jueves, 24 de abril de 2025

Llega la nueva tasa de basuras

Desde el 10 de abril, los Ayuntamientos con más de 5.000 habitantes tienen que cobrar una nueva tasa de basuras a sus vecinos. Actualmente, las viviendas y locales ya pagamos un impuesto municipal por la recogida de basuras, pero sus ingresos sólo cubren el 58% del coste de recogida y tratamiento. Ahora, la Comisión Europea obliga a los paises a subir las tasas de basuras, para facilitar su tratamiento y reciclaje, muy bajo en España: el 48% de las basuras acaba en vertederos y Bruselas nos ha abierto varios expedientes. El problema es que el PP (y Vox), que gestionan la mayoría de Ayuntamientos, no están de acuerdo con esta tasa, aunque están obligados a aplicarla antes de fin de año. Pero no hay una directriz homogénea para hacerlo y cada Ayuntamiento aplicará criterios diferentes. Lo seguro es que pagaremos más por la basura (ahora sólo 100 euros al año de media). Y habría que incentivar a las viviendas y locales que recojan y reciclen mejor. Necesitamos un país más limpio.

                       Ayuntamientos han de cobrar nueva tasa de basuras antes de fin de año

Europa, como el resto del mundo, tiene un grave problema con las basuras y residuos urbanos, que crecen de forma imparable, con un bajo reciclaje. En 2023 se generaron 511 kilos por europeo de residuos municipales (domésticos y comerciales), 32 kilos más que diez años antes (2013) y sólo 2 kilos menos que a principios de siglo (513 kilos en el 2000), según Eurostat. Los paises europeos más ricos del centro y norte de Europa son los que generan más residuos urbanos: Dinamarca (802 kg/habitante en 2023), Luxemburgo (712), Bélgica (689), Chipre (674), Malta (606), Alemania (601), Francia (530) y  Eslovenia (517). Les siguen Italia (486), Portugal (505), Croacia (475), Eslovaquia (472), Paises Bajos y Finlandia (468), con España en el puesto 16º : 465 kilos de residuos municipales por habitante.

Sin embargo, España es el país europeo que más ha reducido sus residuos en este siglo: -188 kg/habitante desde el año 2000 (generábamos 653 kg/habitante), mientras la UE-27 los ha reducido sólo -2 kilos (513 en 2000), Alemania los ha recortado en -41 kg/habitante (642 en 2000), Italia en -23 kg/habitante (509 en 2000) y Francia los ha subido (+16 kg, desde 514 kg/habitante que generaba en el año 2.000).

El problema no es sólo que los residuos sean muy elevados en toda Europa sino que su tratamiento es muy deficiente, las basuras apenas se reciclan, según los datos de Eurostat: en la UE-27 sólo se reciclaron el 48% de las basuras municipales en 2023, superando ese porcentaje Alemania (recicla el 68,2% de su basura), Eslovenia (59,76%), Paises Bajos (58,33%), Luxemburgo (56,32%) e Italia (53,29%). Reciclan menos que la media europea Francia (42,26%) España (41,50% en 2023), Portugal (30,5%) o Grecia (17,54%). Otro porcentaje de las basuras se incinera: un 25,2% de media en la UE-27, porcentaje superado en Alemania (44,87%) y Francia (30,37%), pero que es mucho menor en Italia (18,50%), Portugal (18,21%), España (10,53%) y Grecia (1,54%). Y el resto de la basura que ni se recicla ni se incinera, acaba en los vertederos, un grave problema en España.

En el conjunto de Europa, sólo un 22,5% de la basura municipal (viviendas y locales) acaba en vertederos (115 kg/habitante en 2023). En Alemania, sólo un 1,16% de la basura acaba en vertederos, frente al 22,8% en Francia y el 18,10% en Italia, según Eurostat. Pero en España, acaba en vertederos casi la mitad de la basura municipal (223 kg/habitante, el 47,95% de los residuos urbanos), un elevadísimo porcentaje que nos ha costado la apertura de varios expedientes (y multas) de Bruselas. Lo mismo les pasa a Portugal (56,43% de la basura acaba en vertederos) y Grecia (80,92% de la basura va a vertederos).

Ante este “sucio panorama”, la Comisión Europea lleva más de una década dictando normas para intentar reducir las basuras y tratarlas mejor. Ya en 2008 aprobó la Directiva 2008/98/CE sobre gestión de residuos, con un doble objetivo: que los paises reciclaran el 50% de su basura para 2020 y sólo el 35% acabara en vertederos. Después, en 2018, la Comisión Europa aprobó unos objetivos más ambiciosos para el futuro: subir el porcentaje de reciclaje al 55% para 2025 y al 65% en 2035. Y más recientemente, en junio de 2019, la Comisión aprobó otra Directiva europea para retirar del mercado los plásticos de un solo uso, dando un plazo de 2 años a los paises.

Pero se ha avanzado muy poco. El 8 de junio de 2023, la Comisión Europea publicó un informe sobre el cumplimiento por los paises de estos objetivos de reciclaje, en base a los datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA). Y el balance fue desolador: 18 paises comunitarios no cumplían el objetivo de reciclar un 50% de sus residuos urbanos en 2020, entre ellos España. Es más corto dar la lista de los 9 paises que sí habían cumplido: Alemania, Austria, Eslovenia, Paises Bajos, Bélgica, Dinamarca, Luxemburgo, Italia y república Checa. Y el otro objetivo, no enviar a los vertederos más del 35% de la basura, lo han incumplido también 13 paises de los 27: España, Bulgaria, Croacia, Chipre, Chequia, Grecia, Hungría, Letonia, Malta, Polonia, Portugal, Rumanía y Eslovaquia. Resumiendo: la mayoría de Europa recicla mal. De hecho, en julio de 2024, la Comisión Europea abrió  un expediente sancionador a los 27 paises de la UE por incumplir sus obligaciones en materia de recogida y reciclaje de residuos…

Lo peor de este informe de la Comisión Europea sobre el reciclaje no es el balance de estos años, muy marcados por el COVID y sus esfuerzos extras para todos, sino el futuro, que prevén muy gris para el reciclaje. El primer objetivo, ampliar el reciclaje al 55% de los residuos urbanos en 2025 se ve muy difícil para la mayoría: de hecho, la Comisión Europea prevé que incumplan este futuro objetivo de reciclaje 18 paises, entre ellos España, los mismos que ahora. Y respecto al otro objetivo para 2035, rebajar al 10% el porcentaje de basura que acaba en vertederos, la Comisión Europea estima que habrá 13 paises europeos que lo incumplan también: España, Portugal, Grecia, Malta, Chipre, Chequia, Bulgaria, Croacia, Eslovaquia, Hungría, Letonia, Polonia y Rumanía.

España afrontó el grave problema de los residuos trasponiendo (con retraso) la Directiva europea de Residuos de 2008 y la de plásticos de 2019, aprobando el Gobierno Sánchez (en mayo de 2021) una Ley de Residuos que no se aprobó en el Congreso hasta el 31 de marzo de 2022, con la abstención del PP y el voto en contra de Vox. La Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular tiene 2 objetivos básicos: reducir los residuos generados (un -13% para 2025 y un -20% para 2030 sobre los generados en 2010) y aumentar su reciclado (será difícil alcanzar el objetivo europeo de reciclar el 60% de los residuos urbanos en 2030 si ahora estamos en el 41,50%). Y se añade un tercer objetivo para lograrlo: reducir un -50% los plásticos de un solo uso para 2026 y un -70% para 2030 (sobre el consumo de 2022). Para ello, en julio de 2022 se prohibieron los plásticos de un solo uso (bastoncillos, pajitas, cubiertos o platos). Y antes, en abril de 2022, entró en vigor la norma que obliga a bares y restaurantes a servir agua a granel gratis a sus clientes.

