lunes, 16 de diciembre de 2019

Menos nuevos jubilados y más mayores


El año 2019 termina con dos novedades en las pensiones: las nuevas jubilaciones han crecido menos que ningún año desde 2006 y los pensionistas se jubilan más tarde que nunca, a los 64 años y 5 meses. Se debe a una caída de las jubilaciones anticipadas y a que los nuevos jubilados esperan para no sufrir recortes. Con todo, la factura de las pensiones ronda los 10.000 millones mensuales y, aunque han subido los ingresos por cotizaciones, no llegan: en 2019, la Seguridad Social tendrá otro agujero de -17.109 millones, similar al de los 4 años anteriores. El déficit hace acuciante la reforma de las pensiones, pero sobre todo este dato, fruto de la caída de nacimientos al nivel de 1941: si hoy tenemos 3,26 personas en edad de trabajar por cada mayor de 65 años, en 2050 serán sólo 1,24 activos por 1 mayor, según la OCDE. Eso obliga a atemperar el gasto en pensiones y buscar más ingresos. Urge pactar una reforma en 2020.

enrique ortega

En España hay muchos pensionistas, 8,88 millones (1 de cada 5 españoles), pero 2019 ha sido el año en que menos han crecido desde 2015: sólo crecieron en 76.189 hasta finales de noviembre (8.882.933 pensionistas), mucho menos que en todo 2018 (+101.037), según los datos de la Seguridad Social. Y lo mismo ha pasado con el número de pensiones: han crecido en 87.990 hasta noviembre (9.784.262 pensiones), mucho menos que en todo 2018 (+114.502). Y las pensiones de jubilación, que suponen dos tercios de todas las pensiones, han crecido sólo en 76.751 hasta noviembre (6.076.942), un aumento del 1,65%, el más bajo desde 2015 y 2009.


Las pensiones y pensionistas crecen menos porque en 2019 se han solicitado menos pensiones nuevas que en años anteriores: 476.364 nuevas pensiones hasta noviembre, un 5,22% menos que el año pasado (+586.286 nuevas pensiones en todo 2018) y la mayor caída en la solicitud de pensiones desde 2006. Esto se debe, sobre todo, a que han caído las jubilaciones (256.000 hasta noviembre frente a 328.000 en todo 2018), un -8,20%, la mayor caída desde 2006, aunque también las solicitudes de pensiones de viudedad (114.523 hasta noviembre frente a 135.000 en todo 2018), un -3,24%, y las de orfandad (-0,50%), mientras crecen pensiones por incapacidad permanente (+2,65%), según la SS.


Hay menos jubilaciones porque han caído sobre todo las jubilaciones anticipadas, que son ahora el 40% del total: si en 2018 se jubilaron 141.093 personas con menos de 65 años, en 2019 se han jubilado (hasta finales de noviembre) 102.345. Las otras jubilaciones “normales” (con 65 años y más), que suponen el 60% del total, también han caído pero menos: de 187.066 en todo 2018 a 153.692 hasta finales de noviembre de 2019, según la SS. 


La razón de que crezcan menos las pensiones, los pensionistas y los jubilados es triple. Por un lado, en diciembre de 2018 hubo una avalancha de jubilaciones anticipadas, porque muchos españoles temían que no se prorrogaran las condiciones ventajosas para jubilarse que había hasta el 1 de enero de 2019. El 28 de diciembre, tres días antes del fin de año, el Gobierno Sánchez aprobó la prórroga, pero ya muchos se habían jubilado anticipadamente. Por otro lado, en marzo de 2019, el Gobierno Sánchez aprobó otro decreto por el que ampliaba y mejoraba el subsidio a los parados de más de 52 años (antes 55), con lo que más de 100.000 parados mayores podían seguir trabajando hasta llegar a la edad legal de jubilación (antes, se les obligaba a jubilarse anticipadamente). Y en tercer lugar, muchos mayores esperan a jubilarse a los 65 años para no sufrir recortes en la pensión.


