El INE lo confirmó el viernes: la inflación anual volvió a subir en septiembre, hasta el 3,5%. Es el tercer mes consecutivo en que sube el IPC (tras las subidas de julio, al 2,3%, y agosto, al 2,6%), después de alcanzar un mínimo anual del 1,9% en junio, que contrastaba con la disparada inflación de un año antes (más del 10% en junio, julio y agosto de 2022). Ahora, el repunte de la inflación en España tiene 3 culpables: la subida de los carburantes (la gasolina y el gasóleo suben desde el verano, aunque bajan la última semana), la electricidad (que sube desde septiembre) y los alimentos (que llevan 18 meses consecutivos subiendo por encima del 10% anual, desde abril de 2022), más los hoteles y restaurantes. Veámoslo con más detalle.
El precio
de los carburantes alcanzó su
mínimo a finales de mayo (1,584 euros/litro la gasolina y 1,415 euros el
gasóleo), para subir después 14 semanas seguidas, por la mayor demanda en
verano y el repunte del petróleo. Y aunque bajaron
la semana pasada, la gasolina cuesta ahora un 8,5% más (1,719 euros/litro) y el gasóleo un +18,8% (1,682 euros litro). Por un lado, el conflicto en Israel ha
provocado un nuevo alza del petróleo (por encima de los 90 dólares), tras subir desde agosto por
el recorte de la producción pactado por Arabia Saudí y Rusia, aunque todavía el alto precio del crudo ahora (90,86 dólares/barril el sábado) es más barato que antes de la invasión de
Ucrania (97,89 dólares por barril de Brent). Y a favor de la bajada de
los carburantes juega la decisión de Putin de volver
a exportar gasóleo fuera de Rusia, lo que puede destensionar el mercado
internacional y los precios, aunque en invierno aumenta la demanda.
La electricidad
ha subido en los últimos meses, aunque menos que el año pasado, tras unos
precios mínimos de enero a mayo, por la bajada del precio del gas y el aumento
de la producción renovable. Tras subir en junio y julio, el precio mayorista de
la electricidad volvió a bajar en agosto (hasta un mínimo de 52,31 euros/MWh el día 27), para subir
ya en septiembre (110,04 euros/MWh
el 23 de septiembre) y octubre (118,64
euros/MWh el viernes13), por un
aumento excepcional de las temperaturas y un mayor uso del gas natural, que está subiendo de precio (+50% en una semana), por la mayor demanda internacional, la subida de los
derechos de emisión de CO2, la sospecha de un sabotaje
en el gasoducto de Finlandia a Letonia y, ahora, el conflicto en Israel. Con
ello, el gas natural, clave para asegurar el suministro, ha subido de 40 euros/MWh en agosto a 55,2 euros
el viernes. Y ahora, con la tensión de Ucrania e Israel más el
invierno, el gas seguirá caro (y la electricidad y la calefacción).
Y los alimentos no
bajan, tras subir por encima del 10% anual desde abril de 2022. En septiembre han subido un +0,5% mensual
y subían ya un +10,5% anual, según el INE, lo mismo que en agosto. Los alimentos
que más suben son los aceites (+41,9% anual, tras subir un +1,2% en
septiembre), por las malas cosechas, el azúcar (+40,5% el último año), por el encarecimiento del mercado mundial
tras malas cosechas en India, el arroz (+18,5% anual), las patatas (+15,2%), el pan
(+14,9%), las carnes de pollo
(+18,1%), vaca (+14,7), cordero (+11,5%), y cerdo (+11,2%), el agua, refrescos y zumos (+12,7%), la leche (+11,9%) y los huevos (+11,5%), las legumbres
(+11,6%), cereales (+10,5%), frutas (+9,2%) y lácteos (+8,9%), según el IPC de
septiembre (INE).