La Ley de Residuos aprobó 2 nuevas tasas estatales ligadas a los residuos y plásticos, que entraron en vigor el 1 de enero de 2023. La primera es una tasa estatal a los residuos, de 40 euros por tonelada, que pagarán los que lleven residuos a reciclar (“quien contamina paga”). La otra tasa estatal es un impuesto a la producción de plásticos, de 0,45 euros por kilo, que pagarán los fabricantes, aunque la repercutirán las empresas que utilicen plásticos y envases. Otro cambio importante de la Ley de Residuos es que acelera la recogida separada de residuos urbanos orgánicos, que ahora fija cada Ayuntamiento. A partir de julio de 2022, esa recogida separada es “obligatoria” para las ciudades con más de 5.000 habitantes y a partir de 2024 para todos los municipios, que tendrán que decidir cómo lo hacemos. A partir de 2022, se obligó a clasificar por materiales los residuos de la construcción y demolición. Y a partir de 2025, es obligatoria la recogida separada de residuos textiles, aceite de cocina usado y residuos domésticos peligrosos y voluminosos. El gran objetivo es que en 2035 se recojan separadamente el 50% de los residuos urbanos, facilitando su reciclaje.

Pero quedaba poner en marcha el punto más polémico de la Ley de Residuos de 2022, la implantación de una nueva tasa de basuras a vecinos y locales comerciales de los municipios con más de 5.000 habitantes  (son 1.304 ciudades y pueblos), cuya entrada en vigor se demoró 3 años, hasta el 10 de abril de 2025. Actualmente, las viviendas y locales ya pagamos una tasa de basuras, pero es muy baja: apenas cubre el 57,7 % del coste de recoger, transportar y tratar las basuras municipales, según el estudio de la Fundación ENT. Ahora, la recogida de basuras tiene un coste de 3.947 millones para los Ayuntamientos, Diputaciones y Mancomunidades y sólo se ingresan por las tasas 2.278 millones (hay un déficit de -1.669 millones que se cubre con otros ingresos).

Además de ser insuficiente, la actual tasa de basuras es muy desigual por ciudades, según el estudio: la media que pagamos por la basura son 100,12 euros por vivienda, pero hay ciudades donde se paga mucho más (236 euros en Tarragona, 209 en Palma, 194 en Bilbao, 180 en Córdoba, 170 en Girona o Murcia, 167 en San Sebastián o 165 en Logroño, siendo 113 en Barcelona y 117 en Madrid, según la OCU) y otras mucho menos (29,7 euros en Sevilla, 39 en Alicante, 43,4 en Toledo o 50,6 euros anuales en León). Y también hay muchas diferencias en la tasa de basuras de locales y comercios : 202 euros una peluquería, 214 una tienda de ropa, 271 un taller, 358 una tienda de alimentación, 396 un bar, 501  un banco, 583 un restaurante, 785 un hotel o 845 euros un supermercado… Barato parece.

Ahora, la Ley de residuos obliga a los Ayuntamientos a aprobar una nueva tasa de basuras, que tienen que cobrar antes de fin de año. El único criterio obligatorio es que esa nueva tasa tiene que cubrir todos los costes de la recogida, transporte y tratamiento de las basuras municipales, no puede ser deficitaria como ahora. Así que pagaremos más por las basuras. ¿Cuánto más? Dependerá de las cuentas de cada Ayuntamiento, que tendrá que justificar a Hacienda (para que lo traslade a Bruselas) el coste global del servicio y lo que recauda con la nueva tasa. El problema es que la Ley no fija los criterios para establecer esta nueva tasa y cada Ayuntamiento la fijará según distintos criterios: tamaño de la vivienda (o local), zona y valor catastral, número de personas que viven, consumo de agua…

Veamos lo que va a hacer el Ayuntamiento de Madrid, como ejemplo. Establecerá la nueva tasa (que quiere cobrar en septiembre: una media de 141 euros por vivienda y 310 euros por comercio) en base a una parte fija (81%), calculada en base al valor catastral de la vivienda o local y otro 19% variable, según el barrio, los residuos que ahora genera y el porcentaje de reciclaje que se hace. Y con deducciones para familias vulnerables. La mayoría de los Ayuntamientos, que están estudiando cómo cobrarán la nueva tasa, tendrán en cuenta el valor de la vivienda, número de ocupantes y consumo de agua. Pero la mayoría no tienen datos de cómo es la basura que recogen, con lo que no contemplan incentivos para los vecinos y locales que separen y recojan mejor, uno de los principales objetivos de Bruselas.

En general, la mayoría de los Ayuntamientos de más de 5.000 habitantes no se han preocupado hasta ahora de la nueva tasa de basuras, cuando el 10 de abril se hizo obligatoria. Detrás de este desinterés hay una razón política: el PP se abstuvo en la votación de la Ley de Residuos y ahora, por la presión de Vox (que votó en contra), ha tratado de frenar esta nueva tasa, alegando que Bruselas no obliga a imponerla. Incluso aprovechó su mayoría en el Senado para aprobar una proposición de Ley para suprimir la obligatoriedad del cobro. Y en la Federación de Municipios (FEMP), que controla, aprobó en octubre (por unanimidad) una declaración en la que pedían “reconducir” esta tasa…

Pero la Ley ha entrado en vigor y los grandes Ayuntamientos la tienen que aplicar, creando una nueva tasa de basuras y cobrándola ya en 2025. Una tasa que supondrá una subida sobre la tasa actual (100,12 euros) y que será diferente según donde uno viva, no tanto por los residuos que se generen como por los criterios para cobrarla que elija cada Ayuntamiento. Al final, el problema es que la derecha” (PP y Vox) no quiere penalizar los residuos y van a boicotear de una u otra forma la nueva tasa de basuras, como atacan toda la regulación medioambiental (como las zonas de bajas emisiones…). Pero la realidad es que “tenemos un grave problema de residuos”, que sólo se resuelve  con el principio de “quien contamina paga”. Quien más basura genera y no recicla, que lo pague.

Esta filosofía choca con el problema de que la mayoría de los Ayuntamientos no saben cómo es la basura que recogen ni trata de concienciar a sus vecinos y locales de que separen mejor la basura (en bolsas y contenedores), facilitando la recogida selectiva. Y tampoco penalizan con multas al que recoja mal y no recicle. El problema de tratar mejor la basura no es una opción política, (no es “woke”), es una exigencia si no queremos ser “líderes en vertederos. Y eso exige mucha información, muchas campañas, un trabajo bloque a bloque y una política de multas e incentivos para los que incumplan y cumplan mejor. No es un problema de fácil solución, pero hay que conseguir un consenso generalizado, para reducir las basuras, separarlas y reciclarlas mejor, en beneficio de todos. Y todo ello necesita además inversiones y costes, que tendremos que pagar con tasas más altas pero repartidas con justicia. Necesitamos un país más limpio.

lunes, 21 de abril de 2025

Crece el ahorro de los hogares (¿milagro?)

Las familias españolas están ahorrando más, en 2024 y 2023, tras recuperarse de la pandemia, la crisis de la energía y la alta inflación. Y lo mismo pasa en Europa, el continente que más ahorra, mientras EEUU gasta y apenas ahorra. La explicación del “milagro” está en la mejora del empleo, en que sueldos y pensiones suben más que la inflación y en que estamos “escaldados” por varias crisis (desde 2008) y preferimos guardar algo para “la próxima”. Pero este ahorro es muy desigual y sólo alcanza a la mitad más rica, algunos jubilados e inmigrantes. Ahora, esperan que ahorro siga alto en 2025, por temor a una nueva crisis tras los aranceles de Trump. España y otros 6 paises europeos quieren aprovechar mejor este ahorro, ahora paralizado en depósitos poco remunerados: preparan una nueva Cuenta europea que lo dirija a inversiones europeas, desde la digitalización al medio ambiente o la Defensa. Que el alto ahorro europeo sea “la gasolina” para que Europa sea más competitiva.