Además, muchas empresas no tienen prisa por jubilar a sus trabajadores, aunque desde diciembre de 2018 pueden obligarles a jubilarse al llegar a la edad legal (en 2019: 65 años para los que han cotizado 36 años y 9 meses o más y 65 años y 8 meses para el resto). Pero para aplicarlo, antes debe incluirse en convenio y muchas empresas no lo han hecho, también por la reticencia de los trabajadores, que, si están bien, prefieren seguir trabajando antes que jubilarse y perder un 12% de su sueldo (o más, por pluses e incentivos).


Por unas cosas o por otras, el aumento de pensiones y pensionistas es menor y se han reducido las jubilaciones anticipadas, como pretendía la reforma de pensiones aprobada por Zapatero en 2011. Eso explica también el otro cambio de 2019, que los nuevos pensionistas se jubilan más tarde, más mayores: la edad real de los jubilados en 2019 ha sido de 64 años y 5 meses, casi dos meses y medio más mayores que en 2018, la edad más elevada en que se han jubilado nunca los españoles (al menos desde 2005 en que existen registros), según la Seguridad Social.  Los datos revelan que las mujeres se jubilan más tarde (64 años y 11 meses) que los hombres (64 años y 1 mes), debido a que tardan más en cumplir los requisitos y porque sus pensiones son un tercio más bajas. Y la edad real de jubilación también varía por ramas de actividad: la más baja se da en la minería (57 años y 10 meses) y la más alta en los autónomos (65 años y 9 meses), también porque cotizan menos y su pensión final es más baja (además, los autónomos no pueden jubilarse anticipadamente).


A pesar de que haya menos pensiones nuevas, el gasto en pensiones sigue subiendo y en noviembre, la factura ha batido otro récord histórico: 9.784,26 millones de euros, un tercio más que en 2009 (pagar las pensiones costaba 6.537 millones), aunque el aumento del gasto es sólo del 1,13% anual, el más bajo de los últimos ejercicios. Y eso, porque está haciendo efecto la reforma de las pensiones de 2011, que pretendía “frenar el gasto”.

La factura de las pensiones crece porque hay más pensiones que pagar (aunque crezcan menos), con una revalorización del 1,6% (y el 3% las mínimas), y porque los nuevos pensionistas tienen derecho a pensiones más altas. Pero las nuevas pensiones de jubilación bajan desde 2015, por efecto de la reforma de pensiones de 2011: si en 2008, la pensión nueva de jubilación fue de 1.051,70 euros y subió a 1.202,07 en 2011 y a 1.392,44 en 2015, cayó en 2016 (por el aumento de jubilaciones anticipadas y el mayor cómputo de años de cotización), a 1.332 euros (-0,79%), en 2017 a 1.318 euros (-1,04%), en 2018 a 1.311,23 euros (-0,55% y más en 2019, a 1.305,62 euros en octubre (-1,82%), según los datos de la Seguridad Social. Con esta menor subida, la pensión media de jubilación que se paga (viejas y nuevas) es de 1.142,67 euros al mes, aunque hay muchas diferencias por regiones: 1.236,91 euros se pagan en el País Vasco, 1.173 en Asturias y 1.169 en Madrid, frente a 828,73 euros en Extremadura, 845,12 en Galicia, 876,90 en Murcia y 891,55 euros en Extremadura. Es el fruto de sueldos y contratos diferentes en sectores distintos.


Al final, aunque el gasto en pensiones crezca ahora menos, eso no arregla el déficit de la Seguridad Social, porque los ingresos por cotizaciones son insuficientes, aunque otra novedad de 2019 es que han crecido más que nunca desde 2008: un +8% de enero a octubre (103.203 millones ingresados por cotizaciones), gracias a que este año han subido algo más los salarios, mucho el salario mínimo (+22,3%) y también el empleo, a la vez que el Gobierno Sánchez subió algunas cotizaciones y a los autónomos.

