jueves, 6 de julio de 2023

Más tarjetas y Bizum, menos dinero

Con el verano, se dispara el gasto. Usamos menos el dinero en efectivo y más las tarjetas, el móvil y los pagos con Bizum. Las compras con efectivo son mayoritarias en España, pero se paga menos con dinero (65% operaciones) que antes de la pandemia (83,2%). Eso se debe al auge de las compras electrónicas y al aumento de pagos con tarjeta (del 15 al 28%) y con móviles. En España tenemos 2 tarjetas por habitante (88 millones) y las compras pagadas con plásticos superan los 233.000 millones de euros, el doble que en 2016. Y destaca el tirón de los pagos por móvil y, sobre todo, “los Bizum”, esas transferencias inmediatas que ya utilizan 23 millones de españoles. Todo apunta a que el dinero en efectivo perderá fuerza año tras año, triplicándose en el mundo los pagos electrónicos. Sobre todo a partir de 2030, cuando se generalicen las monedas digitales, entre ellas el euro. Pero ojo: el 82% de los españoles no quieren que desaparezca el dinero en efectivo.

Enrique Ortega

La pandemia cambió los hábitos de compra de los españoles, no sólo durante los meses de confinamiento sino también después, hasta hoy: se han duplicado las  compras online (del 8,4% en 2019 al 15,8% en 2022, según el Banco de España) y con ello han aumentado los pagos que no se hacen con dinero, sino con tarjetas, móvil o transferencia. El efectivo sigue siendo el rey de las compras, pero su peso ha caído en estos años, según la Encuesta Ipsos realizada entre abril y julio de 2022. Y los más jóvenes creen que su uso seguirá reduciéndose, mientras apuestan cada día más por las tarjetas y los pagos por móvil.

El dinero en efectivo lo utilizan a diario 3 de cada 5 españoles (el 64% de la población), según esta Encuesta Ipsos 2022, que revela que el 60% pagaron su última compra con dinero en efectivo. El 2º medio de pago son las tarjetas (las tienen el 88% de los adultos), que utilizan a diario para pagar 1 de cada 3 españoles (el 32% de la población), que utilizaron la tarjeta un 35% para hacer su última compra. El tercer medio de pago, ya a mucha distancia, son los dispositivos móviles de pago, que tienen el 23% de los españoles: los utilizan a diario el 7% de la población y así pagaron la última compra el 3,7% de españoles. Y luego está el Bizum, la plataforma para hacer pagos por el móvil, que ya tienen el 44% de los adultos y que utilizan diariamente para hacer pagos el 1% de españoles. Y todavía hay 2 medios de pago más, que no se utilizan diariamente de forma masiva: las plataformas de pago por Internet (tipo PayPal, PaysafeCard, Redsys…), que tienen el 16% de españoles, y las transferencias bancarias, que usan un tercio de españoles para hacer pagos no frecuentes.

Esta es la foto de las formas de pago ahora. Pero ha cambiado mucho respecto a 2019, a antes de la pandemia, según revela el estudio SPACE sobre los pagos en la zona euro en 2022, una encuesta europea del BCE, que analiza tres tipos de pagos. Primero, los pagos en comercios físicos: si en 2019, el 83,2% de las compras se hacían en efectivo, en 2022 han bajado al 65,6%, subiendo las operaciones con tarjeta del 15,3 al 28,3%. Y si atendemos a los importes pagados, se pagaba en efectivo el 64,8% del gasto y en 2022 ha bajado al 51%, mientras los importes pagados con tarjetas subían menos, del 30 al 36,8%. Y eso, por el aumento de los pagos con móvil y plataformas de pago (12,2% importes).

En los pagos entre particulares, el 2º pago analizado, la caída del efectivo es mayor: de hacerse un 90,9% de las operaciones con dinero en 2019 se ha bajado a un 71,4% en 2022, subiendo las operaciones con tarjeta, móviles y otros medios electrónicos. Por importes pagados entre particulares, el efectivo cae del 73,7% del total en 2019 al 54,6% en 2022, en beneficio de las transferencias (del 6,1 al 22,5% de los importes), el móvil (del 1,2 al 14%, el gran salto, gracias al Bizum), mientras caen otros (del 19 al 8,9%), según el estudio SPACE. Y el tercer pago analizado, los pagos recurrentes (recibos, alquileres, hipotecas, seguros, suscripciones, transporte…), apenas ha cambiado: el 77,5% de estos pagos periódicos están domiciliados en los bancos, abonándose sólo un 9,9% con tarjeta (generalmente los abonos de transporte y billetes) y un 6,7% por transferencia.

