lunes, 19 de febrero de 2018

Recuperación desigual e insuficiente


La economía sigue creciendo, aunque menos que en 2017, porque se han desinflado el consumo y las exportaciones. Estamos en el 5º año de una recuperación muy desigual: el 70% de españoles tiene menos ingresos que antes de la crisis y España es uno de los 6 países europeos donde los hogares  tienen menos renta que en 2008, mientras 1 de cada 3 familias pasa apuros financieros, según la Comisión Europea. Crecemos, pero hay menos gente trabajando y más paro que en 2007. Y más pobreza y desigualdad: en el último año, el 29% del crecimiento se lo han llevado el 10% más rico, mientras el 50% de españoles se llevaba el 7%. Así pasa: el 70% de españoles dicen que no notan la recuperación. Y el crecimiento no sirve para resolver los problemas de siempre: alto déficit, mucha deuda, poca productividad, menos empleo, doble paro  y menor renta que Europa. Aprovechen la recuperación para mejorar la economía y la vida de los españoles, no hagan triunfalismos engañosos.


enrique ortega

Confirmado por el INE hace tres semanas: España creció un 3,1% en 2017, el cuarto año de la recuperación, aunque el crecimiento es algo menor al de 2016 (+3,3%) y 2015 (+3,4%) pero superior al de 2014 (+1,4%) y deja atrás 5 años de dura crisis (2009-2013, con una caída del PIB del -9,39%). Rajoy y su Gobierno presumen cada día de esta recuperación, reiterando que somos “uno de los países europeos que más crece”, algo que no es verdad: en 2017, 11 de los 19 países del euro crecieron más que España, entre ellos Irlanda (+7,3%), Finlandia (+3,3%), Holanda (+3,2%), Luxemburgo (+3,4%), Malta (+6,9%) y muchos países del Este. Y además, España va a crecer este año menos, un 2,6% según la Comisión Europea, con lo que no recupera el dinamismo de antes de la crisis, cuando crecíamos casi al 4% (+3,8% en 2007, +4,2% en 2006 y +3,7% en 2005). Así que mejor, pero todavía despacio.

Y además, esta recuperación es aún insuficiente para crear el empleo que necesitamos. Entre 2014 y 2017, el crecimiento ha permitido a España crear 1.863.200 nuevos empleos, pero todavía faltan casi 2 millones más para recuperar los 3.802.800 empleos perdidos desde 2007. En estos también vamos rezagados con Europa, porque la UE-28 recuperó el empleo de antes de la crisis en 2015 y los países euro en 2016, siendo España, Grecia y Portugal los únicos grandes países donde trabaja menos gente que en 2007, según Eurostat. Además, el crecimiento ha traído consigo un empleo muy precario, al amparo de una reforma laboral que acaba de cumplir 6 años (ver balance) : sólo el 5% de los nuevos empleos creados es fijo y a tiempo completo, mientras España se ha convertido en el país europeo con más empleo temporal (lo tienen el 27,5% de los trabajadores) y también el líder en personas que trabajan menos horas de las que querrían (el 60% de los que trabajan a tiempo parcial, frente al 27,5% en Europa, según la OIT).

El crecimiento no ha traído empleo estable ni tampoco sueldos decentes. Es más, son peores que antes de la crisis (el sueldo por hora cayó un 7,6% entre 2008 y 2015), porque los nuevos contratados cobran menos. Y así, los trabajadores han perdido un 7% de poder adquisitivo entre 2008 y 2017, según los sindicatos, mientras un tercio de los asalariados (el 32,75%, 4.380.000 trabajadores) ganan el salario mínimo o menos, según los datos de la  Agencia Tributaria (2016). A nivel global, los salarios han caído desde la crisis, a pesar de la recuperación (-26.900 millones entre 2008 y 2016) mientras en paralelo salían ganando las empresas, con un aumento de los beneficios empresariales de +5.900 millones (entre 2008 y 2016).

El crecimiento y la creación de empleo han permitido bajar las cifras de paro, pero todavía tenemos casi el doble de parados que antes de la crisis: 3.766.700 parados a finales de 2017 (EPA), frente a 1.927.600 a finales de 2007. Y no sólo somos el 2º país de Europa con más paro (17,7% de media en 2017), sólo por detrás de Grecia (22%), más del doble que Europa (8,1% UE-28) y cuatro veces el de Alemania (4,1%), sino que somos uno de los pocos países que tenemos hoy una tasa de paro (16,55% en diciembre 2017) doble que antes de la crisis (8,60% en diciembre 2007), cuando Europa está casi igual (7.7% frente a 7,2% en 2007) y muchos países europeos tienen ya menos paro que en 2007: Alemania (3,8% frente a 8,5%), Reino Unido (4,4% frente a 5,8%), Portugal (8,6 frente a 9,1%) o Polonia (4,9% frente a 9,6%), así como EEUU (4,4% frente a 4,6%) o Japón (2,8% frente a 3,8%), con la excepción de Francia, Italia e Irlanda, que también tienen más paro que en 2007.