                            Enrique Ortega

Europa es un continente que ahorra bastante, sobre todo los paises ricos del centro y norte. En 2024, los europeos ahorraron el 14,41% de su renta bruta disponible, aumentando su tasa de ahorro de 2023 (13,67%), según Eurostat. Se ha superado con creces la tasa de ahorro que teníamos  los europeos antes de la pandemia  (12,30%), aunque luego se disparó en 2020 (al 17,20% de la renta disponible) por los confinamientos y la crisis. En el caso de la zona euro (20 paises), la tasa de ahorro fue mayor: un 15,30% de la renta disponible, otro récord desde la pandemia (18,70% en 2020). Y esta alta tasa de ahorro en la zona euro contrasta con la baja tasa de Estados Unidos, donde ahorraron la tercera parte que en la zona euro (el 5,2% de su renta disponible). En general, los estadounidenses ahorran menos y gastan más, comprando más fuera (alto déficit comercial) y endeudándose : tienen una deuda pública y privada de las más altas del mundo, que financia el ahorro del resto del mundo.

Dentro de Europa, los paises que más ahorran son Alemania (20,3% de su renta disponible, 1 de cada 5 euros), Suecia (18,26%) y Francia (17,65%), más Paises Bajos (14,69%) e Irlanda (13,52%), seguidas de España (13,43% ahorro de la renta disponible), por delante de Bélgica (13%), Italia (11,23%), Portugal (10,88%) y Dinamarca (10,36%), según los datos de Eurostat (diciembre 2024). En todos los paises ha aumentado la tasa de ahorro respecto a antes de la pandemia (17,90% ahorraba Alemania en 2019 y 14,55% Francia), pero el mayor salto en el ahorro lo ha dado España: ahorramos +5,38% en 2024 (13,43%) que en 2019 (ahorrábamos el 8,05%), un aumento inferior al de Francia (+3,1%), Alemania (+2,53%), Italia (+0,76%), Portugal (+2,93), la zona euro (+2,68%) o la UE-27 (ahorra +2,5%).

El Banco Central Europeo (BCE) ha llamado recientemente la atención sobre el fuerte aumento del ahorro en Europa, en 2024 y 2023, que atribuye a varias causas: un aumento de los ingresos de los europeos (gracias al aumento del empleo y a que los salarios y pensiones han subido más que la inflación, mejorando el poder adquisitivo), un aumento de las ganancias en Bolsa y dividendos, así como bonos y alquileres), el efecto positivo de las ayudas públicas y, sobre todo, “una mayor cautela a la hora de gastar”, por un aumento de la “incertidumbre estructural”, tras haber sufrido varias crisis (la de 2008 a 2012, la pandemia y la crisis de la energía y la alta inflación tras la guerra de Ucrania), que lleva a los europeos a ser “más prudentes en el gasto” y ahorrar más para afrontar el futuro.

En el caso de España, el mayor aumento en la tasa de ahorro tiene su origen en el fuerte aumento de la renta bruta disponible: alcanzó la cifra de 1.027.715 millones de euros en 2024, +8,7% que en 2023, según el INE. Y de estos ingresos, se destinaron al consumo 889.060 millones (+7,1%), otros 71.734 millones a la inversión (+6%) y se ahorraron 139.900 millones, un 23% más que en 2023. Eso significa que hemos ahorrado el 13,6% de la renta disponible, mucho más que antes de la pandemia (8,5% en 2019) y también más que a lo largo de este siglo (8,6% de ahorro entre 2000 y 2019).

Este fuerte aumento del ahorro en España tras la pandemia se debe a varios factores. Uno, clave, porque ha aumentado mucho el empleo (+1.881.000 empleos creados desde 2019) y también han subido los sueldos de estos trabajadores, aumentando su capacidad de gasto y ahorro. Dos, porque han aumentado los pensionistas y el importe de su pensión, lo que se traduce en más ingresos. Tres, que han aumentado las subvenciones y ayudas públicas (carburantes, electricidad, IVA alimentos…), que suponen ingresos adicionales para muchos. Y cuatro, que han aumentado las rentas percibidas por depósitos, acciones, deuda, Fondos y dividendos, así como por alquileres (3 millones de familias ingresan por las casas que alquilan). Además, la inflación se ha moderado en 2023 y 2024, lo que ha permitido a las familias un mayor poder adquisitivo estos años, gastar y ahorrar más.

Hay más ahorro, pero mal repartido, porque muchas familias siguen con problemas para llegar a fin de mes y no pueden ahorrar. Así que hay grandes diferencias en el ahorro, según los ingresos de los hogares: casi la mitad del ahorro total en España (el 49%) procede del 25% de los hogares con rentas altas, otro 28% del ahorro procede del 25% de hogares con rentas medias-altas, un 21% adicional viene del 25% de hogares con rentas medias-bajas y sólo el 2% del ahorro lo aportan el 25% de hogares con rentas bajas, según un estudio de CaixaBank Research.

Otro factor que explica la desigualdad en el ahorro es la edad: son las generaciones de 65 a 74 años (los jubilados) los que explican el fuerte aumento del ahorro en España tras la pandemia, según CaixaBank Research. Y también ahorran más los autónomos que los asalariados. Así, si el ahorro global de los españoles ha crecido un +4,6% desde 2019, los que tienen entre 65 y 74 años han ahorrado un +6,4%, mientras que los menores de 35 años sólo han aumentado su ahorro un +5,8%  y los que tienen entre 35 y 44 años lo aumentaron un +3,3%. Los expertos consideran que las generaciones mayores ahorran más para afrontar posibles problemas de salud y para ayudar a hijos y nietos. También una parte de los inmigrantes ahorran más, para enviar remesas a sus paises de origen: desde España se enviaron 10.183 millones de euros al extranjero en 2024, según el Banco de España.

El FMI alerta que es la primera vez que crece el ahorro, en España y en Europa, en un contexto que no es de crisis, con un cierto crecimiento y una fuerte creación de empleo (y con una inflación por debajo del 3%). Lo atribuyen a una falta de confianza de los consumidores en el futuro, a que mantienen una elevada incertidumbre, a pesar de que no estamos ya en crisis (incluso España crece más que antes de la pandemia). Esta alta tasa de ahorro provoca que crezca menos el consumo de las familias, que aporta más de la mitad del crecimiento de los paises. En definitiva, más ahorro equivale a menos consumo y a menos crecimiento. Y tampoco ayuda este ahorro a la inversión, otro motor de la economía (muy débil en Europa), porque la mayor parte está “inmovilizado” en cuentas y depósitos bancarios o en deuda, inversiones poco productivas.

Pero parece que este contexto de ahorro fuerte, en Europa y en España, va a seguir en 2025, según prevé CaixaBank Research, que apuesta porque las familias ahorren este año casi lo mismo que el pasado (un 13% de su renta disponible, frente al 13,6% en 2024). Y esa previsión está hecha antes de conocer los aranceles de Trump, que han enturbiado todas las previsiones económicas y podrían provocar inflación y recesión. Dos amenazas que llevarán a muchas familias (las que pueden) a gastar menos y ahorrar más en 2025. Y eso llevará a muchos paises a un menor crecimiento y a crear menos empleo.

La clave ahora es “hacer de la necesidad virtud” y aprovechar esta alta tasa de ahorro, en Europa y en España, para financiar el salto hacia adelante que necesita Europa para modernizarse y competir en el mundo. El gran objetivo es desviar” parte de los 11 billones de euros que los europeos mantienen en cuentas y depósitos bancarios (percibiendo unos mínimos intereses) a la inversión, conseguir que una gran parte del ahorro de las familias se dirija a financiar la inversión europea a largo plazo.

