La Cumbre del G-20 ha terminado esta madrugada en Seúl como se preveía: buenas palabras y ninguna decisión concreta. Sólo una declaración de principios para que los paises sean buenos (“que se abstengan de manipular sus monedas”) y pasar el muerto del problema al Fondo Monetario Internacional (“que elaboren un Plan de crecimiento sostenido y equilibrado”). Tanto líder y tanto gasto para acabar hablando del mar y de las flores.
Pero no podía esperarse otra cosa. En la cumbre se enfrentaban dos bloques de paises. Uno, los que venden fuera más de lo que compran, con lo que crecen más que nadie y crean empleo: China, Rusia, Japón, Indonesia, Corea, Argentina y Alemania (una excepción entre los paises ricos). Y el otro, los paises que apenas crecen y además consumen más de lo que producen, importan más de lo que exportan y crean empleo en otros paises, no en los suyos: Estados Unidos, Francia, Italia, Canadá, Australia, España y Brasil (otra excepción, entre los emergentes).
La pelea era, pues, un intento de que China y los paises emergentes (y Alemania) no exporten tanto, para que Estados Unidos y los paises “ricos” puedan exportar más y crear empleo, ya que el consumo y la inversión, los otros dos motores del empleo, están gripados. Y todos ponían como excusa que “el otro hacía trampas”, depreciando su moneda para exportar más. La “guerra de las divisas” era en realidad la guerra por crear empleo.
Al final, no se ha conseguido poner un tope a los agujeros comerciales y los 20 se han ido de Seúl con una idea: voy a seguir vendiendo donde pueda y como pueda. Tengo millones de parados y unas elecciones a uno o dos años vista como para llegar a acuerdos que pongan en peligro mi mayor o menor crecimiento. Y así, el mundo seguirá dividido entre los que no consumen, exportan, crecen y mantienen el empleo (China y los emergentes, más Alemania) y los que consumen más de lo que producen, no crecen y pierden empleo (EEUU y la mayoría de paises desarrollados).
España ha pasado de puntillas por esta Cumbre (empleo verde y footing de Zapatero), pero es el país con mayor “agujero comercial” de los 20, el que tiene un mayor porcentaje de déficit exterior, junto a Turquía y Sudáfrica. Y curiosamente, el país que menos va a crecer de los 20 este año y el que tiene más paro. No es casualidad: si importamos mucho más de lo que exportamos, creamos riqueza y empleo fuera, no dentro. Un problema que tiene que ver con nuestra productividad y con nuestro modelo económico. Y que habría que afrontar con rigor, al margen de banderas políticas y elecciones. Es nuestra guerra particular, al margen de la del G-20.
Claramente los países cada vez que convocan una cumbre deberían de plantearse adoptar una conducta de cambio, es decir, todos sabemos que cuando se reúnen los líderes de los países es para debatir y comentar los problemas que existen y que nos afectan a todos, sin duda son para pedir cambios, no para dejarlo todo como estaba por el mero hecho de no querer colaborar.
ResponderEliminarNo podemos reclamar que no crecemos económicamente si no estamos dispuestos a sacrificar algún aspecto para una mejora. Si hubiera realmente una política de colaboración que no implicara solo obtener ganancias a corto plazo, sino el de obtener un equilibrio en todo el mundo, yo creo que sobrarían tantas cumbres sin ningún fin.
Lamentablemente, esto no podrá ser, ya que los gobiernos solo están preocupados en aportar mejoras que duren mientras sus partidos son los líderes y no en mejoras realmente aprovechables.
Si estudiamos las distintas medidas adoptadas por prácticamente todos los países, veremos que las actitudes que aportan para frenar la crisis son lo que yo llamo “pan para hoy, hambre para mañana”.
Yo creo que deberían de dejar de gastar tanto dinero en convocar estas cumbres, que son una pérdida de tiempo y decidir seriamente convocarlas cuando halla una cantidad razonable de países que estén dispuestos a realizar cambios reales y no a quejarse sin dar ni querer recibir soluciones que no impliquen ningún sacrificio por sus partes.
Noelia Díaz