La alimentación es la 2ª partida de gasto de las familias españolas: concentra el 16% del gasto medio por hogar (5.050 euros en 2022), tras el gasto en vivienda (hipoteca o alquiler), agua, gas, electricidad y otros combustibles, que supone un tercio del gasto familiar medio (10.243 euros en 2022, el 32,4%), según la última Encuesta de Presupuestos Familiares del INE. Este gasto en alimentación es porcentualmente mayor en España que en Europa, por lo que nos está afectando más la fuerte subida de los alimentos desde diciembre de 2021 (+5%), que batió su récord en diciembre de 2022 (+15,7% de subida anual) y ha bajado algo en los últimos meses (hasta una subida del +10,5% en agosto de 2023), según el INE. Eso sí, el gasto en alimentación varía según la renta de las familias: para las más pobres, supone el 20,47% del gasto total y para las más ricas sólo el 12,42%.
La fuerte subida en el precio de los alimentos ya rebajó las compras de alimentos y bebidas las
familias en 2022, un -7,1% en
kilos o litros comprados, según
el último informe del Ministerio de Agricultura y Alimentación, aunque en
realidad los hogares pagaron más
(+2,7%) por menos, 107.780 millones
de euros en alimentación y bebidas en 2022, al subir los alimentos un +15,7% anual el año pasado. El gasto en alimentos y bebidas se reparte
entre el gasto fuera del hogar
(restaurantes y bares), 33.887 millones en 2022, que creció (+15,5%) por el
mayor “ansia” de salir fuera tras la COVID, y el gasto en alimentación y
bebidas para el hogar, que fue de 73.893
millones en 2022, un -0,9% menos
que en 2021. Una caída del gasto que indica que, ante la subida de los alimentos, compramos menos y lo más barato.
¿Dónde compramos los
alimentos y bebidas para el hogar? El informe
de Agricultura 2022 revela que casi
la mitad de las compras, el 49,5% del total (en volumen) las
hacemos en los supermercados, que ganan cuota de ventas año tras año. Les
siguen, muy lejos, las tiendas de
descuento (súper pequeños de proximidad, con un surtido limitado y precios
bajos), que concentraron un 13,7% de las ventas. En tercer lugar están los híper, que venden el 12,8% de los alimentos y bebidas en
España. Y en cuarto lugar están las
tiendas tradicionales, las tiendas de barrio (que venden un 30% de los
alimentos frescos pero sólo el 2,3% del resto de alimentos), que sólo suponen el
12,7% de las ventas totales de
alimentos y bebidas. Y sigue sin despegar la venta on line de alimentos, que solo suponen en 2,3% de las ventas
totales de alimentación y bebidas, a pesar de la subida de ventas tras la COVID.
Lo más llamativo en este mercado de los alimentos es “el
tirón” de los supermercados, que casi han duplicado su peso en las
ventas durante los últimos 8 años: suponían el
29,2% de las ventas totales en 2014
y ahora ya venden el 49,5%, según el
Ministerio de Agricultura. Eso ha sido a costa de aumentar las ventas y, sobre
todo, del desplome de las tiendas tradicionales de alimentación, cuyo
peso ha caído en picado, al multiplicar los súper las ventas de productos
frescos (frutas, verduras, carnes y pescados), que eran “el gancho” de las
tiendas de barrio. Se estima que en los últimos 10 años (2012 a 2022) han desaparecido
en España casi 31.000 autónomos del sector de la alimentación.
Quedan ahora 752.535 pequeñas tiendas de alimentación, que se quejan de las “prácticas
oligopolísticas” (“competencia desleal”) de supermercados e híper, con precios
imposibles de competir y clientes que pierden porque buscan sólo bajos precios.
La fuerte subida de precios en los alimentos, iniciada hace
ya 20 meses, ha provocado no sólo un
auge de los supermercados sino también
una mayor concentración: los grandes
son ahora más grandes. El líder indiscutible, Mercadona, tenía un 26,1%
de cuota acumulada (en las ventas de alimentación, bebidas y limpieza) a finales de agosto de 2023, frente al 25,8% de cuota un año antes, según
Kantar Worldpanel. El 2º supermercado (a mucha distancia), el francés Carrefour, también ha ganado cuota en
el último año: del 9,7% al 9,9% en
agosto 2023. Y el tercero, el alemán Lidl
ha sido el que más cuota ha ganado en este año difícil, del 5,9 al 6,5%. El 4º, el español Eroski,
también ganó cuota (del 4,3 al 4,4%),
mientras Día (que ha vendido 224 tiendas
a Alcampo) perdía cuota, del 4,7 al 4,3%.
Entre estos “5 grandes” tienen una cuota
de mercado de alimentación del 51,2%
(50,4% hace un año). Les siguen en el ranking Consum (3,4% cuota), Alcampo
(3,1%), Aldi (1,5%) y los súper de ámbito regional
(16,9% de cuota).
Esta mayor
concentración en las ventas de unos pocos supermercados, en perjuicio de
los más pequeños y de las tiendas de barrio, se produce desde hace años. Así, Mercadona ha pasado de una cuota del 19,7%
en 2011 al 26,1% en 2023, gracias a sus marcas blancas y las nuevas
aperturas por toda España. Carrefour ha saltado menos, del 7,6% de cuota al
9,9%. Lidl ha duplicado con creces su cuota (del 2,9 al 6,5%), aumentando
también la de Eroski (del 3,7 al 4,4%) y Alcampo (de 2,8 al 3,1%), cayendo sólo
la de Día (del 7,5 al 4,3%).