Para lograrlo, España y otros 6 paises europeos (Francia, Alemania, Italia, Paises Bajos, Polonia y Luxemburgo) están trabajando en aprobar una nueva Cuenta europea de inversión, para que los ahorradores europeos dirijan ahí una buena parte del ahorro ahora improductivo, para lo que contemplan ofrecerles un trato fiscal muy favorable y una alta rentabilidad, armonizando las distintas rentabilidades europeas. Con una parte del ahorro europeo en esta nueva Cuenta europea se podrían financiar parte de las inversiones necesarias en digitalización, transición energética y Defensa y Seguridad. Y evitar la fuga de ahorro europeo a Estados Unidos: cada año, 300.000 millones de euros de financiación europea emigra a USA para comprar acciones de empresas tecnológicas o deuda pública.

Actualmente, España y los otros 6 paises promotores están estudiando diversas iniciativas europeas para captar ahorro (desde la cuenta de ahorro en Suecia  al plan de Francia para invertir en cotizadas o la compra de deuda en Italia), para configurar una Cuenta europea de inversión que sea atractiva para los inversores, un producto de inversión “paneuropeo” perfectamente identificable y que permita a los ahorradores saber dónde está su dinero. El objetivo es tener diseñada esta nueva Cuenta europea de inversión para junio y lanzarla al mercado este otoño, para financiar parte de los múltiples proyectos de inversión que tiene previstos la Comisión Europea para “dar el salto” y competir mejor en el mundo.

En resumen, que las crisis nos han hecho más ahorradores (los que pueden) y eso hace que cada año dejemos de gastar un porcentaje mayor, “por si vienen mal dadas” en el futuro. Y 2025, con la incertidumbre de los aranceles y la guerra comercial de Trump, lo normal es que el ahorro vuelva a subir, en España y en Europa. Este menor consumo puede frenar algo el crecimiento, pero el alto ahorro puede utilizarse para financiar las inversiones que necesitan Europa y España para modernizar su economía y ser más competitivos. Para conseguirlo, hay que ofrecer seguridad y rentabilidad a los ahorradores. Ahorro hay.

jueves, 17 de abril de 2025

La publicidad dispara el juego online

En 2024 se batieron todos los récords del juego por Internet: 35.092 millones de euros, 4 millones jugados cada hora, 6 veces más que en 2013. Y son ya  2 millones los jugadores  habituales, la mayoría jóvenes. El Gobierno aprobó en 2021 un Decreto para restringir la publicidad del juego online, pero las empresas recurrieron y el Supremo les dio la razón en abril de 2024, quitando las restricciones. A partir de ahí, las empresas del juego multiplicaron su gasto en publicidad y marketing, disparando el juego online. Y ha crecido la “adicción” al juego, incluso entre los menores. Ahora, el Gobierno intenta frenar esa publicidad, aprobando otra vez restricciones en la Ley de la Agencia Estatal de Sanidad (que volverá a debatirse, tras el veto del PP y Junts) y en la Ley de protección a menores en el entorno digital (prohíbe las “cajas botín” en los videojuegos). Urge aprobar ambas Leyes y frenar la publicidad y el juego online, convertido en una “droga digital” para los jóvenes.

                           Enrique Ortega

El juego online sigue disparado y en 2024 volvió a batir todos los récords: se jugaron 35.092 millones de euros (4 millones cada hora), un 10% más que en 2023 y más de 6 veces lo jugado en 2013 (5.673 millones),  el primer año completo en que el juego online fue legal (se legalizó en España en junio de 2012) y casi el doble que antes de la pandemia (19.026 millones en 2019). Y el juego online sigue ganando cuota en el mercado global del juego (11,5% del total), aunque todavía tiene menos peso que en otros paises, por la mayor tradición española del juego presencial (Lotería, quinielas, sorteos, bingos y casinos, más locales de apuestas y máquinas de juego en bares y locales varios).

La facturación del juego online (las cantidades jugadas menos los premios) también se ha disparado, alcanzando un récord: 1.454,5 millones de euros en 2024, +17,6% que en 2023 (la facturación ha crecido más que lo jugado, señal de que bajan los premios). Las empresas del juego facturan ya el doble que antes de la pandemia (748,24 millones en 2019) y 6,3 veces más que en 2013 (229 millones). Eso explica que cada año haya más operadores con plataformas de juego online: son 80 las empresas autorizadas por la Dirección General del Juego (DGOJ), de ellas 53 españolas y el resto 22 multinacionales británicas  radicadas en Malta (paraíso fiscal), 3 de Bulgaria, 1 de Italia y otra de Finlandia.

El gran salto en cantidades jugadas y en facturación ha sido posible porque crecen año tras año los jugadores online: en 2024 se rozaron los 2 millones de jugadores “habituales (el doble que en 2015), con 3.830.045 cuentas activas (+26% que en 2023). La mayoría de estos  jugadores online habituales son jóvenes: el 32,6% (534.335 jugadores) tienen entre 18 y 25 años y otro 32,8% tienen entre 26 y 35 años. Estos jugadores “habituales” gastan de media 736 euros al año (783 los hombres y 500 las mujeres), sobre todo en juegos de casino online (61,34% de lo jugado), en apuestas de todo tipo (el 29,28%), póquer online (9,12%) y bingo online (4,19%), según la DGOJ. El 80,14% de los jugadores pierden (-1.270,2 millones en 2023), el 18,93% ganan (321,98 millones) y menos del 1% restante se quedan igual, con lo que las empresas ganan 1.205,2 millones brutos (en 2023), una cifra a la que hay que restar gastos y marketing para estimar sus beneficios.

Precisamente, el gasto en marketing y publicidad es “la gasolina” que alimenta el juego online, junto al creciente uso de Internet de los españoles, sobre todo de los jóvenes, que tienen muy fácil jugar y apostar a cualquier hora, en cualquier lugar y de forma privada. En 2024, las empresas del juego “han echado el resto” en sus gastos de marketing: gastaron 526,3 millones de euros, +30,36% que en 2023. La mayor parte se dirige a pagar “bonos” a los jugadores, un “gancho para atraerlos: si se registra, le dan 100 euros para jugar (por ejemplo) siempre que él ponga otros 100). Ahí se gastaron el año pasado 261,52 millones (+30,83% que en 2023). La 2ª partida es la publicidad directa, en webs, redes y otros canales, a la que destinaron otros 203 millones (+37,3% que en 2023). Y luego sumamos 56,31 millones gastados en afiliados (lo que se paga a Webs e internautas por promover su plataforma de juego) y 5,45 millones más en patrocinio, generalmente deportivo.

¿Por qué se ha disparado la publicidad del juego en 2024? La explicación está en una sentencia del Tribunal Supremo, del 4 de abril de 2024, que anuló las restricciones a la publicidad online contempladas en el Real Decreto 958/2020, que establecía limitaciones a la publicidad del juego, desde mayo y agosto de 2020: prohibición de que los famosos hicieran publicidad, limitaciones a los anuncios del juego en las Webs, Google y buscadores, plataformas de vídeos o redes sociales, limitando además el envío de mail y las campañas de bonos y captación de jugadores. Pero las empresas del juego recurrieron a los Tribunales y el Supremo les dio la razón, básicamente porque las restricciones “carecen de cobertura legal” (se hicieron por Decreto y debían haberse hecho por Ley) y porque  consideraban que “no es posible limitar toda la publicidad con alcance general a todo un medio ante la eventualidad (sic) de que pueda ser utilizado por menores”.

La “chapuza del Real Decreto (propuesto por el ministro Garzón) y la sentencia favorable del Supremo han dado “alas” a las empresas del juego, que dispararon su gasto en publicidad en 2024: de gastar 41,78 millones el primer trimestre pasaron a 50,39 millones en el 3º y a 66,85 millones en el 4º (+32,65%), con un salto histórico en diciembre (gastaron 27,31 millones en publicidad, +61,5% que un año antes). Y eso ha “alimentado” el gran salto del juego online, en cantidades y jugadores. Un estudio de la Universidad de Oviedo concluye que el gasto en marketing aumenta las cuentas que se crean, las cuentas activas, el dinero que se deposita en ellas y las cantidades jugadas. Además, este estudio revela que el gasto en promociones (bonos para atraer jugadores y dinero para afiliados) es más eficaz que el gasto en publicidad. Y además, que es especialmente eficaz cuando se dirige a poblaciones vulnerables, como jóvenes y jugadores más activos. Encima, la Inteligencia Artificial (IA) está siendo muy utilizada por las empresas del juego, tanto para atraer jugadores como para conseguir que se “enganchen” más al juego, con nuevas ofertas.

