Entramos en 2013,
el quinto
año de la crisis (en realidad, el
sexto, pero en 2008 no la notábamos). Todo apunta a que será igual de malo que 2012, sino peor: más recesión, más paro, menos ingresos, más recortes y más pobreza.
Otro año con la economía parada, sin
consumo ni inversión. Y con Bruselas
y Rajoy empecinados en el
fundamentalismo del déficit, en aplicar el ricino de los recortes, que nos han llevado a profundizar la recesión, agravar el paro y
encima recortar poco el déficit público. Por eso, en 2013, con o sin rescate, Merkel y Bruselas
nos forzarán a nuevos ajustes, a más recortes en pensiones, desempleo, despidos
públicos, sanidad, educación, gastos sociales. Y subirán los impuestos. Más de
lo mismo, para deprimir más la economía y la vida de los españoles. Todo
con la esperanza de que 2013 sea el
último año de la crisis. Pero la salida del túnel será lenta, hasta 2018. Mientras tanto, ¡Feliz año 2013¡
enrique ortega |
Para ver cómo será el
nuevo año 2013, basta preguntarse: ¿voy a gastar más que en 2012? Y la
mayoría piensa que no: unos, 6 millones ya (el 24 de enero se publica
la EPA), porque no
tienen trabajo ni
perspectivas de encontrarlo. Y el resto, porque temen
perderlo, les han congelado o bajado sus salarios
y su economía familiar está temblando,
porque 15 millones son mileuristas
(trabajadores, autónomos, pensionistas y parados) y 12 millones son pobres,
que sobreviven gracias a la familia y a los ahorros (dos colchones que se acaban). El resultado es que la mayoría de las familias consumen lo
mínimo y así no se vende, ni
coches, ni ropa ni pisos ni casi nada. Y las empresas, despiden o cierran. Eso es la recesión. Y encima, el
Gobierno, con sus recortes,
deprime más la economía y aumenta el desempleo.
Este es el panorama que se espera para 2013, por mucho que el Gobierno se invente “brotes verdes” y hable de recuperación para el verano. Frente a una
caída de la economía del -1,5% en 2012, el Ejecutivo
cree que la recesión sólo será del -0,5%
en 2013. Pero nadie se lo cree, ni los
mercados y expertos privados ni los organismos internacionales: -1,3% augura el FMI
y -1,4%
tanto la OCDE
como la Comisión
Europea. Con ello, la recesión se mantendría hasta septiembre y sólo creceríamos unas décimas en el último
trimestre de 2013. Pero el año se saldaría con una nueva
pérdida de empleo: otros 467.648 empleos
menos, un tercio entre contratados
del Estado, autonomías y Ayuntamientos. Y con el paro ya por encima de los 6
millones de españoles (6.145.000 parados en 2013, el 26,6%,
según la Comisión Europea).
Más recesión, menos empleo,
salarios a la baja y precios subiendo el
2%, un negro panorama que impedirá al Estado, autonomías y
Ayuntamientos recaudar lo previsto,
con lo que tampoco se podrá cumplir el gran objetivo de Rajoy: bajar el déficit
público. En febrero se sabrá
cómo han quedado las cuentas de 2012, pero todo el mundo (salvo Montoro) piensa
que será imposible cumplir
con el 6,3% de déficit prometido por el Gobierno (la Comisión Europea y la
OCDE apuestan por un 8%). Con ello, Bruselas
y Merkel nos tirarán de las orejas (aunque ahora digan que nos darán más tiempo) y nos
exigirán, en febrero mismo, nuevos recortes, para 2013 y sobre todo para
2014.
¿Dónde meterán la tijera? Un
poco en todo: pensiones
(recorte jubilación parcial y anticipada, supresión clausula revisión con el
IPC, anticipo jubilación a los 67 años antes de 2027…), desempleo
(menos duración), sector
público (reducción personal contratado y recorte de gastos) y una vuelta de tuerca en sanidad,
educación
y gastos
sociales, estableciendo más copagos (como Portugal, donde ya se estudia un copago
en la educación). Y por supuesto, subiendo
impuestos, desde el IRPF al IVA y otros indirectos, también para 2014.
Y se endurecerá
la reforma
laboral, con más poder para las empresas, menos indemnizaciones (Portugal las baja de 20 a 12 días) y más contratos
basura para jóvenes.
Al final, la vuelta de tuerca de Bruselas llegará,
con o sin rescate. Merkel
prefiere que Rajoy no lo pida, para no
tener que pedir más dinero a los alemanes en vísperas de las elecciones de
septiembre de 2013 (tampoco lo quieren Finlandia,
Austria y Holanda). Todo va a depender de cómo vaya Italia, de cómo siga Grecia y Portugal y de que Francia
(cuya economía está estancada) no agrave la crisis del euro. Para España, sería mejor un rescate blando, con la intervención del BCE
comprando deuda en el mercado secundario, ya que eso rebajaría la prima de riesgo (de 400 a 200 puntos) y la factura
de intereses para el Estado, bancos y empresas, que están pagando
el doble que los alemanes para financiarse (con dificultades). Pero
Rajoy
quiere evitar el estigma político del
rescate y Merkel ahorrarse pagar
otra factura más. Ambos prefieren ganar tiempo, que pasen los meses y España consiga llegar a finales de 2013 sin
rescate.
Será difícil, porque Europa sigue sin poner orden en su
crisis, con la mitad de los países estancados
o en recesión, y avanzando con lentitud en la unión
bancaria (para 2014), fiscal (con un Presupuesto recortado para 2014-2020)
y económica
(sin Tesoro ni eurobonos).
Y con la Europa del sur a la deriva,
cayendo por tercer año consecutivo,
lo que hace dudar a los mercados de
que podamos pagarles la deuda. Con este panorama, en cualquier momento puede dispararse
la prima de riesgo, con España en el punto de mira, lo que
urgiría el rescate.
Con o sin rescate, el problema es que los nuevos
recortes de 2013 van a agravar aún más la recesión y el paro, los
verdaderos problemas de España (y de Europa). Y no sólo lo dicen los datos, es lo
que sienten los españoles: un 79%
piensan que 2013 será igual o peor que 2012, según el barómetro del CIS. Y lo peor: uno de cada cuatro que trabajan ven bastante
o muy probable que pierdan su empleo en 2013. Con este desánimo, no hay
economía que se recupere. Y más, cuando se
agotan los colchones del ahorro y la familia, creciendo la pobreza
y la desigualdad, con España ya un
98% por debajo de la renta media europea. Haría falta hacer
otra política, ingresar
50.000 millones más (sin tocar los impuestos de la mayoría) y destinarlos a
formación, tecnología, inversiones y ayudas
al empleo y a pymes. Reanimar la
economía, con un Plan Marshall europeo y políticas activas en España, no
más recortes.
Pero los fundamentalistas del déficit y los recortes
mandan
en Europa y en España y su ideología conservadora les ciega para ver los frutos de su política: recesión,
paro, pobreza y desigualdad. No van a cambiar, al menos que haya un estallido social. Sólo buscan
ganar tiempo y esperar a tocar fondo en 2013, repitiendo que todo irá
mejor en 2014. Es posible. Pero la
crisis no terminará en 2013: la salida
del túnel será lenta. Y todo apunta (según vaticina el FMI) que hasta
2018 no recuperaremos el pulso de antes de la crisis. Queda mucho.
Con todo, no perdamos el ánimo. Resistamos con la familia. ¡Feliz año 2013 ¡
No hay comentarios:
Publicar un comentario