jueves, 26 de julio de 2018

EPA junio 2018: empleo histórico pero precario e insuficiente


Los datos de la EPA conocidos hoy han sorprendido: se crearon 469.900 empleos en el 2º trimestre,  un récord histórico, aunque la Semana Santa cayó en marzo. Y la tercera parte, entre mayores de 50 años. Dos buenas noticias que ocultan que sólo el 6,15% de los nuevos contratos hechos en 2018 han sido “decentes”, fijos y a tiempo completo. Y que todavía tenemos más del doble de paro que Europa y el triple de paro juvenil. Ahora, se espera que el empleo crezca algo menos en los próximos meses, como la economía. Y que no se recupere el empleo de 2008 hasta el año 2021 o 2022. Por eso es importante reanimar la economía y el empleo, con algo más gasto y déficit, aunque PP y Ciudadanos no lo apoyan. Y en paralelo, urge aprobar dos Planes de choque. Uno para los parados, porque la mitad no cobran nada. Y otro contra el empleo precario. El Gobierno anuncia que en agosto pondrá en marcha un Plan para inspeccionar a las empresas que subcontratan y el abuso de becarios, falsos autónomos, docentes, economía colaborativa y brecha salarial. Falta hace.


enrique ortega

El segundo trimestre suele ser bueno para el empleo, por el turismo y las tareas agrícolas, aunque este año era diferente porque la Semana Santa cayó en marzo. Pero se han roto todas las previsiones: esta primavera se crearon 469.900 empleos, según la EPA conocida hoy, la mejor cifra de la historia, muy superior a los empleos creados en los últimos años (+375.000 en 2º trimestre 2017 y +271.400 en 2016). El nuevo empleo se ha creado sobre todo en los servicios (+ 371.400), por el turismo y la hostelería, aunque también aumentó en la construcción (+63.400) y la industria (+46.400), cayendo en el campo (-10.200). Se ha creado más empleo entre los hombres (+ 244.300) que entre las mujeres (+225.500). Y lo más chocante: se ha creado sobre todo entre los mayores de 50 años (+160.300) y los de 30 a 40 años (+98.100 empleos. Por autonomías, ha crecido el empleo en todas, pero sobre todo en Baleares (+ 85.400), Andalucía (+64.700) y Cataluña (+57.200).

El problema, un trimestre más, es que el empleo creado es muy precario, aunque menos que en 2017: de los 10.829.878 contratos firmados entre enero y junio (una barbaridad, porque se hacen muchos para cada empleo), el 89,6% fueron temporales y un 10,4 % indefinidos (frente al 9,88% en todo 2017), según datos de Empleo. Y un 34,7% fueron a tiempo parcial, por horas, mientras el 65,3 % restante eran contratos a jornada completa. Con ello, sólo el 6,15% de todos los contratos firmados en 2018 han sido “normales”, fijos y a jornada completa, una precariedad que se arrastra desde 2009. Y ahora, un 26,8% de todos los trabajadores asalariados tienen un contrato temporal (la cuarta parte de los nuevos, por menos de 7 días), el porcentaje más alto de Europa, donde hay un 14,5% de trabajadores temporales. Y un 15 % de trabajadores tienen un empleo a tiempo parcial, el 60% porque no encuentran otro mejor.

La mejora del empleo ha permitido reducir el paro estimado en el segundo trimestre, en 306.000 personas, una rebaja algo menor a la de 2017 (-340.700 parados en primavera), porque han aumentado las personas que buscan trabajo (+163.900 activos).  Con ello, el número de parados baja a  3.490.100, según la EPA de hoy, y la tasa de paro se reduce al  15,28 %, la más baja en una década. A pesar de la mejoría, somos el 2º país de Europa con más paro (tras el 20,1% de Grecia) y tenemos más del doble de paro que el continente (7% de paro en mayo en la UE-28) y cinco veces el paro de Alemania (3,4%), según los últimos datos de Eurostat. Y lo peor es el paro juvenil, el de los menores de 25 años: en España afecta al 34,68 % de los jóvenes, frente al 15,1% en Europa (UE-28), el 31,9% en Italia, el 20,4% en Francia, el 11,5% en Reino Unido  o el 6,1% en Alemania.

El paro en España se concentra en las mujeres (son más de la mitad de los parados:1.816.200 , con una tasa del  17,08 %, frente al  13,72% de los hombres), los jóvenes (34,38 % de paro entre los menores de 29 años), los inmigrantes (22,3 % de paro) y los mayores de 50 años (el 13,2 % de paro, el triple que en 2007), donde ya hay  909.500  españoles mayores sin trabajo (y sin posibilidad de tenerlo la mayoría), según la EPA de hoy. Además, el paro se concentra también en 5 autonomías, que mantienen una tasa de paro “insoportable” superior al 20%: Ceuta ( 29,46 %), Melilla (27,96 %), Extremadura ( 23,85%),  Andalucía ( 23,09 %), y Canarias ( 20,06%), casi la media España pobre, que contrasta con el paro “casi europeo” de la España rica, Navarra ( 9,93% de paro), País Vasco ( 10,12% ) y la Rioja (10,68%). Y un dato esperanzador: se han reducido (-128.700) los hogares donde no trabaja nadie: son 1.113.000 hogares los que tienen a todos sus miembros en paro.