Por todo ello, la “adicción” al juego online crece imparable, como el juego. Lo preocupante es que el juego online crece sobre todo entre los jóvenes. En 2023, 2 de cada 3 jugadores online (el 65,4%) tenían menos de 35 años: 1.072.732 jugadores de los 1.637.408 españoles que jugaron en 2023, según el Informe de la Dirección General del Juego (DGOJ). Eso significa que hay 172.000 jóvenes más jugando online que en 2019, (+20%). Pero lo más llamativo es que quienes más se han “enganchado al juego online son los más jóvenes: 534.335 jóvenes de 18 a 25 años (1 de cada 7 jóvenes con esa edad)  jugaron online en 2023, un +41% que en 2019 (378.798 jugadores de 18 a 25 años), según la DGOJ. Así que el juego online “engancha” a los jóvenes, sobre todo a los menores de 25 años, muy vulnerables, que gastan lo poco que tienen (o se lo quitan a su familia) para jugar.

Ya en 2021, la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) alertó de que “el juego online se ha convertido en la principal causa de ludopatía entre los menores de 26 años”, aportando el testimonio de médicos y profesionales, que llevan años advirtiendo del aumento de la ludopatía entre los menores y de que cada vez hay chavales más jóvenes enganchados al juego : algunos hablan ya de “la heroína online”.  En octubre de 2023, un informe de prevalencia elaborado por la Dirección General del Juego (DGOJ) ponía cifras al grave problema de la ludopatía en los jóvenes que juegan online: el 12,5% tienen algún problema de adicción. Eso suponía 176.837 jóvenes de 18 a 25 años con problemas por el juego online. Un porcentaje que sube entre los que juegan a la ruleta online (23,3% jugadores tienen problemas), o al póquer online (20% con problemas).

Pero si preocupa la adicción al juego online de los jóvenes, más preocupante es el creciente juego online de los menores, aunque esté prohibido (usan la tarjeta de los padres y otros “trucos”): el 10,7% de los adolescentes de 14 a 18 años han jugado online (17,1% los chicos), según la Encuesta ESTUDES 2023, elaborada por Sanidad. Esos son 282.282 menores que reconocen que juegan. La edad en que se inician al juego por Internet ha bajado a los 14,7 años. Y lo más preocupante: el 23,5% de los adolescentes (14-18 años) que jugaron en 2023 presentan rasgos de un posible “juego problemático”. Son nada menos que 66.336 menores que juegan y tienen problemas. Y que, según los expertos, tienen muchas probabilidades de convertirse en “adictos al juego” cuando sean mayores de edad.

La principal vía de entrada de los menores al juego es el móvil, pero también los videojuegos, donde se ha detectado que el 24% de los jugadores menores (de 15 a 17 años) utilizan las “cajas botín” para obtener recompensas en el juego a cambio de dinero. En 2021, 3 de cada 10 jóvenes gastaron dinero dentro de los videojuegos para mejorar su posición, personaje, accesorios o imagen, al margen de la compra inicial. Es una entrada al juego de los adolescentes por la puerta de atrás de los videojuegos, lo que preocupa a los expertos. Por eso, en enero de 2023, el Parlamento europeo aprobó una Resolución que insta a Bruselas a legislar sobre las “cajas botín” en Europa, después de que EE. UU. haya sancionado a Fortnite por “usar patrones oscuros para fomentar compras no deseadas, sobre todo en menores y adolescentes”. El Gobierno Sánchez aprobó en julio de 2022 un anteproyecto de Ley para regular las “cajas botín” en los videojuegos, pero quedó fuera por el final de la Legislatura. Y aún no se ha vuelto a aprobar

Frente a este panorama, un juego online que bate récords y atrapa a los jóvenes, el Gobierno Sánchez ha tratado de “enmendar” el error del Decreto sobre la publicidad de 2020, introduciendo nuevas limitaciones en una Ley que tiene poco que ver, la Ley que crea la Agencia Estatal de Salud Pública. Una Ley que ha tenido “mala suerte”, por cierto: se aprobó por primera vez en agosto de 2022 (con Carolina Arias de ministra), pero luego decayó por la anticipación electoral. Volvió a aprobarse en Consejo de Ministros en enero de 2024 (con Mónica García) y contaba con el apoyo de la mayoría para ser aprobada en el Congreso el pasado 20 de marzo de 2025. Pero el PP se enfadó con la Mesa por no querer votar enmiendas a otra Ley (de Seguridad Alimentaria) y cambió su voto, vetando (con Junts y Vox)  la aprobación de la Agencia de Salud Pública.

Este 8 de abril, el Consejo de Ministros ha aprobado por 3ª vez la Ley que crea la Agencia Estatal de Salud Pública, que quiere aprobar por vía de urgencia, en dos meses. De conseguirlo, en esta Ley se incluyen limitaciones a la publicidad del juego online: limitaciones a la publicidad en Webs, buscadores, redes e influencers, más prohibición a campañas de personajes famosos y limitaciones para la captación de clientes, vetando promociones y descuentos y forzando a las empresas a reforzar las medidas para impedir el juego de menores. Además, el Gobierno Sánchez aprobó el 25 de marzo la Ley orgánica para proteger a los menores en entornos digitales, obligando a los móviles a disponer de “control parental” y limitando el acceso de los menores a las “cajas botín” de los videojuegos.

Ahora falta que estas dos Leyes se aprueben de verdad en el Congreso y el Gobierno disponga de recursos legales para frenar la publicidad del juego y el acceso de los menores. Los expertos, médicos y ONGs están  preocupados de la cantidad de jóvenes y menores con problemas de adicción. De hecho, el juego patológico se ha convertido en la 3ª enfermedad mental que más suicidios provoca, tras el trastorno bipolar y la depresión. Y con un problema añadido: la sanidad pública carece de medios para tratar la ludopatía, desde los médicos de familia a los especialistas y hospitales, con sólo 3 Unidades especializadas en grandes hospitales para tratar las adicciones del juego.

Los expertos y ONGs que atienden a ludópatas (cada vez más jóvenes) insisten en que hay que tomar medidas más eficaces para frenar esta pandemia del juego, sobre todo online. Por un lado, habría que lanzar Campañas de concienciación sobre el juego (como se hace con el tráfico, el tabaco, el alcohol o las drogas), incluyéndolo en la formación de Colegios, Institutos y Universidades. Y por otro, habría que reforzar la sanidad pública, con especialistas y unidades especializadas conta la ludopatía, aumentando también las ayudas a las ONGs que atienden a los ludópatas. Todo ello podría financiarse con una pequeña parte de los impuestos pagados por el juego: casi 1.700 millones ingresados en 2024 (sólo 176 millones del juego online), que reciben casi en su totalidad las autonomías.

