La luz ha subido en diciembre, tras un 2014 que ha
sido un tobogán de precios. Al final, la luz bajará
este año un 4,9%, según el Gobierno, tras rebajarse otro 3,7% en 2013. Pero la mayoría de recibos subirán en 2014,
porque pagamos más por la potencia
instalada. Y para 2015, los futuros
indican que la luz subirá un 12%, trasladando
al recibo una subida del 4,5%. El Gobierno no subirá en 2015 (año electoral) su parte del recibo, los
precios regulados. Para ello, ha encajado las cuentas con varios trucos
para que no haya déficit eléctrico en 2014 y 2015, algo dudoso. Pero el balance real no se sabrá hasta diciembre
2015 y si hay que subir más la luz, será
en enero 2016, cuando hayamos votado.
Entre tanto, la luz nos ha subido ya un 72% en los últimos 10 años. Y eso, porque seguimos pagando de más, extracostes
que el Gobierno no quita del recibo, en beneficio de las eléctricas. Suba o baje la luz.
enrique ortega |
El año 2014 acaba
con una fuerte subida de la luz en el mercado eléctrico, un 8,5%
en diciembre, que cierra un año
con grandes
variaciones de precios: bajaron
hasta mayo, subieron
hasta octubre y luego se moderaron hasta diciembre. El mercado
eléctrico es muy
oscilante y los precios dependen mucho de la climatología (que haya agua, viento
y sol) y de lo que hagan las eléctricas, que desde junio han aumentado su
producción con carbón, fuel y gas, energías más caras, mientras el recorte a
las renovables ha encarecido la eólica. De hecho, la Comisión de la Competencia
(CNMC) ha iniciado
una nueva investigación por si
las eléctricas son responsables de la fuerte subida de la luz este verano (ya se
les investigó en 2011). En conjunto, el Gobierno estima que los precios de la luz en el mercado eléctrico
(que suponen un 37,48% del recibo) bajarán un 4,9% en 2014, tras haberse reducido un 3,7% en 2013.
Pero ojo, nuestro recibo no habrá bajado ese 4%, sino
que subirá:
la mayoría pagaremos más por la luz que
en 2013. Y eso porque en febrero de 2014 cambió
el recibo y se subió la parte
fija de la tarifa, la que se paga por la potencia instalada: ahora supone el 60% del recibo cuando antes era
el 35%. Eso significa que todos pagamos
más por tener un contrato de luz, al margen de lo que consumamos o de que
el precio de la luz baje o suba (es una forma de compensar a las eléctricas por la caída del consumo). Además, los
2,5 millones de familias que tienen el bono
social (jubilados, parados, familias numerosas) están pagando más en su recibo, porque en 2014 se les ha cambiado el sistema y ahora pagan una cuota fija
y se les han reducido los descuentos. Al final, los consumidores de Facua
calculan que el recibo ha subido un
18,3% desde enero a noviembre de 2014, una media de 12,38 euros al mes.
Para 2015, los futuros anticipan una subida de la luz en el mercado eléctrico
del 12% (47,93 euros Mwh frente a 42,68 en 2014 y 46,07 en 2013), según
la CNMC. Eso, traducido al recibo
(el precio de la luz afecta
a un 37,48%) supondría una subida del 4,5% para 2015. La otra
parte del recibo (un
41,14%, el resto son impuestos),
los precios regulados por el Gobierno,
no
subirán en 2015,
año electoral. Y para justificarlo, Industria ha hecho mil “enjuagues contables”
para cuadrar las
cuentas del sector eléctrico en 2014 y 2015, para que no
haya déficit, sino un ligero superávit, por primera vez en 14 años. Para
lograrlo, han recortado más las ayudas a las renovables, han buscado ingresos
de un canon al agua que no se cobraba desde enero 2013, han “quitado” lo que
pagan a las grandes empresas consumidoras (pago
por interrumpibilidad) y recortado lo que pagan a las eléctricas por
tener disponibles centrales (gas y carbón) para cuando no hay viento. Pero tiene
truco, porque los 550 millones que pagaban a las industrias los
incluirán en costes del mercado (los pagaremos “en otro sitio”). Y si caen los
pagos por disponibilidad es porque van a “hibernar”
(paralizar) centrales de gas que sobran, con ayudas que ya pagaremos
(recibo o Presupuestos).
Al final, ajustar las
cuentas
(ingresos
y gastos) para que no haya déficit de tarifa tiene una
ventaja para el Gobierno: puede justificar
que no
sube su parte del recibo. Y si luego hay déficit (la CNMC tiene hasta
6 incertidumbres serias de que haya superávit en 2014 y 2015), no se
sabrá hasta diciembre de 2015 (liquidación definitiva de 2014).Y habría que subir
la luz en enero de 2016, cuando ya hayamos votado.