Pero quizás el dato más preocupante es que el paro se enquista y la mitad de los parados llevan más de 1 año sin trabajar, los llamados “parados de larga duración”: en junio de 2018 eran 1.780.100 personas, el  51% de todos los parados, según la EPA del segundo trimestre (en la UE-28 son el 43% de los parados). Y de ellos, 1.274.600 llevan ya parados más de 2 años y un millón largo más de 4 años sin trabajo, según un estudio de Fedea. De hecho, en las oficinas de empleo (SEPE) hay 668.432 parados apuntados desde hace más de 4 años, según los datos aportados por UGT. Son una enorme bolsa de “parados crónicos”, que tienen muy difícil volver a trabajar, porque están “fuera del mercado”. Y no sólo por su edad (un 70% de los que llevan parados más de 4 años superan los 50 años y dos tercios son mujeres) sino porque tienen poca formación: un 63% de estos parados de larga duración sólo tienen la ESO (o incluso menos) y eso les aleja aún más de poder ser contratados.

Mientras ven difícil recolocarse, el mayor problema de muchos de estos “parados viejos” es sobrevivir, porque tras tantos meses en el paro, se les ha agotado el subsidio en muchos casos. Y así nos encontramos con que más de la mitad de los parados EPA no cobran ya ningún subsidio de paro: en mayo de 2018, según los últimos datos de Empleo, sólo cobraban alguna ayuda 1.716.471 parados, el  49,18 % de los parados estimados (EPA). Y encima, de los parados que cobran, sólo algo más de un tercio (658.106 parados) cobran el subsidio contributivo de 810 euros al mes y los dos tercios restantes cobran un subsidio asistencial (de 6 a 12 meses) de sólo 430 euros mensuales. Los 1.773.629 parados restantes (el  50,82 % del total) no cobraban nada, ningún subsidio: cuando Rajoy llegó a la Moncloa, a finales de 2011, los que no cobraban ningún subsidio eran el 44,5% de los parados).

Esta rebaja en el número de parados que cobran alguna ayuda es algo buscado, tras los recortes aplicados en 2012 y después a las prestaciones por desempleo, para recortar el gasto y el déficit público. Así, el gasto en desempleo ha pasado de un máximo de 32.366 millones en 2009 a 17.397 millones que se gastaron en 2017, según la liquidación del Presupuesto. Y esa caída del gasto (-46,26%) no se corresponde con la caída del paro EPA en esos años (-559.800), que ha sido menor (-12,93%), con lo que ha caído el porcentaje de parados que no cobran y los que cobran reciben menos (810 euros mensuales  frente a 864 euros en 2011) y de forma muy desigual: en Baleares, los parados cobran 984,60 euros de subsidio frente a 696,30 en Extremadura y 784,60 euros en Canarias.

Esta baja cobertura de parados que cobran el desempleo provoca que casi la mitad de los parados españoles sean pobres: si en el conjunto de España, un 21,6% de las personas son “pobres” (ingresan menos del 60% de la media: ganan menos de 6.664 euros al año), entre los parados son pobres el 44,6% (ingresan menos de esos 6.664 euros anuales), según la última Encuesta de Condiciones de Vida 2017 del INE. Y además, el hecho de que la mitad de los parados estimados (EPA) no cobre ayudas les supone también que el Estado no cotiza por ellos a la Seguridad Social, lo que afecta muy negativamente a su futura pensión.

El Gobierno Rajoy preparó antes de irse una reforma para refundir las tres ayudas asistenciales a los parados (Renta activa de inserción, Plan Prepara y Programa de Activación para el Empleo) en una sola (Renta complementaria de Desempleo, RED), un cambio que perjudica al 75% de los parados, según los sindicatos. El nuevo subsidio a los parados de larga duración con cargas familiares se ha retrasado, con el Presupuesto 2018, hasta el 5 de julio y los sindicatos critican que es muy “restrictivo”, porque la familia del parado necesita ingresar menos de 1.060 euros al mes para que él pueda recibirlo (y sólo durante 6 meses). Además, UGT y CCOO denuncian que el nuevo subsidio deja fuera a 42.000 parados de larga duración que ahora no pueden recibirlo. El nuevo Gobierno Sánchez está negociando con autonomías y agentes sociales una solución para que estos parados sigan cobrando y aprobarla el 3 de agosto.