Conclusión: tenemos un grave problema con el juego online en España, especialmente entre los jóvenes y menores, que utilizan el juego en solitario (en el móvil o en los locales del barrio) para evadirse de sus múltiples problemas y “tentar a la suerte”, perdiendo casi siempre y enganchándose muchas veces, generando problemas sociales y mentales que afectan gravemente a sus familias, sin recibir apoyo sanitario ni ayudas, salvo de las ONGs. Hay que tomárselo en serio, como la droga o el alcohol, y frenar esta” epidemia del juego”.

lunes, 14 de abril de 2025

Otra Semana Santa récord

No importa si llueve o no: media España ha salido corriendo para pasar esta Semana Santa en la playa, en el interior o en Europa. Este año, la fiesta es más tarde y eso ha disparado los viajes, a pesar de la fuerte subida de hoteles (+16%), apartamentos, bares y restaurantes (sólo bajan los carburantes). La ocupación es muy alta en Andalucía, Levante y las islas, pero también en el norte de España, provocando una contratación récord: 126.000 empleos por la Semana Santa. La previsión es que el récord de turistas y gastos se mantenga en mayo (puente) y junio, como antesala de otro verano récord. La incógnita es cómo afectará al turismo la guerra arancelaria de Trump. Por un lado, bajarán los turistas USA (4,26 millones en 2024, que gastan mucho), a los que perjudica un dólar débil, pero por otro, se espera que aumente el turismo europeo, el 84% de todo el turismo que llega a España. Pero si llega la recesión a Europa, el turismo “pinchará”.

                            Enrique Ortega

El turismo en España ha empezado el año 2025 con fuerza, tras batir todos los récords en 2024 (93,8 millones de turistas y 126.282 millones de euros de gasto). Así, en los dos primeros meses de este año, llegaron a España 10.462.373 turistas extranjeros (+6,9%, 684.892 turistas más que un año antes) y se gastaron 14.392 millones de euros (+8,3% que en 2024), según los últimos datos publicados por el INE. La mayor afluencia de turistas ha llegado de Reino Unido (1,86 millones, +5,3%), aunque el mayor aumento se ha dado en los turistas franceses (1,36 millones, +14,1%), suizos (+10,4%) e irlandeses (+10,1%), estancándose la llegada de turistas alemanes (1,15 millones, +1%) y creciendo poco los italianos (+6%). Madrid (+12,9%, 1,34 millones de visitantes) y Cataluña (+10%, 2,21 millones) han sido las autonomías donde más crecen los turistas, aunque el liderazgo de estos dos primeros meses lo ostenta Canarias (2,8 millones de turistas, +2,8%), según el INE.

En el primer trimestre de 2025, el turismo habrá crecido un +3, 2%, más que la economía, según la patronal Exceltur, que destaca un fuerte aumento de las ventas (+2,7%), a pesar de las lluvias de marzo y el retraso de la Semana Santa a abril . La mayor actividad turística se ha dado en Madrid, Canarias, Costa del Sol y Levante, destacando la mejoría de resultados en las empresas de transporte (compañías aéreas y alquiler de coches), hoteles urbanos, empresas de ocio y compañías que operan en Canarias, con un aumento del gasto turístico de los extranjeros mientras se estabiliza el gasto turístico de los españoles. De hecho, las pernoctaciones de españoles han caído algo este año (-1,9% en enero y febrero), mientras han subido las pernoctaciones de extranjeros (+2,1%), según el INE.

Centrándonos en la Semana Santa, el sector espera otro récord de ocupación y gasto, superando la Semana Santa de 2024, que ya fue récord: Exceltur espera un crecimiento de la actividad turística del +5,3%, con aumentos mayores para el transporte de viajeros (+7,8%) y el alquiler de coches (+8,5%) y menores en los hoteles urbanos (+4,4%), los de playa (+4,1%) y los servicios de ocio (+3,1%). Llama la atención que los mayores aumentos en la actividad turística se esperan en el País Vasco (+6,9%), Madrid (+6,7%), Asturias (+6,6%) y  La Rioja (+5,8%), junto a la Comunidad Valenciana (+5,6%), creciendo menos en Canarias (+4,6%), Baleares (+4,5%) Cataluña (+4,1%), %), Andalucía (+3,9%) y Galicia (+1,3%).

Con todo, se espera un alto nivel de ocupación hotelera (90%) y de los apartamentos turísticos esta Semana Santa, sobre todo en Madrid y Barcelona, Levante y Andalucía (Sevilla y Málaga), más la España verde, Baleares y Canarias (final de la temporada alta). Turespaña espera un aumento del +7,3% de los turistas extranjeros en abril (+700.000 que el año pasado), sobre todo en Canarias, Madrid, Barcelona y parte de Andalucía. En cuanto al turismo nacional, se espera que viajen  esta Semana Santa dos de cada tres españoles, la mayoría a destinos de playa, ciudades y ciudades de interior, pero también a Europa, donde han aumentado las reservas para Londres, París, Roma y Ámsterdam.

Y también se espera que todos gasten más, básicamente porque han subido los precios de los hoteles, servicios, bares y restaurantes. Ya en febrero, el gasto medio por turista extranjero fue de 1.345 euros, con una duración media del viaje de 7,3 días (183 euros de gasto diario). El gasto medio de los españoles esta Semana Santa se estima en 598 euros y muchos han reducido los días de viaje, a 3 y 4 noches, dada la subida de hoteles y apartamentos. La estimación de Booking es que el coste de la estancia subirá un +15,6% sobre la Semana Santa pasada, con un coste medio de 140 euros por noche, que será mucho más alto en Sevilla (246 euros), Málaga, Barcelona, Madrid, Valencia y Benidorm, los destinos más demandados esta Semana Santa. Y también será más caros los demás servicios turísticos, desde bares y restaurantes al ocio o el alquiler de coches. Eso sí, están más baratos los carburantes, tanto la gasolina (1,51 euros/litro frente a 1,67 hace un año) como el gasóleo (1,44 euros/litro frente a 1,55 en abril de 2024).

Esta Semana Santa, la mayoría de los que viajan buscarán un piso turístico (hay 368.295 viviendas turísticas, con 1,85 millones de plazas, según el INE), sobre todo en las ciudades más saturadas y con los hoteles más caros (Barcelona, Baleares, Sevilla, Madrid, Málaga y Tenerife). Y eso dispara los precios en las 10 ciudades con más concentración de pisos turísticos: Alicante (19,9 pisos turísticos/km2, el triple de la media nacional, que es de 6,8), Málaga (19), Madrid (16,1), Las Palmas (15,3), Santa Cruz de Tenerife (14,4), Cádiz (13,9), Barcelona (13,1), Valencia (12,1), Sevilla (12) y Girona (11,3 pisos turísticos/km2). Todo apunta a que serán estas ciudades las más colapsadas por el turismo esta Semana Santa, junto a los habituales destinos de playa y de procesiones.

Este récord esperado de ocupación y gasto ya tiró del empleo en marzo : hubo empresas que anticiparon contratos y se crearon 67.477 empleos en la hostelería más otros 5.000 en actividades de ocio y entretenimiento, según la SS. Y volverá a subir el empleo en abril: la campaña de Semana Santa generará 126.260 empleos, un 5,6% más de los contratos hechos en la Semana Santa de 2024 (119.590), según Randstad, destacando los contratos en transporte, logística, hostelería y entretenimiento. Eso sí, a finales de abril se perderán muchos de estos empleos de Semana Santa y aumentará el paro…

La Semana Santa será otro empujón al turismo en España, pero el sector cree que estamos ante otro año récord, donde el turismo ha crecido otra vez antes de Semana Santa y volverá a crecer después, empujado por “las ganas de viajar” de europeos y españoles, que priorizan este gasto frente a otros y que aprovechan la mejora de poder adquisitivo que supone unos salarios por encima de la inflación (que ha vuelto a bajar al 2,3% en marzo). La patronal Exceltur estima que la actividad turística crecerá un +5,3% en el 2º trimestre, empujada por el “puente” de mayo y la mejora del tiempo. Y apuestan por “otro verano récord”, a la vista de las reservas hoteleras  que se están haciendo y las mayores plazas que están ofertando las aerolíneas para los próximos meses.

Junto a este “optimismo turístico”, mucha gente se pregunta cómo pueden afectar a los viajes y al gasto turístico los aranceles impuestos por Trump. Parece evidente que la subida arancelaria ya en marcha, (aranceles del 25% al acero, el aluminio y los coches, más un 10% de arancel a todo el mundo y un 145% a China), que no suaviza “la tregua” de 90 días de Trump, acabará afectando negativamente, provocando más inflación y debilitando al dólar. Y eso, en principio, debería reducir el número de turistas de EEUU que nos visiten. En 2024 vinieron 4.263.842 estadounidenses, que se gastaron unos 6.000 millones de euros.