Pero esta mejora de cotizaciones es insuficiente y el Gobierno comunicó a Bruselas en octubre que espera un déficit de la Seguridad Social de -17.109 millones en 2019, casi como el de 2018 (-17.369), 2017 (-16.775 millones) y 2016 (-17.720 millones). Y será ya el 10º año consecutivo de déficit de la SS, un “agujero” acumulado de -118.000 millones de euros desde 2010, tras 11 años de superávit continuo desde 1999 (ver gráfico). Para “tapar” estos déficits continuados, los Gobiernos han tirado de la hucha de las pensiones (de 66.815 millones en 2011 quedan ahora sólo 1.500 millones) y han hecho distintos préstamos del Tesoro a la Seguridad Social, que cerrará el año con 54.833 millones de deuda


La situación de las pensiones es preocupante, porque año tras año generan un abultado déficit, que hay que financiar. Pero el problema se va a agravar en las próximas décadas, a partir de 2027, cuando se jubilen las generaciones del “baby boom” (nacidas entre 1960 y 1975). La consecuencia será que los 9,88 millones de pensiones actuales se convertirán en 15 millones de pensiones para 2050. Y será todavía más difícil pagarlas que hoy, porque la población joven se reduce (el número de nacimientos en la primera mitad de 2019, 170.074 niños, ha sido el más bajo desde 1941, según el INE) y el empleo no crecerá tanto como los mayores, no superará los 20 millones de españoles trabajando para 2050 (hoy hay 19,87), según estima la Comisión Europea.


Consecuencia: el problema de las pensiones en España se va agravar en las próximas décadas, según alertó la OCDE a finales de noviembre con este dato: si hoy, en España hay 30,6 mayores de 65 años por cada 100 españoles en edad de trabajar, en 2050 habrá 77 mayores por cada 100 activos. A lo claro: si hoy tenemos 3,26 españoles en edad de trabajar por 1 mayor de 65 años, en 2050 habrá sólo 1,29 activos por cada pensionista. Y así no salen las cuentas. El tema es tan serio que España será en 2050 el 2º país del mundo con peores cuentas, sólo detrás de Japón (tendrá 1,28 activos por mayor), según el informe “Panorama de las pensiones 2017”, que analiza 40 paises. En Europa, en 2050 estarán casi tan mal como nosotros (muchos viejos y pocos trabajando) Grecia (1,36 activos por mayor), Portugal (1,37) e Italia (1,38). Y mejor, Reino Unido (2,08 activos por mayor), Francia (1,91) y Alemania (1,69), con una media europea de 1,79 activos por mayor de 65 años (UE-28), según la OCDE.


El dato es espeluznante y debería obligar a nuestros políticos a acelerar la reforma de las pensiones, aunque no parecen tener prisa. Pero indica claramente que la reforma es urgente y que no basta con retoques. Hay que actuar en varios frentes: fomentar la natalidad (conseguir al menos 100.000 nacimientos más al año en una década), aumentar el empleo (tenemos1,8 millones menos de personas trabajando que la media de empleo en Europa), mejorar salarios e ingresar más por cotizaciones (aumentando algo todas y subiendo las de los sueldos altos y las de los autónomos, que cotizan poco en España, como denuncia el informe de la OCDE) y dedicar una parte de los impuestos (recaudando más) a pagar las pensiones. Pero aún con todas esas medidas, es obligado proponer otra que no gusta a nadie: “atemperar” el gasto en pensiones, lo que obliga a contener y moderar las pensiones iniciales y a subirlas poco (salvo las mínimas), dado que ahora se van a tener que pagar durante 22 años o más (la gente vivirá hasta los 88 años y más). Y si no lo hacemos, el problema lo tendrán nuestros hijos y nietos.