Así que la “cacareada” recuperación no permite todavía recuperar el empleo y el paro de antes de la crisis y queda mucho todavía. Pero además, lo más grave es que la recuperación no ha servido para que las familias recuperen su nivel de vida de 2007. De hecho, la renta disponible de los hogares está ahora por debajo de la de 2008, en España y en cinco países europeos más (Grecia, Portugal, Italia, Holanda y Croacia), según un informe de la Comisión Europea de la semana pasada, que también revela otro dato preocupante: una de cada tres familias españolas pasa hoy por “apuros financieros” y ese porcentaje es mayor que en 2007 sólo en tres países europeos: España, Grecia y Francia.

Así que muchos españoles (y europeos) viven hoy peor que en 2007, a pesar de la publicitada recuperación: un 70% de la población tiene  menos ingresos que en 2007, según otro estudio de Intermón Oxfam presentado en la última Cumbre de Davos, con datos de 2016. Y eso se debe a que el crecimiento “ha ido por barrios”, ha beneficiado más a unos que a otros. Así, en el último año, el 1% más rico de españoles captó el 40% de la riqueza creada, mientras el 50% más pobre captó el 7% del crecimiento. Un reparto desigual de la recuperación que ha agravado la desigualdad durante la crisis, convirtiendo a España en el tercer país con más desigualdad de Europa, detrás de Rumanía y Bulgaria. El dato presentado en Davos por Intermón Oxfam es impresionante: el 10% más rico de españoles concentran más de la mitad de la riqueza (el 53,8%) y el 90% restante se lleva el 46,2% del pastel. Una desigualdad, que, además, se ha agravado entre 2007 y 2016, a pesar de la recuperación.

Y la recuperación tampoco ha servido para reducir la pobreza, que ha aumentado en España desde 2007, para alcanzar un récord histórico: hay 12.989.405 españoles en riesgo de pobreza o exclusión social, según la última estadística europea de Eurostat (2016), 1.242.000 más de los que tenían una situación precaria en 2008, según la Agencia Europea contra la pobreza (EARP). Con ello, España se coloca como el 7º país europeo con más pobreza (tasa AROPE) en 2016, con un 27,9% de la población en situación vulnerable, por encima de la UE-28 (23,5%) y sólo por detrás de Bulgaria (40%), Rumanía (38,8%), Grecia (35,6%), Lituania (30,1%), Italia (30%) y Letonia (28,5%), según Eurostat.     

Después de ver estos datos, no resulta extraño que un 70% de españoles digan que “no notan la recuperación publicitada por Rajoy, según una Encuesta incluida en el Informe FOESSA “Desprotección Social y Estrategias Familiares 2017”, encargado por Caritas. Y al preguntar a los hogares en riesgo de pobreza (ingresan menos del 60% de la renta media, menos de 17.238 euros anuales para una familia con 2 hijos), el 91% dicen que no notan la recuperación. Esta esla verdadera realidad”, no sólo lo que crece el PIB. Porque si España ocupa el puesto 23 en PIB por habitante (hay 22 países que producen por persona más que España), quedamos todavía peor en el ranking de “crecimiento inclusivo, que se ha empezado a manejar este año en la Cumbre de Davos: pasamos al puesto 26 de 29 países, sólo por delante de Italia, Portugal y Grecia. En contra de España juegan la elevada tasa de paro y de pobreza, la desigualdad, la baja tasa de ahorro y la elevada deuda pública, que nos hacen  estar a la cola del “crecimiento inclusivo”, un índice más revelador que el simple crecimiento del PIB que tanto difunden el Gobierno y sus “voceros”.

En definitiva, crecemos pero no todos lo disfrutan igual y es insuficiente para crear el empleo que nos hace falta y corregir la pobreza y la desigualdad. Pero además, la recuperación no resuelve otros problemas económicos serios que tiene España. ¿Cuáles? Para encontrarlos, basta compararnos con Europa, a partir de las últimas estadísticas de la Comisión Europea. Veamos. La inflación ha subido con la recuperación: de caer los precios entre 2014(-0,2%) y 2016 (-0,3) hemos pasado a una fuerte inflación en 2017 (2% de media). Y eso es malo, porque recorta el consumo de las familias, pero además dificulta exportar, porque los precios han subido más en España que en la zona euro (1,5%) y somos el 7º países euro con la inflación más alta. Esto y el euro fuerte debilitan uno de los puntos fuertes del balance: el crecimiento de las exportaciones, el superávit exterior que tenemos desde 2012 (aunque también hay 8 países euro con mejor balanza exterior que España).