En general, los turistas USA gastan más que la media (273 euros diarios, frente a 183 euros), porque se alojan más en hoteles (el 80%), en su mayoría de 4 y 5 estrellas, sobre todo en Cataluña, Madrid, Sevilla, Costa del Sol y Mallorca. Si les sube la inflación por los aranceles, tendrán menos margen para viajar y más si el dólar sigue depreciándose respecto al euro (el viernes cotizaba a 1,135 dólares, una caída del -10,8% desde enero: eso significa que viajar a España les sale ahora casi un 10% más caro…).

El sector turístico español no está de momento muy preocupado, según Exceltur, porque piensan que si perdemos turistas estadounidenses podemos ganar turistas europeos, que son los que ahora más nos visitan (el 84% del turismo en 2024 vino de Europa). Y que puede haber turistas asiáticos (Japón y China) y de Oriente Medio que “desvíen” sus viajes de EEUU a Europa y a España. Por eso, muchos expertos piden campañas de promoción turísticas en esas zonas, así como en Latinoamérica.

En cualquier caso, la incertidumbre geopolítica y económica no ayuda al turismo y puede frenar reservas y viajes en todo el mundo, también hacia España. Por eso, hay que estar atentos ante el flujo de llegadas tras la Semana Santa y cara al verano, por si se detecta una caída de turistas internacionales, no sólo de EEUU. Porque si la guerra comercial no se resuelve en estos 90 días, la inflación y la recesión podría volver con fuerza, en todo el mundo y más en Europa, que ya crece poco ahora. Y eso destrozaría todas las previsiones de conseguir en 2025 otro récord turístico, rozar los 100 millones de visitantes. Hoy por hoy, este objetivo está amenazado por la guerra comercial y los conflictos geopolíticos. Si la incertidumbre no mejora, el Gobierno deberá aprobar un Plan de promoción y apoyo al turismo, porque si “pincha” nos jugamos la cuarta parte del crecimiento económico y mucho empleo.

Mientras, a disfrutar esta Semana Santa, más cara y con más turismo que nunca.

jueves, 10 de abril de 2025

España se acerca a Europa

España lleva ya 4 años seguidos creciendo más que la media europea (2021,2022, 2023 y 2024) y eso nos ha permitido conseguir algo importante: reducir la brecha de productividad y riqueza con Europa. Si en 2020, por la recesión de la pandemia, producíamos el 83% de la media europea, en los últimos 4 años hemos dado un salto importante y ya producimos el 92% (la brecha que teníamos en 2016). Con todo, lo preocupante es que todavía estamos en el puesto 14º del ranking europeo de productividad (y riqueza): nos adelantan no sólo las grandes economías sino también paises como Luxemburgo, Irlanda, Paises Bajos, Dinamarca, Bélgica, Austria, Suecia, Malta , Finlandia o Chipre. El motivo: que en España trabaja menos gente y con menos eficacia, por nuestro modelo económico y empresarial. Ahora, con los aranceles de Trump, parece que dañarán más a otros paises europeos que a España, que crecerá, por 5ª año, más que la media europea. Y eso nos permitirá acercarnos más a Europa en 2025.

                          Enrique Ortega

España volvió a crecer en 2024 más que la mayoría de Europa, como ya pasó en 2021, 2022 y 2023: nuestro PIB aumentó un +3,2%, 4,5 veces el aumento del crecimiento de la zona euro (+0,7%) y que Italia (+0,7%), el triple que Francia (+1,1%) y muy por encima de Alemania (cuya economía cayó otra vez, un -0,2%). Con ello, España se consolida como la 4ª mayor economía de la UE, con una producción (PIB) de 1.591.627 millones de euros en 2024, sólo por detrás de Alemania (4.305.260 millones de PIB), Francia (2.921.411 millones) e Italia (2.192.181 millones), según Eurostat. Y si tomamos toda Europa, seríamos la 5ª mayor economía europea, porque Reino Unido es la 2ª, con un PIB de 3.364.019 millones de euros en 2024. A España le siguen, todavía lejos, Paises Bajos  (1.134.115 millones de PIB), Polonia (840.131 millones) y Bélgica (614.538 millones de PIB en 2024).

Pero este dato del PIB total es engañoso, porque unos paises tienen más población que otros. Por eso, lo relevante es lo que produce cada país por habitante, el verdadero indicador de la productividad y la renta de cada país. Y con esta estadística (PIB por habitante), la situación cambia drásticamente: España produjo 27.740 euros por habitante en 2024, un 92% de la media UE-27 (33.530 euros), un 65% que Alemania (42.580 euros/habitante), un 73,2% que Francia (37.870 euros/habitante) y un 84,5% que Italia (32.810 euros/habitante), según Eurostat. Y además, producimos casi la mitad que Paises Bajos (51.170 euros por habitante) y menos de la mitad que Dinamarca (60.510 euros/habitante), Irlanda (85.700) y Luxemburgo (100.880), los 3 paises más productivos de Europa.

Este dato es el mejor para comparar la productividad en Europa por paises (y la renta o nivel de vida), ya que tiene en cuenta la población y la inflación de cada país. Eurostat acaba de publicar el dato de 2024 y España ha mejorado su posición en el ranking de paises más productivos, subiendo del puesto 15º que teníamos en 2023 (y en 2019, antes de la pandemia) al puesto 14º en 2024. El PIB por habitante de España en 2024 fue el 92% de la media europea (UE-27), subiendo del 91% que estábamos en 2023 y en 2019.

Cuando España ingresó en la CEE, en 1986, teníamos un PIB por habitante que era del 76% de la media europea. En el año 2000 rozamos el 100% (98%) y lo superamos en 2002 (101%), alcanzando nuestro máximo en 2006 (105% del PIB por habitante europeo) y manteniéndonos por encima de la media UE en 2007 (104%), 2008 (102%) y 2009 (101%). Pero la crisis financiera y de la deuda nos llevó a una recesión, más grave en España, que volvió a alejarse de Europa, desde 2010 (96% del PIB por habitante UE-27) hasta 2013 (90%). Y aunque luego se recuperó ligeramente (92% en 2016), cayó fuerte con la pandemia (83% del PIB por habitante europeo en 2020), recuperándose después hasta el 92% de 2024.

Estos datos significan que España, aunque sea la 4ª mayor economía de la UE-27, está por detrás de 13 paises europeos que nos ganan en producción por habitante (PIB por habitante) y por tanto en renta y nivel de vida. En 2024, había 10 paises UE que produjeron más por habitante que la media UE-27 (índice 100) y por eso “son los más ricos”, según Eurostat: Luxemburgo (241% del PIB por habitante europeo, porque tiene un alto PIB y poca población censada), Irlanda (211% del PIB UE-27, porque tiene radicadas muchas multinacionales que facturan allí y producen en otros paises), Paises Bajos (produce el 135% de la media UE-27), Dinamarca (128%), Bélgica (117%), Austria y Alemania (producen el 115% de la media UE-27), Suecia (114%), Malta (109%, por ser paraíso fiscal y sede muchas multinacionales) y Finlandia (103%). A estos “10 más productivos y ricos” les siguen Francia (99% del PIB de la UE-27), Italia (98%) y Chipre (95%), ocupando el puesto 14º España, con un PIB por habitante que es el 92% de la media UE-27. En 2019 nos superó también Chequia y en 2023 nos superaba Eslovenia, dos paises que ahora están por detrás de España.