¿Qué lleva a la concentración
de ventas de los grandes súper? Básicamente, su política de precios. Mercadona nos da un ejemplo claro. En el primer trimestre de 2023 perdió cuota de mercado, mientras la ganaba
Lidl. En abril, la cadena
valenciana anunció que bajaría el precio
de 500 productos de alimentación, bebidas y limpieza, con un ahorro
estimado para sus clientes de 200 millones de euros hasta final de año. El
efecto ha sido claro: Mercadona ha
recuperado ventas y rozaba el 27% de cuota a finales del verano. Ojo, otra enseñanza: la comunicación es clave.
Que el cliente “se crea” la bajada de precios. De hecho, según
los expertos de Kantar Worldpanel, Mercadona
ha subido cuota estos meses en 6 de las 10 categorías de productos que vende
aunque sólo ha reducido realmente sus
precios en la mitad de las categorías de productos. Conclusión: lo
importante es lo que creamos los compradores, no la realidad de los precios…
Eso nos indica que los supermercados (y las tiendas “descuento”
e híper) llevan un año empeñados en convencernos de que sus precios y ofertas
son las mejores, en medio de una “guerra
de precios” permanente:
productos estrella, promociones, 2x1,
producto del día… Y eso ha calado en el consumidor, que “mira” los precios
más que antes y compara en cada compra, no dudando en visitar varios
supermercados y diversificar su compra según dónde vea más barato cada producto:
hacemos
más compras semanales y en más sitios.
El estudio
de la OCU revela además que 9 de
cada 10 productos de la cesta de la compra analizada (236 productos en
1.108 establecimientos de 65 ciudades) han
subido de precio en el último año (mayo 2022-mayo 2023), ese +14,1% de media (una subida que es del +30,8% si se compara con los precios de
hace dos años, de mayo de 2021). Y revela
que la subida anual de precios es mucho mayor en el azúcar (+66%), el aceite virgen extra (+21%), las hortalizas (del +40 al +56%) y el arroz (+36%), bajando sólo el aceite de girasol y los plátanos. Además, la
OCU denuncia que algunos de estos alimentos (aceites, verduras y hortalizas
o arroz) han subido de precio en el
último año a pesar de la bajada del IVA (del
10% al 4 o 5%) que entró en vigor en enero de 2023.
Ahora, los expertos esperan que la inflación repunte en el 4º trimestre de 2023, tras haber subido
ya desde junio (1,9% anual), en
julio (al 2,3%), agosto (2,6%) y septiembre
(al 3,5%), según
el INE. El Banco de España ha subido su previsión
de inflación en 2023 al 3,6%, sobre todo por la subida de
la energía (carburantes, gas y electricidad), pero también por los alimentos,
que podrían seguir caros el resto del año, por culpa de la sequía y las malas
cosechas. Eso hará que la subida anual de muchos alimentos supere el 10% y provocará
nuevas “guerras de precios” entre súper, para seguir peleando por unas
ventas que siguen a la baja, con las familias recortando compras y comparando
precios en su cesta semanal. Y siguen
ganando peso las “marcas blancas”,
que ya suponen el 43,5% de las ventas
de gran consumo envasado (representaban el 38,3% en 2021).
La subida de los alimentos ha agravado la guerra comercial
entre los súper, que se han lanzado a promover
“productos escaparate” (una
marca de aceite a 7,50 euros, que vuela de las estanterías en unas horas pero
atrae clientes), ofertas y promociones, tarjetas de descuento y toda la “ingeniería
de ventas” que haga parecer al comprador que ahorra sin que en realidad gaste
menos sino más. Y esta “guerra comercial” también está modificando
las tendencias de compra de los consumidores, que ahora visitan más
establecimientos para comprar precios y diversifican más las compras,
no concentrándolas en un solo supermercado sino en varios, para aprovechar “las
ofertas” de cada uno. Eso lleva a que en vez de hacer una compra grande a la
semana, se hacen ahora varias (más
tiempo), a la caza de “oportunidades”.
Al final, la fuerte subida de los alimentos ha provocado dos fenómenos
comerciales. Uno, que los supermercados
grandes son cada vez más grandes y
tienen cada vez más poder para
imponer productos y precios. Dependemos
más de estos gigantes, que tienen más capacidad de conseguir mejores
precios a proveedores y marcas (que también están cada vez más en sus manos,
con una creciente y peligrosa “dependencia”). El otro, que cuando vamos a la
compra y llenamos el carrito, casi solo nos fijamos en el precio:
poco miramos la calidad, los ingredientes, la composición o el origen (naranjas
de Sudáfrica, tomates marroquíes o cordero de Nueva Zelanda). Y eso nos está
llevando a una alimentación “low cost”, centrada sólo en bajar precios como
sea, en perjuicio del productor y también del medio ambiente.
Ojo, porque esto puede
acabar con el campo y la ganadería españoles y dejarnos en manos de los
alimentos importados, en perjuicio de la independencia y la calidad
alimentaria. Piénselo cuando vaya a comprar. A veces, lo barato hoy acaba siendo muy caro
mañana.
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