Y luego está nuestra elevada deuda pública, que ha batido en 2017 un récord históricomás de un billón de euros (1.144.629 millones), el 98,08% del PIB, lo que nos convierte en el 6º país europeo más endeudado, solo por detrás de Grecia (177%), Italia (133%), Portugal (129%), Bélgica (106%) y Chipre (103%). Un dato más preocupante ahora que van a subir los tipos de interés, porque el Estado y las autonomías tendrán que pagar más para financiar esta deuda. Otro problema de fondo es el déficit público: Rajoy puede conseguir en 2017 cumplir por primera vez el objetivo y bajarlo al 3,5% del PIB, como estima Bruselas. Pero aún así, España es el país con más déficit público de Europa. Un problema que no se debe a que gastemos mucho (el gasto público es inferior a la media UE) sino a que ingresamos mucho menos: en 2018, está previsto recaudar un 38% del PIB en España mientras la media europea (UE-27) recaudará el 44,6% del PIB, según Bruselas. Traducido, eso significa que si recaudáramos como el resto de Europa, Hacienda podría ingresar 72.000 millones de euros más al año.

Así que crecemos pero tenemos el doble de paro, más inflación, más deuda y mucho más déficit, a pesar de la recuperación. Y es que el dato del PIB no puede hacernos olvidar los problemas de fondo de la economía española, que nos hacen tener más inflación (por la menor competencia, los intermediarios y la menor competitividad que obliga a tener precios más altos), más déficit y más deuda pública. Y hay otros problemas más, como la baja productividad, que no ha mejorado con la recuperación: somos el país nº 34 en el ranking mundial de competitividad 2017 elaborado por el Foro Económico Mundial y el 18º de Europa. Y eso porque la productividad no depende del crecimiento sino de otros factores: el modelo económico (tenemos muchos servicios y poca industria), la tecnología (producimos con poca tecnología y poco valor añadido), el tamaño de las empresas (tenemos muchas pymes y pocas grandes empresas, las más productivas), la escasa ayuda de la inversión pública (ha caído a niveles de hace 50 años) y, sobre todo, la baja formación de los españoles (en 2016, el 41,7% tenían una formación baja, sólo tenían la ESO o ni siquiera, frente al 22% de adultos de la OCDE y al 20% de adultos europeos o el 15% en Alemania, según la OCDE).

Habría que aprovechar la recuperación para corregir todos estos problemas y mejorar así la productividad y el empleo, nuestro “primer problema”, según la opinión de los españoles. Aprovechar el crecimiento para recaudar más (reduciendo el fraude fiscal y haciendo que paguen más las grandes empresas, multinacionales y los más ricos) y con esos mayores recursos (podrían conseguirse 40.000 millones extras), afrontar los grandes problemas del país: un Plan de empleo, una mayor financiación de las pensiones, un Plan de choque contra la pobreza, unos mayores recursos para la sanidad, la educación y la dependencia, un apoyo decidido a la Ciencia, la tecnología y la digitalización de la economía y un programa de inversiones públicas necesarias, sin olvidar medidas para reindustrializar el país, aumentar el tamaño y la internacionalización de las empresas y mejorar la productividad de la economía.

Son muchos retos, pero hay que aprovechar los años de crecimiento para afrontar las reformas de fondo y modernizar la economía, reduciendo las desigualdades, para que la mayoría de los españoles noten la recuperación. Hay que dejarse de “triunfalismos” y aprovechar los años de “vacas gordas” para reforzar los cimientos y resolver problemas de fondo que nos colocan en el “vagón de cola de Europa” en empleo, competitividad, renta, pobreza y desigualdad. Si no lo hacemos y nos perdemos en debates inútiles, los problemas seguirán ahí, y volveremos a sufrir más que los demás países la próxima crisis. Que llegará, antes o después. Seguro. Es pura historia.

1 comentario:

  1. Es curioso que los problemas que tiene España sean los mismos que ya escuchaba que tenía hace casi 40 años.¿Por qué no han cambiado durante estos años?. Porque los políticos se han dedicado a la política partidista en lugar de pensar en medidas estables y eficaces a más largo plazo. Solo les ha interesado los votos que van a sacar en las siguientes elecciones y donde situar a sus más allegados y compadres.

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