Lo llamativo de este ranking del PIB por habitante en 2024 es que los paises ricos del centro y norte de Europa han empeorado su productividad (PIB por habitante en relación a la media UE-27), por su menor crecimiento y la recesión en Alemania, mientras ha mejorado su situación la Europa del sur, que ha crecido más tras la pandemia. Así ha caído el porcentaje del PIB/habitante frente a la media (entre 2019-2024) de Austria (-9%), Alemania (-7%), Francia (-6%), Finlandia y Chequia (-4%) o Suecia (-3%), mientras reducían su brecha de productividad con la UE-27 Portugal (+5%), Grecia (+3%), Italia o Chipre (+2%) y España (+1%: del 91% en 2019 al 92% del PIB europeo en 2024). Eso quiere decir que los paisesmalos” (“PIGS” ) de la crisis financiera se han comportado mejor que “los buenos” tras la pandemia, gracias al Plan de recuperación y a las ayudas nacionales.

En definitiva, el mayor crecimiento de España los últimos 4 años nos ha permitido reducir la brecha de productividad y riqueza con Europa, aunque poco. Y todavía somos el país nº 14 en PIB por habitante, aunque seamos el 4º económicamente más grande. Así que tenemos un problema “de fondo”, estructural, del que apenas se habla: somos poco productivos y por eso nuestros salarios y nivel de vida son más bajos que en la mayoría de Europa. ¿Por qué pasa esto? Básicamente hay 2 causas de fondo que explican que seamos menos productivos y por ello tengamos menos renta que dos tercios de los europeos: en España trabaja menos gente y trabajan peor, con menos eficacia y productividad. Veámoslo.

Primero, trabaja menos gente: hay menos personas en edad de trabajar que están ocupadas y creando riqueza (PIB). La tasa de empleo en España (porcentaje de personas de 15 a 64 años ocupadas) era del 66,4% (4º trimestre 2024), frente al 70,9% en la UE-27, el 77,6% en Alemania, el 68,9 en Francia o el 62,2% en Italia (y el 75,5% en la República Checa o el 73,8% en Lituania, por ejemplo), según Eurostat. Este bajo nivel de empleo tiene mucho que ver con nuestro modelo de crecimiento, basado en los servicios y el turismo, en empresas más pequeñas, con poca tecnología y exportación, que crean menos valor añadido y menos empleo. Ojo: si España tuviera la tasa de empleo de la UE-27, tendríamos 1,5 millones de personas más trabajando (y aumentando nuestro PIB por habitante y nuestra renta). Y si tuviéramos la de Alemania, en España trabajarían 3,6 millones más.

Segundo, los que trabajan lo hacen “peor”, son menos eficientes. Un dato lo resume bien: en la eurozona, cada hora trabajada aporta 61 dólares al PIB, frente a 53 dólares en España (-13,11%), según la OCDE. Y esa menor productividad en España acumula una caída del -7,3% del año 2.000 al 2022, mientras en Estados Unidos creció un +15,5%, en Alemania un +11,8% y en Francia un +0,8%, bajando también en Italia (-5,1%), según un reciente estudio de la Fundación BBVA e Ivie. Esta pérdida de productividad en las últimas dos décadas no se debe a la productividad del trabajo (PIB dividido por horas trabajadas), que ha crecido una media anual del +0,7% (menos que el +1,1% en la UE), sino a la caída de la productividad del capital (valor añadido generado por el capital disponible), que ha bajado un -1,2% anual. Y eso, por el exceso de inversión inmobiliaria, que ha supuesto un lastre para la productividad del capital en España, por el exceso de activos inmobiliarios poco productivos acumulados por las empresas. Y también por la baja inversión de las empresas españolas en “activos intangibles”, claves para aumentar la productividad: I+D+i, software y bases de datos, diseño, imagen de marca, formación y organización y gestión.

¿Por qué España tiene menos productividad? La causa que siempre se argumenta es nuestro modelo productivo, el elevado peso en la economía de los servicios (turismo, hostelería y comercio), actividades intensivas en mano de obra y con baja productividad, y el menor peso de la industria. Pero si España tuviera la misma estructura productiva del resto de Europa, seguiríamos teniendo un -10% de productividad, según la Fundación BBVA e Ivie, que señala otro factor que suele esgrimirse, con razón: el menor tamaño de nuestras empresas (exceso de pymes), lo que les dificulta financiarse, invertir e innovar. De hecho, el 80% de las empresas españolas tienen menos de 3 trabajadores y sólo hay 5.273 empresas (el 0,18%) con más de 250 trabajadores. Pero resulta que cuando se comparan las empresas españolas con las alemanas, francesas o italianas, todas producen entre un 10 y un 20% menos, independientemente de su tamaño.

Por eso, estos expertos argumentan otras causas con más peso. La primera y fundamental, la menor formación de los trabajadores españoles y sus jefes. Hay pocos trabajadores con formación tecnológica y capacidades digitales y las empresas españolas. En paralelo, muchas empresas adolecen de capacidades gerenciales y hay empresarios que gestionan sin la suficiente formación y sin capacidad de organizar equipos, apoyados en el “ordeno y mando”. La 2ª causa es la falta de tecnología e innovación en las empresas. En España, el gasto en I+D+i fue del 1,49% del PIB en 2023, frente al 2,25% en la UE-27. Y esta baja inversión en tecnología es aún menor en las empresas (0,7% del PIB, la mitad que las empresas europeas). Un tercer factor que juega contra la productividad es la caída de la inversión en España, pública y sobre todo privada, desde 2008. Otras causas se atribuyen a factores institucionales: demasiada economía sumergida (¿20%?), excesiva dependencia de las empresas del crédito bancario (más que en el resto de Europa ), mucha  burocracia (sólo en 2022, el Estado y las autonomías aprobaron 11.000 nuevas normas), barreras de entrada sectoriales y territoriales que reducen la competencia, dispersión normativa en 17 autonomías y dificultades regulatorias y fiscales para que las pymes superen los 50 trabajadores.

Al final, la reflexión es que el crecimiento de España se ha basado en el esfuerzo, en el trabajo (se hacen más horas que en otros paises) y el capital tangible (maquinaria, naves e infraestructuras) más que en el progreso tecnológico, la innovación y la inversión en intangibles (desde la imagen de marca al big data). Urge avanzar por un triple camino: mejorar la productividad del trabajo (empleados mejor formados), mejorar la productividad del capital (invirtiendo en tecnología que permita producir más) y mejorar la organización y gestión de las empresas, para ser más productivos con el trabajo y el capital disponibles. Tareas que exigen cambios de fondo en la enseñanza (de la escuela a la Universidad), en el reto tecnológico y digital, en la comercialización y exportación, en la organización del trabajo y en las políticas públicas, que deben dirigirse a promover la productividad global.

Para avanzar en estos retos, el Gobierno Sánchez aprobó el 30 de julio de 2024 el Consejo Nacional de Productividad, integrado por 15 expertos independientes que ha de elaborar jun informe anual con medidas para mejorar la productividad. El objetivo será “conseguir empresas más grandes, más productivas y competitivas”, según el ministro de Economía. Podría ser un instrumento clave para reorientar la economía y dirigir los 140.000 millones de Fondos europeos (subvenciones y créditos) que España debe invertir antes de agosto de 2026, apoyados por la nueva empresa pública de Transformación Tecnológica (SETT), donde se agruparán las participaciones públicas en empresas tecnológicas. 

La mejora de la productividad de España es uno de esos grandes retos del que casi no se habla, en medio de la polarización política y las sucesivas crisis (pandemia, Ucrania, inflación, aranceles…). De momento, la OCDE espera que España vuelva a crecer en 2025 más que el resto de Europa (+2,4% frente al 1% la UE-27), lo que reducirá otro poco la brecha europea (quizás hasta el 94% de la media UE). Pero debemos aspirar a más, a estar en el Top 10 del ranking europeo de productividad y riqueza. Eso supone avanzar en modernizar la economía y hacerla más competitiva, para conseguir que, en las próximas 2 décadas, España sea más productiva y tengamos más empresas competitivas. Nos jugamos mejorar el nivel de vida y acercarnos a la Europa rica. Es nuestra gran asignatura pendiente.