Además de los carburantes, la electricidad y los alimentos, suben muy por encima
de la media los paquetes turísticos
nacionales (+15,7% anual) e internacionales (+14,6%), los hoteles (+11% anual) y los restaurantes
y cafés (+5,8%). Sube poco la ropa y el calzado (+1,2% anual), el menaje del hogar (+3,9%), los gastos médicos (+2,1%), el transporte (+3,8% anual, por la
menor subida de los carburantes que el año pasado y la bajada del transporte
público), las comunicaciones (+4,4%),
la enseñanza (+2,2% anual), el ocio y cultura (+5%). Y nos ayudan
con sus bajadas anuales los gastos de vivienda (-13,1%), por la
rebaja anual del gasto en calefacción luz y agua, según el INE.
A pesar del repunte de
la inflación en los últimos 3 meses, España
sigue con una menor inflación que la mayoría de Europa. En septiembre, la
inflación española (dato armonizado con Europa) era del 3,2%, bastante inferior a la media de inflación homologada en la
zona euro (20 paises), que era
del 4,3%. Y aunque la inflación bajó en septiembre en la
eurozona (del 5,2 al 4,3%) y subió en
España (del 2,4 al 3,2%), todavía tenemos
la 4ª menor inflación de la zona euro, sólo superior a la de Bélgica
(0,7%), Grecia (2,4%) y Finlandia (3%). Y nuestra inflación es muy inferior a la de Austria (+11%
anual en septiembre), Alemania
(+10,9%), Italia (+9,4%), Irlanda (+8,6%) o Francia (+8,6%), según
Eurostat.
Ahora, se espera un
repunte de la inflación en el 4º trimestre, en Europa y en España, por la
esperada subida del petróleo y el gas
(por los conflictos de Israel y Ucrania, más el aumento de la demanda ante el
invierno), que van a encarecer los carburantes, la electricidad y la
calefacción. Además, no se espera que
bajen los alimentos, porque seguiremos sufriendo los efectos de la sequía y
las malas cosechas. En España, la
cosecha de aceite 2023-24 se
espera algo mejor (+15%) que la desastrosa cosecha pasada (2022-23), pero
seguirá estando un 34% por debajo de la cosecha media (765.000 TM frente a más de 1 millón de TM en
las cuatro campañas anteriores a la de 2022). Y además, hay
la mitad de remanentes (stocks) que hace un año, lo que forzará a unos
precios altos. Y lo
mismo pasará con las naranjas
(esperan la menor cosecha en 11 años) y los cereales (con pérdidas del 70 al 80% en los
cereales de invierno), las frutas y
hortalizas.
Los pronósticos
son que la inflación siga alta hasta diciembre y se cierre el año con una
inflación media del 3,6% (cerca del 4% anual en diciembre) según
el Banco de España, mientras el
FMI nos acaba de pronosticar un 3,5% de inflación media este año. Ojo, es una inflación alta, pero menos de la
mitad de la inflación media que sufrimos en 2022: +8,3%. El problema es que
en
2024 no mejorará la inflación, sino que va a empeorar (superando incluso el 4%). En ello
coinciden tanto el FMI (augura
un +3,9% de inflación media,
frente al +3,5% este año) como el Banco de España (que prevé una inflación
media del +4,3% en 2024, frente a +3,6%
este año). En ambas previsiones, el temor
a una mayor inflación en 2024 se debe a una posible subida del precio del petróleo
y el gas (por los conflictos
geopolíticos), a la esperada subida de la electricidad (ante la falta de una reforma del mercado eléctrico en
Europa) y a la sequía y la crisis climática, que afecta negativamente a las
cosechas de alimentos en todo el mundo y en España.
Hay otro factor más
que tira hacia arriba de la inflación:
la subida de los márgenes empresariales
en muchos sectores, donde las empresas están aprovechando para recomponer
beneficios tras la crisis del COVID. Lo confirman los
últimos datos disponibles del Observatorio de Márgenes, una herramienta
conjunta elaborada por los Ministerios de Economía y Hacienda más el Banco de
España: las grandes compañías, sobre
todo del sector energético, el agroalimentario y la distribución han disparado
sus márgenes sobre ventas en la
primera mitad de 2023. Concretamente, las empresas eléctricas y gasistas
aumentaron sus márgenes sobre ventas un +26,8%,
las compañías petroleras y extractivas un +16,9%,
las mayores empresas agrícolas y pesqueras un +19,9%, los supermercados y grandes grupos de distribución un +10,7%, las empresas de hostelería un +16,92%, las agencias de viaje un +41,2% y el sector inmobiliario un +39,7%. Estos son los datos oficiales
sobre su aumento de márgenes, aunque los sectores y empresas insisten en que ellos no repercuten los aumentos
de costes en sus precios y clientes…
Mientras, los 20.735.911
trabajadores afiliados a la Seguridad Social sufren la subida de precios
sin que les compense la subida de sus
sueldos. Hasta septiembre, la
subida media en los pocos convenios firmados (945, que afecta a 2.687.188
trabajadores) fue del +3.41%, por
debajo de la inflación anual (+3,5% a septiembre) y muy por debajo de lo que han subido este año los
carburantes (+8% la gasolina y + 1,2% el gasóleo) , la luz (+194%) o los alimentos (+5,9% de enero a septiembre).