Tras los datos de primavera, se espera un verano bueno para el empleo y que crezca menos  en otoño, para cerrar 2018 con una menor creación de empleo que en 2017, dado que la economía también va a crecer menos (2,7% frente a 3,1% en 2017). Así, frente a los 490.300 empleos creados en 2017, la previsión del nuevo Gobierno Sánchez es crear 456.000 nuevos empleos en 2018 y 439.000 empleos más en 2019. Eso significa que España no recuperaría el empleo de antes de la crisis (20.646.000 ocupados en junio de 2008) hasta dentro de tres años, hasta diciembre de 2021 (20.653.000 ocupados), según la última previsión del Gobierno Sánchez. Habrán sido, pues, 13 años perdidos para el empleo. Y algunas otras previsiones, como la del profesor Josep Oliver, retrasan esa recuperación del empleo de 2008 un año más, hasta 2022.

Todo va a depender del panorama internacional en los próximos años, de si estalla o no otra crisis, motivada por el proteccionismo y la guerra comercial desatada por Trump, la subida del petróleo y, sobre todo, el impacto de la subida de los tipos de interés en Europa a partir de 2019, una medida que puede frenar drásticamente el crecimiento de países como España, con el Estado, las empresas y familias muy endeudados. Por todo ello, sería clave para recuperar más empleo el que España creciera más, que el Gobierno consiguiera reanimar la economía con más gasto y más inversión en 2019, algo que hoy parece imposible por el veto del PP y Ciudadanos a un mayor gasto, a esos 5.300 millones más de déficit que nos deja Bruselas. Y que España necesita para crear más empleo y reducir la brecha de paro con Europa.

Pero, al margen de que la “pelea política” deje o no gastar más en los próximos meses, el Gobierno y las fuerzas políticas deberían pactar dos Planes urgentes que necesita la economía española. El primero, un Plan de choque contra el paro, asentado en tres patas. Una, aumentar la cobertura de ayudas a los parados, mejorando las ayudas actuales y recuperando las ayudas a los parados de 52 a 55 años que quitó Rajoy en 2013, al margen de los ingresos de su familia. Dos, poner en marcha una estrategia de formación e incentivos a la contratación de los parados de larga duración, en especial los mayores de 50 años, las mujeres y los jóvenes. Y tres, una reforma a fondo de las oficinas de empleo (SEPE), dado que el 91% de los parados no recibe ningún servicio (sólo el 4,12% hace cursos) y ayudan a buscar trabajo al 2% de los parados, según un reciente informe de CCOO. Y eso implica no sólo tener más recursos y más medios (herramientas informáticas para ayudar a los parados), sino también más personal: cada empleado del SEPE atiende a 211 parados, frente a 105 en la UE-28, 73 en Francia, 48 en Alemania y 24 en Reino Unido.

La otra gran prioridad es un Plan contra la precariedad laboral, en dos frentes: lucha contra los abusos en la contratación temporal y combate al empleo a tiempo parcial injustificado (excesos de jornada y horas extras no justificadas). Hay que poner a la inspección de Trabajo a vigilar para combatir el empleo precario ilegal y no justificado, lo que requiere antes que nada aumentar la plantilla de funcionarios, que, tras los recortes hechos por el Gobierno Rajoy es hoy la más baja desde 2009: 1.800 inspectores y subinspectores, lo que da una media de 1 funcionario por 15.000 asalariados, el doble de trabajo que en Europa (donde hay un inspector por cada 7.300 asalariados). De momento, el Gobierno Sánchez ha dado un paso, al anunciar que en agosto pondrá en marcha un Plan de inspección que vigilará las subcontratas (las camareras de piso, las “Kellys”, y los vigilantes de seguridad), los falsos autónomos y becarios, la economía colaborativa (plataformas de Internet, como Glovo), los docentes que pierden el empleo en verano y los re-contratan en septiembre y la brecha salarial entre hombres y mujeres. Es un buen comienzo y no se entendería que políticos o empresas torpedearán este Plan por un empleo “más decente”.

Otro trimestre más, la EPA nos indica que se sigue creando empleo pero con mucha precariedad. Y que, con más del doble de paro que Europa, deberíamos volcarnos como país en crear más empleo y reducir el número de parados y su pobreza. Sigue siendo la primera preocupación de los españoles, según el Barómetro del CIS, aunque no de los políticos. Pero hay que avanzar en la lucha contra el paro, sin esperar a nuevas elecciones y Gobiernos. Tomar medidas ya, para que más parados cobren, para que más parados vuelvan a trabajar, para que la economía crezca más y haya más empleos. Esto es lo realmente importante, no las peleas políticas sin salida.

1 comentario:

  1. Muy interesante. Habría que incidir en las consecuencias que el perfil descrito tienen sobre el suicidio demográfico de España.

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