Pero aunque el Gobierno no suba su parte del recibo en 2015,
hay dos temas que harán que paguemos más o que evitarán que nos lo
hayan bajado. Uno, que tendremos que cargar los consumidores con el regalo que le ha hecho Rajoy a
las industrias vascas y navarras: el recibo les baja (15% potencia y
12% energía) como contrapartida de que el
PNV
apoyara la Ley del Sector Eléctrico, en vigor desde 2013. Son 30 millones de euros que no pagan y que tendrán que compensarse por algún lado
(nosotros). Otro, que el coste del bono
social (221 millones de euros), que ya no pagan las eléctricas (ganaron
el recurso al Supremo) acabará siendo
pagado
por los usuarios (en el recibo o en los Presupuestos). Sin olvidar el pago
a las industrias por interrumpibilidad (poderles cortar la luz si falta, algo
que no sucede desde 2009), 550 millones que irán al componente energía
(mercado) y que pagaremos en otro lado.
Ante todas estas subidas, los usuarios se están defendiendo reduciendo la potencia de su
contrato de luz: bajando de 5,75 kWh (lo más habitual) a 4 kWh (no se pueden
poner todos electrodomésticos a la vez), se
ahorran más de 40 euros al año. Una medida
defensiva (la potencia contratada cayó
un 2,4% hasta junio) que preocupa
a las eléctricas y al Gobierno, porque reduce los ingresos del sector
eléctrico y podría “obligar” al Gobierno a subir
la parte regulada de la luz (20 euros por usuario con la caída actual). Así
que esta vía de ahorro puede acabar volviéndose
en contra de los usuarios.
Al final, el hecho cierto es que el recibo de la luz nos ha subido ya un 72,3% entre 2004 y 2014,
según un estudio de
Facua. El consumidor medio pagó en noviembre 76,01 euros al mes, frente a
44,11 a comienzos de 2004: son 383
euros más al año que en 2004. Y la luz para uso doméstico en España es la
sexta más cara de Europa, con un precio 9,75% más caro que la media UE
(0,225 € kWh frente a 0,205 € kWh), según Eurostat (primer semestre 2014). Y las industrias
españolas pagan la luz un 20% más cara que sus competidores alemanes,
un 30% más que los franceses o un 50% más que los chinos.
Pagamos más cara la
luz porque pagamos unos extracostes
que el Gobierno mantiene (hoy Rajoy y antes ZP) en las
tres partes del recibo. En la parte que paga la producción de electricidad (37,48% del recibo) pagamos de
más los kilovatios que producen las centrales hidráulicas y nucleares, un sobreprecio
que les garantizó Aznar
en 1997, así como por el exceso
de centrales (ayudas a las de carbón y gas, sólo porque estén disponibles),
dado que la potencia instalada duplica
con creces al consumo.
En la parte de los precios
regulados (41,14% del recibo), estamos pagando extras
injustificados, además de los 7.100 millones a las renovables:
1.689 millones al transporte de la
luz (que inflan los beneficios de Red Eléctrica), 5.000 a la distribución (un gran negocio para las
comercializadoras), 887 millones a
Endesa para que no cobre más la luz en Baleares y Canarias (debía pagarlo
el Presupuesto) y 2.969 millones (2015) para pagar la hipoteca
de la deuda eléctrica, el pago anual (hasta 2028) para compensar a las eléctricas
del “déficit de tarifa” que no ha
cubierto el recibo desde el año 2.000 (40.000
millones más los intereses). Y el pago
de la interrumpibilidad (550 millones que van a grandes consumidores,
desde la siderurgia y el aluminio
a las cementeras), ahora en otro sitio. Y para colmo, 3.589
millones pagados de más a las eléctricas por compensaciones (1997-2006)
y que el Gobierno socialista no les reclamó, lo que ha investigado la Fiscalía Anticorrupción, que acaba de archivar la denuncia. En la tercera parte del recibo
(21,38% para pagar impuestos), estamos por debajo de la media europea, con muchos países que pagan más impuestos por la luz, como Alemania (49%), Italia (35%), Francia (30,8%) o Portugal (41,7%).
Al final, el sistema
eléctrico es muy complejo y sus cuentas un galimatías, pero hay algo que
nos debe quedar claro: la luz es más
cara porque pagamos
costes de más, extracostes que inflan los
beneficios de las eléctricas y sus dividendos pero que han encarecido drásticamente nuestro recibo.
Y esto ha provocado que a un millón de familias se les cortara la luz por
falta de pago en 2013, mientras medio
millón de familias han perdido
el bono social desde 2009. No podemos seguir así. Urge hacer una auditoría
de costes del sector eléctrico, para que paguemos
por la luz lo que realmente cuesta, no ayudas y subvenciones
encubiertas que deberían desaparecer
o ir a los Presupuestos. Si no, seguiremos pagando de más, al margen
de que unos meses suba o baje la luz. El
fondo del recibo es lo que cuenta.
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