Y es
el tercer año en que los trabajadores pierden poder adquisitivo,
tras las mínimas subidas en los convenios de 2022 (+2,99%) y 2021 (+1,45%). Así
que no son los salarios los culpables de
que siga subiendo la inflación, sino el aumento de costes (sobre todo energéticos) y su repercusión en los márgenes empresariales.
Ahora, además de la incertidumbre sobre el
comportamiento de la energía y los alimentos, a la vista de las crisis de
Israel y Ucrania y las tensiones geopolíticas internacionales (EEUU, China,
Rusia, Europa y Oriente Medio), en España
preocupa el futuro de las ayudas públicas
aprobadas contra la inflación y que terminan el 31 de diciembre. Por un
lado, la rebaja del IVA y otros impuestos, en la electricidad y la
alimentación, más las ayudas al transporte profesional (5
céntimos por litro en el cuarto trimestre). Y por otro, el final de la
excepción ibérica, prorrogada
en marzo por la Comisión Europea hasta el 31 de diciembre.
En cuanto a la prórroga
en 2024 de las ayudas públicas contra la inflación, las tiene que aprobar
un Gobierno y no es seguro que lo vayamos a tener antes de final de año. En caso de no poderse prorrogar a tiempo,
los efectos serían muy perjudiciales para los consumidores, autónomos y
empresas. Sólo la
factura de la luz subiría un 26% en 2024 (16 euros más al mes ya en el
recibo de enero) si no se prorrogan los recortes del IVA (del 21 al 5%) y del
impuesto sobre la electricidad (del 5 al 0,5%) más la supresión del impuesto de
generación eléctrica (7%), en vigor desde mediados de 2021 hasta diciembre de
2023. Y otro tanto pasaría con muchos alimentos
y los costes de los transportistas. Pero
si hay Gobierno a tiempo, tendrá un problema adicional: se ha
comprometido con Bruselas a bajar el déficit al 3% en 2024 y eso puede
obligar a recortar las actuales ayudas contra la inflación.
Respecto a “la excepción ibérica” en el mercado eléctrico (un tope al
precio del gas en la generación de electricidad, implantado en junio de 2022 y que ha permitido ahorrarnos
5.000 millones de euros en el recibo sólo en el primer año),
no va a ser fácil que la Comisión Europea apruebe una nueva prórroga para 2024.
Además, no avanza la reforma del mercado
eléctrico europeo que pueda ayudar a reducir las subidas de la luz. Estaba
previsto que se avanzara en este semestre de presidencia española, pero las
posiciones están muy distantes. Si no hay reforma ni excepción ibérica”,
veremos grandes subidas del recibo en 2024,
aunque serían más “suaves” al haberse aprobado un
nuevo recibo de la luz (entrará
en vigor el 1 de enero), con más peso de las compras a plazo frente al mercado
diario.
En definitiva, que la
inflación sigue ahí, mejor que el año pasado y que en la mayoría
de Europa pero peor que hace unos meses.
Y con el
temor de que repunte más este otoño y hasta el verano próximo, por
culpa de la energía y los alimentos, muy sensibles a los conflictos
geopolíticos y a la crisis climática. Así que habrá que seguir comprando con cuidado y recortando algunos gastos, ya
que los salarios suben poco. Y esperar que haya nuevas medidas contra la
inflación, que nos ayuden a llegar a fin de mes. Es lo que hay.
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