El 1 de julio
vuelve a cambiar el recibo de la luz:
nos cobrarán cada día el precio que tenga la luz en el mercado eléctrico, lo
que supondrá un tobogán de tarifas. Y será
imposible saber lo que vamos a pagar. Eso sí, nos dan la opción de pagar un precio fijo anual elevadísimo o contratar una tarifa plana mensual o anual y si consumimos
más, pagaremos la diferencia. Al final, quedamos en manos de un mercado
eléctrico que es un enigma y donde las
compañías pueden manipular precios,
por lo que ya se ha abierto un expediente. De hecho, ahora que van a quedar
libres, los precios se han duplicado
y pagaremos
la luz más cara este verano (quizás un 5%). Además, las eléctricas dejan de pagar el bono social y nos lo cargan a nosotros (210 millones). Así, pagando costes extras por todos
los lados, tenemos la tercera luz
más cara de Europa. Hay que exigir transparencia de una vez por todas.
enrique ortega |
Durante el primer semestre de 2014, hemos
pagado la luz con un sistema
provisional, establecido por
el Gobierno en diciembre, para salir
al paso del susto que nos dieron las eléctricas con la última subasta,
que fijaba un aumento de tarifas del 11,5%.
Industria intervino y fijó una subida
del 2,8%, estableciendo un precio fijo para la luz de enero a junio
(48,48 euros por Mwh). Al final, como la luz subió menos en el mercado durante
el primer trimestre, las eléctricas nos tienen que devolver
310 millones de euros, que nos llegarán con el recibo de junio
(unos 20 euros de media por usuario).
Y el Gobierno
dice que la luz también ha costado
menos que el precio fijado durante el segundo trimestre. Si es así, las eléctricas tendrán que hacernos otra
devolución más, quizás en agosto,
de otros 150 millones (otros 10 euros). Es un
dinero nuestro, unos 460 millones que hemos pagado de más por la luz estos seis
meses (las eléctricas le pueden haber sacado, al 4%, un “jugo” de 9 millones…).
Ahora, desde el 1 de
julio, cambia
el sistema para fijar la subida de la luz: el precio se establece cada
día, según la cotización del kilowatio en el mercado eléctrico
entre compañías (pool). El Gobierno quería que pagáramos el precio que tiene la luz cada minuto del
día, según cuando la consumimos. Pero
los contadores no están preparados: de los 27.8
millones de clientes, sólo 7,9 tienen instalados contadores inteligentes.
Pero resulta que sólo la tercera parte de
ellos (2,2 millones) permiten la lectura horaria a distancia. Al final, las
eléctricas tienen hasta
finales de 2018 para tener preparados todos los contadores, así que pagar la luz por horas tendrá que esperar.
Mientras, el Gobierno ha hecho “un apaño”: cruzará el precio medio diario de la luz en el mercado eléctrico con tres
perfiles de consumidores (normales, con tarifa nocturna y con coche
eléctrico) para “estimar” su consumo por
horas y facturar (se puede ver el precio diario por horas en esta calculadora de REE). Pero será una estimación media, que no
coincidirá con el consumo horario de cada uno de nosotros.
Este es el nuevo
sistema por el que pagarán ahora la luz la mayoría de usuarios, los 17 millones que tienen contratados
menos de 10 kilovatios y tienen tarifa
regulada (ahora se llama precio voluntario pequeño consumidor, PVPC). Pero el usuario tiene dos
opciones más para pagar la luz.
Una, contratar una tarifa de precio fijo
en el mercado regulado: las eléctricas tienen obligación de ofrecerles una tarifa
fija anual, según su nivel de consumo. Pero se han cubierto en salud y es altísima, para “no pillarse” y disuadir al usuario:
está entre 701 y 723 euros para un consumo de 3.000 kilovatios (ver
tarifas Web CNMC), unos 100
euros más de lo que saldría recibo a recibo. Y además, cobran una penalización si se rescinde antes del año. La otra
opción, la que buscan las eléctricas, es que
el usuario se pase al mercado libre, no regulado. Aquí ofrecen tarifas
planas, por meses o años (como en el teléfono): una cantidad fija a
pagar y si nos pasamos de consumo, nos cobran
aparte (y mucho) el consumo extra. Ojo a estas dos alternativas, porque tienen
mucha letra pequeña (la Comisión de la Competencia les
investiga por “publicidad engañosa”)
y salen más caras.
