), para suavizarse en 2014 (-84.669) y 2015
(-66.386), aunque el INE cree
que seguirán emigrando más de los que entren hasta el año 2021, el
primero en que volverán a entrar más extranjeros de los que se van. Y así seguirá
hasta 2063.
En conjunto, entre
menos nacimientos, más muertes y salida neta de inmigrantes, España perderá población
en las próximas décadas: perderemos un millón de habitantes (1.022.852) en
los próximos 15 años (seremos 45,4
millones para 2029 frente a 46,4 el 1 de enero 2015) y más de 5,6 millones
en los próximos 50 años (habrá 40,8
millones en España en 2064),
según las proyecciones del INE. Pero no todas las regiones perderán
población: la ganarán, en los
próximos 15 años, Melilla (+12,9%), Ceuta (+8,4%), Baleares (+4,8%), Canarias
(+2,9%), Madrid (+1,7%) y Murcia (+0,1%), estancándose Andalucía. Y las 12
autonomías restantes perderán población,
sobre todo Castilla y León (-9%), Asturias
(-8,3%), Galicia (-7,6%), La Rioja (-5,4%), País Vasco (-5%) y Comunidad
Valenciana (-4,8%).
España no sólo perderá población sino que la que tenga
será mucho más vieja, porque nacerán muchos más niños y los mayores
vivirán más años. Así, dentro de 15 años (2029), uno de cada cuatro
españoles tendrá más de 65 años (11,3 millones, el 24,9% de la población),
cuando ahora son el 18,2% (8,4 millones). Y dentro de 50 años, habrá ya 15,8 millones de
españoles mayores de 65 años (38,72% de
la población). Y de ellos, más de la mitad
(8,84 millones) tendrán más de 80
años (el 21,6% de la población, cuatro veces lo que hoy). Un
porcentaje de viejos
mayor que en Europa, donde los
+65 rondarán el 30%.
Un país con menos
población y mucho más envejecida tiene un
gran reto por delante, con dos
graves consecuencias: habrá menos
gente para trabajar (y pagar
impuestos y pensiones) y más gente para gastar, para pedir servicios: educación, sanidad (más
viejos y octogenarios, más costes), Dependencia (más residencias y asistencia)
y servicios sociales, además de duplicarse
el gasto
en pensiones. Las cuentas son
claras: si hoy hay 1,9 activos por cada inactivo
(menores de 16 y mayores de 65 años), en 2029 habrá ya 1,6 y en 2064 habrá sólo 1
activo por cada inactivo.
Y será muy difícil sostener las
pensiones y el Estado del bienestar.
Lo peor será dentro
de 20 años, a partir de 2035, según
los expertos. Es el plazo que España
tiene para tratar de ajustar su demografía, fomentando desde ahora su
natalidad. Para equilibrar las cuentas,
señalan los demógrafos, haría falta
tener 2,1 hijos por mujer, frente a los 1,27 de hoy. Eso exige que nazcan 280.000
niños más cada año, 767 nacimientos
más cada día que ahora (1.120 diarios en 2014). Algo que no es fácil, pero
que es necesario promover si España no quiere caer en la bancarrota social en 50 años.
Para que las familias
tengan más hijos hay que promover desde
ya un Plan
de fomento de la natalidad, asentado en cuatro patas. Una, establecer más
ayudas a las familias, desde guarderías
y enseñanza a la sanidad, el transporte, la vivienda, la luz, el agua, el
subsidio de paro o las ayudas
a la Dependencia. Dos, establecer una fiscalidad
de apoyo a la natalidad, incorporando propuestas como mejorar la pensión a los
que tengan más hijos (Campaña
“Más hijos, más pensión) o
contabilizar como tiempo cotizado los años en que las madres cuidan a sus
pequeños. Tres, avanzar en las políticas
de conciliación laboral en las empresas, ampliando el permiso
de paternidad (de 2 a 4 semanas como prometieron e incumplieron ZP y Rajoy),
creando más
guarderías y racionalizando
horarios. Y cuatro, favoreciendo el trabajo
de la mujer, con más paro y peores sueldos y empleos por su potencial maternidad.
Son medidas que hay que tomar cuanto antes, porque tardan años en dar fruto, con más
nacimientos. Ya hemos visto los frutos del modelo de familia "triunfadora” con 1 hijo y los recortes
hechos a la natalidad y a la
familia: somos uno de los países con menos niños y más
viejos de Europa y con un serio problema para asegurar el futuro de las
pensiones y del Estado del Bienestar. Hace falta tomar conciencia de este reto histórico y volcarse en resolverlo con dinero, con conciencia colectiva y voluntad
política. No usar la familia como un reclamo
electoral para las dos votaciones de este 2015. Necesitamos un pacto demográfico para salvar
el futuro.
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