El último informe de la OCDE refleja un problema del que nadie quiere hablar, pero que es un hecho: comparativamente, las pensiones en España son más altas que en la mayoría de paises. El dato de la OCDE es concluyente: las pensiones suponen aquí de media (para un trabajador con un salario medio y carrera laboral completa, no para los muchos “precarios”) el 84,3% del último salario que cobraba, frente a un 63,5% de media del último salario que suponen en Europa (UE-28) o el 58,6% de media en los 36 paises de la OCDE. Sólo en Turquía (93,8%), Italia (el 91,8% del último salario), Austria (89,9%), Portugal (89,6%) o Hungría (84,3%) la pensión es más “generosa” que en España, siendo peor en Holanda (80,2%), Francia (73,6%), Dinamarca (70,9%), Bélgica (66,2%), Suecia (53,4%), Alemania (51,9%), Grecia (51,5%), EEUU (49,4%), Japón (36,8%), Polonia (35,1%) y Reino Unido (28,4% del último sueldo).


En definitiva, que si pensamos que las pensiones españolas son bajas (muchas lo son: un tercio reciben menos de 650 euros al mes), es porque hemos cotizado por sueldos bajos, ya que el sistema es más generoso que en la mayoría de Occidente. Otro dato lo corrobora, este de la española FEDEA: los que cotizan 37 años se pagan con ello 13,2 años de la pensión media. Así que si viven más y cobran 8 años más de pensión (21-22 años, la media), son años que cobran sin haber cotizado por ellos


No se trata de recortar las pensiones sino de que el gasto crezca menos, para asegurar que el sistema no quiebre en el futuro. Eso implica un conjunto de medidas para “atemperar” el gasto en pensiones: aumentar la edad “real” de jubilación (de los 64 años y 5 meses actuales a 67 o 68 años, como plantea la OCDE y muchos expertos), computar más años de cotización (de los 25 años previstos para 2017 a 35 años primero y luego toda la vida laboral) y frenar más las jubilaciones anticipadas. Todo ello rebajaría algo las nuevas pensiones, pero se trataría de asegurar un mínimo y luego revalorizarlas “lo posible”, sabiendo que hay que pagarlas durante 22 años y más. Y en paralelo, conseguir más ingresos, por cotizaciones e impuestos, sobre todo para asegurar unas pensiones mínimas dignas. 


La clave es recortar el déficit actual y mejorar las cuentas a medio plazo, para que el gasto no colapse el sistema y aseguremos las pensiones de las futuras generaciones, no sólo las nuestras. Hacer las cuentas (sin demagogias) para ver cuánto se puede ingresar y cuánto pagar, con equidad y solidaridad entre generaciones. No pensar sólo en subir las pensiones actuales y “el que venga detrás que arree”. Urge pactar una reforma de las pensiones que valga al menos hasta 2050. Y, como pasa con el Cambio Climático, hay que actuar cuanto antes y con rigor, porque cuanto más se tarde en enderezar el sistema, más duros serán los ajustes. Salvemos las pensiones, no sólo las nuestras, sino las de nuestros hijos y nietos. Es una de las grandes tareas de España en 2020.

2 comentarios:

  1. Bueno y completo el artículo; me gustaría, Javier, que me digas cuántos españoles mayores de 65 años en estos momentos no cobran pensión de jubilación por una u otra circunstancia (yo soy uno de ellos)

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    1. En España hay 9.087.309 mayores de 65 años. Si sabemos que el 80% de las pensiones las cobran mayores de 65 años (7.801.140) y estimamos que el 80% de los pensionistas son mayores de 65 años, nos sale que hay 7.106.346 pensionistas mayores de 65 años. O sea que hay CASI 2 millones de mayores de 65 años que no cobran pensión. De ellos, 1,4 millones son mujeres y 600.000 hombres. Es una estimación (creo que ajustada y correcta), porque no encuentro datos oficiales.

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