Volviendo al nuevo
sistema de precios regulados, que cobra
la luz por lo que cuesta cada día, tiene un problema de fondo: el
mercado eléctrico es muy volátil: el español es el que
tiene más altibajos en Europa y en
2013 tuvo días con la luz a 90 euros Mwh y días con precio cero. Y además, las eléctricas influyen mucho en el precio,
al poner en marcha o parar unas u otras
centrales. Precisamente, la Comisión de la Competencia ha abierto un expediente
a Iberdrola por “presunta
manipulación de precios” en diciembre. Y curiosamente ahora, cuando los precios van a liberalizarse, el mercado eléctrico
lleva un mes subiendo el precio de la
luz, que se
ha duplicado entre abril (26,44 €Mwh) y junio (52 €Mwh). Y el mercado
de futuros augura que la subida
seguirá en julio agosto y septiembre, con un precio estimado de 54,53 €Mwh,
un 12,5% de subida sobre el precio
fijado por el Gobierno para el primer semestre.
O sea que, ahora que
dejan que el mercado fije “libremente” el precio diario de la luz, ese mercado
sube
sin parar.
¿Casualidad? Dicen
que es porque hay menos electricidad
de origen hidráulico (no llueve) y eólico
(más barata) y porque las renovables, al recortarles el Gobierno las ayudas,
producen ahora luz más cara. Sea por lo que sea, el caso es que las eléctricas nos van a cobrar más cara la
luz: si se mantienen estas subidas en el mercado (el precio repercute un
40% en el recibo), la luz nos
subiría un 5% entre julio y septiembre.
Y eso sería lo que sube el
coste de producir electricidad, que es sólo
una
parte del recibo (37,48%). En febrero subió ya la
parte fija de la factura, lo que
se paga por la potencia instalada (que ahora supone un 60% del recibo,
cuando hace un año suponía el 35%). Eso significa que, al margen de lo que nos
suban por consumo, estamos pagando mucho más
por tener el contrato, consumamos
o no. Y también pagan más este
año los 2,5 millones de familias que tienen el bono
social: se les cobra ahora una
cuota fija y se les reducen los descuentos.
Además, queda por ver lo que nos sube el
Gobierno antes de fin de año la
otra parte del recibo (un 41,14%
que va a pagar transporte, comercialización y subvenciones, siendo el 21,38% restante del recibo los impuestos).
En esta parte, el Gobierno nos va a
cargar el coste del bono social (ha
pasado desapercibido): 221
millones que hasta ahora pagaban las eléctricas pero que, como ganaron
el recurso en el Supremo, ya no tienen que costear y que ahora pagaremos todos con el recibo (nos
sale unos 15 euros anuales).
Así que en los
recibos del verano pagaremos
más cara la luz, por unas y otras cosas. Y aunque este año 2014 podría cerrarse con una escasa subida o incluso bajada (tras la rebaja de la primera
mitad del año), la luz ha subido ya un
60% desde 2007 y los consumidores pagamos
la tercera luz más cara de Europa (tras Irlanda y Chipre, dos islas): el
precio medio de 2013 fue de 0,1752 €/kW frente a 0,1370 €/kW en la UE-28, según
Eurostat. O sea, que pagamos la
luz doméstica un 27,8% más cara. Y las
empresas
españolas, un 20% más que las alemanas. Moderamos los salarios
para que nuestras empresas compitan mejor y
ese sacrificio se lo come la luz (y
los gastos
financieros de los créditos, también más altos en España).
Pagamos la luz más
cara porque el mercado
no funciona bien (las eléctricas
cobran más de lo que deben por los kilovatios que producen con las
centrales hidráulicas y nucleares, un precio garantizado por Aznar
en 1997), porque pagamos
muchos costes extras (subvenciones al transporte, a la distribución, a
las grandes industrias, al pago del déficit
de tarifa, al uso del carbón, al parón nuclear, a las renovables, al bono
social…) y porque tenemos el doble de
centrales de las necesarias (sobran
casi todas las centrales de gas,
que estamos pagando en el recibo sin que apenas funcionen). Un desmadre
al que el Gobierno no quiere poner coto,
porque sería recortar ingresos a las poderosas
eléctricas, las
más rentables de Europa. Y mientras, nosotros pagamos de más en el recibo, sea con el sistema que sea.
Así que estamos en las
mismas, aunque el sistema y el recibo cambie: pagamos
la luz más cara de lo que cuesta. Sólo hay una solución: hacer una auditoría
de costes transparente,
recortando unos a las eléctricas y pasando otros al Presupuesto y no al recibo.
Si no, seguiremos pagando de más. Y ahora además, un precio distinto cada día. Doble locura.
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