Como conclusión, los españoles siguen utilizando mayoritariamente el efectivo en sus pagos, pero con mucho menos peso que antes de la pandemia, en especial los más jóvenes (de 18 a 24 años, un 61,9% utilizan el efectivo, mientras los mayores de 55 años lo utilizan en el 70% de sus compras), los que tienen más formación y los que tienen más ingresos (los hogares con menos ingresos utilizan más el efectivo). En general, los mayores de 45 años, con menos formación e ingresos, utilizan más el efectivo para pagar y los menores de 35 años utilizan más las tarjetas y los móviles. Y además, en España se utiliza más el efectivo que en Europa: el 64% lo utilizan frente al 59% de media en la zona euro, aunque en todos los paises ha caído su uso: más en España (-19% de uso de efectivo entre 2019 y 2022)  que en el resto de Europa (-13% la reducción uso efectivo).

Un  resultado chocante de la Encuesta IPSOS es que los españoles son de los europeos que más apoyan el dinero en efectivo: un 82% están a favor de una sociedad con efectivo y un 88% consideran útiles las monedas y billetes. Casi la mitad apoyan el efectivo porque permite pagar con privacidad y anonimato, mientras otros valoran que previene de la exclusión financiera (los pagos digitales retraen a los más mayores y pobres), que nos defiende en casos de ciberataques y que es más ágil en caso de bloqueos en los pagos electrónicos. Y resulta llamativo que estén a favor de mantener el efectivo el 76% de los jóvenes (18-24 años) y el 86% de los mayores (más de 64 años, según Ipsos 2022.

Si el efectivo sigue siendo el medio de pago más usado es gracias a los cajeros automáticos, donde los españoles sacamos el 83% del dinero en efectivo, según el Banco de España. Otro 9,3% lo sacamos por ventanilla, en los bancos, aunque cada vez restringen más esta retirada de dinero, con horarios limitados y a veces cobrando comisiones. Y otro 6,3% del dinero se consigue de pagos de amigos, familiares y en el trabajo.

Los cajeros automáticos sufrieron un “boom” a principios de siglo, pasando de 44.851 a 61.714 cajeros en 2008, el máximo histórico. Pero luego con la crisis financiera, los bancos y Cajas los han ido recortando drásticamente, a 50.441 en 2014, 50.501 en 2019 y sólo 45.233 en 2022, una cuarta parte menos que en 2008. España tiene algunos cajeros más por habitante que la media europea (1,01 por 1.000 habitantes frente a 0,81 en la zona euro), pero el problema es que están muy mal repartidos, porque el recorte de cajeros se ha producido sobre todo en las zonas rurales. De hecho, la mitad de los municipios españoles, 4.007 pueblos donde viven 1,5 millones de personas no tienen cajero (y de ellos.3.20 municipios tampoco tienen banca móvil). Un problema que se concentra en Castilla y León (1.867 municipios, el 83% del total, no tienen cajero), la Rioja (falta en el 65% de pueblos), Aragón (59%), Navarra (53%), Castilla la Mancha y Cataluña (49% pueblos sin cajeros).

A pesar de este desplome en el número de cajeros (y su ausencia en media España), cada año se saca más dinero de los cajeros: se pasó de retirar 82.024 millones de euros en 2002 a un máximo de 116.555 millones en 2008, para bajar algo por la crisis hasta 2013 (109.223 millones), subiendo después hasta 125.188 millones en 2019, el récord histórico. Con la pandemia, las retiradas de dinero cayeron en 2020 y se recuperaron después, hasta retirarse 119.798 millones de euros de los cajeros en 2022, todavía menos que antes de la pandemia, según los datos del Banco de España. Eso sí, ahora los españoles van menos veces al cajero y sacan más, una media de 175 euros por operación. La mayoría no paga por sacar dinero (el 64%), un 9% sí y el 25,5% restante pagan alguna comisión ocasional.

El gran salto en los medios de pago lo han dado las tarjetas, cuyo número se ha disparado en las dos últimas décadas: de 45,80 millones en el año 2.000 pasamos a 76,40 millones en 2008 y a 85,61 millones en 2019, con máximos año tras año hasta 2022: 88,42 millones de tarjetas (más del doble que adultos), de las que 41,36 millones son tarjetas de crédito (menos que las 44,82 millones que había en 2008) y 47,07 millones son tarjetas de débito, que han crecido mucho (31,57 millones en 2008) porque se utilizan para sacar dinero en los cajeros y para pagos directos (no financiados con tarjetas de crédito).

El pago con tarjetas se ha disparado y son ahora el gran motor del consumo. Las operaciones de pago con “plásticos” han saltado de 991,5 millones a 1.985 millones en 2008, 3.045 millones de operaciones en 2016, 4.536 millones en 2019 y 7.390 millones de operaciones con tarjetas en 2022, un 63% más que antes de la pandemia (por el auge del comercio electrónico, sobre todo, y por la demora de los pagos), según la estadística del Banco de España. Y si vamos a los importes pagados con tarjeta, el salto es igual de espectacular: se pagan con tarjeta 46.828 millones en 2002, se duplicaron los pagos a 94.413 millones en 2008, se cuadruplicaron en 2019 (161.343 millones de euros) y en 2022 se han batido todos los récords históricos: 233.581 millones de euros pagados con tarjetas, 5 veces más que hace 20 años y un 45% más que antes de la pandemia. Y eso a pesar de que los bancos han subido las comisiones anuales por la tarjeta (exigiendo una alta vinculación por bajarlas) y que los tipos de interés que se cobran por las tarjetas “revolving”, las que permiten pautar los pagos mensualmente (como si se dispusiera de un crédito) superan el 20%...

Las transferencias como forma de pago se han estancado, básicamente porque tardan tiempo y porque hay comercios y particulares que no las quieren, además de que en muchos casos se pagan altas comisiones. Por eso, han ganado peso los pagos por móvil (tanto con la tarjeta en el móvil) como con plataformas de pago por Internet (PayPal y otras, con gran peso de Amazon Pay) y sobre todo Bizum, el popular sistema de pagos a través del móvil: nació en 2016, como una aplicación bancaria pionera en Europa, apoyada por 16 bancos españoles accionistas (ahora lo son 23 y lo aceptan 37 bancos) y tiene ahora 23 millones de usuarios en España. Primero lanzó los pagos entre particulares por móvil, en 2018 los donativos a ONGs y en 2020 los pagos en comercios adheridos, ya sea con una clave Bizum, con un código QR o con el envío de un enlace del comercio para realizar el pago. En 2021 se empezó a usar Bizum para Loterías y en 2023 se añade el pago de suscripciones. El objetivo es alcanzar este año los 25 millones de usuarios, llegar a 1.000 millones de Bizum entre particulares y 25 millones en comercios. Un avance imparable.

¿Cómo vamos a pagar en el futuro? Todo apunta a que habrá muchos más pagos electrónicos, con el móvil e Internet, y menos pagos con dinero en efectivo. La previsión es que los pagos electrónicos se tripliquen entre 2020 (1,03 billones de operaciones) y 2030 (3,02 billones de operaciones), según un estudio de la consultora PwC. El mayor salto en los pagos electrónicos se dará entre 2020 y 2025 ( de 1,03 a 1,88 millones de operaciones, +109%), aunque también crecerán entre 2025 y 2030 (de 1,88 a 3,02 billones, +76% de aumento). El mayor tirón de los pagos electrónicos se dará en Asia/Pacífico (de 494.00 millones 0 a 1,81 billones de operaciones entre 2020 y 2030, un +76%), seguida de África (de 59.000 a 172.000  millones de operaciones, +64%), un continente que pasará casi directamente del dinero a los pagos electrónicos, sin apenas usar el eslabón intermedio de las tarjetas. En Europa, el salto de los pagos electrónicos será menor (de 229.000 millones a 522.000, +39%) y lo mismo en EEUU (de 180.000 millones a 349.000, +35%).

El informe de PwC apuesta por varias tendencias en los medios de pago futuros: mayor inclusión financiera de paises y personas más pobres (el 80% tendrán móviles en 2025 y podrán hacer pagos digitales, frente a sólo un 69% de adultos en el mundo que hoy tienen una cuenta bancaria), más monederos digitales, más pagos internacionales no bancarios y, sobre todo, más monedas digitales: algunos paises las tienen ya (China o Barbados) y la mayoría las tendrá en esta década, con el euro digital previsto para 2026. Eso sí, a cambio de una mayor digitalización de los pagos, se agravarán 2 problemas: más fraudes y ciberataques y menos privacidad de nuestros datos, cuya mayor utilización por los gigantes de Internet y las grandes empresas será el gran negocio de las próximas décadas.

En definitiva, que el dinero en efectivo va a perder cada vez más peso y hay paises que apuestan por su desaparición en una década, como Suecia, Noruega, Dinamarca, Paises Bajos, China o Corea del Sur, gracias a la irrupción de las monedas digitales y el auge de los pagos electrónicos. Pero el dinero tardará en morir y será muchos años la forma de pago más utilizada por los españoles, aunque ya son muchas las personas (sobre todo los más jóvenes) que salen de casa sin llevar dinero en el bolsillo. Adiós dinero, adiós.

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